Debate hist¨®rico: dos presidentes buscaban un ¡®knockout¡¯, pero solo ofrecieron un espect¨¢culo penoso
La ofensiva de Trump estuvo principalmente dirigida a mostrar a Biden como un anciano senil y corrupto, proyectando sobre ¨¦l sus propias falencias
Quienes esperaban que el primer debate presidencial entre Joe Biden y Donald Trump fuera una lucha de dos pesos pesados en busca de un knockout no pueden haber quedado m¨¢s decepcionados. En lugar de eso encontraron al narcisista patol¨®gico de siempre (Trump) disparando una metralla de mentiras y a un pol¨ªtico veterano bien entrado en el ocaso de su carrera (Biden). En vez de presenciar una pelea a la altura por la llamada ¡°oficina m¨¢s poderosa del mundo¡±, vieron un pugilato a ratos infantil entre un anciano balbuciente y un delincuente convicto incapaz de asumir la m¨ªnima responsabilidad por delitos que incluyen ataques contra mujeres, estafas varias y un intento de golpe de Estado. Dicen que los debates no importan, este vino a cambiar esa creencia.
Desde el inicio el espect¨¢culo fue penoso. No hab¨ªan pasado 15 minutos cuando un Biden de voz casi inaudible y quebrada, se congel¨® perdiendo el hilo discursivo al hablar del programa de seguro complementario (Medicare). Fueron segundos eternos muy vergonzosos de presenciar y que auguran un futuro muy tortuoso para su candidatura. Podr¨ªan incluso precipitar su abrupto fin pol¨ªtico si los dem¨®cratas asumen que lo m¨¢s responsable es pedirle retirarse. Esto ser¨ªa sin duda una victoria clara para su rival. Pero tal vez sea el ¨²nico chance de derrotar su aspiraci¨®n de retornar a la Casa Blanca.
Trump, a su vez, sali¨® al ruedo proclamando una mentira tras otra como un disco rayado. La primera de ellas es que Estados Unidos es un pa¨ªs invadido por delincuentes y enfermos mentales por causa de las pol¨ªticas migratorias de Biden. Pero nadie se enga?e: el pa¨ªs de Trump es el mismo que dibuj¨® al lanzar su candidatura en 2015 y que termin¨® de perfilar en su discurso inaugural en 2017: una naci¨®n consumida por la anarqu¨ªa y la violencia criminal, un pa¨ªs tomado por los bad hombres y al cual solo ¨¦l puede rescatar limpi¨¢ndolo de inmigrantes indeseables. Es el mismo Trump de siempre: un showman desbordante de ego y lugares comunes, sin sustancia e incapaz de ir m¨¢s all¨¢ de sus exageraciones incendiarias o sus vagas y delirantes promesas de grandeza para articular propuestas coherentes y acordes con la complejidad de Estados Unidos.
En la otra esquina del escenario, Biden trastabillaba en casi todas las respuestas equivoc¨¢ndose al pronunciar cifras astron¨®micas que iban de los millones a los billones y trillones y de vuelta, lo que dejaba confundido a cualquiera que lo o¨ªa. Pero uno de los problemas m¨¢s serios del debate no eran los candidatos, sino la ausencia de una verificaci¨®n instant¨¢nea que permitiera a los moderadores llamar la atenci¨®n sobre las m¨²ltiples mentiras que propalaba Trump.
Antes de la pausa a la mitad del debate, las redes eran un hervidero de memes y mensajes evaluando las primeras impresiones. Se sab¨ªa ya que Biden hab¨ªa comenzado con el pie izquierdo. El debate continu¨® cuesta abajo en el contexto de reglas nuevas que sin duda perjudicaron m¨¢s al presidente que a su enemigo ac¨¦rrimo.
Aunque los moderadores de CNN, Jake Tapper y Dana Bash, siguieron una agenda que iba de la situaci¨®n econ¨®mica y el aborto a las guerras en Ucrania y Gaza; del retiro de tropas de Afganist¨¢n al intento de golpe de estado de Trump y los MAGA el 6 de enero de 2021, fueron 90 minutos de un intercambio sin brillo.
Biden intentaba mantener un discurso basado en hechos y datos que le permitieran recalcar sus logros y ¨¦xitos. Es cierto que tuvo momentos de lucidez y picos de energ¨ªa. Inclusive, se permiti¨® llamar directamente a Trump mentiroso y criminal convicto con la moral de un gato callejero y le sac¨® en cara que se hab¨ªa acostado con una actriz porno mientras su esposa esperaba un hijo. Pero su actuaci¨®n era tan descosida y desangelada que estos golpes hicieron poca o ninguna mella en su rival.
A su vez Trump dej¨® claro que su gran ventaja en la contienda era la carencia total de escr¨²pulos. Cu¨¢ndo se le pregunt¨® sobre la guerra de Ucrania, su mejor idea fue decir: ¡°Putin nunca hubiera invadido Ucrania si yo hubiera sido el presidente¡±.
La ofensiva de Trump estuvo principalmente dirigida a mostrar a Biden como un anciano senil y corrupto, proyectando sobre ¨¦l sus propias falencias. Y, de hecho, por momentos logr¨® ponerlo a la defensiva. Una y otra vez Trump aprovech¨® las cr¨ªticas que le hac¨ªa su rival para exculparse del diluvio de cargos en su contra afirmando de manera rotunda que ¨¦l no ha hecho nada incorrecto y que es una v¨ªctima de un sistema ama?ado. Seg¨²n una estad¨ªstica del The New York Times, Biden pas¨® 12 minutos y 52 segundos de los 36 que habl¨® atacando a Trump, mientras que el candidato republicano le dispar¨® 18 minutos y cuatro segundos de los 41 que ocup¨®.
El momento m¨¢s bajo del debate, sin embargo, aconteci¨® cuando los contrincantes se enfrascaron en una comparaci¨®n de su calidad como jugadores de golf. Fue all¨ª cuando se mostraron como muchachos de escuela peleando por demostrar qui¨¦n ten¨ªa un mejor h¨¢ndicap.
No hay duda de que se trat¨® de un debate hist¨®rico, pero por las peores razones.
Antes de concluir, ya era evidente que Biden hab¨ªa perdido en el performance, independientemente de que sus respuestas hayan tenido m¨¢s contenido.
A las 10:27 minutos, el columnista del Times, Nick Kristof, ya hab¨ªa enviado un mensaje en la red social X llamando a Biden a reflexionar y abandonar la carrera presidencial. Ian Bremmer, otro comentarista respetado, concluy¨® que el encuentro era simplemente una gran derrota para Biden. A partir de esa hora no pararon de llover las peticiones de que se retire. La ex senadora dem¨®crata por Missouri, Claire McCaskill fue demoledora en el canal por cable MSNBC: ¡°?l [Biden] ten¨ªa que hacer una cosa, asegurar que a su edad puede con el trabajo y fall¨® esta noche¡±.
Eso es todo lo contrario a lo que Biden logr¨® en el discurso de la uni¨®n el 7 de marzo, hace menos de cuatro meses, cuando apareci¨® fuerte, alerta y asertivo, capaz hasta de improvisar y hacer chistes frente a una bancada republicana hostil. Biden mismo se defendi¨® despu¨¦s del debate diciendo que tiene gripe y que es dif¨ªcil debatir con un mentiroso. Pero ya el mal estaba hecho.
Las reacciones de los votantes frustrados con la oferta de candidatos fueron tambi¨¦n duras y tajantes, pero quiz¨¢s m¨¢s equilibradas. La cadena de televisi¨®n NBC entrevist¨® a un panel de electores en Phoenix, Arizona. Uno de los miembros era una mujer de mediana edad que dec¨ªa estar asombrada y frustrada por lo que acababa de ver. Refiri¨¦ndose al cotejo golf¨ªstico, se quej¨® de que no parec¨ªan dos presidentes sino dos ni?os de primer grado.
En la sede del debate en Atlanta, el equipo de Trump lo declar¨® ganador. En CNN, Chris Wallace, uno de los decanos del periodismo televisivo, coment¨® que la actuaci¨®n de Biden era ¡°un accidente de carro en c¨¢mara lenta¡±, aludiendo a todas las advertencias que hab¨ªan recibido los dem¨®cratas sobre la debilidad f¨ªsica y la falta de forma de Biden. Y, de hecho, esa es la conclusi¨®n m¨¢s evidente del debate: Biden ha sido superado por la edad y no se encuentra lo suficientemente apto para la enorme demanda de vigor f¨ªsico y mental que exige dirigir la naci¨®n m¨¢s poderosa del planeta.
Sin embargo, es necesario sacar otra conclusi¨®n: el debate fue una cruda muestra de la ineptitud de ambos candidatos. Es equivocado creer que el declive de Biden hace m¨¢s apto o mejor a Trump. El expresidente fel¨®n es la amenaza m¨¢s grande que existe hoy para la democracia estadounidense y, por extensi¨®n, la democracia en el mundo. Sin entrar en p¨¢nico ante lo que est¨¢ por delante, el partido dem¨®crata debe actuar de manera responsable y encontrar de inmediato al mejor sustituto entre una generaci¨®n de talentosos pol¨ªticos. Hay mujeres como la gobernadora de Michigan Gretchen Withmer y hombres como el gobernador de California Gavin Newsom, quiz¨¢s dos de los nombres m¨¢s googleados la noche del debate m¨¢s penoso de la historia pol¨ªtica de Estados Unidos. Pero no son los ¨²nicos. Los dem¨®cratas tienen hoy la obligaci¨®n moral de hacer hasta lo imposible por evitar una segunda presidencia de Donald Trump.
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