Una exposici¨®n fotogr¨¢fica recuerda que hay m¨¢s de 120 idiomas a punto de morir en Estados Unidos
El fotoperiodista y poeta B. A. Van Sise repasa a trav¨¦s de medio centenar de retratos recogidos en un libro y un museo de Los ?ngeles c¨®mo hay lenguas sin apenas hablantes, y por qu¨¦ se pierden: ¡°Por el poder, por la guerra, por el dinero¡±
En Estados Unidos no hay un idioma oficial, pero s¨ª claramente uno oficioso: el ingl¨¦s, hablado por la mayor¨ªa de su poblaci¨®n. Seg¨²n los datos del censo de 2019, lo hablan 241 millones de personas y el 95% lo conoce. Pero el espa?ol, hablado por casi 63 millones seg¨²n el ¨²ltimo anuario del Instituto Cervantes, y otros como el chino (con cuatro millones, con datos de 2019), el tagalo (con 1,8), el vietnamita (1,6) y el ¨¢rabe (1,3) van justo detr¨¢s. Est¨¢n muy presentes, unen a sus comunidades y generan important¨ªsimas din¨¢micas sociales, culturales y econ¨®micas. Pero, ?qu¨¦ pasa cuando un idioma lo hablan 200 personas, o quiz¨¢ solo una docena o una ¨²nica persona? En un pa¨ªs tan inmenso, tambi¨¦n hay casos as¨ª, y m¨¢s de los que pueda parecer. El fot¨®grafo, reportero, poeta e investigador B.A. Van Sise ha realizado un largo periplo por buena parte del pa¨ªs para investigar el m¨¢s de centenar de idiomas en peligro de extinci¨®n.
Van Sise, ciudadano americano nacido en Italia (con familia en B¨¦lgica y Francia), de madre italiana y padre estadounidense, con antepasados jud¨ªos expulsados de Sevilla, Espa?a (y que habla ladino), siempre ha sentido los idiomas como base de su identidad, y hace unos a?os se puso a investigar c¨®mo estaban distribuidos por Estados Unidos. Los resultados de aquel periplo de m¨¢s de tres a?os dio como resultado una serie de fotograf¨ªas que fueron la base tanto para un libro como para una exposici¨®n que ha llegado en oto?o al centro cultural Skirball, en Los ?ngeles. On the National Language: The Poetry of America¡¯s Endangered Tongues (Sobre el idioma nacional: la poes¨ªa de las lenguas en peligro de Estados Unidos) est¨¢ editado como libro por Schiffer Publishing, y como muestra se podr¨¢ ver hasta el pr¨®ximo marzo en las colinas angelinas en este museo centrado en la cultura jud¨ªa.
Sentado en una terraza al sol de Skirball, en el fresco invierno angelino, el experto cuenta que su pasi¨®n por retratar a personas en su medio de vida le hizo emprender este viaje y conocer estas realidades. Empez¨® a fotografiar a quienes ten¨ªan m¨¢s conocimiento de esos idiomas y cuando hablaba con esos grupos para pedirles los retratos, se daba cuenta de que invariablemente le guiaban hasta un hombre y mayor. Pero no era lo que ¨¦l buscaba: quer¨ªa saber c¨®mo viv¨ªa el lenguaje de verdad. Entonces empez¨® a retratar a profesores que lo ense?aban, a amas de casa que lo hablaban en sus hogares, a ni?os de escuela que lo aprend¨ªan. ¡°Entonces me di cuenta de que, primero, era un proyecto sobre el futuro, no sobre el pasado y, segundo, que me iba a ir mucho mejor si obviaba completamente a las organizaciones pol¨ªticas implicadas en todo esto, lo cual es una decisi¨®n controvertida¡±, reconoce. ?l quer¨ªa centrarse en la gente, en la supervivencia, en lo que mucho que hay por hacer.
En la exposici¨®n, a lo largo de medio centenar de retratos, muestra los rostros de algunas de esas personas que luchan porque su idioma siga existiendo en Estados Unidos, una tarea que no es sencilla, pero a la que trata de dar visibilidad. No es solo un idioma, no son solo el navajo (que tiene nada menos que 150.000 parlantes), el tongva, el o¡¯odham, el koyukon, el kouri-vini o el cahuilla, con apenas cinco hablantes en el desierto de California; es cultura, palabras que no existen en otras lenguas, sistemas de pensamiento. Ha trabajado con m¨¢s de 70 pueblos, muchos de ellos ind¨ªgenas o distribuidos de manera diseminada por el territorio estadounidense, para dar respuestas y poner en valor que, lo que no se ve, no existe.
Pero, ?por qu¨¦ se mueren los idiomas? ¡°Por el poder, por la guerra, por el dinero, por alguien que habla el idioma X, Y o Z y resulta que est¨¢ sentado en la cima de una reserva de petr¨®leo y de un mont¨®n de tierras¡±, explica el autor, que cree que tambi¨¦n la idiosincrasia del propio pa¨ªs ha hecho que sean as¨ª: ¡°Si tienes un gran Estado naci¨®n que impulsa un idioma, es diferente. Si tienes a 25 personas haci¨¦ndolo lo mejor que pueden en un entorno hostil, la lengua cambia r¨¢pidamente para adaptarse a esta situaci¨®n¡±. Muchas de las lenguas en peligro de extinci¨®n, entre el 80% y el 90%, son de pueblos ind¨ªgenas, pero no todas; por ejemplo, tambi¨¦n ha retratado a miembros de la di¨¢spora negra, o a hablantes del creol¨¦ o de lenguas de base juda¨ªca. Calcula que en todo el pa¨ªs hay unas 120 que tienen altas probabilidades de morir, y reconoce que ¡°son muchas¡±; cuando los espa?oles y los ingleses se asentaron en el continente y trajeron sus idiomas predominantes, cree que habr¨ªa ¡°varios miles¡± por todo el territorio.
C¨®mo y qu¨¦ hablamos resulta muy interesante para los estadounidenses, seg¨²n Van Sise, porque ¡°est¨¢n ansiosos por la posibilidad de recuperar un cord¨®n umbilical con los or¨ªgenes, y eso se logra en parte a trav¨¦s de la conversaci¨®n, a trav¨¦s del lenguaje¡±, opina: ¡°Los estadounidenses se aferran al origen de una manera que, en mi opini¨®n, mucha gente no hace. Por eso la genealog¨ªa es un entretenimiento tan importante en Estados Unidos, mientras que no lo es en otros lugares, ?verdad? Los europeos no se preocupan por su genealog¨ªa¡±.
Para Van Sise, la vuelta de Donald Trump al poder, mucho m¨¢s conservadora que la saliente de Joe Biden, puede ser un problema para la expansi¨®n y la supervivencia de estos idiomas. ¡°Si yo fuera una persona ind¨ªgena trabajando en la revitalizaci¨®n de su lengua, me estar¨ªa muriendo de pena ahora mismo por lo que va a ocurrir en el Gobierno de Estados Unidos, va a haber un giro muy grande de esta comprensi¨®n multi¨¦tnica que ahora tenemos. No tengo la sensaci¨®n de que el Gobierno entrante vaya a inclinarse por crear un gran espacio para la diversidad, creo que m¨¢s bien encontrar¨¢n personas claves para ir hacia lo contrario¡±, lamenta el investigador. ¡°Va a ver gente perforando en reservas, en reservas naturales y lugares sagrados. Veremos c¨®mo van a secarse los fondos destinados a la revitalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica y cultural. Va a haber retos muy, muy grandes en el futuro, aunque no s¨¦ si creo que el cambio vaya a ser permanente¡±, cuenta, optimista por naturaleza.
Todos los idiomas que trata Van Sise son de Estados Unidos, no ha llegado a subir ni a bajar por las fronteras del pa¨ªs, aunque le habr¨ªa gustado seguir investigando por Canad¨¢ y M¨¦xico. Aunque se ha hecho una peque?a trampa a s¨ª mismo: ha incluido al nahuatl, que con 1,5 millones de hablantes es la lengua m¨¢s importante de los aztecas y la m¨¢s com¨²n de todas las ind¨ªgenas en Am¨¦rica; su territorio principal es M¨¦xico, pero es cierto que la hablan algunos habitantes de Estados Unidos, especialmente en California. En cambio, lamenta, no lleg¨® a investigar los idiomas del Pac¨ªfico: ten¨ªa siete preparados para retratar en Haw¨¢i pero se qued¨® sin tiempo porque hab¨ªa que mandar el libro a la imprenta. No sabe si regresar¨¢, porque ya prepara otro proyecto, sobre ciudadanos estadounidenses que llevan muchos a?os en la c¨¢rcel, m¨¢s centrado ¡°en lo humano que en el delito¡±, reflexiona. Haw¨¢i tendr¨¢ que esperar.
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