Diane von Furstenberg, la dise?adora que cruzando un vestido traspas¨® d¨¦cadas y fronteras
El museo Skirball de California, dedicado a la cultura angelina, repasa la trayectoria de la creadora del famoso ¡®wrap dress¡¯, un vestido que se invent¨® hace ahora 50 a?os y que sigue vendi¨¦ndose por millones de unidades
Un ejercicio sencillo demuestra el poder de Diane von Furstenberg (Bruselas, B¨¦lgica, 77 a?os). Solo hay que pararse delante de uno, de cualquiera, de los 60 vestidos de la exhibici¨®n que arranca este 17 de octubre en el museo Skirball de Los ?ngeles, California, y preguntarse: ?Encontrar¨ªa esto en una tienda hoy? ?Me lo pondr¨ªa, sin parecer un disfraz, una antigualla vintage, un trapo sacado del armario de la abuela? La respuesta es, una y otra vez, s¨ª. Cuando, m¨¢s all¨¢ del vestido ¡ªtodos parecidos y todos distintos¡ª, uno se fija en el cartel con la fecha, encuentra de todas las ¨¦pocas durante los ¨²ltimos 50 a?os, tantos como tiene el c¨¦lebre wrap dress inventado en 1973 por la belga nacionalizada estadounidense. Tal ha sido la aceptaci¨®n de esta prenda que ahora este centro cultural angelino especializado en cultura jud¨ªa ha decidido traer su vida y obra en una exposici¨®n.
La muestra se cre¨® originalmente para ser exhibida en Bruselas, donde naci¨® el ¨²ltimo d¨ªa de 1946 Diane Simone Michele Halfin, de padre rumano y madre griega-jud¨ªa, que se qued¨® embarazada de ella menos de un a?o despu¨¦s de salir de Auschwitz. Fue para el museo Fashion&Lace de la capital belga para la que la concibi¨® su organizador, el franc¨¦s experto en moda Nicolas Lor, y all¨ª se pudo ver entre abril del a?o pasado y enero de este. Entonces, cuando acababa, los responsables de Skirball decidieron traerla hasta Los ?ngeles. ¡°Fueron unos tiempos bastante cortos, normalmente estas exposiciones se planean con a?os de antelaci¨®n¡±, reconoce Jered Gold, vicepresidente del museo angelino. Pero la vida y obra de la creadora les fascin¨®, y observaron que encajaba a la perfecci¨®n con ellos: ¡°Como inmigrante jud¨ªa, con una carrera y un legado m¨¢s que destacables, es el tipo de historias que resuenan en Skirball¡±.
La muestra no solo es un repaso a la carrera de Von Furstenberg, marcada por ese vestido envolvente que vio la luz hace cinco d¨¦cadas y que, con sus l¨®gicas evoluciones, es pr¨¢cticamente igual que aquel que present¨® a la revista Women¡¯s Wear Daily a mediados de los setenta. Es tambi¨¦n una mirada al vestir femenino en este medio siglo, marcada por las inspiraciones de la creadora, y tambi¨¦n por su forma de ver la moda; la naturaleza es la fuente principal de la que bebe, como demuestran sus estampados animales, de inspiraci¨®n vegetal. Dividida en cuatro partes, Diane von Furstenberg: Woman before fashion (la mujer antes que la moda) muestra c¨®mo la creadora se inspira en grandes nombres como los de Coco Chanel o Repetto y sus trajes de bailarina para sus creaciones. Pero todo parte de un momento en el que, en 1972, ve en televisi¨®n a Julia Nixon, hija del presidente Nixon, llevando un conjunto de uno de sus tops y sus faldas con estampado geom¨¦trico en un programa de televisi¨®n. Entonces vio lo obvio: que un vestido con dicha forma ser¨ªa m¨¢s c¨®modo y pr¨¢ctico.
La parte econ¨®mica tiene mucho que ver en el legado art¨ªstico de Von Furstenberg. Primero, porque la creadora vio que el suyo era un modelo f¨¢cil de producir y reproducir, casi infinitamente, sin necesidad de usar mucha tela ni patrones complejos. Adem¨¢s, como el tiempo se ha encargado de demostrar, fue entonces y es ahora una pieza moderna y apta para un d¨ªa largo, algo que muchas mujeres apreciaron desde los a?os setenta por empoderarlas, por ser formal pero con un corte atractivo, gracias a sus hombros armados, su escote profundo y la variabilidad de sus largos. Tambi¨¦n porque es v¨¢lida para muchas siluetas, tallas y alturas de mujeres con complexiones del todo distintas. Y, adem¨¢s, porque su socio, Richard Conrad, acept¨® darle vida al wrap dress al ver una oportunidad de rebajar los costes de producci¨®n, al crear una sola pieza y no dos. El ¨¦xito fue claro: en 1976 se hab¨ªan vendido un mill¨®n de vestidos. Llegaron los reportajes, las portadas de revistas, los libros y las l¨ªneas de joyas y cosm¨¦tica, as¨ª como los documentales. Y Von Furstenberg ya nunca bajar¨ªa del podio de la moda global, desde el que ha vestido a Kate Middleton, Michelle Obama, la reina Matilde (sus tres modelos est¨¢n expuestos en Skirball), Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, Cindy Crawford, Jerry Hall, Karlie Kloss y millones de mujeres m¨¢s.
La vida personal de la creadora tambi¨¦n se repasa en el museo, gracias tambi¨¦n a sus or¨ªgenes humildes y a su evoluci¨®n privada y profesional. Su madre, nacida en Tesal¨®nica, fue miembro de la resistencia y qued¨® consumida tras su paso por los campos de concentraci¨®n; le llegaron a decir que ser¨ªa incapaz de concebir. Para Von Furstenberg, su madre siempre fue una gu¨ªa, un modelo a seguir. En su juventud estudi¨® en Madrid, Ginebra y Par¨ªs, y se cas¨® con el pr¨ªncipe Egon von Furstenberg, que le dio dos hijos (Alexander y Tatiana), un apellido que nunca se quitar¨ªa, pese a su posterior divorcio en 1983, y un t¨ªtulo que jam¨¢s quiso usar, el de Alteza Seren¨ªsima Diana, princesa de Furstenberg. Lleva 23 a?os casada con Barry Diller, fundador de Fox y multimillonario empresario de la comunicaci¨®n estadounidense, y aunque pasan temporadas en la costa Oeste, est¨¢n asentados en Nueva York. Desde all¨ª presidi¨® la CFDA, el consejo de moda estadounidense, durante 13 a?os, y est¨¢ muy presente en la vida social y cultural de la ciudad.
Pero antes de ser ciudadana estadounidense, su vida arranc¨® en Bruselas. El franc¨¦s Nicolas Lor, de 30 a?os, explica que en octubre de 2021, cuando lleg¨® a la capital belga e investig¨® qu¨¦ dise?adores estaban vinculados por la ciudad, se sorprendi¨® de ver el nombre de Von Furstenberg, que vivi¨® 15 a?os all¨ª. Fascinado por sus dise?os y su historia, decidi¨® que su trayectoria necesitaba un repaso. Decidi¨® ponerse en contacto con su oficina y con ella a trav¨¦s su tienda en la ciudad, que gestiona su cu?ada, y, para su sorpresa, le contestaron. Desde entonces trabaj¨® con la creadora para la muestra. ¡°Al principio solo ten¨ªamos cinco elementos, y ella aport¨® casi todo lo dem¨¢s. Si no hubiera aceptado, habr¨ªa sido muy dif¨ªcil llevarla adelante, porque casi todo es de sus archivos, que son impresionantes. Tienen muestras de colores, reportajes, fotograf¨ªas... Est¨¢ todo en su casa de Connecticut¡±, explica Lor a EL PA?S, contando c¨®mo la belga ha aportado incluso fotos de la naturaleza que saca con su m¨®vil cuando va de paseo. ¡°Fue incre¨ªble trabajar con ella porque me dio total libertad para organizar la exposici¨®n, los cap¨ªtulos, las piezas...¡±.
La creadora tambi¨¦n ha estado muy presente en el traslado de su exposici¨®n y en su instalaci¨®n en Los ?ngeles. Su hija, Tatiana, vive en la ciudad, en la zona bohemia-chic de Los Feliz, y su madre acude a visitarla con frecuencia. Y estos d¨ªas ha pasado por el Skirball para supervisar la muestra; el s¨¢bado acudi¨® a un panel que sirvi¨® como pistoletazo de salida de la misma. Podr¨¢ verse en el museo hasta el pr¨®ximo 1 de septiembre de 2025.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.