Pienso en eso todo el tiempo
As¨ª como nos inventamos este modelo de la madre siempre dispuesta a la renuncia y el sacrificio, podemos inventarnos otro que nos permita ser libres y aut¨®nomas. Lo que nos corta las libertades a las mujeres no es la maternidad, es un contexto social y cultural, que instrumentaliza la maternidad para quitarnos libertades
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¡°I think about it all the time / That I might run out of time¡±, canta Charli XCX en Brat, uno de los discos m¨¢s pegajosos del verano: ¡°Yo pienso en esto todo el tiempo, que quiz¨¢s se me acabe el tiempo¡±, ?para qu¨¦? Para ser mam¨¢, explica unos versos m¨¢s adelante, cuando cuenta que fue a conocer a le beb¨¦ de su amiga y le pareci¨® hermose, y hermosa su amiga siendo mam¨¢.
¡°Cause maybe one day I might / If I don¡¯t run out of time / Would it make me miss all my freedom? / I think about it all the time¡±. Charli coquetea mentalmente con la posibilidad de ser madre, y la sopesa frente a una amenaza existencial: ?extra?ar¨¦ mi libertad? Muchas nos hacemos y nos hicimos la misma pregunta que Charli. Yo, que estoy al otro lado con una hija de cuatro a?os, dir¨ªa que la respuesta es s¨ª. Pero lo que m¨¢s me interesa de la pregunta es que indica c¨®mo concebimos la maternidad contempor¨¢nea: como la ant¨ªtesis de la libertad.
Por muchos a?os nos dijeron que la maternidad era nuestro ¨²nico y mejor destino, nos dijeron que era nuestra realizaci¨®n como mujeres y nos la pintaron color de rosa. Esta idea sigue vigente, dominando con fuerza muchos espacios, pero tambi¨¦n muchas sabemos que es publicidad enga?osa.
En otros c¨ªrculos, en cambio, parece que todo lo que rodea a la maternidad es una inmensa advertencia. Si gestas y pares, pones tu vida en riesgo; si cr¨ªas, el riesgo es para tu carrera profesional, la doble jornada se triplicar¨¢, tu tiempo libre se esfumar¨¢ y tu cuerpo, y/o tu vida y tu salud mental no volver¨¢n a ser los mismos. Todos estos son miedos justificados. La maternidad es el momento en que muchas personas con privilegios descubren que la discriminaci¨®n por g¨¦nero existe. El momento en que, por el aumento de trabajos de cuidado, empiezas a ganar menos dinero y se crea una dependencia econ¨®mica de tu pareja o de alguien m¨¢s en tu familia, que sin duda impactar¨¢ tu capacidad para tomar decisiones libremente en el futuro. Es el momento en que te despolitizas, porque no tienes qui¨¦n te cuide a tu beb¨¦ mientras sales a marchar, porque no te da el tiempo para estar presente en la asamblea. Es cuando nace una culpa permanente que el patriarcado usar¨¢ para manipularte.
Como todos estos obst¨¢culos son reales, tambi¨¦n hemos llegado a creer que son ineludibles. Hemos dado por sentado que tenemos que resignarnos a tantas renuncias si decidimos tener hijes. Especialmente porque si fue nuestra decisi¨®n ¡ª?qui¨¦n nos manda!¡ª, este es simplemente el precio que tenemos que pagar por nuestro exc¨¦ntrico capricho. Ah, pero s¨ª es posible tener hijes sin sacrificarse. Puedes tener todes les hijes que quieras sin poner en riesgo tu salud y tu carrera, lo ¨²nico que necesitas es ser un padre.
Mi punto no es que debamos maternar como han paternado los hombres, ?no quiero la extinci¨®n de la raza humana! Lo que quiero decir es que las libertades de los padres son la prueba de que las opresiones que llegan con la maternidad, que parecen irremediables, no son m¨¢s que machismo estructural. Quiz¨¢s los hombres cisg¨¦nero no pueden gestar, parir y lactar, pero m¨¢s all¨¢ de eso tienen las mismas capacidades que nosotras para cuidar a nuestres hijes. Tambi¨¦n existen muchas madres que no hacen ninguna de esas tres cosas, y aun as¨ª se enfrentan con las mismas opresiones que todas. Esto es malo y es bueno, pues, por un lado, ?qu¨¦ rabia!, pero por otro, al entenderlo, nos damos cuenta de que, as¨ª como nos inventamos este modelo de la madre siempre dispuesta a la renuncia y el sacrificio, podemos inventarnos otro, uno que nos permita a las madres ser libres y aut¨®nomas. Lo que nos corta las libertades a las mujeres no es la maternidad, es un contexto social y cultural, que instrumentaliza la maternidad para quitarnos libertades.
Para inventarnos otras formas de maternar tendremos que comenzar por identificar las mentiras y narrativas que naturalizan estas opresiones. Por ejemplo, nos dicen que hay un instinto, como un software que solo se le carga a las mujeres, y que nos hace id¨®neas para el trabajo de cuidado. Pero la reconocida acad¨¦mica Sarah Blaffer Hrdy ha demostrado que tanto hombres como mujeres experimentan cambios neurol¨®gicos y endocrinos cuando se comprometen con el cuidado de une beb¨¦. No tienes que haber gestado; puedes ser el padre, el t¨ªo, la abuela; tu cuerpo cambia con el oficio de cuidar. Si a la mayor¨ªa de los padres no les pasa es porque no est¨¢n asumiendo el compromiso del cuidado.
Hay algo com¨²n que identifica a todos los discursos patriarcales sobre la maternidad (que vienen disfrazados de ciencia, sociolog¨ªa, psicolog¨ªa) y es que todos apuntan a un resultado pr¨¢ctico: sacar a las madres de lo p¨²blico y confinarnos en la esfera de lo privado, creando adem¨¢s una serie de dependencias que mermar¨¢n nuestra autonom¨ªa y acceso a los derechos. ?Qu¨¦ tenemos que hacer para que esto deje de ser as¨ª? Las luchas son muchas y son inmensas. Necesitamos el derecho al aborto para no enfrentarnos a la maternidad forzada, renta b¨¢sica universal para tener autonom¨ªa econ¨®mica, padres presentes que adem¨¢s de dinero aporten trabajo y tiempo, un Estado que le invierta a la salud, la vivienda y la educaci¨®n, pues cuando los gobiernos hacen recortes en estas ¨¢reas, el gasto se traslada a los bolsillos de las madres.
Y especialmente necesitamos que la maternidad deje de ser un ¡°tema de nicho¡±. Todas las personas tenemos una madre, y las opresiones que ella vivi¨® atraviesan hoy, irremediablemente, nuestras vidas. No basta con no tener hijes para escaparlas. E incluso si no hay infancias en tu vida, te beneficias directamente de nuestro trabajo de crianza, nuestres hijes pagar¨¢n tu pensi¨®n, saldr¨¢n a votar, pagar¨¢n impuestos. La maternidad puede ser una decisi¨®n personal, pero el trabajo de maternar nos beneficia a todes.
Para m¨ª, mi libro Deseada, maternidad feminista, publicado por la editorial Grijalbo en Colombia y que llegar¨¢ a M¨¦xico en marzo de 2025, es un libro de misterio: el misterio de c¨®mo es que seguimos deseando ser madres a pesar de todas las adversidades. Quiero poner los discursos contempor¨¢neos sobre la maternidad bajo sospecha para entender de d¨®nde vienen y qu¨¦ intenciones ocultan. Entender los obst¨¢culos, para construir caminos colectivos hacia la libertad y autonom¨ªa de las madres, que solo ser¨¢n posibles si tenemos m¨¢s derechos. Y tambi¨¦n entrevisto a madres y padres feministas, para tratar de entender qu¨¦ tienen en com¨²n a pesar de ser personas tan diversas. Y s¨ª, hay un punto de partida com¨²n para todos los proyectos de crianza feminista: una maternidad deseada.
Estos son nuestros recomendados de la semana:
Cada 10 minutos una mujer es asesinada a manos de su pareja o un familiar, seg¨²n un informe de la ONU
Costa Rica, un para¨ªso de impunidad para agresores sexuales
La deuda de California con las mujeres: que la violencia dom¨¦stica no se quede en casa
La detenci¨®n de un testigo reaviva la causa por la desaparici¨®n de la argentina Mar¨ªa Cash 13 a?os despu¨¦s
El Congreso de Colombia aprueba el divorcio expr¨¦s
Las huelgas de sexo y el movimiento 4B: el fen¨®meno nacido en Corea que se propone parar los pies a los hombres de ultraderecha
Muere Silvia Pinal, la ¨²ltima gran diva del cine de oro mexicano y musa de Bu?uel
Tania Bruguera: ¡°Cuba nunca ha existido y no existe, siempre ha sido una proyecci¨®n de alguien¡±
Y terminamos con una colectiva feminista a seguir:
? Por Luchadoras
Igual que el espacio f¨ªsico, Internet es parte del territorio que queremos libre de violencia. Desde la Colectiva Luchadoras, generamos el informe de la L¨ªnea de Apoyo. De enero de 2020 a diciembre de 2023, recibimos solicitudes de 2.049 personas que requer¨ªan apoyo debido a alguna situaci¨®n de violencia en el espacio digital. Durante tres a?os, registramos un total de 2.488 ataques de violencia digital, generados principalmente por exparejas o v¨ªnculos que se ganaron la confianza para obtener contenidos ¨ªntimos y posteriormente amenazar, y extorsionar a sus v¨ªctimas; o bien de personas desconocidas que logran tener acceso a informaci¨®n y contenido que utilizan para generar otras formas de violencia digital.
Un 68,58% de los ataques que documentamos, se manifestaban a trav¨¦s de actos de acoso, amenazas y difusi¨®n de contenido ¨ªntimo sin consentimiento, como un mecanismo de coerci¨®n o venganza ante la decisi¨®n de no continuar con una relaci¨®n. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en M¨¦xico es enorme, pues evidenciamos que el 83% de las carpetas de investigaci¨®n segu¨ªan en tr¨¢mite, algunas por m¨¢s de tres a?os. Es urgente atender este tema. La b¨²squeda de una Internet feminista es clave para reimaginar y reescribir nuestra relaci¨®n con las tecnolog¨ªas; nos permite pensar en el cuidado individual y colectivo de las personas acompa?adas y de quienes les acompa?amos, en el cuidado como un acto de resistencia que en el espectro del pensamiento patriarcal y capitalista no ha sido un tema de inter¨¦s ni central. Estas violencias estructurales que se manifiestan fuera de la digitalidad tambi¨¦n se adaptan, se aprovechan y se articulan en y con las tecnolog¨ªas; deben ser nombradas, atendidas y transformadas para generar espacios libres.
?Muchas gracias por acompa?arnos y hasta el pr¨®ximo lunes! (Si les han enviado esta newsletter y quieren suscribirse para recibirlo en su correo, pueden hacerlo aqu¨ª).
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