Una jugada incomprensible y una mesa vac¨ªa: Ding pierde la segunda partida del Mundial de ajedrez con extra?os comportamientos
El chino, deprimido, ejecuta movimientos raros en su duelo con Niep¨®mniashi y pasa m¨¢s tiempo en su camerino que en el escenario, incluso cuando le toca jugar
Casi ning¨²n ajedrecista de ¨¦lite es gente muy rara, aunque el t¨®pico diga lo contrario. Pero el chino Liren Ding, de 30 a?os, 3? del mundo, lo alimenta en el Mundial que disputa con el ruso Ian Niep¨®mniashi, de 32, 2?, en Astan¨¢ (Kazajist¨¢n), donde este lunes perdi¨® la 2? partida de las 14 previstas (la 1? fue tablas) de manera harto extra?a. Y no solo por sus jugadas (la 4? es in¨¦dita en la pr¨¢ctica magistral): pas¨® m¨¢s tiempo en el camerino que en el escenario (incluso cuando le tocaba jugar) con la puerta de la calle abierta y ataviado con un abrigo. Tras el descanso del martes, Niep¨®mniashi tendr¨¢ la iniciativa de las piezas blancas el mi¨¦rcoles.
Ding no hab¨ªa destacado nunca por comportamientos extra?os, aparte de su timidez, y m¨¢s bien se distingu¨ªa por ser muy amable y accesible. Pero en los ¨²ltimos d¨ªas ha hecho varias cosas que, todas juntas, indican una gran inestabilidad emocional. Como norma general, los finalistas de un Mundial son extraordinariamente parcos y esquivos frente a los periodistas porque temen que cualquier palabra d¨¦ informaci¨®n valiosa a su rival. Sin embargo, Ding revel¨® a EL PA?S el s¨¢bado que se hab¨ªa separado de su novia, con la que estaba en crisis desde principios de 2020. Y atribu¨ªa a ello, como causa principal, su peor rendimiento deportivo durante la pandemia despu¨¦s de lograr resultados magn¨ªficos en 2019, cuando era el rival m¨¢s temido por el hoy todav¨ªa campe¨®n, el noruego Magnus Carlsen.
Pero hay mucho m¨¢s en las 48 horas siguientes. El domingo, tras cometer un error impropio de su categor¨ªa en el asalto inaugural, aunque arranc¨® el empate por las imprecisiones del ruso, Ding reconoci¨® que estuvo deprimido durante la partida, que se hab¨ªa cambiado de hotel porque el oficial (sede del duelo), el Saint Regis, le parec¨ªa ¡°demasiado lujoso¡± y que hab¨ªa pedido a sus padres que vinieran desde China para acompa?arlo.
A¨²n m¨¢s raro es lo observado por el autor de esta cr¨®nica durante la segunda partida. Ding lleg¨® al escenario con 25 minutos de antelaci¨®n, y su abrigo blanco doblado en el brazo, para instalarse en el camerino, que tiene calefacci¨®n. Pero el abrigo cobra su sentido cuando se sabe que el chino considera insano cerrar la puerta (que da a la calle, donde la temperatura era de 12?), y por tanto pasar¨ªa fr¨ªo sin ¨¦l.
Por el contrario, en el escenario volvi¨® a quitarse la chaqueta, como el domingo, antes de que el invitado especial del d¨ªa hiciera el saque de honor ante los disparos de un mont¨®n de c¨¢maras. En este caso era el patrocinador principal, el kazajo Timur Turlov, consejero delegado del grupo de empresas multinacional Freedom Holding. Niep¨®mniashi, m¨¢s tranquilo y con la experiencia del Mundial de Dub¨¢i 2021 frente a Carlsen, no se qued¨® en mangas de camisa hasta que se marcharon los invitados y los reporteros gr¨¢ficos.
Y entonces ocurri¨® lo que nadie entendi¨®: la cuarta jugada del chino no se ha empleado jam¨¢s en partidas de ¨¦lite, seg¨²n las bases de datos con m¨¢s diez millones de partidas, disputadas desde el siglo XVI hasta ayer. El ruso miraba a todas partes menos al tablero, intentando recordar posiciones similares y entender qu¨¦ demonios pretend¨ªa su rival con un lance de apariencia in¨²til.
?Pero a¨²n faltaba lo m¨¢s raro del d¨ªa! Tras la und¨¦cima jugada de Niep¨®mniashi, Ding se qued¨® 27 minutos m¨¢s en el camerino. La situaci¨®n era tan extra?a, con el escenario sin jugadores (las partidas se retransmiten en directo por internet con una audiencia de millones de personas), que el ¨¢rbitro principal, el serbio Nebolsa B¨¢ralic, fue a mirar si le pasaba algo. Ding explic¨® despu¨¦s que se acostumbr¨® tanto a jugar torneos por internet durante la pandemia que ahora est¨¢ m¨¢s c¨®modo mirando la posici¨®n en un monitor que en el tablero de mesa.
Pronto se vio que el problema estaba en su cabeza. Su extra?¨ªsima preparaci¨®n de laboratorio deriv¨® en un tipo de posici¨®n de complicaciones diab¨®licas, donde el ruso es feliz. El yerro del chino tard¨® poco en llegar y, como el propio Niepo reconoci¨® despu¨¦s, ¡°desde ah¨ª la partida se ganaba sola¡±.
A dos metros de ¨¦l, Ding estaba tan hundido que daba pena hacerle preguntas. ¡°No he visto nada durante la partida¡±, acert¨® a decir, en referencia a jugadas clave. Y ¡°es muy duro jugar as¨ª¡±, balbuce¨®.
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