Los 2.000 ind¨ªgenas del Parque Nacional llegan a un acuerdo con el Gobierno para volver a sus territorios
Los pueblos originarios llevan ocho meses malviviendo en Bogot¨¢ para denunciar las amenazas y la violencia que sufren de parte de los grupos armados
Est¨¢ a punto de terminar una de las tomas m¨¢s emblem¨¢ticas de Bogot¨¢. Ind¨ªgenas de distintas partes de Colombia llegaron al Parque Nacional hace ocho meses para denunciar las amenazas y la violencia que sufren de parte de los grupos armados. La lucha, despu¨¦s de aguantar malviviendo en carpas en el parque de la capital, empieza a dar resultados. El Gobierno firm¨® la semana pasada un acuerdo con ellos para garantizar unas condiciones seguras en el regreso a sus pueblos. No es la soluci¨®n a todos sus problemas, pero es un principio. A pesar del acuerdo, agunos han optado por ser realojados en Bogot¨¢.
Los autobuses llevan desde este s¨¢bado aparcados frente al parque para empezar el traslado de los 15 pueblos ind¨ªgenas a su hogar. Entre la lluvia, las distintas familias se debaten entre qu¨¦ empacar y qu¨¦ dejar en el parque que ha sido su vivienda en los ¨²ltimos meses. ¡°Llevemos las ollitas y una le?a por si acaso necesitamos cocinar por el camino¡±, dice Luz, de 49 a?os.
El acuerdo incluye la participaci¨®n de los ind¨ªgenas en la pol¨ªtica p¨²blica Ind¨ªgena que el Distrito iniciar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas y apoyo para sus emprendimientos. Adem¨¢s, se acord¨® que el Ministerio del Interior y la Unidad para la Atenci¨®n y Reparaci¨®n Integral de V¨ªctimas se encargue de garantizar el regreso a sus territorios de origen de manera segura. Tambi¨¦n se les dar¨¢ apoyo econ¨®mico para financiar sus proyectos productivos y alternativas de vivienda acordes con sus pr¨¢cticas socioculturales.
Cae la tarde sobre el Parque Nacional, donde hasta hace unos meses a estas horas decenas de j¨®venes entrenaban al f¨²tbol, paseaban novios cogidos de la mano y los ni?os com¨ªan un helado despu¨¦s de pasar un rato jugando. Hoy el paisaje es completamente diferente para los transe¨²ntes que pasan por una de las principales arterias de la ciudad, la carrera s¨¦ptima. La entrada al parque p¨²blico est¨¢ vallada y los ind¨ªgenas hacen guardias para vigilar qui¨¦n entra y sale.
Las tiendas de campa?a improvisadas hechas con pl¨¢sticos y los colchones sobre la tierra han sido su hogar este tiempo. En uno de estos cambuches, como le llaman ellos a las chozas, dorm¨ªa la l¨ªder de la comunidad zen¨², Luz Marina Navarro, de 56 a?os. Navarro fue secuestrada por la guerrilla durante tres a?os por ser la l¨ªder social en su pueblo. Desde entonces, no ha podido volver a su territorio. Le toc¨® mudarse a Bogot¨¢, donde lleva viviendo 15 a?os. ¡°Nosotros pedimos que nos reubiquen en la ciudad o poder retornar a nuestros territorios con garant¨ªas. Estamos aqu¨ª por el conflicto armado. Ha sido muy dif¨ªcil aguantar el fr¨ªo, la lluvia, la falta de comida y el no poder dormir. Pero aqu¨ª seguimos luchando por nuestros derechos¡±, contaba hace unos d¨ªas.
Dentro del parque han vivido casi 600 ni?os. Han muerto dos y han nacido tres en este tiempo. A los padres les preocupa mucho el nivel de desnutrici¨®n que est¨¢n sufriendo sus peque?os, adem¨¢s del hecho de que no est¨¢n escolarizados. A esto suman la inseguridad de dormir al raso.
La comida que ha llegado al campamento durante estos meses viene de donaciones solidarias y a veces no alcanza para todos. ¡°Desayunamos casi siempre una libra de arroz, pero a veces no es suficiente¡±, explicaba Navarro. Ella ha dormido con su pareja en un colch¨®n debajo de un pl¨¢stico junto con otras 16 familias con las que comparten las pocas mantas que tienen. A la lideresa se le iluminan los ojos cuando recuerda los desayunos que hac¨ªa en su tierra. Se levantaban todas las ma?anas a pescar en el r¨ªo. ¡°Si estuvi¨¦ramos en nuestro territorio, tendr¨ªamos nuestro cultivo y nuestros animales¡±. Recuerda todo lo que le ha tocado vivir y suspira: ¡°En la guerra siempre se pierde¡±.
Los m¨¢s de 1.900 ind¨ªgenas han bebido agua de un solo grifo que tiene una peque?a manguera. Muchos se han enfermado porque no es potable. Es, adem¨¢s, la misma que utilizan para ba?arse y lavar la ropa al lado de una cancha de hockey. Dos ba?os p¨²blicos dieron servicio a todos.
Desde el 29 de septiembre de 2021 ¨Cel primer d¨ªa en que las comunidades llegaron al Parque Nacional¨C la administraci¨®n del distrito abri¨® un di¨¢logo con ellos que hasta esta ¨²ltima semana no hab¨ªa avanzado. Aquellos que no quieran regresar a sus territorios, ahora podr¨¢n trasladarse a la Unidad de Protecci¨®n Integral de Engativ¨¢. All¨ª, el Distrito les ha asegurado alimentaci¨®n, servicios de salud, educaci¨®n y atenci¨®n a la primera infancia. Adem¨¢s, se abrir¨¢n espacios para la comercializaci¨®n de sus productos. Con estos compromisos los ind¨ªgenas se han ido subiendo a los autobuses durante todo el fin de semana, cargados con bolsas llenas de ropa en busca de un hogar seguro.
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