¡°Te liberamos. Eres libre de todo demonio y homosexualismo¡±
EL PA?S habla con v¨ªctimas de terapias de conversi¨®n en Colombia
Andr¨¦s tiene hoy 20 a?os. A los 12, fue sometido a una terapia de conversi¨®n para que dejara de ser homosexual en la iglesia Misi¨®n Paz a Las Naciones en Cali, instituci¨®n a la que pertenece el candidato presidencial John Milton Rodr¨ªguez. A pesar del tiempo que ha pasado, recuerda con nitidez lo que hicieron con ¨¦l: ¡°Era un exorcismo para sacar el demonio del homosexualismo que llevaba dentro¡±.
El ritual de liberaci¨®n, como lo llamaron en su congregaci¨®n, se llev¨® a cabo en una casa rural a las afueras de la ciudad. All¨ª, media decena de hombres agarraron a Andr¨¦s de las extremidades mientras le apretaban el est¨®mago y repet¨ªan una y otra vez la misma oraci¨®n: ¡°Te liberamos. Eres libre de todo demonio y homosexualismo. Renuncia al pecado que no te deja vivir para alabar a Dios¡±. ¡°Intentaba mover los brazos y las piernas, pero no pod¨ªa. Me sent¨ªa muy mal. Yo era muy peque?o, y todos los hombres eran mayores, ten¨ªan mucha fuerza¡±, recuerda Andr¨¦s, que cuenta que esos rituales se reservaban solo para drogadictos, alcoh¨®licos y homosexuales.
Una de cada cinco personas LGTBIQ ha sido sometida a alg¨²n tipo de terapia de conversi¨®n en Colombia, y entre las personas trans es una de cada tres, seg¨²n un informe de la fundaci¨®n Thomson Reuters. ¡°Uno de los problemas es que la mayor¨ªa de las personas que han sufrido este tipo de torturas o abusos no saben que lo que est¨¢n viviendo son efectivamente terapias de conversi¨®n, porque no se promocionan de forma abierta y estos centros no se dedican exclusivamente a estas pr¨¢cticas, por lo que estos datos podr¨ªan ser mucho m¨¢s alarmantes¡±, explica Juan Felipe Rivas, de la ONG Colombia Diversa.
En Colombia, estas mal llamadas ¡°terapias¡± ¡ªpues carecen de todos los certificados de las instituciones psicol¨®gicas oficiales que permitan considerarlas como tal¡ª son legales. Esto quiere decir que, a ojos de la ley tratar de forzar la orientaci¨®n sexual de una persona a trav¨¦s de oscuros rituales de car¨¢cter m¨ªstico, utilizando la fuerza f¨ªsica, amenazando o maltratando no es constitutivo de delito.
Desde la organizaci¨®n internacional All Out han lanzado una campa?a que ha recaudado 48.000 firmas pidiendo la prohibici¨®n de estas pr¨¢cticas. Este martes, el partido de centro Alianza Verde, de la mano del congresista Mauricio Toro, llev¨® al Congreso de Colombia un proyecto de ley que busca proteger a las personas LGTBIQ de caer en una terapia de conversi¨®n: ¡°Proponemos prohibirlas en Colombia, tal como se ha hecho en Francia, Canad¨¢, Chile y Ecuador, entre otros. Esto es un mandato, no solo por los 40.000 ciudadanos que firmaron, sino por los cientos de personas diversas, para que no tengan miedo porque no hay nada que curar¡±.
El proyecto de ley proh¨ªbe expl¨ªcitamente que cualquier persona ofrezca, publicite y practique una de estas terapias, as¨ª como buscar lucro con ellas. Adem¨¢s, proh¨ªbe que se destinen fondos p¨²blicos para la pr¨¢ctica y promoci¨®n de las mismas. Alberto de Belaunde, portavoz de OutRight International, explica que se han fijado en las experiencias en Ecuador y Argentina para elaborar el proyecto de ley. El gerente de campa?as para Am¨¦rica Latina en All Out, Andr¨¦s Forero Ord¨®?ez, denuncia que las terapias de conversi¨®n son una forma de tortura. ¡°Lo m¨ªnimo que los Gobiernos deber¨ªan hacer es prohibirlas y castigar a quienes las ejerzan. Son pr¨¢cticas que se basan en la idea completamente equivocada de que estas personas est¨¢n enfermas¡±.
La vicepresidenta del Colegio colombiano de psic¨®logos, Blanca Ballesteros, explica que los pensamientos suicidas, la depresi¨®n y la ansiedad son solo algunas de las muchas consecuencias que estos procesos dejan a las v¨ªctimas.
Para Danne Aro, directora de la Fundaci¨®n GAAT (Grupo de Acci¨®n y Apoyo a Personas Trans), una de las barreras m¨¢s grandes al hablar de este tipo de terapias es que est¨¢n muy normalizadas. ¡°Las contamos como an¨¦cdotas entre amigos, pero cuando lo piensas, en realidad es muy grave porque han intentado convertir a alguien en algo que no es. En mi caso, me negaron la posibilidad de tener un v¨ªnculo espiritual¡±, explica Aro, que fue incluida por sus padres en un programa de terapia de conversi¨®n cuando estos se enteraron de que era una mujer trans.
Ahora, tras un largo proceso de sanaci¨®n y horas y horas de charlas informativas con quienes tiene m¨¢s cerca, Aro ya logra hablar de esto con su familia con cierta normalidad. ¡°Hoy recuerdan que cuando me llevaron all¨ª, me hicieron un exorcismo¡±, dice.
La experiencia fue particularmente traum¨¢tica: ¡°Me hicieron ex¨¢menes de todo tipo para encontrar qu¨¦ era lo que estaba mal en m¨ª. Revisaron mis cargas hormonales y me preguntaron si me hab¨ªan violado cuando era peque?a. Incluso en algunos centros religiosos me hicieron exorcismos y procesos de sanaci¨®n para eliminar la influencia que me hac¨ªa ser diferente o una persona con una orientaci¨®n sexual no heterosexual¡±.
Cuando Sergio ten¨ªa 14 a?os le pas¨® lo mismo. Sus padres lo llevaron a un psic¨®logo cristiano que le pregunt¨® si alguien lo hab¨ªa violado cuando era ni?o. No era su caso, pero se trata de una pregunta recurrente en este tipo de sesiones. Sergio recuerda que el psic¨®logo le dijo que sus padres estaban dispuestos a internarlo si ¨¦l no aceptaba la terapia: ¡°Vas a tener terapias de electrochoques. Te van a mostrar fotos de hombres desnudos y te van a dar choques hasta que tu cuerpo acepte que eso no es normal, que a ti no te pueden gustar¡±. Como en muchos otros casos, aterrado ante la posibilidad de que sus padres lo pudieran pasar mal por su culpa, acept¨® entrar en la terapia de conversi¨®n.
A ?scar no solo lo obligaron a convertirse sino que se transform¨® en el l¨ªder de la comunidad cristiana en donde estaba para convertir a otros hombres como ¨¦l. ¡°Mi pastor me dijo un d¨ªa que hab¨ªa tenido una revelaci¨®n de Dios y que sab¨ªa que yo era homosexual. Despu¨¦s me enter¨¦ de que fueron otros asistentes a la misa los que le contaron¡±. El pastor le ofreci¨® ir a un lugar en donde hac¨ªan terapias de conversi¨®n a los 15 a?os: ¡°Acept¨¦ porque me dej¨¦ convencer de que hab¨ªa algo malo en m¨ª y estaba cometiendo un pecado¡±.
Fue a un curso llamado Aguas vivas en donde al final lo certificaron como una persona exgay. ¡°A partir de ah¨ª, yo mismo empec¨¦ a dirigir ese curso. Les dije a decenas de hombres como yo que eran unos pecadores¡±. Les hac¨ªa confesarse y aceptar que alguien hab¨ªa abusado de ellos para justificar su homosexualidad, para encontrar una justificaci¨®n. ¡°Me impuse una terapia de conversi¨®n, y despu¨¦s trat¨¦ de hacer lo mismo con los dem¨¢s¡±. ?scar se convirti¨® en un gu¨ªa implacable: ¡°Los obligaba a dejar el sexo y la masturbaci¨®n, y si ten¨ªan sue?os homoer¨®ticos, los castigaba¡±. Con ello, aspiraba a que recorrieran su mismo camino para conseguir lo que en su d¨ªa lograron con ¨¦l, que la culpa pudiera con el deseo.
Para su congregaci¨®n, la transformaci¨®n de ?scar nunca fue suficiente. Su confianza en la comunidad se empez¨® a resquebrajar cuando lo amenazaron con echarlo de la misma despu¨¦s de asistir, como parte de su trabajo en la Alcald¨ªa de Medell¨ªn, a una marcha en favor de los derechos LGTBIQ. Despu¨¦s, tuvo que hacer una lista de las personas con las que hab¨ªa tenido relaciones sexuales para pedirles perd¨®n. Seg¨²n su pastor, aquella era una pr¨¢ctica restaurativa. Pero, poco a poco, ?scar se fue sintiendo cada vez m¨¢s alejado de aquel hombre. Tras cinco a?os, abandon¨® su comunidad. Lo hizo arrepentido. Por el da?o que se hab¨ªa causado a s¨ª mismo y por el que le hizo a otros hombres.
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