Las deudas que deja el Gobierno de Duque frente a la econom¨ªa del cuidado

Mery se acuesta cerca de la medianoche y se levanta antes de que el sol aparezca. Alista su nieta para ir al colegio, deja el almuerzo listo para los miembros de su familia, y sale afanada a tomar el transporte p¨²blico donde pasa m¨¢s de dos horas antes de llegar a la casa donde trabaja como empleada dom¨¦stica. Su rutina es parecida a la de Ana, su vecina, solo que Ana cuida a su pap¨¢ enfermo. Ambas se acompa?an en largos trayectos en bus. Como Ana y Mery, millones de mujeres en Colombia dedican una gran parte de su tiempo al Trabajo Dom¨¦stico y de Cuidado no Remunerado (TDCNR). De acuerdo a la ¨²ltima Encuesta Nacional de Uso del Tiempo del Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (Dane) solo en 2021, las mujeres dedicaron el 77,7% del total de horas anuales a este trabajo mientras que los hombres solo aportaron el 22,3% restante.

Las labores de cuidado hacen referencia a pagar el recibo antes de que se venza y corten la luz; llevar a la abuela a las citas m¨¦dicas o trasnochar haciendo las tareas de los hijos; actividades que requieren tiempo, no se pagan y recaen principalmente en las mujeres. ¡°Si a todo el trabajador del hogar se le pagara, corresponder¨ªa al 20% del Producto Interno Bruto¡±, explic¨® el director del DANE, Juan Daniel Oviedo, a EL PA?S. ¡°Esa brecha es el origen de todas las barreras que enfrentan las mujeres en el mercado laboral¡±, a?adi¨®. El ¨²ltimo informe sobre desempleo emitido en mayo pasado por el DANE, destaca que pese a la reducci¨®n del 10,6% en el desempleo, la brecha laboral de g¨¦nero se mantuvo por 5,3%, siendo las mujeres las m¨¢s afectadas con un 14,5 % frente a un 9% para los hombres.

Como medida para contrarrestar esas brechas, en el 2010 se logr¨® un progreso significativo. La Ley 1413 regul¨® la inclusi¨®n de la econom¨ªa del cuidado en el sistema de cuentas nacionales, aunque los avances en su implementaci¨®n han sido m¨ªnimos desde ese momento. El menor avance se dio en los ¨²ltimos cuatro a?os, de la administraci¨®n saliente, seg¨²n denuncian activistas y organizaciones feministas.

¡°Este Gobierno no avanz¨® nada en el Sistema Nacional de Cuidado. Lo que llam¨® el Gobierno de Iv¨¢n Duque la Agenda Nacional por el Cuidado, esa pol¨ªtica p¨²blica, tampoco ha salido¡±, reclama Angela Mar¨ªa Robledo, excongresista, feminista y parte de la Mesa Intersectorial de Econom¨ªa del Cuidado, un equipo de organizaciones de la sociedad civil, instituciones acad¨¦micas y pol¨ªticas que hacen veedur¨ªa de la Ley 1413.

Hasta el pasado lunes, a tan solo dos semanas de dejar el cargo, el Departamento Nacional de Planeaci¨®n emiti¨® el decreto que crea una Comisi¨®n Intersectorial de la Pol¨ªtica Nacional de Cuidado, encargada de orientar la implementaci¨®n de una eventual pol¨ªtica p¨²blica y la posterior creaci¨®n del Sistema Nacional de Cuidado. Un paso importante, pero que tom¨® cuatro a?os, lo que varias economistas consideran un per¨ªodo clave, m¨¢s despu¨¦s de que la pandemia que agudiz¨® la feminizaci¨®n de la pobreza en el mundo.

Ana Isabel Arenas, economista feminista, a?ade otro reto: ¡°Necesitamos una pol¨ªtica p¨²blica nacional, por supuesto, pero la materilizaci¨®n debe ser en los territorios. Cali, Bogot¨¢, Nari?o y Antioquia poco a poco ya est¨¢n iniciando, pero el nivel nacional que se supon¨ªa que era el m¨¢s avanzado no ha hecho nada¡±.

Avances que lejos de ser producto de una pol¨ªtica nacional, han sido resultado de mesas regionales impulsadas por mujeres feministas que en sus respectivas ciudades han interactuado con instituciones locales para incidir en la inclusi¨®n de la econom¨ªa del cuidado en la pol¨ªtica p¨²blica de sus regiones.

Un ejemplo es lo que sucedi¨® en Bogot¨¢, donde gracias a un acuerdo al que se lleg¨® en 2019 con la entonces candidata y posterior alcaldesa, Claudia L¨®pez, se logr¨® instaurar el Sistema Distrital de Cuidado (SIDICU). En las otras ciudades, como Pasto o Cali, el trabajo se ha encaminado a trabajar por incluir este tema en los planes de ordenamiento territorial y consolidar y ampliar las mesas regionales que cuentan con el apoyo de organizaciones internacionales como ONU Mujeres. Sin embargo, Arenas y Robledo insisten en que sin un andamiaje nacional que se exprese en unos lineamientos para la pol¨ªtica p¨²blica, tales esfuerzos aunque cruciales, se pueden quedar cortos.

No obstante, para Robledo tambi¨¦n hay peque?as victorias que resaltar, como fue posicionar conversaciones alrededor de la econom¨ªa del cuidado en las propuestas de gobierno de algunos candidatos en las pasadas elecciones. ¡°El tema ha escalado como cuesti¨®n pol¨ªtica, pero frente al Sistema Nacional de Cuidado en Colombia, yo dir¨ªa que no hay avances, solo documentos, solo escritorio, pero eso no ha afectado ni tocado la vida de las mujeres en los territorios colombianos¡±, concluye.

Entre los pendientes de los ¨²ltimos gobiernos qued¨® un diagn¨®stico de la oferta de servicios de cuidado en el pa¨ªs, la convocatoria de sesiones peri¨®dicas de la mesa interinstitucional, y el que desde las organizaciones consideran el m¨¢s importante: un verdadero liderazgo gubernamental para que esa intersectorialidad confluya. En particular ante cifras tan dicientes frente al empobrecimiento de las mujeres en Colombia, cuando el DANE identifica que por cada 100 hombres en condici¨®n de pobreza, hay 117 mujeres empobrecidas.

Si bien, reiniciar todo el trabajo relacionado con el Sistema Nacional de Cuidados en cada nueva administraci¨®n afecta a las mujeres m¨¢s vulnerables, esta lucha para Robledo tiene una dimensi¨®n m¨¢s amplia: ¡°las feministas concebimos las pol¨ªticas p¨²blicas no solamente como pol¨ªticas de gobierno, sino pol¨ªticas que tenga participaci¨®n de la sociedad civil y la academia¡±. Adem¨¢s, tiene claro que se abre un escenario favorable a trav¨¦s de Francia M¨¢rquez, quien liderar¨ªa el Ministerio de la Igualdad donde se supone la econom¨ªa del cuidado tendr¨¢ un lugar especial. Mientras el ministerio logra ser aprobado en el Congreso, las feministas apelan a continuar haciendo pedagog¨ªa para redistribuir, reconocer y reducir las labores de cuidado que constituyen el sost¨¦n de la vida en sociedad.

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