La extinta guerrilla de las FARC pasa por su peor crisis pol¨ªtica
M¨¢s de 200 militantes anuncian su retirada del partido Comunes, fundado por excombatientes del antiguo grupo armado
A las extintas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) les est¨¢ resultando m¨¢s dif¨ªcil sobrevivir en la lucha democr¨¢tica que en la lucha armada. Como guerrilla duraron y crecieron durante m¨¢s de 50 a?os; como partido pol¨ªtico, estar¨ªan al borde de la disoluci¨®n. En una carta elaborada por militantes y difundida la pasada semana, m¨¢s de 200 firmantes anunciaban su renuncia al partido aduciendo no sentirse representados por la colectividad. Las decisiones e instancias ¡°en nada coinciden con nuestra historia de lucha y las banderas revolucionarias¡±, se puede leer en la misiva.
El paso a la vida civil de los excombatientes se dio a trav¨¦s de la creaci¨®n, en 2017, del partido Comunes, producto del acuerdo de paz. En un principio el partido mantuvo como denominaci¨®n la misma sigla de la guerrilla (FARC), aunque le dieron otro significado ¡ªFuerza Alternativa Revolucionaria del Com¨²n¡ª. En 2021, decidieron cambiarlo a Comunes para evitar la estigmatizaci¨®n y ser asociados con el grupo armado. El exsenador Israel Z¨²?iga ¡ªconocido en la guerrilla con el alias Benkos Bioh¨®¡ª es uno de los firmantes de la carta de renuncia. Su enojo con los actuales dirigentes del partido viene de tiempo atr¨¢s, pero solo hasta ahora lo hizo oficial con la dimisi¨®n. ¡°Lo ¨²nico com¨²n que tiene el partido Comunes es el nombre¡±, dice en una llamada telef¨®nica con EL PA?S.
Z¨²?iga considera que las pr¨¢cticas del partido se asemejan a la forma clientelar de las clases pol¨ªticas tradicionales y lo que critica con mayor dureza es que algunos dirigentes no hayan podido abandonar el manejo centralista y vertical que ten¨ªan en la antigua estructura de las FARC. ¡°No han querido entender que un partido se fundamenta en la b¨²squeda de consensos, y los consensos solamente son posibles a partir de los debates. En el interior del partido hay una negaci¨®n permanente de la posibilidad de debate y del disenso¡±, explica, y anuncia que se reagrupar¨¢n para crear un nuevo movimiento pol¨ªtico.
El punto mayor de discordia de los renunciantes ha sido el manejo que el partido ha dado a la reincorporaci¨®n a la vida civil. En la carta, afirman ser v¨ªctimas de la exclusi¨®n de los dirigentes del partido. ¡°No existen espacios para el debate democr¨¢tico, por el contrario, priman el autoritarismo y la exclusi¨®n¡±, se puede leer en el escrito.
El presidente del partido Comunes es Rodrigo Londo?o, alias Timochenko, m¨¢ximo comandante de la otrora guerrilla. En las elecciones pasadas, el partido apoy¨® a Gustavo Petro, quien fue elegido presidente.
Victoria Sandino fue una de las negociadoras del acuerdo y form¨® parte del Consejo Pol¨ªtico Nacional del partido. Su descontento tambi¨¦n viene desde hace mucho tiempo. El mismo partido le hab¨ªa quitado la vocer¨ªa el a?o pasado. Sandino se queja de que los dirigentes del n¨²cleo siguieran actuando como si todav¨ªa fueran parte del secretariado, a pesar de que hab¨ªan pasado de una estructura militar a una pol¨ªtica. Ella sent¨ªa que sus opiniones no eran tenidas en cuenta. ¡°Renunciamos porque no ten¨ªamos ninguna otra alternativa, ni garant¨ªas para la militancia pol¨ªtica en un partido que no las ofrece, que no permite la discusi¨®n¡±, explica Sandino.
Desde que, producto del acuerdo de paz, se anunci¨® que los excombatientes de la antigua guerrilla marxista leninista tendr¨ªan participaci¨®n pol¨ªtica, la derecha recalcitrante se opuso con tenacidad. No conceb¨ªan que tuvieran representaci¨®n en el Congreso sin haber respondido ante la justicia por sus cr¨ªmenes. Sin embargo, el acuerdo firmado estableci¨® una justicia transicional, distinta a las penas de la justicia ordinaria. Desde que comenzaron las conversaciones entre el gobierno y las FARC, la guerrilla rechaz¨® el cese del conflicto sin participaci¨®n en la vida pol¨ªtica. Para los firmantes no hab¨ªa punto medio: dejaban las armas a cambio de que su voz fuese tomada en cuenta en la pol¨ªtica.
Los militantes fieles al partido le restan importancia a la salida de sus compa?eros y equiparan la situaci¨®n a las diferencias habituales que puede haber en cualquier partido pol¨ªtico. Pablo Catatumbo ¡ªactual senador y excomandante de las FARC¡ª denuncia que varios de los que supuestamente firmaron la carta no fueron consultados, algunos ya hab¨ªan sido expulsados del partido por violar el reglamento y otros nunca se hab¨ªan afiliado. En efecto, Oswaldo Mendoza, alias Pacho Quinto, denunci¨® que su nombre figuraba entre los renunciantes a pesar de que nunca se pidi¨® su autorizaci¨®n, pues contin¨²a siendo miembro de Comunes. Victoria Sandino tuvo que rectificar la lista con la eliminaci¨®n de varios de los que aparec¨ªan all¨ª.
En contra de lo que dice la carta, Catatumbo niega que haya persecuci¨®n o discriminaci¨®n. ¡°La pelea es con el establecimiento que no ha querido cumplir con los acuerdos, pero se van contra los propios compa?eros y, lamentablemente, cometieron una gran equivocaci¨®n al retirarse unilateralmente del partido, sin dar la pelea¡±, explica.
¡°Ah¨ª hay m¨¢s ruido que realidad¡±, afirma Juli¨¢n Gallo, integrante del Consejo Pol¨ªtico Nacional del partido y excomandante de las FARC. ¡°La militancia en un partido no es obligatoria y, si no se sienten representados, se van y no pasa absolutamente nada¡±, agrega.
La separaci¨®n de los excombatientes del partido viene desde hace rato. Aunque Israel Z¨²?iga se?ala que se han retirado m¨¢s del 50% de los militantes, Pablo Catatumbo dice que esto no es cierto pues, de los 13.500 firmantes del acuerdo de paz no todos militaban en la formaci¨®n. ¡°El partido tiene registrados entre 6.200 y 6.400 militantes¡±, aclara Catatumbo.
La molestia de Z¨²?iga tambi¨¦n se debe a que el partido no haya denunciado el asesinato de los firmantes de paz con la suficiente contundencia. ¡°No hubo preocupaci¨®n por el universo de excombatientes en la mortandad a la que ha sido sometida nuestras bases¡±, dice. Desde la firma del acuerdo de paz han asesinado 325 firmantes. Ante esto, Pablo Catatumbo opina distinto. ¡°Adjudicarle la culpa del incumplimiento de los acuerdos al partido me parece un absurdo. Ellos no han sido v¨ªctimas de nada; han sido v¨ªctimas del sistema colombiano que no respeta los derechos humanos, que asesina¡±, afirma.
El partido Comunes es uno de los m¨¢s mencionados y controvertidos de Colombia, pese a sus escasos votos. En su primera elecci¨®n, en 2018, el partido obtuvo 85.000 votos entre los diez esca?os de Senado y C¨¢mara de Representantes. En los recientes comicios de marzo perdieron m¨¢s de 30.000 votos: entre el Senado y C¨¢mara sacaron solo 50.000, menos del 1% del total de votos. La sociedad no ha olvidado d¨¦cadas de cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad que dejaron miles de v¨ªctimas, a¨²n sin resarcir. En junio pasado, el m¨¢ximo comandante de la otrora FARC, Rodrigo Londo?o, reconoci¨® la gravedad de los delitos cometidos y pidi¨® perd¨®n.
Si no consiguen m¨¢s adeptos, el partido Comunes corre el riesgo de desaparecer definitivamente, pues en los pr¨®ximos comicios deben participar en igualdad de condiciones con las dem¨¢s formaciones y, de no alcanzar el umbral, se quedar¨ªan sin esca?os en el Congreso y sin personalidad jur¨ªdica. Est¨¢n obligados a ganar simpatizantes en el periodo legislativo que acaba de comenzar, el segundo y ¨²ltimo, seg¨²n el acuerdo de paz.
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