El asesinato del firmante de paz n¨²mero 321
Ronald Rojas, excomandante de las FARC que acaba de morir por el disparo de un francotirador, hab¨ªa dejado las armas y cre¨ªa en la reconciliaci¨®n
El excombatiente de las FARC Ronald Rojas, de 42 a?os, alcanz¨® a balbucear sus ¨²ltimas palabras antes de caer abatido: ¡°Al suelo, al suelo¡±. En la noche del cuatro de julio fue asesinado delante de sus dos hijos, de seis y de doce a?os, en la finca de su familia, ubicada en el ¨¢rea rural de Palermo, en el sure?o departamento del Huila.
Eran las 18.40 de la noche del lunes festivo, ¨²ltimo d¨ªa de las tradicionales fiestas populares de la regi¨®n. Ronald hab¨ªa departido toda la tarde; estaba sentado cuando, de repente, apareci¨® un francotirador y le propin¨® un disparo de fusil en el pecho. Alrededor de treinta personas, entre familiares y amigos, se tiraron al suelo. ¡°Avanza, avanza¡±, le pidi¨® con angustia la esposa a Ronald, al ver, en medio de la oscuridad, que ¨¦l no se mov¨ªa. Uno de sus hijos grit¨®: ¡°Mam¨¢, pap¨¢ est¨¢ herido¡±. Rojas ten¨ªa protecci¨®n estatal, no obstante, de acuerdo con testigos, sus escoltas en ese momento estaban preparando el veh¨ªculo para regresar a Neiva (la capital de Huila). De inmediato su esposa, auxiliar de enfermer¨ªa, trat¨® de ayudarlo, pero no reaccionaba. Falleci¨® en la cl¨ªnica.
A finales de los noventa, Ronald Rojas, conocido en las FARC con el alias de Ramiro Dur¨¢n, estudiaba Derecho y Filosof¨ªa en Bogot¨¢ y era dirigente estudiantil; defend¨ªa la educaci¨®n p¨²blica y sal¨ªa a las calles a protestar, pero comenz¨® una represi¨®n en contra de los activistas y varios de ellos se vieron obligados a exiliarse. A Ronald lo amenazaron de muerte y tom¨® la decisi¨®n de unirse a la guerrilla durante el proceso de paz del Cagu¨¢n, liderado por el expresidente Andr¨¦s Pastrana, que result¨® fallido.
Rojas fue comandante del llamado Bloque Sur de las FARC, se desmoviliz¨® en 2016 y hab¨ªa renunciado al partido Comunes ¡ªfundado por los guerrilleros que dejaron las armas y pasaron a la vida civil ¡ª por desacuerdos con ese partido. Estaba comprometido con la paz y se hab¨ªa dedicado a un proyecto productivo de maracuy¨¢, que sembraba en la finca de sus padres.
Meses antes de la firma definitiva de la paz, en 2016, EL PA?S visit¨® el campamento selv¨¢tico en el que Ronald Rojas ¡ªtodav¨ªa con su nombre de combate, Ramiro Dur¨¢n¡ª, esperaba con su tropa del Bloque Sur el momento de entregar las armas que pose¨ªan ya silenciadas para pasar al incierto mundo de la vida civil, el de la paz definitiva, en el que acaba de ser asesinado. Rojas sosten¨ªa que ¨¦l representaba los temas pendientes de lo que faltaba por garantizar en Colombia en cuanto al cumplimiento del acuerdo de paz.
Gina Piragauta, periodista y amiga, cont¨® que, precisamente, uno de sus grandes temores era dejar las armas y que despu¨¦s, inerme, atentaran contra ¨¦l, sin c¨®mo defenderse. ¡°Fue un gran humanista, un revolucionario comprometido, ten¨ªa un enorme carisma y un don de gentes que cautivaba. Era un l¨ªder nato, so?ador pero realista y estricto. Su asesinato cruel, despiadado y certero deja una enorme fractura en la construcci¨®n de paz en la regi¨®n surcolombiana¡±, dijo a este medio Piragauta.
La organizaci¨®n no gubernamental Indepaz (Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Paz) lleva un registro informativo sobre el ba?o de sangre en Colombia, como lo hace el instituto meteorol¨®gico sobre las condiciones del clima en el pa¨ªs. En su conteo de v¨ªctimas y masacres, con el asesinato de Rojas, la cifra de exguerrilleros que han sido eliminados por sicarios desde que se firm¨® el acuerdo de paz asciende a 321. Ronald Rojas es el n¨²mero 322. No obstante, el registro que lleva el partido Comunes, de los exguerrilleros, es de 333.
¡°Hay, en definitiva, una ausencia de condiciones de paz¡±, advirti¨® Indepaz, entidad que acaba de informar, tambi¨¦n, que en Colombia han cometido 51 masacres en lo que va corrido de 2022. Leonardo Gonz¨¢lez, coordinador de Indepaz, cree que los principales responsables del asesinato de los excombatientes son los grupos residuales de las FARC (que no se desmovilizaron), los paramilitares, incluyendo las ?guilas Negras y, en menor medida, el ELN. ¡°En Huila, en particular, los mayores perpetradores son los grupos de extrema derecha¡±, afirm¨® Leonardo Gonz¨¢lez.
Durante el Gobierno del conservador Belisario Betancur (1982-1986) hubo un intenso pero fallido proceso de paz con las FARC en el que se cre¨® el partido pol¨ªtico Uni¨®n Patri¨®tica por intermedio del cual los miembros de esa guerrilla pasar¨ªan a la vida civil. No obstante, esta agrupaci¨®n pol¨ªtica de izquierda, basada en ideas pacifistas y de defensa de los derechos humanos, fue sometida a un proceso de exterminio en el que fueron asesinados 5.733 militantes, seg¨²n la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz, el tribunal que se cre¨® como resultado del acuerdo de paz.
La de Ronald Rojas es otra muerte advertida por distintas instancias defensoras de derechos humanos, principalmente la estatal Defensor¨ªa del Pueblo que recientemente irradi¨® una advertencia oficial sobre el riesgo de muerte que pesa sobre los firmantes de los acuerdos de paz que a¨²n siguen vivos.
Hace cuatro a?os, Ronald se encontraba en una reuni¨®n cuando varios hombres del Ej¨¦rcito Nacional irrumpieron y lo amenazaron de muerte acus¨¢ndolo de, supuestamente, pertenecer a las disidencias de las FARC que no se acogieron al proceso de paz.
Rojas fue uno de los m¨¢s ac¨¦rrimos cr¨ªticos de la tard¨ªa implementaci¨®n del acuerdo de paz durante el gobierno del presidente Iv¨¢n Duque. Diego Tello, defensor de derechos humanos y asesor de paz de la Gobernaci¨®n del Huila, cont¨® que, en diferentes instancias, Rojas expuso p¨²blicamente su desacuerdo con el incumplimiento de los compromisos de los reincorporados. Tuvo discordias con su propio partido y cre¨®, aparte, la Mesa Aut¨®noma de Reincorporaci¨®n, un espacio que uni¨® a otros excombatientes inconformes con la implementaci¨®n del acuerdo de paz.
¡°La reincorporaci¨®n ha sido un fracaso en este pa¨ªs. La mayor¨ªa de los exguerrilleros, de origen campesino, no han tenido f¨¢cilmente accesos a tierras, ni condiciones de seguridad. Ronald, al igual que much¨ªsimos excombatientes, no ten¨ªa las condiciones para desarrollar un proceso de reincorporaci¨®n integral¡±, dice Diego Tello, que advierte que las diecis¨¦is zonas donde el gobierno m¨¢s ha invertido recursos son, precisamente, las zonas donde hay mayor nivel de inseguridad, conformaci¨®n de nuevos grupos al margen de la ley y asesinatos a l¨ªderes sociales y excombatientes.
Al senador Iv¨¢n Cepeda, uno de los mayores impulsores del proceso de paz, le preocupa que, pese a las advertencias, el Gobierno saliente de Iv¨¢n Duque no haya realizado ning¨²n tipo de acci¨®n para impedir ni contrarrestar el asesinato sistem¨¢tico de excombatientes. ?l considera que, al contrario, con la impunidad se ha estimulado que este tipo de hechos se siga presentando y pone como ejemplo que los militares implicados en el asesinato (catalogado como ejecuci¨®n extrajudicial) de Dimar Torres hayan recobrado su libertad. ¡°Van m¨¢s de 300 excombatientes asesinados sin que se haya podido evidenciar una acci¨®n medianamente eficaz por parte del gobierno¡±, puntualiza.
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