La izquierda abre un camino in¨¦dito en Colombia con Petro al frente
El nuevo presidente accede al cargo con la promesa de una amplia agenda de reformas
Tras dos siglos de vida como Estado independiente, la izquierda finalmente ocupa el poder en un pa¨ªs tan presidencialista como es Colombia. Lo hace, adem¨¢s, con un exguerrillero, Gustavo Petro, acompa?ado por una mujer afro nacida en la pobreza en una zona hist¨®ricamente marginada, Francia M¨¢rquez, como vicepresidenta.
¡°Este es el Gobierno de la vida, de la Paz, y as¨ª ser¨¢ recordado¡±, dijo Petro en su discurso inaugural. ¡°La vida debe ser la base de la paz. Una vida justa y segura. Una vida para vivir sabroso, para vivir feliz, para que la dicha y el progreso sean nuestra identidad.¡±
La principal idea del discurso es que su gobierno es la segunda oportunidad para el pa¨ªs: ¡°Hoy empieza la Colombia de lo posible¡±, dijo.
El 7 agosto de 2022 es una de esas fechas que tendr¨¢n un significado por d¨¦cadas en la historia de Colombia: como el 10 de mayo, que se celebr¨® durante a?os por la ca¨ªda de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla en 1957; el 26 de septiembre en que se firm¨® el acuerdo de paz en 2016 o el m¨¢s reciente 28 de abril, inicio del paro nacional que desemboc¨® en 2021 en las mayores protestas sociales que se recuerdan. Y es que la jornada de este domingo no fue indiferente para ning¨²n colombiano: ni para aquellos que votaron a Petro y M¨¢rquez y esperan su Gobierno con alt¨ªsimas expectativas; ni para los que hist¨®ricamente tuvieron el poder. Es el comienzo de una nueva era pol¨ªtica en el pa¨ªs sudamericano, que genera preguntas e incertidumbres.
Petro y M¨¢rquez encuadraron su llegada al poder como una fiesta popular. Extendieron la ceremonia de toma de posesi¨®n ¡ªnormalmente un acto protocolario para la ¨¦lite e invitados internacionales que el resto del pa¨ªs solo ve¨ªa por televisi¨®n, a un rosario de actos culturales ¡ªespecialmente musicales¡ª con artistas en plazas y calles alrededor de la plaza de Bol¨ªvar, en el centro hist¨®rico de Bogot¨¢. Esa celebraci¨®n, en la que esperaban sumar durante el d¨ªa a 100.000 ciudadanos, es uno m¨¢s de los s¨ªmbolos con los que Petro buscaba mostrar la ¨¦pica de su investidura.
Otro de ellos es la presencia de muestras de cultura popular colombiana en todo el evento. En la fiesta multitudinaria, con ritmos tradicionales de diferentes regiones; en la oficial con mariposas alusivas a la obra del primer premio Nobel colombiano, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez; entre los asistentes con vestidos afrocolombianos, campesinos, ind¨ªgenas.
Y otro m¨¢s es que el primer presidente de izquierda de Colombia tambi¨¦n quiso llevar la espada de Sim¨®n Bol¨ªvar a la ceremonia. La reliquia hab¨ªa sido robada en 1974 por el M-19, grupo guerrillero en el que milit¨® Petro y que reivindicaba las ideas de Bol¨ªvar, y devuelta al Estado cuando sus miembros se desarmaron y reincorporaron a la vida civil. Sin embargo, horas antes de la ceremonia oficial ¡ªa la que acud¨ªan como invitados, entre otros, el Rey de Espa?a; los presidentes de Argentina, Alberto Fern¨¢ndez; de Chile, Gabriel Boric, y Bolivia, Luis Arce¡ª, el presidente saliente y opositor pol¨ªtico de Petro, Iv¨¢n Duque, neg¨® el permiso para sacar la espada del lugar en el que se encuentra protegida.
Ante eso, la primera instrucci¨®n que dio Petro tan pronto se posesion¨®, cuando por primera vez habl¨® como presidente, fue que la Casa Militar llevara la espada. Su primera orden fue borrar a Duque. Minutos antes, Roy Barreras, aliado de Petro que como presidente del Congreso era el encargado de posesionarlo, cedi¨® el gesto de imponer la banda a la senadora Mar¨ªa Jos¨¦ Pizarro, hija del comandante que desmoviliz¨® al M-19 y luego fue asesinado cuando era candidato presidencial.
Antes, el s¨¢bado, Petro hab¨ªa tomado posesi¨®n simb¨®licamente ante movimientos populares e ind¨ªgenas en medio de actos rituales, en una plaza frente a una construcci¨®n ic¨®nica de vivienda social que lider¨® como alcalde de Bogot¨¢. ¡°Me espera un palacio fr¨ªo, por eso recibo este mandato popular y espiritual con mucha emoci¨®n. Para no olvidar las realidades que tenemos que afrontar de ahora en adelante. Las cosas indudablemente cambiar¨¢n¡±, dijo.
En un pa¨ªs con una vergonzante historia de magnicidios, ¡°llegar vivo no es un detalle¡±, como afirma el historiador Pablo Stefanoni: ¡°Y llegar vivo y ganar, ya es pasar a la historia¡±. A finales de la d¨¦cada de los ochenta fueron asesinados cuatro candidatos presidenciales: Bernardo Jaramillo y Jaime Pardo Leal, de la izquierdista Uni¨®n Patri¨®tica; Carlos Pizarro, el padre de la senadora y candidato del desmovilizado M-19, y Luis Carlos Gal¨¢n, del Partido Liberal.
Y aunque ¡°hist¨®rico¡± sea una palabra desgastada, sin duda lo es que una mujer afro, activista ambiental y que creci¨® en una zona perif¨¦rica en medio de la pobreza, sea la n¨²mero dos del Gobierno de Petro. Francia M¨¢rquez proviene del Cauca, una de las regiones m¨¢s afectadas por la violencia a¨²n activa en el pa¨ªs, y representa, como ella misma dice a los ¡°nadies y las nadies¡±, a los eternos excluidos.
Despu¨¦s de casi seis d¨¦cadas de conflicto armado y una de las guerrillas m¨¢s viejas del continente, las extintas FARC, es trascendental tambi¨¦n que la izquierda haya conseguido ser gobierno por la v¨ªa democr¨¢tica. Para Stefanoni y Mar¨ªa Elvira Samper, veterana periodista colombiana, esto es una consecuencia del acuerdo de paz que firm¨® el expresidente Juan Manuel Santos con las FARC. Petro habla de conseguir la ¡°paz total¡±. Es decir, avanzar en di¨¢logos con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), la ¨²ltima guerrilla activa; y adelantar una pol¨ªtica de sometimiento con otros grupos criminales, como el llamado Clan del Golfo. Y eso con el trasfondo de la fuerza de la econom¨ªa del narcotr¨¢fico, que sigue dejando enormes ganancias y es el ¨²nico cultivo rentable en muchas zonas del pa¨ªs. Sobre eso, propuso un cambio internacional para acabar con el enfoque prohibicionista. ¡°La guerra contra las drogas fortaleci¨® las mafias y debilit¨® los Estados (...) ha llevado a los Estados a cometer cr¨ªmenes y ha evaporado el horizonte de la democracia¡±, afirm¨®.
Lograr esa ¡°paz total¡± es uno de los grandes desaf¨ªos que tendr¨¢ su Administraci¨®n, que se inicia con grandes expectativas por las promesas de cambio que hizo a lo largo de la campa?a y que representa en s¨ª misma su llegada al poder. Promesa que reiter¨® en su discurso, que se?ala que la ¡°segunda oportunidad¡± es un rosario de cambios: ¡°Hemos planteado una reforma tributaria, una reforma de la salud y de las pensiones, una reforma del contrato laboral, una reforma de la educaci¨®n¡±.
Efectivamente, Petro ha insistido en la necesidad de llevar a cabo m¨²ltiples cambios: la reforma del sistema de salud y las pensiones para fortalecer el papel del Estado; de implementar a fondo el punto del acuerdo con las FARC que implica una reforma rural integral, que incluye una transformaci¨®n del sistema agrario que d¨¦ tierra a los campesinos que no la tienen y apoyo del Estado para el desarrollo del campo; de modificar la pol¨ªtica y la justicia para modernizar el Estado; de lograr una transici¨®n energ¨¦tica para sustituir los combustibles f¨®siles por fuentes limpias y eliminar la dependencia de la econom¨ªa de las exportaciones de carb¨®n y petr¨®leo.
Para tener recursos para todo eso, hacer una reforma tributaria ser¨¢ su desaf¨ªo m¨¢s inmediato en un Congreso en el que no tiene mayor¨ªas propias. En su discurso dej¨® claro que esa reforma es central, aunque centrado en reducir la desigualdad en uno de los pa¨ªses m¨¢s inequitativos del mundo: ¡°proponemos una reforma tributaria que genere justicia (,..) Los impuestos no ser¨¢n confiscatorios, simplemente ser¨¢n justos, en un pa¨ªs que debe reconocer como aberraci¨®n la enorme desigualdad social en la que vivimos¡±.
Ante esa lista de reformas legislativas en el horizonte, Petro ha dado una muestra de pragmatismo al incluir en posiciones claves a pol¨ªticos que no vienen de la izquierda y tienen buenas relaciones con legisladores de otros sectores. Desde la campa?a se acerc¨® a Roy Barreras, un pol¨ªtico astuto que ha estado en la derecha, el centro y ahora la izquierda, y que es el presidente del Congreso hasta julio de 2023. Y design¨® como ministro de Interior, encargado de las relaciones pol¨ªticas, a Alfonso Prada, quien hizo carrera en los partidos Liberal y Verde. Los dos fueron importantes en el manejo de las mayor¨ªas legislativas en el Gobierno de Juan Manuel Santos, y aportan esa experiencia al nuevo Ejecutivo para enfrentar el reto.
Que no es el ¨²nico. Aparte de los usuales desaf¨ªos de las diferentes carteras y de la ambici¨®n de implementar un gobierno de cambio, la econom¨ªa pone un reto may¨²sculo, como ocurre en toda Am¨¦rica Latina. Pero con rasgos propios en Colombia.
En medio de la inflaci¨®n global causada por falta de oferta de productos que van desde el trigo hasta los microprocesadores, el Gobierno de Duque mantuvo un millonario subsidio a los combustibles. Con la inflaci¨®n anualizada por encima del 10% y un d¨¦ficit fiscal que presiona la tasa de cambio, el Gobierno tiene ante s¨ª la disyuntiva de mantener la pol¨ªtica de reducci¨®n del subsidio que deja Duque, con el riesgo de presionar m¨¢s la inflaci¨®n y producir descontento, o mantener el subsidio y aumentar el hueco del Estado. Eso en medio de la cautela de un empresariado que nunca ha lidiado con un gobierno de izquierda y de la promesa de frenar la exploraci¨®n petrolera y cambiar la estructura econ¨®mica del pa¨ªs, cuando en 2021 el 48% de los d¨®lares que se ingresaron por exportaciones llegaron por combustibles y productos de industrias extractivas, seg¨²n el Departamento Nacional de Estad¨ªsticas.
Pero, m¨¢s que eso, la ceremonia gir¨® alrededor de la identidad, o mejor, de las identidades. La de Colombia, la del gobierno que inicia, la de la izquierda que representa. Petro inici¨® su discurso saludando por nombre propio y uno por uno a los mandatarios y autoridades presentes pero tambi¨¦n a un pescador, a un campesino, a personas del com¨²n. Tras mostrar, as¨ª, la diversidad, dio un discurso que cerr¨® con un dec¨¢logo de gobierno que prometi¨® varias cosas, pero sobre todo una segunda oportunidad que, dice, unir¨¢ a Colombia. ¡°Uniremos, entre todos y todas, a nuestra querida Colombia. Tenemos que decirle basta a la divisi¨®n que nos enfrenta como pueblo. Yo no quiero dos pa¨ªses, como no quiero dos sociedades. Quiero una Colombia fuerte, justa y unida¡±, concluy¨®.
As¨ª, una nueva era pol¨ªtica se inicia en Colombia bajo el gran interrogante de la econom¨ªa global y grandes promesas de cambio. Un cambio que se proclama de izquierda, pero ya no extractivista, sino ambientalista, feminista, ¨¦tnica. Una nueva izquierda latinoamericana que muestra su vitalidad en una toma de posesi¨®n en Colombia que busc¨® ser el inicio de una fiesta popular.
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