Una plaza de toros convertida en plataforma para nuevos artistas
La Feria del Mill¨®n, donde las obras cuestan alrededor de un mill¨®n de pesos se realiza en la plaza La Santamar¨ªa, de Bogot¨¢. Hasta este domingo, 65 artistas emergentes se relacionan con el p¨²blico y muestran su trabajo, en algunos casos por primera vez en su carrera
Un tub¨¦rculo sobrevuela un campo en una pintura. Decenas de personas se arremolinan alrededor del cuadro y ponen sus celulares sobre la imagen para verlo moverse con realidad aumentada. A su lado, el pintor observa t¨ªmidamente la interacci¨®n de la gente con su obra.
?T¨² eres el artista? Escucha una y otra vez Jonathan Casallas la tarde del jueves y del viernes en la Feria del Mill¨®n, una plataforma de arte independiente en la que se presentan artistas emergentes y las obras cuestan alrededor de un mill¨®n de pesos.
Todo es at¨ªpico para ¨¦l. Despu¨¦s de muchos rechazos en galer¨ªas de arte, en concursos, sus ¨®leos fueron aceptados por la Feria del Mill¨®n y se presenta por primera vez ante el p¨²blico. Lo hace en un escenario impensado, en la antigua plaza de toros La Santamar¨ªa. En el mismo ruedo, donde antes los taurinos a¨²paban a los toreros, est¨¢ su primera obra donde se ven cubios, papas y mazorcas volando sobre cultivos y techos de casas campesinas. Y ¨¦l, sigue asombrado.
¡°Lo que hago es neosurrealismo¡±, explica con timidez a visitantes, coleccionistas y galeristas que acuden a la feria. ¡°Se vincula con quien soy yo, que vengo del campo¡±, dice Jonathan y dice que los tub¨¦rculos est¨¢n ah¨ª sobrevolando su obra para recordar la 970, una resoluci¨®n que regula la producci¨®n, el uso y la comercializaci¨®n de semillas en Colombia. ¡°Hablo de c¨®mo es posible que afecten a los campesinos con esa ley de semillas y lo combino con el paisaje cundiboyacense que habitamos. Lo manejo de la manera surrealista con silencios y conexiones que muestran partes de la ciudad, las f¨¢bricas¡±, agrega el artista que es profesor en un colegio del norte de Bogot¨¢.
Hablar tanto, explicar su obra es parte del juego que crearon hace una d¨¦cada Diego Garz¨®n y Juan Ricardo Rinc¨®n, cofundadores de la Feria, donde los artistas venden directamente sin la intermediaci¨®n de un galerista. En su caso, Meta (la compa?¨ªa due?a de Facebook) eligi¨® una serie de obras y les hizo un proceso con QR y realidad aumentada. Hasta para Jonathan, cuyo inter¨¦s es m¨¢s pict¨®rico que tecnol¨®gico, fue una sorpresa ver sus tub¨¦rculos en movimiento. ¡°Estar aqu¨ª ha sido un orgullo y no solo m¨ªo sino de mis estudiantes. Esta ma?ana ellos me escribieron: ¡®profe le va a ir super bien¡¯ y eso me anim¨® ante la incertidumbre¡±, cuenta. Una hora despu¨¦s de abrir, ya hab¨ªa vendido dos cuadros.
En las grader¨ªas m¨¢s altas de la plaza de toros, un artista de 87 a?os tambi¨¦n vende sus obras. Marcial Alegr¨ªa, nacido en San Sebasti¨¢n, un pueblo de C¨®rdoba, en el norte de Colombia, es el centro del Distrito Naranja de la Feria, que re¨²ne a artistas regionales. Detr¨¢s de ¨¦l, sus coloridos cuadros inspirados en la cotidianidad y cultura de su pueblo, hablan de fandangos y fiestas de la costa caribe colombiana.
¡°Yo era muy pobrecito, sabe¡±, dice como un hecho cierto y sin visos de autocompasi¨®n. Se hizo artista a los 35 a?os, cuenta, cuando vio una pel¨ªcula en la que un hombre pobre aprende a pintar con carboncillo. ¡°Volv¨ª a la casa y le ped¨ª a mi se?ora que me consiguiera pintura y una cartulina porque quer¨ªa aprender a pintar¡±. No dej¨® de hacerlo. Sus obras, dice con orgullo, son primitivistas ¡°aunque no sab¨ªa que era eso porque no estudi¨¦, ni s¨¦ leer, ni escribir¡±. Y est¨¢n ahora en Polonia, Estados Unidos, Roma, Egipto, Palestina,
Para este artista es la segunda vez en la Feria. Pero la primera presencial. Su obra, cuenta el curador Camilo Pach¨®n, form¨® parte de la primera edici¨®n realizada en medio del confinamiento de la pandemia, cuando artistas como Alegr¨ªa la pasaron mal al no poder salir a mostrar su trabajo. ¡°En esa feria virtual vendi¨® todos sus cuadros¡±, cuenta Pach¨®n.
Junto a Marcial est¨¢n las Tejedoras de Mampuj¨¢n, unas mujeres que tejen y ponen en cuadros la violencia vivida en su pueblo; y otro grupo de artistas j¨®venes. Y justo en frente de las grader¨ªas, las obras de caricaturistas famosos del pa¨ªs como Vladdo, Matador, Bacteria y el fallecido Antonio Caballero, con obras escogidas por su hija, Isabel. ¡°Hay caricaturas de los a?os 80, de uno de sus libros y de los ¨²ltimos tres, cuatro a?os de vida¡±, cuenta la hija de Caballlero, que era un amante de los toros.
No solo en los tendidos m¨¢s altos se ven obras; en los antiguos toriles hay cuadros de reputados artistas como Beatriz Gonz¨¢lez y Bernardo Salcedo; en las entrebarreras circulan cientos de personas buscando nuevos artistas para conversar, para tener un primer contacto con el arte o comprar obras a precios accesibles en un mercado que suele ser exclusivo y costoso. ¡°Las expectativas sobre la venta de mi obra son casi nulas. Para m¨ª es una oportunidad de di¨¢logo de la pieza con el espectador y al mismo tiempo del artista con la pieza¡±, dice el escultor Juan Pablo Sarria que, sin embargo, en menos de 15 minutos vendi¨® su primera obra.
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