El presidente feliz
Gustavo Petro quiere lucirse. Anda dichoso por su tiempo frente a los auditorios y por el espaldarazo de los Estados Unidos a su pol¨ªtica de paz total
El presidente Gustavo Petro anda dichoso de primer mandatario. Con blue jeans hasta los pies vestido y con un mech¨®n que no cae sino que se levanta, el jefe de Estado est¨¢ disfrutando el poder. Tiene avi¨®n, tiene helic¨®ptero, tiene palacio, tiene televisi¨®n, tiene ministros, tiene de todo. Tal vez por eso llega tarde a todas partes. Le lleg¨® siete horas tarde a sus ministros. No alcanz¨® a atender la comida en el Museo de Historia Natural de la ciudad de New York en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas. A los convencionistas de la Asociaci¨®n Nacional de Empresarios los dej¨® esperando cinco horas. A los alcaldes no les lleg¨®, a los militares tampoco. Al Presidente no le alcanza el tiempo.
En Colombia, el presidente m¨¢s puntual ha sido Alfonso Lopez Michelsen, quien llegaba antes de la hora indicada, lo cual pon¨ªa en aprietos al resto de los participantes. Otro dato curioso en puntualidad es el m¨¦todo que usaba ?lvaro G¨®mez Hurtado, a quien se le otorgaba un trato de expresidente por la nobleza de su trabajo intelectual al servicio de la democracia. Consist¨ªa en invitar a su casa a los pol¨ªticos a las 6 pm, a los amigos a las 7 pm y a los diplom¨¢ticos a las 8 pm. Todos llegaban al tiempo.
Algunos han dicho que las demoras del presidente Petro son por cuenta del despelote de la agenda, pero yo no creo. Lo que pasa es que a ¨¦l, frente a los auditorios, el tiempo se le pasa volando porque se engolosina con la palabra. Una mezcla de elocuencia, aires de profesor y uno que otro sarcasmo. Hay que entender que viene de casi cuarenta a?os de pedir la palabra y no siempre se la daban por a, ye ¨® zeta. Ahora es ¨¦l el due?o de la palabra y se extiende m¨¢s de la cuenta.
Su meta es el cambio por encima de todo. Yo prefiero - le dijo a sus ministros- que nos critiquen por hacer el cambio y no, por no hacerlo. Pero los que lo critican son sus amigos, -el senador Bol¨ªvar entre ellos - que se quejan de Roy Barreras porque funge de presidente de la coalici¨®n y que los ministros no sean del parche. El de Interior, el de Relaciones Exteriores, la de Agricultura y por lo menos un embajador, vienen de los partidos tradicionales. No es que no nos gusten, pero eso no fue lo que propusimos, sostienen los insatisfechos.
Es evidente que el presidente quiere lucirse. Desea darle gusto a los que en justicia lo merezcan, s¨®lo que no es f¨¢cil encontrarle financiaci¨®n a tantas necesidades. El Banco de la Rep¨²blica registra una desaceleraci¨®n que se manifestar¨ªa con un crecimiento pobretongo de 0,7 % en el 2023.
No sabemos de qu¨¦ magnitud es el dolor que producir¨¢n la reforma tributaria en curso y las otras modificaciones de fondo: la agraria, la de salud y el Plan Nacional de Desarrollo, elaborado con la ciudadan¨ªa. Queremos una movilizaci¨®n popular, que la poblaci¨®n pueda participar en todo el pa¨ªs, concluy¨® el presidente.
Lo que s¨ª justifica la felicidad del presidente es el espaldarazo de los Estados Unidos a su pol¨ªtica de paz total y al reconocimiento de que la guerra contra el narcotr¨¢fico merece una revisi¨®n, lo que ellos denominan una aproximaci¨®n comprensiva hol¨ªstica a este desaf¨ªo. Y como si fuera poco, el ¡°imperio¡± respeta la soberan¨ªa de Colombia en su decisi¨®n de renovar las relaciones diplom¨¢ticas con Venezuela y en la nueva pol¨ªtica de extradici¨®n. No hab¨ªamos mostrado una actitud de este tenor, tomar la iniciativa en la relaci¨®n con los Estados Unidos. Este si es el cambio.
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