Claudia L¨®pez no se detiene en Bogot¨¢
La alcaldesa de la capital acelera para presentar resultados a un a?o de concluir su mandato mientras baraja la idea de lanzar su candidatura a la presidencia
Claudia L¨®pez se sienta en su despacho a cuadrar los ¨²ltimos detalles del presupuesto. La alcaldesa de Bogot¨¢ permanece en trance total cuando entra su asistente personal y le pide que firme un documento para su pr¨®ximo viaje a Argentina. Espera un garabato r¨¢pido, pero L¨®pez nunca hace nada sin pensar.
¡ªNo hace falta visa para ir a Argentina¡ª, cuestiona.
¡ªLo aconsejan desde la embajada por ser una visita oficial.
¡ª?Para qu¨¦ le voy a dar esa informaci¨®n al se?or de Inmigraci¨®n? Podr¨ªa ir a Argentina¡ a beber vino.
Hay un punto de tensi¨®n. Otra persona entra para explicarle por qu¨¦ ser¨ªa mejor firmar.
¡ªNo hace falta visa para ir a Argentina¡ª insiste.
Los dos colaboradores asienten y salen del despacho. Aqu¨ª manda Claudia.
La alcaldesa de Bogot¨¢, de 52 a?os, encara el final de su mandato. Abandonar¨¢ la alcald¨ªa en diciembre en 2023, pero sabe que desde junio la campa?a para elegir a su sucesor se comer¨¢ todo su protagonismo. No tiene un minuto que perder y tampoco es f¨¢cil seguirle el ritmo una jornada. Hay quien ya mira a L¨®pez como posible candidata a la presidencia en 2026, con esa ansia voraz por la pol¨ªtica en Colombia. Siempre es campa?a electoral, aunque la legislatura de Gustavo Petro no haya hecho m¨¢s que empezar.
Ella no dice que s¨ª, pero mucho menos dice que no. ¡°Si uno quiere transformaciones, hay que competir por representar a los dem¨¢s¡±, cuenta mientras se come unos platanitos en su coche. Es martes y est¨¢ a punto de acabar un d¨ªa en el que ha recibido al secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, en un centro para inmigrantes, particip¨® en el simulacro anual de evacuaci¨®n de la ciudad, almorz¨® con miembros del Gobierno nacional, inaugur¨® un centro para mujeres y dos colegios. Ahora cruza la ciudad de sur a norte para llegar a un concierto junto al vicealcalde de Se¨²l. Ya ha oscurecido y se relaja por primera vez.
Entonces, se pone a hablar de su vida.
Su plan no era la pol¨ªtica. La verdad es que en Colombia ese no es el plan para nadie que se apellida L¨®pez, creci¨® en barrios humildes de la capital y estudi¨® en un colegio p¨²blico. A la pol¨ªtica lleg¨® en 2013, cuando ya no era una persona an¨®nima. Sus investigaciones period¨ªsticas sobre la relaci¨®n entre los paramilitares y el Congreso la hicieron conocida y la obligaron a llevar escolta desde el 2007. Seis a?os despu¨¦s estaba en Estados Unidos haciendo el doctorado cuando le detectaron un c¨¢ncer de mama y la vida se par¨®. ¡°O me matan los sicarios o me mata el c¨¢ncer, ?qu¨¦ me quedar¨ªa por hacer?¡±. Y se lanz¨®. En 2014 fue elegida senadora y en 2019 se convirti¨® en la primera mujer alcaldesa de Bogot¨¢. No solo eso. Es la primera mujer lesbiana alcaldesa de Bogot¨¢. El beso a su esposa para celebrar el triunfo ya es historia de la conservadora sociedad colombiana.
Martes, 4 de octubre de 2022
El d¨ªa comienza a las cinco de la ma?ana en el barrio de Chapinero, donde tiene su casa. No volver¨¢ a desconectarse hasta las once de la noche. Nada m¨¢s abrir un ojo, en su tel¨¦fono ya tiene un informe de seguridad de la polic¨ªa. L¨®pez toma caf¨¦, hace chi kung ¡ªuna t¨¦cnica de origen chino para controlar la respiraci¨®n¡ª, y lee la prensa. El chat de su equipo echa humo desde primera hora.
Su reuni¨®n con Blinken es fugaz, como casi todo en su d¨ªa. En el simulacro de evacuaci¨®n no duda en lanzarse por un tobog¨¢n de tela desde el quinto piso de la torre Colpatria y mientras se descalza hace un Facebook Live. Le encanta agarrar el tel¨¦fono y emitir en directo. Se detiene para hacerse selfies con la gente, pero solo lo imprescindible. No camina, corre, y si pesta?eas ya las has perdido de vista. Cuando cruza la calle despu¨¦s de un improvisar unas palabras sobre la importancia de la seguridad y los simulacros, la bicicleta que siempre lleva en su coche oficial ya est¨¢ preparada. Se pone el casco y L¨®pez desaparece rumbo a la Alcald¨ªa.
All¨ª almuerza con algunos miembros del Gobierno de Petro, como el ministro de Educaci¨®n, Alejandro Gaviria, y el director del Departamento Administrativo de la Presidencia, Mauricio Lizcano. Hay que preparar los ¡°di¨¢logos vinculantes¡± que ha pedido el presidente con todas las regiones. L¨®pez dirige la reuni¨®n porque nadie sabe exactamente c¨®mo hacer algo que sea a la vez grande (calculan unas 40.000 personas) y ¨²til (la idea es que los ciudadanos conversen y le marquen prioridades al Gobierno). La alcaldesa suelta frases como: ¡°t¨² organizaste esta fiesta, dime cu¨¢nto [dinero] tienes para esto¡± (a Lizcano) o ¡°s¨¦ qu¨¦ hacer para que Petro salga contento y d¨¦ un discurso ante 40.000 personas, pero ?c¨®mo hacer para que funcione el di¨¢logo?¡±. Ella propone un sistema mixto entre participaci¨®n virtual y acto presencial. A Gaviria y Lizcano los convence. ¡°Me encanta¡±, dice uno. Se har¨¢ como ella dice.
No es ning¨²n secreto que la relaci¨®n de L¨®pez con el presidente ha sido dif¨ªcil. Los problemas escalaron durante el estallido social que paraliz¨® el pa¨ªs en 2021. ¡°No incendie m¨¢s Colombia y no genere m¨¢s caos¡±, le lleg¨® a decir la alcaldesa a Petro, acus¨¢ndolo de alentar las protestas. L¨®pez, a trav¨¦s de su partido Alianza Verde, tampoco le dio su apoyo en la campa?a hasta el final. Se situ¨® m¨¢s cerca del centro pol¨ªtico que acab¨® por no tener ninguna relevancia electoral. Antes de la primera vuelta, los pol¨ªticos se llamaron por tel¨¦fono, se vieron e hicieron las paces. En realidad, comparten parte de su electorado y esa enemistad no era ¨²til para ninguno de los dos. Ahora, la relaci¨®n es m¨¢s fluida.
¡ªEl presidente est¨¢ honrando su mandato de cambio. Es osado, audaz, eso lo trajo hasta aqu¨ª. Mucha gente dice que ojal¨¢ le vaya bien, yo estoy arremangada para ayudarle a que le vaya bien. Soy parte del proceso del cambio. Yo soy m¨¢s de centroizquierda, controversial, a veces dura. Pero estamos ah¨ª.
Eso no quita que no se calle una cr¨ªtica. La ¨²ltima este viernes, cuando se mostr¨® en contra del acuerdo entre el Gobierno y el gremio ganadero para la compra de tres millones de hect¨¢reas de tierra que repartir entre campesinos. ¡°Yo soy franca y directa con el presidente o con quien sea¡±, remata.
Cuando acaba el almuerzo, la alcaldesa logra llevarse a Gaviria a su pr¨®ximo acto, aunque ¨¦l no lo ten¨ªa previsto. ¡°Ahora es lo divertido¡±, anuncia. Es la hora de la calle, de las multitudes y las inauguraciones en una ciudad que tiene mil obras en marcha. No es una forma de hablar, hay mil proyectos abiertos, desde parques a l¨ªneas de metro. El ministro y la alcaldesa aterrizan en Bosa, uno de los barrios m¨¢s pobres de la capital, para inaugurar una manzana del cuidado, un lugar para que las mujeres a cargo de sus casas puedan aprender a montar en bicicleta, ir al psic¨®logo o estudiar el bachillerato mientras otros cuidan de sus hijos o sus mayores durante un rato. Es una de las iniciativas de la que est¨¢ m¨¢s orgullosa y quiere ense?¨¢rsela al ministro.
¡ª?Nadie tiene por qu¨¦ gritarles, nunca! ?Nadie tiene por qu¨¦ agredirlas, nunca! Si alguien lo hace, vengan aqu¨ª. Aqu¨ª las protegemos.
Un nube de mujeres persigue a L¨®pez por el edificio y las calles cercanas. Despu¨¦s de una ma?ana de dar ca?a en varias reuniones con hombres, ahora se le ve plet¨®rica con las mujeres. El ministro tambi¨¦n recibe abrazos, pero menos. En Bosa, reina Claudia.
La mano de L¨®pez est¨¢ en cualquier decisi¨®n que se toma en esta ciudad que aporta el 26% del PIB nacional. Pero en estos tres a?os, la realidad no se lo ha puesto f¨¢cil. La pandemia, el estallido social, la muerte de j¨®venes a manos de la polic¨ªa, la pobreza, la migraci¨®n. ¡°Un tsunami de siete olas¡±, resume. Su ¨ªndice popularidad se desplom¨®. A los cien d¨ªas de Gobierno, en abril de 2020, el 67% de los bogotanos aprobaban su gesti¨®n. En marzo de 2022, apenas eran el 29%. La covid paraliz¨® la ciudad durante a?o y medio y cuando la ciudad reabri¨® las puertas de las casas, hab¨ªa m¨¢s pobres y m¨¢s desempleados. La inseguridad, hasta entonces contenida por los encierros, se dispar¨®. A la vez, la capital sumaba ya medio de mill¨®n de venezolanos que hab¨ªan huido de la pobreza en su pa¨ªs.
Ah¨ª tuvo uno de sus mayores tropiezos. Hace un a?o L¨®pez relacion¨® la inseguridad con la migraci¨®n venezolana, unas palabras que la alejaban de su papel de progresista y le valieron el repudio de sus aliados pol¨ªticos. ¡°Fue un error de comunicaci¨®n, un error que se corrigi¨®¡±, reconoce.
En estos ¨²ltimos meses su aprobaci¨®n ha mejorado hasta el 41%. La ciudad ha recuperado el empleo perdido y L¨®pez no est¨¢ dispuesta a desaprovechar el impulso. Se ve ya en la recta final y quiere acabar bien su mandato ¡ª¡±la experiencia m¨¢s divina de mi vida¡±¡ª y prepararse para lo que venga. Dice que su empuje sobre la movilidad convertir¨¢ a Bogot¨¢ en otra ciudad en 2032. Ahora le preocupa el golpe que la inflaci¨®n pueda tener en la pobreza, pero sabe que eso es algo que no puede controlar, ella que quiere controlarlo todo.
La alcald¨ªa de Bogota se considera en Colombia el segundo puesto de mayor importancia despu¨¦s de la presidencia. A L¨®pez no le pesa el poder, lo disfruta. Se maneja como nadie en el t¨² a t¨² y con el micr¨®fono. Nunca usa papeles, nunca escribe un discurso. Su equipo le ense?a algunos puntos claves y luego ella improvisa como si estuviera leyendo en una pantalla.
A¨²n quedan dos inauguraciones m¨¢s. Dos nuevos colegios en Bosa, con nombre de mujer, a donde llega con Gaviria. En el ¨²ltimo ya se ha hecho de noche y el cansancio de los miembros de su equipo se nota en sus caras. L¨®pez no. Est¨¢ entusiasmada, como si acabara de empezar el d¨ªa. Se conecta a su Facebook y ense?a en directo las aulas y los ba?os de preescolar mientras habla sin parar ¡°los ni?os de Bosa ya no tendr¨¢n que desplazarse durante una hora para llegar a su colegio...¡±
¡°Me agoto, claro, pero esto me hace feliz. La educaci¨®n me trajo hasta aqu¨ª¡±, cuenta ya en el coche camino al concierto. Claudia es la mayor de seis hermanos y estudi¨® con becas la universidad y luego en Estados Unidos. En Nueva York cuid¨® ni?os y limpi¨® casas para pagar sus gastos. Entonces era una L¨®pez a la que los estudios le abr¨ªan un mundo que no hab¨ªa imaginado desde la casa de sus padres en Ciudad Bol¨ªvar, el barrio m¨¢s pobre de la capital. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, esa ciudad est¨¢ bajo sus ¨®rdenes. ?Todo el pa¨ªs ser¨¢ lo pr¨®ximo?
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