Petro da un paso firme en su proyecto de cambio con una reforma tributaria ambiciosa y tempranera
El presidente prioriz¨® conseguir recursos para implementar sus dem¨¢s reformas, empezando por la de salud que ya se empieza a ambientar
En la historia reciente de Colombia ninguna reforma tributaria estaba lista antes de diciembre. Los Gobiernos las presentaban al legislativo lo m¨¢s tarde posible, para llevarlas negociadas con los congresistas y otros grupos de inter¨¦s, y tambi¨¦n para dar poco tiempo para que se plantearan estrategias que redujeran el recaudo. Mejor dicho: se buscaba la deliberaci¨®n m¨¢s breve y corta posible. No esta vez. El Gobierno de Gustavo Petro la present¨® el 8 de agosto, su primer d¨ªa; la sac¨® adelante en tres meses cuando usualmente se hac¨ªa en dos o menos; y logr¨® cambios que se calcula que aumentar¨ªan el recaudo del Gobierno central en alrededor del 1,1% del PIB, un monto sustancial y mayor que el de muchas de las reformas de los ¨²ltimos a?os.
Cuando, en marzo, se defini¨® c¨®mo ser¨ªa el Congreso en el cuatrienio 2022-2026, no era obvio que un futuro presidente tuviera mayor¨ªas. En las elecciones legislativas ocho listas lograron esca?os en el Senado, y la m¨¢s grande tendr¨ªa 20 de los 107 o 108 senadores (el segundo en las elecciones presidenciales podr¨ªa ocupar otra curul, pero era voluntario). Entonces no era claro el panorama de posibles coaliciones. Cuando Petro gan¨® en primera vuelta pero pas¨® a enfrentarse con el poco conocido Rodolfo Hern¨¢ndez, al hoy presidente lo apoyaron partidos que suman menos de 40 curules, y fue sumando votos individuales para acercarse al n¨²mero m¨¢gico, la mayor¨ªa absoluta, con 55. Pero ni estaba cantado que la lograra; tampoco que una reforma que incrementara los impuestos mantendr¨ªa a una coalici¨®n unida.
Ya elegido, y con una coalici¨®n mayoritaria en el Congreso gracias al apoyo de varios partidos tradicionales a los que siempre se opuso e incluso que ven¨ªan de hacer campa?a en su contra, su ministro de Hacienda, Jos¨¦ Antonio Ocampo, present¨® una reforma ambiciosa. Ambiciosa en dos sentidos: en su deseo de recoger unos 25 billones de pesos, alrededor del 1,8% del PIB, un salto grande cuando el recaudo de todos los impuestos en 2020 fue del 14,2% del PIB, seg¨²n datos del Banco Mundial. Tambi¨¦n en su objetivo de gravar m¨¢s a los m¨¢s ricos, de aumentar los impuestos a sectores poderosos (el financiero, el petrolero, el minero), de crear impuestos que en el pasado no hab¨ªan salido adelante (como el de las bebidas endulzadas), y de lograr un avance tan significativo en la equidad que propon¨ªa por primera vez reducir el ¨ªndice Gini del pa¨ªs a menos de 0,5, ¡ªuna frontera psicol¨®gica y simb¨®lica. Era, en suma, una reforma que buscaba concretar la idea del cambio que marca la Administraci¨®n.
En el camino la reforma perdi¨® parte de esa ambici¨®n: recoger¨¢ menos dinero, alrededor del 1,2% del PIB, y perdi¨® alguno de los elementos que m¨¢s mostraban el cobro a los m¨¢s ricos, como el impuesto de renta a las pensiones de 10 millones de pesos (unos 2 mil d¨®lares) o m¨¢s. Peor el coraz¨®n se mantuvo. Ese mismo impuesto de renta tendr¨¢ menos beneficios para las personas, algo que suelen poder usar m¨¢s los de mayores ingresos, y ser¨¢ m¨¢s alto para quienes ganan unos 20 millones de pesos o m¨¢s; los sectores financiero, minero, de alimentos y sobre todo petrolero pagar¨¢n m¨¢s renta; habr¨¢ un nuevo impuesto a los pl¨¢sticos de uso ¨²nico. La reforma sigue siendo grande y encarnando el cambio en pro de la igualdad, de la salud, del ambiente.
Por eso, aprobarla es en si mismo un logro para Petro. Sacarla en noviembre le permite adem¨¢s mostrar un resultado tangible antes de sus 100 d¨ªas, una prueba de que su cambio ya molesta a algunos empresarios que critican las alzas. Que lo hagan con argumentos, que los argumentos sean s¨®lidos, que la reforma tributaria vaya a ahogar la industria que m¨¢s aporta a las exportaciones y que es clave en las finanzas p¨²blicas, todo ese debate es eso, otra discusi¨®n. Porque para quien cree en la necesidad de un gran cambio social es apenas natural que los poderosos se opongan a ¨¦l. Eso mismo es algo que est¨¢ empezando a pasar con el tema que empez¨® a tomar el relevo de los impuestos, el de la salud.
La reforma al sistema de salud es una de las que marcaron la campa?a de Petro, como la pensional, la agraria o la energ¨¦tica. El jueves, el mismo d¨ªa que el Senado (en la madrugada) y la C¨¢mara de Representantes (a fines de la tarde) aprobaron la reforma tributaria, Petro anunci¨® desde Aracataca que el Gobierno tomar¨ªa posesi¨®n de la cadena de droguer¨ªas La Rebaja, que est¨¢n bajo el control de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) por haber sido una fachada para el lavado de activos del antiguo Cartel de Medell¨ªn. La propuesta va m¨¢s all¨¢ de usar esas farmacias como centros de salud y de convertir dos laboratorios ajenos a ellas para producir medicamentos gen¨¦ricos. Como desarroll¨® este diario, la meta es crear un nuevo holding de empresas p¨²blicas de salud . Ellas estar¨ªan al servicio de un modelo preventivo, de visitas m¨¦dicas a domicilio como el que prob¨® Petro en Bogot¨¢ cuando fue alcalde. Pero tambi¨¦n ¡ªy quiz¨¢s sobre todo¡ªser¨ªan un ejemplo de un Estado empresario, otra de las ideas que encarnan el cambio de Gustavo Petro.
Esa propuesta volvi¨® a poner los reflectores sobre Carolina Corcho, la ministra de Salud que mantiene bajo perfil desde su posesi¨®n a pesar de que al ser designada. Corcho produjo revuelo por sus conocidas posturas contra el sistema de salud, encabezado por las sociedades encargadas de administrar el riesgo y afiliar a las personas: las Entidades Promotoras de Salud (EPS). Es el inicio de una nueva discusi¨®n, as¨ª como en temas de paz se super¨® el debate de la ley, de las herramientas legales para negociar con los grupos armados, y ahora inicia el de la negociaci¨®n. Pocos d¨ªas antes de cumplir los emblem¨¢ticos 100 d¨ªas como presidente, Petro consigui¨® recursos extra para ejecutar sus reformas. Vienen esos otros ajustes, que seguramente responder¨¢n a las mismas prioridades, y el gasto o inversi¨®n de ese dinero.
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