No se puede hablar
Cuando aceptamos que el activismo encontrara acomodo en el idioma, perdimos el ¡°juicio¡±. Purgamos ahora una cadena perpetua para la lengua

La humanidad ha superado notables periodos de oscurantismo, en los que se ha perseguido y penado la libertad de expresi¨®n y pensamiento, la opini¨®n, el derecho a disentir, la libre elecci¨®n, la manera de sentir la fe y el avance de la ciencia. Hemos llegado a una etapa en que, si bien no hemos podido superar del todo estos fen¨®menos, al menos s¨ª logramos evidenciarlos y combatirlos. Pero retrocedimos.
Es la ¨¦poca de las grandes libertades, pero, gran iron¨ªa, ya no se puede hablar, porque las palabras son ahora parte de una cadena invisible de minas antipersona que amenaza con detonar a cada intento de salivar.
A nadie se le permite tener perros o gatos; un ser vivo no puede ser due?o de otro, por lo que hay que hablar de ¡°familias interespecie¡±. Menudo problema si uno ama a los animales, ?pero no cree que gatos o perros sean hijos!
El humor, que puede ser cuestionado cuando, excedi¨¦ndose, mortifica u ofende, es ahora objeto de acciones judiciales y escenarios de tribunal. Los humoristas deben llevar en el bolsillo un frasco de crema para hidratar cada palabra, no vaya y sea que terminen irritando pieles, cuando el encanto fundamental de su oficio era precisamente la ampolla.
Referirse a la ceguera, la sordera o la mudez siempre termina mal. Se hace caso omiso del principio de econom¨ªa ling¨¹¨ªstica, primo hermano de la Navaja de Ockham (la manera m¨¢s simple de decir las cosas es la mejor). Dejando de lado esa norma fundamental de hablar con naturalidad y concisi¨®n, hoy en d¨ªa nos referimos a ¡°una persona en situaci¨®n de discapacidad¡± visual, auditiva, del habla, f¨ªsica, intelectual, mental¡
El ser humano, masculino en el g¨¦nero de la esencia del idioma, est¨¢ proscrito; no as¨ª la humanidad, aunque se anteceda de un femenino gramatical que, ah¨ª s¨ª, no molesta. Navegamos con dificultad en aguas del ¡°todos y todas¡±; de los ¡°ni?os, ni?as y adolescentes¡± (?pronto tambi¨¦n adolescentas?); de los ¡°hijes¡± o ¡°l@s hij@s¡±; de neologismos tan ajenos a la belleza del idioma como la ¡°matria¡±, aunque el concepto de madre patria subsiste en las bocas de un pu?ado de valientes y ¡°valientas¡±.
La llegada de lo pol¨ªticamente correcto al idioma hace que los funcionarios se enreden o rebuznen, como en el caso de aquellos uniformados que, temerosos de despertar iras ajenas, hacen alusi¨®n a ¡°la femenina¡± para referirse a una mujer.
Pagamos el precio de vivir en un mundo donde la diversidad exige precisiones que solo una minor¨ªa puede manejar con destreza Ciertos conceptos ya requieren de medio abecedario para enunciarse sin generar irascibilidad: L, G, B, T, I, A, K y la reciente adici¨®n de s¨ªmbolos como el +, porque en el homosexualismo y el bisexualismo millones de personas ya no se sienten representadas.
Hace unos a?os, cuando comenz¨¢bamos a sentir la llegada de esa cruzada por la palabra exacta, aun a costa de la l¨®gica o la estructura natural de cada idioma, con t¨¦rminos muy c¨¢usticos, el escritor H¨¦ctor Abad Faciolince lo evidenciaba haciendo lo que mejor sabe hacer (?s¨ª, escribir, que ya tampoco se puede!):
¡°El g¨¦nero es una categor¨ªa gramatical que no tiene nada que ver con el sexo. Cuando yo digo, por ejemplo, que ¡®las personas tienen est¨®mago¡¯, aunque ¡®personas¡¯ tenga g¨¦nero femenino no estoy excluyendo a los hombres. Y aunque ¡®est¨®mago¡¯ sea masculino de g¨¦nero, lo llevan por dentro los dos sexos por igual. De hecho, el ¨®rgano viril por excelencia suele tener en castellano g¨¦nero femenino y (exc¨²senme los o¨ªdos castos) puedo citar los casos de la verga, la polla, la picha y la mond¨¢, cuatro instrumentos id¨¦nticos de g¨¦nero femenino, aunque evidentemente de sexo masculino. Y en Espa?a, al menos, pasa lo inverso con la parte correspondiente de la mujer y, por t¨ªpicamente femenino que sea (en cuanto al sexo) el co?o, el g¨¦nero de esta palabra es masculino¡±.
Perdimos la batalla. Nos libramos del yugo solo para fortalecerlo y dejarlo firmemente ajustado al cuello. Volvimos a ser bueyes. Corrijo: volvimos, todos y todas a ser los/las/buey@s.
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Ni con el cambio cambian las cosas
