Incomunicaci¨®n total
La comunicaci¨®n del gobierno Petro ha sido err¨¢tica desde el principio y tiene su sello personal: impulsividad, grandilocuencia, ambici¨®n y adanismo
¡°No hay crisis ni se acab¨® el proceso¡±, dijo el comisionado de paz Danilo Rueda en entrevista con EL PA?S el 8 de enero, refiri¨¦ndose al impasse ocurrido en la mesa de conversaciones entre el gobierno y el ELN, luego de que la guerrilla desmintiera al Presidente diciendo que no hab¨ªa discutido con ¨¦l ninguna propuesta de cese al fuego bilateral. En una nueva desmentida, al d¨ªa siguiente de las declaraciones de Rueda, el ELN anunci¨® en un comunicado que ¡°imposiciones unilaterales¡± del gobierno ¡°atentan contra los di¨¢logos¡± y que la mesa ¡°entr¨® en una crisis que est¨¢ por resolverse¡±. Al parecer el ELN ve algo que el Gobierno no.
El mismo d¨ªa 8, El Espectador publicaba que el anuncio hecho por el Presidente a trav¨¦s de Twitter el 31 de diciembre a las 10:45pm -un momento tan inusual que recuerda a los caracter¨ªsticos impactos comunicacionales de la extinta guerrilla del M-19, de la que Petro fue miembro- obedec¨ªa a un hecho simple: ¡°no hay un mecanismo de comunicaci¨®n entre el Gobierno y la delegaci¨®n guerrillera cuando la mesa no est¨¢ sesionando¡±. Seg¨²n el diario, ¡°fue el ELN el que m¨¢s insisti¨® en poner orden para tener certezas¡± y por eso se crearon subcomisiones para discutir el funcionamiento de la mesa y la forma en la que se llegar¨ªa a acuerdos. Uno de los temas discutidos es, precisamente, el de los protocolos de comunicaciones y pedagog¨ªa del proceso.
La comunicaci¨®n del gobierno Petro ha sido err¨¢tica desde el principio y tiene su sello personal: impulsividad, grandilocuencia, ambici¨®n y adanismo. Su lenguaje abunda en adjetivos y superlativos, es excesiva en s¨ªmbolos. Por eso lo suyo no es una pol¨ªtica de paz cualquiera: es una paz total. La propuesta de cese al fuego no es s¨®lo pragm¨¢tica: es ¡°una propuesta audaz¡±. Petro elucubra en voz alta y acostumbra presentar ideas sin elaborar como hechos consumados. Quienes nos dedicamos al periodismo y a la comunicaci¨®n estrat¨¦gica sabemos que esa tendencia es altamente peligrosa en todos los ¨¢mbitos, pero especialmente cuando se trata de la paz y el conflicto, porque una mala comunicaci¨®n mina la confianza entre las partes y genera malentendidos que amenazan lo avanzado, con indeseables consecuencias para la vida de millones de personas.
La paz no es s¨®lo un asunto de buena voluntad: requiere equilibrios muy delicados en los que, pese a ser frecuentemente ignorada, la comunicaci¨®n debe ser estrat¨¦gica, no s¨®lo instrumental. No se reduce a emitir comunicados, hacer ruedas de prensa, o gastar dinero en cartillas y campa?as a las que poca gente presta atenci¨®n. Requiere criterio pol¨ªtico, visi¨®n de futuro, sentido de la pertinencia y la oportunidad; saber administrar los silencios, ser prudentes y discretos, encontrar las palabras, el tono y los medios adecuados. Requiere sensibilidad para manejar los ritmos y cierta flexibilidad, que no es lo mismo que la improvisaci¨®n. Es una p¨¦sima estrategia manejar la comunicaci¨®n de un proceso de paz reproduciendo las din¨¢micas de la guerra, con intenciones propagand¨ªsticas para obtener ventajas sobre la contraparte.
El ELN es una guerrilla dif¨ªcil, con la que ning¨²n intento anterior de firmar la paz ha sido exitoso, lo que aumenta el tama?o de los retos. Conociendo las intransigencias y las maneras de ambas partes, es inevitable preguntarse si, a pesar de su arrogancia y de su desconexi¨®n con la realidad, tiene raz¨®n el ELN cuando acusa al gobierno de ¡°imposiciones unilaterales¡±. El jefe del equipo negociador del gobierno, el tambi¨¦n ex guerrillero del M-19 Otty Pati?o, dijo titubeante, en un intento de excusar a Petro, que su intenci¨®n al anunciar el supuesto cese -del que, al parecer, ni Pati?o ni los militares estaban enterados- fue la de abreviar los tiempos de la negociaci¨®n. En pocas palabras, presionar a la guerrilla para conseguir un acuerdo r¨¢pido.
Los acontecimientos recientes demuestran que lo m¨¢s urgente es dise?ar un mecanismo de comunicaci¨®n interna claro y transparente entre las partes, con un componente s¨®lido de comunicaci¨®n de crisis para asegurarse de que los acuerdos han sido comprendidos y suscritos por todos, y con el compromiso de que los malentendidos se tramitar¨¢n en privado para no afectar la negociaci¨®n, esforz¨¢ndose por evitar que se conviertan en una constante.
Ser¨ªa deseable que la mesa acuerde un lenguaje com¨²n, sin terminolog¨ªa pretendidamente novedosa que confunde a los ciudadanos, a los periodistas e, incluso, a expertos en temas de paz. El presidente dijo al inicio de las conversaciones, por ejemplo, que la negociaci¨®n con el ELN era ¡°t¨¦cnica y no pol¨ªtica¡± y, recientemente, el ministro del Interior Alfonso Prada dijo que habr¨¢ ¡°mesas de di¨¢logo sociojur¨ªdicas¡± con los grupos armados diferentes al ELN ?Qu¨¦ significa eso? Estas y otras definiciones han sido lanzadas al aire sin ser explicadas.
El a?o pasado, Petro dijo que el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Santos y las FARC ¡°fue un acuerdo entre guerreros del que se excluy¨® a la sociedad¡±, lo que, seg¨²n ¨¦l, gener¨® una desconexi¨®n. Si tambi¨¦n en esto pretende ser innovador y realmente le interesa que los colombianos se impliquen y acompa?en su pol¨ªtica de Paz Total para hacerla sostenible, debe esforzarse por comunicar mejor para no abocar a los di¨¢logos al fracaso o, en el ¡°mejor¡± de los casos, a la irrelevancia. La gente no puede ni suele apoyar procesos que no entiende y reacciona ante ellos con apat¨ªa, indiferencia o rechazo. Incluso el expresidente Santos reconoci¨® en una entrevista con el escritor Juan Gabriel V¨¢squez que el proceso de paz con las FARC ten¨ªa que haber trabajado mucho mejor su comunicaci¨®n y pedagog¨ªa.
Si los protocolos de comunicaciones y pedagog¨ªa de la paz total est¨¢n en proceso, es un buen momento para dise?arlos estrat¨¦gicamente sin olvidar que hay temas urgentes por resolver, y estableciendo el compromiso de que las partes los respeten. Habr¨ªa que decidir qui¨¦n los implementar¨¢, qui¨¦n evaluar¨¢ y monitorear¨¢ su cumplimiento. Sugiero que esta tarea haga parte del trabajo de los representantes de la sociedad civil en la mesa, para garantizar su independencia.
Una negociaci¨®n de paz es un acto comunicativo en s¨ª mismo: se llega a acuerdos a trav¨¦s del di¨¢logo y se busca reemplazar la confrontaci¨®n b¨¦lica por la confrontaci¨®n p¨²blica de las ideas, sin violencia. Los medios han tenido parte de responsabilidad en el relato prevalente sobre el poder de las armas, pero la responsabilidad de cambiar ese relato por uno que ayude a construir la paz no es exclusivo de ellos: las partes que negocian y la sociedad son corresponsables. La mesa debe asumir su responsabilidad por lo que comunica y no reposar en la costumbre de culpar de todos los malentendidos a los periodistas.
Los errores de comunicaci¨®n se pagan caro, lo advierto siempre que puedo. Todo lo que acabo de escribir se lo dije al comisionado Rueda en la conversaci¨®n que sostuvimos en el panel inaugural de la C¨¢tedra Unesco de Comunicaci¨®n de la Universidad Javeriana en octubre del a?o pasado. ?l tambi¨¦n es comunicador social, de modo que su papel puede ser crucial para lograr que la pol¨ªtica gubernamental de paz no siga pareciendo una oda a la improvisaci¨®n en la que, de momento, lo ¨²nico total es la incomunicaci¨®n.
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