Un golpe de realidad frena la ambici¨®n de Gustavo Petro
Los pr¨®ximos meses marcar¨¢n el Gobierno de izquierdas, al que le empiezan a surgir los primeros problemas
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, recurri¨® la semana pasada a un cl¨¢sico instinto de vanidad: actu¨® como cuando alguien tropieza por la calle y se tuerce un tobillo, pero se levanta, dice que est¨¢ bien y echa a andar como si nada porque la verg¨¹enza de caerse es mayor que el dolor que siente. ¡°Que pas¨¦ una semana muy mala dicen por ah¨ª, la verdad, no¡±, tuite¨® el presidente el pasado lunes, como levant¨¢ndose del suelo y echando a correr. No sonaba convincente.
Petro sufri¨® en pocos d¨ªas varios reveses que se agolparon uno encima de otro para deleite de sus opositores. Sobre el Palacio de Nari?o cay¨® en apenas una semana la primera crisis de gabinete, una crisis de seguridad, una advertencia judicial y el aliento de la corrupci¨®n en la nuca del presidente. Una tormenta perfecta que marca el final del principio de su mandato. Ochos meses despu¨¦s de su llegada al poder, se acabaron los ¨ªndices de aprobaci¨®n mayores a los de desaprobaci¨®n, el entusiasmo generalizado entre sus votantes y la benevolencia de sus cr¨ªticos. Empieza la hora de la verdad para el primer Gobierno de izquierdas de la historia reciente de Colombia que prometi¨®, nada menos, que cambiar el pa¨ªs.
La sombra de la corrupci¨®n
De todos los problemas del presidente, uno sobresale por encima de los dem¨¢s: la investigaci¨®n por corrupci¨®n de su hijo mayor, Nicol¨¢s Petro. El mandatario trat¨® de hacer control de da?os al ser el primero en hablar del caso y solicitar p¨²blicamente a la Fiscal¨ªa una investigaci¨®n sobre su propio hijo y su propio hermano, pero nada frena la realidad de que la corrupci¨®n estall¨® en el interior de la familia presidencial. Es un da?o, de entrada, moral contra una de las mayores banderas del presidente, que prometi¨® gobernar para ¡°derrocar el r¨¦gimen corrupto¡± de Colombia. La periodista Martha Ortiz explica que aunque ¡°¨¦l no es responsable, se trata de su hijo en su propia campa?a¡±. ¡°La gente puede no entender a fondo la reforma de la salud, pero leer que el hijo del presidente se rob¨® plata es demasiado eficiente para destruir su imagen¡±, a?ade.
Este es un tema que seguramente lo acompa?ar¨¢ a lo largo de su mandato, con la investigaci¨®n ya en marcha. El presidente se refiri¨® a ¨¦l por primera vez este domingo en una entrevista con la revista Cambio. ¡°No lo crie¡±, dijo en referencia a Nicol¨¢s, y explic¨® que su ni?ez coincidi¨® con sus a?os de clandestinidad como guerrillero del M-19. Es una frase cruda que no habla tan bien de su papel como padre, pero sirve ahora como descargo de su responsabilidad. Nicol¨¢s es el ¨²nico de sus hijos que demostr¨® inter¨¦s por la pol¨ªtica al calor del crecimiento de su padre en la esfera p¨²blica. Ah¨ª fue cuando se reencontraron. Ahora, a?ade Petro, es un caso en manos de la Fiscal¨ªa en el que ¨¦l, ni como padre ni como presidente, tiene intenci¨®n de interferir.
Los analistas consultados no creen que este frente familiar da?e tanto la capacidad de gobernar de Petro como su imagen. Nicol¨¢s, diputado del Atl¨¢ntico, habr¨ªa recibido grandes cantidades de dinero de empresarios que cre¨ªan estar aportando a la campa?a de su padre, algunos de ellos relacionados con el narcotr¨¢fico, seg¨²n denunci¨® su exesposa. El economista Jorge Restrepo considera que el esc¨¢ndalo s¨ª puede afectar mucho a Petro en las pr¨®ximas elecciones locales de octubre. ¡°Los candidatos de la costa caribe [el campo de acci¨®n de los desmanes de Nicol¨¢s] tendr¨¢n menos probabilidad de ¨¦xito electoral¡±, dice. Esas elecciones, que a medida que se acercan centran m¨¢s el debate, son fundamentales para el presidente. El Gobierno de izquierdas necesita el mayor apoyo regional posible para apuntalar su poder.
Las reformas son del presidente
Uno de los mayores aciertos de Petro fue la formaci¨®n de su primer gabinete. Su habilidad pol¨ªtica le permiti¨® encajar piezas muy diferentes en un solo Gobierno. Logr¨® un equilibrio dif¨ªcil entre pol¨ªticos de su ala m¨¢s izquierdista y figuras moderadas y reconocidas con experiencia en el poder. A estos ¨²ltimos, que le sirvieron de puente con un sector m¨¢s centrista, les entreg¨® carteras tan importantes como la de Hacienda, a Jos¨¦ Antonio Ocampo, la de Agricultura que debe sacar adelante la reforma agraria, a Cecilia L¨®pez, o la de Educaci¨®n, una de sus prioridades, a Alejandro Gaviria. Un puzzle en el consejo de ministros que desde lejos luc¨ªa muy bonito, pero que desde cerca encaja peor de lo que parec¨ªa.
La salida de Gaviria ha sido la primera muestra de que el presidente apuesta por la diversidad de opiniones, pero no tanto. En la entrevista de este domingo asegura varias veces que los proyectos de reformas son del presidente, por lo que la discrepancia est¨¢ bien, hasta un l¨ªmite. El exministro de Educaci¨®n lo traspas¨®. ¡°No puede haber un Gobierno diluido frente a un Congreso cuando se tramita un proyecto de ley. Y el proyecto de ley de salud que se ha presentado es el del presidente de la Rep¨²blica¡±, dice Petro. El exministro reconoci¨® en una entrevista con EL PA?S que hab¨ªa cometido algunas ¡°imprudencias¡±. Desde que se present¨® la reforma, Gaviria hizo p¨²blica su disconformidad y se convirti¨® en la voz dentro del Gobierno de un sector de la sociedad que ve con preocupaci¨®n la reforma.
La analista Yolanda Ruiz cree que con su salida pierde el Gobierno y pierde el pa¨ªs. ¡°Gaviria representa a un sector que no es mayoritario, pero tiene una mirada m¨¢s aterrizada y menos de blancos y negros. No es la oposici¨®n, ni la derecha. El Gobierno pierde una voz cr¨ªtica, una de las m¨¢s autorizadas en materia de salud. A Petro le conviene seguir manteniendo esas voces no partidistas¡±. El presidente, al que no pocas voces consideraban un pragm¨¢tico por el arranque de su mandato, demuestra ahora que el pragmatismo sirve hasta cierto punto. ?l tiene las reformas que quiere en la cabeza. De hecho, lleva a?os imagin¨¢ndolas desde la oposici¨®n y como candidato.
Petro da por cerrada esa primera crisis en el Gobierno, que inevitablemente puso las miradas sobre los otros moderados del gabinete. ¡°Les va a resultar dif¨ªcil lanzar sus propias agendas si no hacen parte de la agenda Petro¡±, sostiene Restrepo. De entrada, y para calmar las aguas, el ministro Ocampo ha dicho que va a continuar porque as¨ª se lo ha pedido el presidente.
Gaviria no sali¨® solo del gabinete. Ese d¨ªa, el mandatario tambi¨¦n anunci¨® la salida de la ministra de Cultura y de la de Deportes. Por si fuera poco, esta ¨²ltima, la medallista ol¨ªmpica Mar¨ªa Isabel Urrutia, firm¨® 260 contratos a toda prisa antes de irse, lo que el presidente calific¨® de ¡°actuaciones indelicadas¡±. Un problema que tendr¨¢ que resolver su sucesora y que ya est¨¢ en manos de la Fiscal¨ªa. En medio de tantos frentes, Urrutia parece el menor de los problemas del Gobierno, pero su nefasta gesti¨®n ah¨ª queda.
Una coalici¨®n d¨¦bil
Petro no tiene mayor¨ªa en el Congreso, pero con ese aire tan positivo que lo envolvi¨® todo con su llegada, logr¨® una coalici¨®n parlamentaria tan amplia como extra?a. Incluy¨® entre los partidos de gobierno a formaciones tan antipetristas como el Conservador, el Liberal y el de la U. Con ellos sac¨® la tributaria, la primera de las grandes reformas aprobadas por el Ejecutivo. Esa coalici¨®n, sin embargo, da las primeras muestras de ruptura. Las elecciones a la vista obligan a los partidos a tomar una posici¨®n opositora frente al Gobierno y las reformas ahora en debate, como la de la salud, marcan las diferencias ideol¨®gicas de esa amalgama de partidos. El Gobierno es consciente de que el tiempo de las mayor¨ªas se est¨¢ agotando.
En este punto, el presidente prefiere recuperar su esencia m¨¢s izquierdista. Su Gobierno va a presentar las reformas que ¨¦l quiere, con el sesgo ideol¨®gico que ¨¦l les imprima, pero luego sabe que est¨¢ en manos del Congreso su aprobaci¨®n, un tira y afloja que siempre acaba variando los proyectos. Es una forma de cubrirse las espaldas ante su electorado. Las reformas no ir¨¢n tan lejos como ¨¦l habr¨ªa querido, pero siempre podr¨¢ decir que fue una decisi¨®n del Congreso. Frente a las voces que en este punto acusan al presidente de radical o caudillista, la periodista Yolanda Ruiz llama a esto normalidad democr¨¢tica.
¡°Estamos viviendo las vicisitudes de un Gobierno de izquierda que est¨¢ metido dentro de los elementos democr¨¢ticos que tiene el pa¨ªs, que presenta reformas a trav¨¦s del Congreso. Las cosas van dentro del cauce de la democracia, a m¨ª no me preocupa. En Colombia la guerra nos ha anulado, nos hace ver a la izquierda como guerrilla y a la derecha como paramilitar, no hay matices. Tenemos un reto como pa¨ªs y es que hay que hacer un an¨¢lisis de las propuestas y no parapetarnos en un escenario de guerra¡±, dice.
Restrepo, por su parte, cree que el Gobierno ha llegado a un punto de inflexi¨®n, no tanto por una crisis profunda, sino porque se alcanz¨® el l¨ªmite de poder que tiene la coalici¨®n en el Congreso. ¡°Nos dimos cuenta de que este Gobierno tiene menos poder del que se cre¨ªa que pod¨ªa tener. Las reformas van a ser mucho menos radicales y se aprobar¨¢n menos¡±, asegura.
El c¨¢lculo electoral: el caso de Roy Barreras
No solo los partidos opositores redoblan sus ataques al Gobierno con las urnas en el horizonte. A Petro, durante su campa?a, se le sumaron pol¨ªticos que no ven¨ªan de la izquierda ni del Pacto Hist¨®rico. Uno de ellos, Roy Barreras, se convirti¨® en su mayor escudero en el Congreso. Pol¨ªtico experimentado y desenvuelto en todos los escenarios, con un pasado uribista y santista, fue el mu?idor de las primeras mayor¨ªas parlamentarias del Gobierno. Ahora esa alianza empieza a hacer aguas. Barreras ya ha mostrado su desacuerdo con la reforma de salud e incluso con el proyecto central de Petro, el de la paz total, que busca pacificar el pa¨ªs a trav¨¦s de la negociaci¨®n con todos los grupos criminales, de las guerrillas al narcotr¨¢fico.
Barreras se ha unido a La Fuerza de la Paz, un nuevo partido surgido de una escisi¨®n dentro del Pacto Hist¨®rico. Con esas siglas concurrir¨¢ a las urnas en las regionales y locales y, aunque la nueva formaci¨®n se declar¨® la semana pasada como partido de gobierno, necesita diferenciarse del Pacto Hist¨®rico. Barreras, con sus ¨²ltimas declaraciones, trata de buscar el centro pol¨ªtico m¨¢s que la izquierda. La m¨¢s sonada, hace unos d¨ªas, fue cuando le pidi¨® al Gobierno de la naci¨®n que deje de negociar con los narcos. Petro, en la entrevista en Cambio, asegur¨® que decir eso es un ¡°insulto¡±. ¡°Los pol¨ªticos hacen c¨¢lculos, toman sus rutas¡±, dijo sobre ¨¦l en otro momento. Neg¨®, sin embargo, una ruptura entre ellos, pero nada hace pensar que su mano derecha en el Congreso est¨¦ tan firme hoy con el Ejecutivo como hace unos meses. Justo cuando la mano m¨¢s falta le hace a sus reformas.
Lo que pase en los pr¨®ximos meses marcar¨¢ definitivamente a este Gobierno. Cu¨¢ntas reformas sacar¨¢ a adelante, qu¨¦ tendr¨¢ que sacrificar, cu¨¢nto desilusionar¨¢ a los suyos, cu¨¢nto enervar¨¢ a sus contrincantes. Qu¨¦ pasar¨¢ con su hijo, de qu¨¦ tama?o ser¨¢ el cambio. En la entrevista de este domingo el presidente volvi¨® a ensayar un ¡°estoy bien¡± despu¨¦s de la ca¨ªda que son¨® m¨¢s sincero que el de su primer tuit. ¡°Bueno, ah¨ª vamos. El presidente de la resistencia¡±, se denomin¨® a s¨ª mismo.
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