La ca¨ªda del Silicon Valley Bank aterriza a las start-ups colombianas al fin de la fiesta del dinero barato
Cinco emprendedores analizan las nuevas prioridades en sus modelos de negocios tras la debacle de una entidad clave para el ecosistema tecnol¨®gico
Despu¨¦s de medio mes de inquietud y expectativa, las start-ups colombianas empiezan a decantar el panorama a futuro tras el s¨²bito cierre del Silicon Valley Bank (SVB) el pasado 10 de marzo. Este diario reuni¨® el testimonio de cinco emprendedores que alcanzaron a rescatar sus dep¨®sitos con transferencias a otras entidades estadounidenses para conocer cu¨¢les ser¨¢n las prioridades de un sector donde el tiempo corre de forma tan fren¨¦tica que da la impresi¨®n de que hay poco espacio para la reflexi¨®n.
El SVB, fundado en California en 1983, sol¨ªa ser el establecimiento por excelencia para inversores de capital riesgo y emprendimientos de base tecnol¨®gica. Por eso, el jueves 9 de marzo, un d¨ªa antes de que las autoridades intervinieran la entidad bancaria, Daniel Bilbao, cale?o de 39 a?os, y l¨ªder de la plataforma de verificaci¨®n de identidad Truora, no daba cr¨¦dito a los rumores de que SVB estaba en proceso de hundirse: ¡°Yo ya sab¨ªa que la acci¨®n se hab¨ªa ca¨ªdo el 30%. Pero al mismo tiempo me preguntaba, ?cu¨¢l es el chance de que uno de los 20 m¨¢s grandes deje de existir?¡±.
Una reflexi¨®n que no tard¨® mucho en quedar desvirtuada, a medida que las noticias sobre los retiros masivos de fondos se suced¨ªan en cascada. 42.000 millones de d¨®lares, uno por segundo, a lo largo de diez horas en la mayor desbandada de dep¨®sitos en un solo d¨ªa en la historia reciente de Estados Unidos. Antes de las 10 de la ma?ana de ese mismo jueves empez¨® a transferir el dinero de su start-up a otros bancos y antes de las 6 de la tarde ya hab¨ªa puesto a salvo los 12 millones de d¨®lares de su capital. En su opini¨®n, la crisis de SVB no era del todo predecible.
Bilbao, como los dem¨¢s entrevistados, manifiesta haber pasado p¨¢gina tras aquel fin de semana vertiginoso. Pero algo de nostalgia se percibe en el ¨¢nimo de un grupo de j¨®venes, que no pasan la cuarentena, convencidos de que los d¨ªas de las valoraciones estratosf¨¦ricas de las compa?¨ªas, que no se correspond¨ªan con su crecimiento real, y las toneladas de d¨®lares que alimentaron durante tantos a?os la hoguera han llegado, de momento, a su fin.
?scar Giraldo, manizalita de 39 a?os y fundador de Playbox, una plataforma a cargo del software de servicio al cliente de empresas como Nubank o Meta (Facebook), lo define como ¡°un bajonazo a tierra¡±. ¡°Despu¨¦s de toda la abundancia y de todo el boom de los ¨²ltimos a?os¡±, argumenta, ¡°esto nos obliga a enfocarnos en lo que realmente importa: resolver los problemas de los clientes, desarrollar una cultura empresarial clara y no solamente crear una empresa para hacernos millonarios¡±.
Los reguladores del Estado de California, al parecer, sab¨ªan ya hace un tiempo que el de SVB era un caso delicado, pero por razones a¨²n por esclarecer no se tomaron medidas. Fabi¨¢n Corredor, boyacense de 40 a?os y fundador de Veci, una fintech que busca acercar servicios financieros a los emprendedores, advierte que el sistema financiero ya hab¨ªa recibido suficientes se?ales de alarma, como ocurri¨® con la ca¨ªda de las ¡®puntocom¡¯ a principios de siglo: ¡°Debe haber una correcci¨®n urgente en la valoraci¨®n de las empresas y en la forma de invertir de los fondos de riesgo porque si seguimos con el modelo actual, con capitales golondrina que migran de acuerdo a las intuiciones del mercado, seguir¨¢ siendo una amenaza evidente para el ecosistema econ¨®mico¡±.
A solo meses de cumplirse el decimoquinto aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, el abrebocas para la peor crisis que ha padecido el capitalismo desde la Gran Depresi¨®n de 1929, los paralelismos son inevitables, a pesar de que la escala de los dos descalabros son diferentes: Lehman era el cuarto banco de inversi¨®n norteamericano, en tanto que SVB era el decimosexto por el tama?o de sus activos.
Por eso Juan Jos¨¦ Bello, manizalita de 27 a?os y cofundador de Porter Metrics, una plataforma que facilita la recolecci¨®n y ordenamiento de datos, y que utilizan 1.200 compa?¨ªas en el mundo, explica que en esta ocasi¨®n, m¨¢s que la codicia de banqueros que se extralimitaron en sus funciones, lo que se ha dado es una confluencia de ¡°hechos desafortunados¡±. Resalta, especialmente, las subidas constantes de las tasas de inter¨¦s por parte de la Reserva Federal en su cruzada por frenar el aumento de la inflaci¨®n.
¡°El precio del dinero en Estados Unidos¡±, explica Bello, ¡°se sit¨²a en un 5%. Las cargas para los inversores son mayores y levantar capital para los emprendimientos es cada vez m¨¢s costoso. Ya no funciona el viejo mantra de Facebook de ¡®move fast and break things¡¯ ¡ªmu¨¦vete r¨¢pido y rompe cosas¡ª, ya quemar millones de d¨®lares y tener una compa?¨ªa sobrevalorada no est¨¢ bien visto¡±. Tambi¨¦n concede que hoy ser una start-up boostrap, que son los emprendimientos que arrancan con poco capital y crecen con sus propios ingresos, resulta una idea ¡°sexy¡±: ¡°La narrativa de hoy apunta a los proyectos m¨¢s mesurados, donde los rendimientos son de cierta forma razonables y los directivos le apuestan a ser mucho m¨¢s eficientes con su capital¡±.
En todo caso, Daniel Bilbao resalta que no se trata de una zozobra colectiva, sino, m¨¢s bien, de un desaf¨ªo m¨¢s en un mundo en el que las crisis parecen estallar de forma simult¨¢nea sin intervalos muy prolongados: ¡°?El mundo siempre se est¨¢ acabando! En el mundo de las start-ups uno se acostumbra a vivir as¨ª y generamos una visi¨®n, quiz¨¢s, un poquito m¨¢s zen. Ya la mayor¨ªa de fundadores no est¨¢n pensando en Silicon Valley, hay otros problemas y hemos pasado a lo siguiente¡±.
Pero Fabi¨¢n Corredor, cuya plataforma para fortalecer a micro empresas suma ya 35.000 usuarios, prefiere ser cauto. Las empresas que accedieron a inmensas inyecciones de capital a trav¨¦s de inversores ¨¢ngeles, capital semilla o fondos de capital riesgo, las tres fuentes b¨¢sicas para levantar inversi¨®n en una start-up, pueden quedarse con ¡°poco ox¨ªgeno en este contexto donde el dinero ya no es gratis¡±: ¡°Van a tener que enfocar todos su esfuerzos en generar ingresos para sobrevivir, primero, y luego para crecer. El volumen de las inversiones millonarias que recibieron en el pasado distorsionaron su valoraci¨®n y hoy es improbable que puedan volver a levantar tanta plata en una ronda de inversi¨®n. Se exponen a que baje su valoraci¨®n y afecte a sus inversionistas¡±.
Para Pablo Santos, un huilense de 38 a?os y fundador de Finaktiva, plataforma a la que describe como un ¡°todo en uno¡± de servicios financieros para empresas, la crisis puede tener efectos ¡°positivos y enriquecedores a largo plazo¡±. La liquidez de las ¡°inversiones desmesuradas¡±, contin¨²a Santos, inflaron la burbuja de algunos de sus costos. Por ejemplo, los precios en la mano de obra, los del mercadeo o los comerciales: ¡°mal acostumbramos a los usuarios con promociones demasiado agresivas para engancharlos¡±.
Como etiqueta esa situaci¨®n en trance de morir como una ¡°degeneraci¨®n del mercado¡±, ve ahora ¡°la posibilidad de volver a lo b¨¢sico¡±. Propone ¡°empresas que generen valor para sus entornos, para sus accionistas. Utilizar el capital para generar soluciones potentes a problemas reales. Aprovechar mejor el talento de la regi¨®n y ser m¨¢s creativos sin tener que recostarnos solo en la deuda¡±. En pocas palabras, un cambio de principios en un sector acostumbrado al derroche.
Bilbao concluye que, si en los ¨²ltimos dos o tres a?os, el ecosistema ha atravesado la invasi¨®n de Ucrania, la peor crisis sanitaria en un siglo, y una temporada de inestabilidad econ¨®mica capaz de poner en cuesti¨®n algunos rasgos distintivos del sistema capitalista, solo queda aceptar que ¡°hay cosas que uno no controla¡±. ¡°?Qu¨¦ puede ser lo siguiente?¡±, se cuestiona: ¡°?Un asteroide? Bueno, habr¨¢ que afrontarlo de la mejor manera¡±.
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