El resurgir de Jacqueline Nova, la visionaria que escribi¨® el futuro de la m¨²sica electr¨®nica hace medio siglo
La reedici¨®n de un ¨¢lbum doble de la compositora colombiana alumbra un trabajo transgresor que experiment¨® a finales de los 60 con m¨¢quinas e incorpor¨® sonidos de comunidades ind¨ªgenas en un pa¨ªs tan machista como conservador
Al repasar la obra de Jacqueline Nova se tiene la impresi¨®n de que en sus cortos 40 a?os de vida anduvo tres o cuatro pasos por delante de sus contempor¨¢neos. Lesbiana, izquierdista, feminista, precursora de la m¨²sica electroac¨²stica a finales de los 60, cuando la mayor¨ªa del mundo hasta ahora diger¨ªa la llegada del rock. Su obra, descrita como ecl¨¦ctica y transgresora, ahora toma un segundo aire con la reedici¨®n de un ¨¢lbum doble: Creaci¨®n de la tierra: Ecos Palpitantes (1964-1974), del sello independiente lime?o Buh Records.
La h¨²meda y refractaria Bogot¨¢ de finales de los a?os 60 no estaba preparada para tanto. Nova empez¨® a experimentar con amplificadores, filtros, grabadoras de carrete abierto, poleas y transformadores en un ejercicio sonoro de corte futurista: ¡°Ella siempre dec¨ªa¡±, recuerda la compositora y estudiosa de su obra Ana Mar¨ªa Romano, ¡°que le gustaba ir m¨¢s all¨¢ del sonido. Sab¨ªa de ac¨²stica y de sonido. Era muy estudiosa y comprendi¨® que a trav¨¦s de las m¨¢quinas se abr¨ªa un nuevo medio expresivo¡±.
A pesar de que su trabajo ha recibido algunos reconocimientos oficiales y de c¨ªrculos especializados en los ¨²ltimos 30 a?os, la compositora Diana Restrepo recuerda que, como en otros casos, la ¡°historia oficial¡± se ha encargado de aplazar durante mucho tiempo su reivindicaci¨®n dentro de la historia de la cultura colombiana. No se trata de que su m¨²sica se vuelva comercial, prosigue Ana Mar¨ªa Romano, sino de ¡°reconocer los caminos que dej¨® abiertos, porque independientemente de la rama est¨¦tica, fue precursora e impuls¨® la m¨²sica contempor¨¢nea desde una perspectiva multidisciplinar, desdibujando muchas categor¨ªas tradicionales¡±.
Allyson McCabe, colaboradora en las p¨¢ginas de Cultura de The New York Times, escribi¨® que se trata, quiz¨¢s, de un reconocimiento algo tard¨ªo, dada cuenta de que Nova falleci¨® en 1975 aquejada por un c¨¢ncer de huesos: ¡°Ella desafi¨® el conservatismo musical del establecimiento colombiano al mantener la estructura de sus partituras abierta a la interpretaci¨®n e invitando a otros m¨²sicos a colaborar, en lugar de disuadirlos con su autoridad¡±. El art¨ªculo del diario neoyorquino ha funcionado, a la postre, como un paso m¨¢s en el resurgimiento de una artista descrita como visionaria y desconocida en el mundo anglosaj¨®n.
Lo cuenta desde Per¨² Luis Alvarado, director de Buh Records: ¡°En cuesti¨®n de d¨ªas se vendi¨® el tiraje corto de 300 copias que hab¨ªamos sacado de Creaci¨®n de la tierra: Ecos Palpitantes (1964-1974)¡±. En su opini¨®n, se trata del feliz encuentro entre una figura ¡°esot¨¦rica, radical y virtuosa¡±, que no tuvo en su momento la posibilidad de acceder circuitos comerciales, con una ¨¦poca signada por las ¡°plataformas streaming, donde lo local se vuelve universal, y hay una preocupaci¨®n evidente por reconstruir el canon tradicional a trav¨¦s de figuras marginadas por los cr¨ªticos y c¨ªrculos oficiales estadounidenses y europeos¡±.
Y es que a pesar de ser la primera compositora colombiana graduada del Conservatorio Nacional de M¨²sica de la Universidad Nacional (1967), su prematura muerte le impidi¨® formar parte del mundo acad¨¦mico. ¡°Eso, efectivamente, genera otro quiebre¡±, recuerda el compositor Daniel Leguizam¨®n, ¡°con los potenciales oyentes, int¨¦rpretes o estudiantes¡±. De hecho, Ana Mar¨ªa Romano explica que durante su vida fue ¡°muy maltratada por la gran mayor¨ªa de sus contempor¨¢neos¡±. Recuerda que cuando entrevist¨® a algunos de ellos para sus investigaciones, siempre emerg¨ªa un tono paternal: ¡°Todos le hab¨ªan ense?ado algo, en armon¨ªa, en filosof¨ªa de la m¨²sica, pero ninguno se situaba como par¡±.
Solo as¨ª se explica que algunos de sus mejores trabajos, que probablemente ven¨ªa maquinando desde Bogot¨¢, hayan sido ultimados en el Instituto Torcuato di Tella de Buenos Aires. A la capital argentina lleg¨® justo despu¨¦s del golpe militar del 66 para hacer una especializaci¨®n como becaria del Centro de Altos Estudios Musicales, uno de los departamentos m¨¢s vanguardistas del continente. ¡°All¨¢ tuvo la posibilidad, finalmente, de experimentar en un laboratorio electr¨®nico creado especialmente para la composici¨®n musical¡±, se?ala Romano.
En cuesti¨®n de ideas pol¨ªticas su obra incorpor¨® cantos de los ind¨ªgenas U¡¯wa, asentados en una zona de Boyac¨¢, en la pieza Uerjayas. Invocaci¨®n de los dioses (1967) y Creaci¨®n de la Tierra (1972), descrita por The New York Times como su obra maestra. Daniel Leguizam¨®n explica que en el entorno cultural latinoamericano de Nova el tema ind¨ªgena estuvo presente en otras obras: ¡°Es una preocupaci¨®n colectiva, muy respetuosa de la tradici¨®n y muy alejada de movimientos indigenistas anteriores y posteriores donde se reconoce f¨¢cilmente que lo ind¨ªgena, en realidad, no tiene cabida¡±. Y a?ade que eran ¡°muy conscientes¡± de su lugar en el mundo: ¡°sab¨ªan que estaban tomando un material prestado para insertarlo en su trabajo como una forma honesta de acercarse a sus tradiciones¡±.
Para Diana Restrepo se trata de una declaraci¨®n de principios sobre ¡°las comunidades y sus lenguas¡±. Un ejercicio de reconocer la otredad y escuchar los ecos del mundo ancestral. ¡°Para mi es s¨²per importante¡±, agrega Ana Mar¨ªa Romano, ¡°porque interpela la relaci¨®n del continente americano m¨¢s urbano con unas comunidades cuya existencia, en ciertos casos, se hab¨ªa negado de forma incluso violenta¡±. En 1974, ya enferma, trabaj¨® con la artista y escultora colombiana Feliza Bursztyn en una colaboraci¨®n art¨ªstica y visual de dos creadoras que nunca fueron condescendientes con un ¡°sistema patriarcal, machista y sexista¡±, argumenta Romano.
Dicen quienes la conocieron que fue una mujer introvertida, curiosa y muy cr¨ªtica. De padre colombiano y madre belga naci¨® precisamente en Gante en 1935. Los conocedores de su obra son conscientes, en todo caso, que la suya nunca ser¨¢ una m¨²sica comercial: ¡°Estamos hablando de un medio peque?o, que se mueve por otros circuitos, m¨¢s especializados si se quiere. Su m¨²sica nunca va a sonar en un estadio¡±, opina Romano. Pero su legado ya resuena en otras artistas contempor¨¢neas que han recogido el testigo, como las bogotanas Ela Minus o Alba Triana: ¡°Jaqueline Nova rompi¨® paradigmas y nos abri¨® un camino a las mujeres que hoy estamos en la escena de la composici¨®n. Fue pionera, rechaz¨® las convenciones con valent¨ªa e innovaci¨®n¡±, asegura Diana Restrepo.
Tambi¨¦n colabor¨® con las bandas sonoras de pel¨ªculas de directores como Francisco Norden, Jorge Al¨ª Triana o Enrique Buenaventura. Y present¨® en 1969 el primer programa de m¨²sica contempor¨¢nea en la Radio Nacional de Colombia. Para comprender mejor el mundo experimental y prodigioso en el que se movi¨® Nova, Restrepo recuerda su texto El mundo maravilloso de las m¨¢quinas: ¡°Hab¨ªa una decisi¨®n de cambiar los pentagramas y corcheas por amplificadores y cables de audiofrecuencias. Ella no quer¨ªa vivir en el tiempo presente y eso implicaba explorar otras posibilidades para hacer m¨²sica y sonido¡±. Inclusive si el peaje a pagar era el de imponerse a un mundo incapaz de ver a una mujer escribiendo el futuro de la m¨²sica con medio siglo de anticipaci¨®n.
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