La creciente crisis del transporte p¨²blico: los bogotanos se quejan incluso de los buses m¨¢s ordenados, nuevos y sostenibles
Una investigaci¨®n revela que los usuarios perciben que ha empeorado el servicio frente a un pasado de veh¨ªculos contaminantes, sucios y sin mayor control. El sistema arrastra un d¨¦ficit de 2 billones de pesos
La crisis del sistema integrado de transporte de Bogot¨¢ parece cr¨®nica. El acad¨¦mico de la Universidad de los Andes ?lvaro Rodr¨ªguez Valencia recuerda una imagen que comparti¨® en su cuenta de Twitter. En ella se ve a un grupo de 80 personas agobiadas por una larga y disciplinada fila frente a un paradero. ¡°Pueden ser buses azules, el¨¦ctricos, aut¨®nomos, voladores, pero si se demoran 50 minutos en llegar no sirve de nada¡±, escribi¨® el experto para sintetizar los m¨²ltiples problemas de un sistema p¨²blico renovado hace una d¨¦cada con promesas de mejoras, pero que sigue aquejado por agujeros financieros, problemas de infraestructura y, sobre todo, una alta desafecci¨®n ciudadana.
Un art¨ªculo acad¨¦mico publicado este mes por expertos colombianos en la revista especializada Public Transport analiza facetas poco estudiadas del asunto. El trabajo, que se titula Gran esfuerzo, poca ganancia para los usuarios, recoge la insatisfacci¨®n con el Sistema Integrado de Transporte Zonal (SITP-Z), uno de los tres bloques de veh¨ªculos que componen el complejo organigrama de la red p¨²blica. La investigaci¨®n contrasta dicho servicio, distintivo por tener buses azules con paradas predeterminadas e interiores m¨¢s limpios, con el segmento conocido como SITP Provisional, que aglutin¨® hasta diciembre de 2021 a una parte de la vieja flota de buses contaminantes que conformaban la antigua e informal red de transporte p¨²blico.
La sorpresa para el coautor Dar¨ªo Hidalgo, ingeniero y catedr¨¢tico de la Universidad Javeriana de Bogot¨¢, fue que la mayor¨ªa de entrevistados calific¨® mejor el viejo servicio, ca¨®tico y sucio, que los nuevos buses azules. A pesar del tiempo que los expertos han dedicado al dise?o de rutas, al estudio de equipos o al esquema contractual, parece ser que el bienestar de los usuarios ha quedado relegado a un segundo plano. Por eso, esgrime Hidalgo, los bogotanos manifestaron su preferencia por los antiguos asientos acojinados o por la posibilidad de subir a veh¨ªculos que pasaban con m¨¢s frecuencia en una pelea a muerte, conocida como la ¡®guerra del centavo¡¯, por recoger el mayor n¨²mero de pasajeros que se apostaban en cualquier esquina con el brazo estirado.
Desde el Concejo de Bogot¨¢ se ha argumentado que tras la pandemia el sistema acumula un d¨¦ficit que alcanza los 2 billones de pesos y que al final de este a?o podr¨ªa ascender a 3,7. La concejala por el Partido Verde Mar¨ªa Fernanda Rojas califica la situaci¨®n de ¡°asfixiante¡± y como medida urgente para subsanar el agujero propone ¡°controlar la tarifa t¨¦cnica, que ha venido subiendo much¨ªsimo¡±. Se refiere a la cuota que se le paga al operador por funcionar, que solo cubre una parte de lo que paga cada persona cuando se sube a una ruta del sistema.
Y es que no sobra recordar que la empresa distrital Transmilenio S.A, que planifica y coordina la prestaci¨®n global del servicio, licita y contrata con unos 8 empresas privadas, y una p¨²blica bautizada como La Rolita, que se encargan de operar las tres ramificaciones de un sistema que transporta 3.8 millones de personas diarias en una ciudad que llega a los 8 millones: los grandes autobuses rojos de Transmilenio, que viajan por carriles exclusivos; los ya citados veh¨ªculos azules del servicio zonal, que transitan a trav¨¦s de carriles mixtos y avenidas principales, y, finalmente los buses de color naranja que sirven como alimentadores desde y hacia zonas cercanas a algunas estaciones de Transmilenio (Transmicable tambi¨¦n forma parte de esta estructura).
El profesor de la Universidad de los Andes, Luis ?ngel Guzm¨¢n, recuerda que el bogotano es uno de los sistemas de transporte integrados m¨¢s grandes del mundo (sostiene que moviliza m¨¢s personas que el metro de Londres a diario). Tambi¨¦n explica que el 86% de los usuarios del sistema viven con una renta baja: ¡°Ah¨ª viene un tema pol¨ªtico. ?Voy a cobrarles a esas personas una tarifa de 5 mil pesos para equilibrar la operaci¨®n [hoy pagan 2.950 en los buses rojos y 2.750 en los otros] Estamos hablando de personas que ya destinan el 25% de sus ingresos en movilidad y no tienen otras alternativas¡±, afirma Guzm¨¢n.
A?ade que, a pesar de que la escala y la cantidad de procesos requeridos para operar la empresa son muy caros, los avances en los ¨²ltimos 23 a?os son irrefutables. Tiene pocas dudas de que se deber¨ªa trabajar sobre lo construido, como lo han hecho todas las alcald¨ªas en este milenio indiferentemente del color pol¨ªtico: ¡°Lo de antes era terrible. La gente no se acuerda, pero los conductores trabajaban 17 horas, parqueaban el bus frente a su casa, no hab¨ªa paraderos¡±.
Se trata, en ¨²ltimas, de un proceso de formalizaci¨®n del sistema de transporte que, adem¨¢s de costar unos 4,6 billones de pesos anuales, se ha encontrado con obst¨¢culos que han impedido incentivar a la gente a utilizarlo m¨¢s. Problemas de inseguridad, deficiencias en las rutas y frecuencias o el incremento de las tarifas ha llevado a que miles de usuarios opten por alternativas como comprar una motocicleta o colarse en los buses rojos. Son s¨ªntomas del desespero en una ciudad atascada que crece en paralelo al atraso notable de alternativas de movilidad (por no mencionar el retraso m¨¢s de medio siglo en acometer la obra de una a¨²n inexistente primera l¨ªnea de metro).
Desde que arranc¨® Transmilenio los logros han sido tangibles para estudiosos como Dar¨ªo Hidalgo, pero las falencias en el d¨ªa a d¨ªa se amontonan y cada trayecto puede resultar un infierno para cientos de usuarios: ¡°El logro m¨¢s importante del SITP zonal son las gigantescas reducciones a la exposici¨®n de contaminantes en el aire¡±, apunta Hidalgo, ¡°los buses de gas natural son mejores y tienen cero emisiones de tubo de escape y somos ejemplo en este tema. Pero soy consciente de que como planificadores tenemos que volver a centrarnos en la experiencia de los clientes. Por el camino nos desviamos en temas financieros, debates tecnol¨®gicos, peleas pol¨ªticas que absorbieron los esfuerzos del cambio, y nos olvidamos que la raz¨®n de ser de todo buen sistema de transporte p¨²blico son sus usuarios¡±.
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