Humberto de la Calle: ¡°Siempre pens¨¦ que escribir era mi vocaci¨®n real. Espero que sea una nueva vida¡±
El negociador de la paz de Colombia muestra una nueva faceta con su primer libro de ficci¨®n, ¡®La inveros¨ªmil muerte de H¨¦rcules Pretorius¡¯, que presentar¨¢ en la Feria del Libro de Bogot¨¢ el pr¨®ximo 30 de abril
?Qu¨¦ le queda por hacer o por ambicionar a un hombre de 76 a?os que ha sido ministro, embajador, vicepresidente de la Rep¨²blica, jefe negociador del Gobierno en el proceso de paz con las FARC y, ahora, senador? Humberto De La Calle Lombana (Manzanares, 1946) ten¨ªa un sue?o pendiente y ha empezado a cumplirlo: ser escritor.
La vocaci¨®n apareci¨® a los 12 o 13 a?os, cuando su timidez, su torpeza f¨ªsica, un asma incapacitante y la sensaci¨®n de ser distinto de sus compa?eros le hicieron encontrar refugio en la lectura y la escritura. En su casa hab¨ªa una biblioteca; su madre y su t¨ªa, maestras, le¨ªan en voz alta cada noche; su padre disfrutaba discutir sobre la actualidad y algunos parientes eran reconocidos intelectuales.
Empez¨® a leer a los existencialistas franceses y lo sedujo la irreverencia de los poetas nada¨ªstas, de los que se reclama un simple monaguillo. En el colegio dirigi¨® un peri¨®dico donde escrib¨ªa irreverencias y se salv¨® de la expulsi¨®n gracias a un cura que le ve¨ªa futuro: su profesor de filosof¨ªa. Asist¨ªa a tertulias literarias en Manizales, a donde hab¨ªa llegado con su familia siendo beb¨¦, desplazados por el odio y la violencia entre liberales y conservadores.
Escrib¨ªa poemas y cuentos ¨Clos ¡°cometi¨®¡±, dice, como si, de tan malos, fueran delitos¨C y se niega a sacarlos de la clandestinidad. Se cas¨® reci¨¦n graduado como abogado, tuvo tres hijos y hab¨ªa que trabajar para sostener a la familia, as¨ª que s¨®lo escrib¨ªa documentos jur¨ªdicos de los que ya no quiere saber m¨¢s. Luego vino el mete¨®rico e inesperado ascenso en la vida pol¨ªtica y public¨® varios libros, pero ninguno de ficci¨®n.
A un hecho ocurrido mientras era profesor y decano de Derecho de la Universidad de Caldas dedic¨® su primera novela: La inveros¨ªmil muerte de H¨¦rcules Pretorius (Penguin Random House), que presentar¨¢ en la Feria del Libro de Bogot¨¢ el 30 de abril. En ella exhibe un sentido del humor a la vez desparpajado y exquisito; no teme ser ir¨®nico y expl¨ªcito; algunas experiencias y caracter¨ªsticas personales ¨Cincluso, ciertas revelaciones sutiles¨C se entremezclan h¨¢bilmente entre ficci¨®n y no ficci¨®n. El mensaje es contundente: no hay hero¨ªsmo en la lucha armada y se pierden vidas in¨²tilmente.
Pregunta. ?Qui¨¦n es H¨¦rcules Pretorius?
Respuesta. Es un personaje de ficci¨®n inspirado en una historia real: la de un alumno m¨ªo que ingres¨® a la guerrilla del M-19 en los a?os 70 y muri¨® durante su primera operaci¨®n militar. Era un joven intelectual brillante; silencioso, pero cuando hablaba era contundente. Empec¨¦ a echarlo de menos en clase, pens¨¦ que yo era tan mal profesor que lo habr¨ªa aburrido, hasta que me enter¨¦ de las razones por las que no volvi¨®. Con la novela quiero mostrar que hay un cierto patetismo en la manera en la que se construyen ideales que luego la realidad echa por tierra.
P. ?Cu¨¢ndo la escribi¨®?
R. Hace m¨¢s de 40 a?os, cuando el hecho a¨²n era reciente, porque me impact¨® bastante. La escrib¨ª en una m¨¢quina de escribir que me regal¨® mi pap¨¢ y me divert¨ª mucho, pero tambi¨¦n fue una especie de catarsis para tramitar el duelo. La guard¨¦ por temor al rid¨ªculo, por respeto humano, y porque me dije: no soy escritor. Luego vino la vida p¨²blica. La novela hibernaba junto con mi vocaci¨®n, hasta que apareci¨® el a?o pasado el libro de Dar¨ªo Villamizar Cr¨®nica de una guerrilla perdida, que cuenta desde dentro la Operaci¨®n Calarc¨¢ del M-19, y pens¨¦ que era el momento perfecto para ensamblar con esos hechos lo que ya ten¨ªa escrito. Fue literariamente desafiante porque al principio parec¨ªa simplemente una cr¨®nica. La actualic¨¦ en unos meses y me dije: bueno, si a estas alturas de mi vida se van a burlar de m¨ª, que se burlen, voy a publicarla. Siempre le tuve cari?o al manuscrito, aunque la historia estuviera basada en un hecho tan traum¨¢tico para m¨ª.
P. Aparecen algunos personajes reales que han protagonizado la historia de la violencia en Colombia como v¨ªctimas o como perpetradores, como el asesinado l¨ªder de la Uni¨®n Patri¨®tica Bernardo Jaramillo Ossa y el jefe paramilitar Iv¨¢n Roberto Duque (alias Ernesto B¨¢ez).
R. Jaramillo, Duque y yo coincidimos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Caldas, interactu¨¢bamos porque yo era profesor. Jaramillo fue m¨¢s cercano a m¨ª, ¨¦l era muy activo en el proselitismo pol¨ªtico. Duque no fue alumno m¨ªo, pero participaba en discusiones universitarias. Dec¨ªa que hab¨ªa que refundar la patria, pero en funci¨®n del status quo, exactamente lo contrario de Bernardo. Era un tipo inteligente, pero con ideas muy autoritarias. No volv¨ª a verlos, cada uno se dedic¨® a sus actividades.
P. Me parece que usted hace sutilmente algunas revelaciones de hechos posteriores a la muerte de su alumno que se entrelazan en la ficci¨®n con la historia original y que no hab¨ªan trascendido p¨²blicamente, como una conversaci¨®n con un nuncio apost¨®lico que claramente es monse?or Luis Mariano Montemayor.
R. S¨ª, eso es relativamente reciente y esa conversaci¨®n se dio en medio de la ¨²ltima campa?a presidencial, en la que result¨® elegido Gustavo Petro. Me dijeron que el nuncio quer¨ªa hablar conmigo. En el libro narro lo que pas¨®. Not¨¦ que un sector del clero ten¨ªa una gran predilecci¨®n por Petro y creo que Montemayor puede haber sido una de las personas clave para que el papa lo recibiera siendo candidato.
P. Es su primera novela, llevaba d¨¦cadas guardada¡ ?C¨®mo se siente ahora que la public¨®?
R. Es como un nuevo hijo. Cuando la veo en una vitrina me causa emoci¨®n. Mucha gente me hace comentarios sobre los libros anteriores; eso es muy satisfactorio. Este apenas acaba de salir, as¨ª que iremos viendo. Escribir en Colombia es una odisea porque el grado de lecturabilidad es muy bajo. Uno no hace esto por el dinero, todos sabemos que publicar un libro genera muy pocas ganancias salvo en el caso de los grandes escritores. Tampoco es lo que me interesa, pero me atrae que es como lanzar al mar una botella con un mensaje, no se sabe a manos de qui¨¦n llegar¨¢. Eso es muy interesante.
P. Como escritor ?se inspira en el estilo de alguien a quien admire para emularlo o intenta buscar una voz propia?
R. Lo segundo. Desde la adolescencia empec¨¦ a nutrirme de la literatura existencialista y otros autores, como Sartre, Camus, Hesse, Henry Miller o Kerouac, pero no con la intenci¨®n de imitarlos. Cuando tom¨¦ la decisi¨®n de escribir trat¨¦ de hacer lo que me iba naciendo, con mi propia voz. Obviamente, en literatura uno siempre le debe algo a alguien, pero trat¨¦ de fabricar mi propio lenguaje. Creo que Alejo Carpentier fue realmente el padre del Boom Latinoamericano; algunas obras de Alfredo Bryce Echenique y de Mario Vargas Llosa pueden haber influenciado mi novela; literariamente lo admiro, pero con ¨¦l tengo la mayor distancia ideol¨®gica posible.
P. Usted es un gran lector, ?qu¨¦ suele leer? ?qu¨¦ est¨¢ leyendo ahora?
R. A partir de cierto momento empec¨¦ a tener un men¨² muy amplio de lecturas: leo varios libros simult¨¢neamente y sobre temas extraordinariamente dis¨ªmiles. Me interesa la literatura cient¨ªfica, hay temas que me han apasionado desde esa remota juventud, como el psicoan¨¢lisis. Estoy leyendo en este momento tres libros sobre el funcionamiento del cerebro. Francamente, leo de todo. Tengo sobre mi mesa de noche las poes¨ªas completas de Borges y siempre leo una antes de dormirme porque son maravillosas.
P. ?Hay escritores que no le gusten para nada?
R. Debe haber, pero me imagino que los he olvidado. Antes ten¨ªa una ¨¦tica: si empezaba un libro, lo terminaba. Ya la abandon¨¦. A veces, si a la p¨¢gina 20 no me interesa, lo desecho. Ya no soy capaz de concretar algo que me produzca rechazo.
P. Conocemos al Humberto De La Calle pol¨ªtico, ?c¨®mo es el Humberto De La Calle escritor?
R. Espero que sea una nueva vida, un renacimiento de esa vieja pasi¨®n por la literatura que permaneci¨® oculta por diversas circunstancias. Quiero continuar por este camino. Me siento muy satisfecho y en el momento oportuno, desde el punto de vista de la vida que tengo ahora. Quiero tener mayor libertad de tiempo, sue?o con poder dedicarme a la cl¨¢sica rutina del escritor: escribir en la ma?ana, tomar caf¨¦, almorzar con amigos, tomarse unos vinos y discutir los acontecimientos del d¨ªa a d¨ªa. La vida p¨²blica es muy exigente, el tiempo se le va a uno entre los dedos. Me causa mucho placer escribir, disfrut¨¦ mucho mi faceta de columnista. La ¨²ltima columna que tuve fue en El Espectador y renunci¨¦ a ella cuando volv¨ª a la pol¨ªtica porque me parec¨ªa indebido utilizar el peri¨®dico para expresar ideas que de todos modos, en medio de una campa?a, tienen un cierto sentido proselitista.
P. ?Qu¨¦ temas le interesan como escritor?
R. Me interesa un cierto grado de humor, de patetismo, cosas muy serias sobre la muerte, sobre el ser humano y la violencia.
P. ?Qu¨¦ viene despu¨¦s de La inveros¨ªmil muerte de H¨¦rcules Pretorius?
R. Dicen que hay un ag¨¹ero entre los escritores: nunca anunciar sus nuevos libros cuando no los han terminado. Pero estoy empezando una nueva novela que se tomar¨¢ un poco de tiempo porque exige mucho trabajo de campo. Se basa en unos acontecimientos de la vida real que se interrelacionan, pero que se prestan para una literatura muy atractiva, creo yo.
P. O sea que la carrera de escritor de Humberto De La Calle va bastante en serio¡
R. Parece que la cosa va en serio, s¨ª (risas).
P. Usted me dijo en otra ocasi¨®n reciente que ya va de salida de la pol¨ªtica, pero a¨²n tiene un compromiso como senador¡
R. S¨ª, pienso que ya voy de salida. Pero no es s¨®lo porque quiero dedicarme a la literatura, sino porque me gustar¨ªa dedicar lo que me quede de vida a algo m¨¢s grato. He tenido muchas satisfacciones en la vida p¨²blica, pero la pol¨ªtica es un ejercicio muy desagradecido.
P. ?Ya lo cans¨®?
R. Pues s¨ª, de alguna manera. Veo en Colombia un alto grado de fanatismo, aqu¨ª la reflexi¨®n p¨²blica es inexistente. Uno propone algo y no le contestan con una refutaci¨®n razonable sino con descalificaciones personales. Eso fatiga. No es que me cause demasiado escozor, pero no es agradable. La pol¨ªtica es la actividad m¨¢s noble, pero tambi¨¦n la m¨¢s abyecta del ser humano. De alguna manera yo s¨ª quiero ya tener tiempo para m¨ª.
P. Por la ¨¦poca en la que descubri¨® su vocaci¨®n literaria, entrando en la adolescencia, jugaba con sus amigos a que era presidente del Senado, ?es alguna profec¨ªa autocumplida, una premonici¨®n?
R. (Risas) No, no, no. No hay la menor posibilidad.
P. Pero ?va a acabar su per¨ªodo como senador?
R. Pues¡ por ahora dejemos eso ah¨ª con puntos suspensivos (risas). Hay una agenda muy nutrida de iniciativas, demasiado nutrida, dir¨ªa yo. Hay que cumplir con ese deber, pero he estado m¨¢s de 50 a?os en la vida p¨²blica y hay un momento en el que uno tambi¨¦n tiene derecho a pensar en s¨ª mismo.
P. Pero a su carrera pol¨ªtica s¨®lo le falta ser presidente de la Rep¨²blica¡
R. Eso ya no se va a poder, el chasis ya no me da para eso (risas).
P. Bueno, pero Biden y Trump son contempor¨¢neos suyos y ambos piensan reelegirse¡
R. Incluso soy menor que ellos, pero no es mi caso.
P. Si tuviera que escoger el rol por el cual le gustar¨ªa que la gente lo recordara m¨¢s ?ser¨ªa como pol¨ªtico o como escritor?
R. Es una pregunta dif¨ªcil. Soy un pesimista irredento y siempre, a¨²n en los momentos m¨¢s altos de mi vida p¨²blica, esperaba la ca¨ªda. Estoy perfectamente consciente de que, con todas sus vicisitudes, estoy ligado a acontecimientos importantes de la historia de Colombia. Para m¨ª los dos m¨¢s importantes son la Constituyente y el proceso de paz, y s¨ª quiero que eso sea recordado. Pero ahora estoy como naciendo de nuevo, como entrando en una nueva adolescencia, y tambi¨¦n deseo que este ejercicio literario tenga alg¨²n tipo de reconocimiento. Creo que estoy haciendo el recuento de una ¨¦poca.
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