Humberto de la Calle: ¡°Uribe y Petro deben estar burl¨¢ndose de nosotros¡±
Candidato al Senado, el exnegociador de paz habla sobre la crisis en la coalici¨®n de centro. ¡°No voy a hacer campa?a por nadie que no sea elegido en la consulta¡±, dice sobre la salida de Ingrid Betancourt
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Humberto de la Calle (Manzanares, Caldas, 75 a?os) lo ha sido todo en la pol¨ªtica colombiana. El jefe negociador del Gobierno que sell¨® el acuerdo de paz con las FARC ¡ªhoy desarmadas y convertidas en partido pol¨ªtico¡ª tambi¨¦n fue protagonista de la Constituyente de 1991, vicepresidente e intent¨®, hace cuatro a?os, una fallida candidatura presidencial. En ese entonces, Sergio Fajardo, el candidato que representaba al centro pol¨ªtico, se qued¨® por fuera de la segunda vuelta que disputaron Iv¨¢n Duque y Gustavo Petro, en gran medida debido a que no logr¨® cerrar a tiempo un acuerdo para converger con De la Calle.
En estas elecciones, el exnegociador de paz surge como v¨ªctima inesperada de la en¨¦sima crisis en el centro, que promet¨ªa aprender de los errores del pasado. Ingrid Betancourt decidi¨® el s¨¢bado abandonar intempestivamente la Coalici¨®n Centro Esperanza que ambos ayudaron a forjar, para presentarse por su cuenta a las presidenciales de mayo. De la Calle, uno de los arquitectos de la alianza, es la cabeza de la lista al Senado, pero concurre formalmente por el partido Verde Ox¨ªgeno de Betancourt. ¡°Me siento atrapado en las circunstancias¡±, le dice a EL PA?S sobre la incertidumbre jur¨ªdica que ahora rodea su respaldo al candidato presidencial que surja de la consulta del pr¨®ximo 13 de marzo, que coincide con las legislativas.
Pregunta. ?Qu¨¦ representa para Colombia y su futuro este escenario electoral fragmentado, en el que las fuerzas de centro adem¨¢s lucen enfrentadas?
Respuesta. Significa un cierto grado de preocupaci¨®n. Colombia enfrenta tres decisiones posibles este a?o, y las dos soluciones extremas en mi opini¨®n son inconvenientes. Esa es la raz¨®n por la cual configuramos esto que se ha denominado la Coalici¨®n de la Esperanza, y lo que pretende, para decirlo en esencia, es mantener la ruta del Estado Social de Derecho, la aplicaci¨®n genuina de la democracia. Lo cual significa huir de los extremismos, del caudillismo, del populismo, y tambi¨¦n de la ferocidad y del exceso de emoci¨®n. Lo que queremos es una postura pol¨ªtica razonable, seria, responsable. Que incorpore el cambio, porque Colombia no puede seguir como va. El Gobierno ha fracasado en todos los frentes. Es necesario el cambio en serio, pero es necesario un cambio serio.
P. En el primer punto del acuerdo original de la coalici¨®n los precandidatos presidenciales se compromet¨ªan a competir de manera franca y leal, y a que imperar¨ªa el esp¨ªritu de confianza. El choque entre Ingrid Betancourt y Alejandro Gaviria, y la salida de ella para ser candidata por su cuenta, fueron muy p¨²blicos. ?Qu¨¦ dicen esas acusaciones de los pol¨ªticos colombianos? ?Les ha faltado grandeza?
R. Aqu¨ª el lema fundamental debe ser la responsabilidad. Cuando originamos esta Coalici¨®n de la Esperanza hace ya dos a?os entendimos que la configuraci¨®n era dif¨ªcil, porque es in¨¦dita en Colombia. Aqu¨ª ha habido alianzas para presidente, pero no para Congreso, y estamos hablando de seis partidos. El mensaje pedag¨®gico para Colombia es ¡°podemos ofrecer soluciones colectivas, no caudillistas, dentro de un marco de discrepancias razonadas¡±. Lo que ha ocurrido es una ruptura que nos ha hecho da?o, tengo que reconocer eso con franqueza. Y que debi¨® tramitarse razonablemente. La prueba de eso es que la propia coalici¨®n dict¨® un documento de est¨¢ndares rigurosos sobre esas adhesiones discutidas. Y all¨ª me parece que estaba el acuerdo. Era innecesario que la doctora Betancourt se retirara. El tema planteado es serio. En Colombia, en efecto, los partidos tradicionales han utilizado el clientelismo, y el clientelismo generalmente produce corrupci¨®n. Luego el planteamiento del problema no es equivocado, lo que fue equivocado fue el tr¨¢mite, que pudo y debi¨® haber sido superado con la mira puesta en la responsabilidad.
P. ?C¨®mo evitar que el centro vuelva a dejar de ser una opci¨®n presidencial en Colombia, como ya ocurri¨® hace cuatro a?os?
R. Lo que precisamente no queremos es repetir la experiencia del 2018, cuando el centro naufrag¨® por esas dos grandes aspiradoras industriales que se robaron la mayor¨ªa de los electores. Lo que estamos haciendo en la coalici¨®n es reafirmar el mensaje, desplegar mayor actividad y sobretodo reafirmar el voto sagrado de que quien triunfe el 13 de marzo recibe el apoyo de todos, sin ninguna vacilaci¨®n. Yo quisiera pedirle a los colombianos un poco de paciencia, en el sentido de que vamos a reafirmar la uni¨®n del centro y mantener nuestra vigencia.
P. ?No se aprendieron las lecciones de entonces?
R. De alguna manera, s¨ª. Estamos jugando con el fuego del 2018 y eso es lo que tenemos que evitar. Bienvenidas las discrepancias por dentro de la coalici¨®n, eso es un ejercicio in¨¦dito, pero el llamado del momento es responsabilidad de todos, tolerancia y mantener la ruta de las soluciones internas producto de esa tolerancia y de la reflexi¨®n.
P. La retirada de Betancourt lo deja atrapado en una guerra de interpretaciones jur¨ªdicas, pues al usted estar inscrito por su partido, Verde Ox¨ªgeno, podr¨ªa incurrir en doble militancia. El tema es un poco t¨¦cnico, pero en esencia, ?est¨¢n en riesgo sus derechos pol¨ªticos de respaldar al candidato presidencial de la coalici¨®n? ?teme ya no poder hacerlo?
R. Es uno de los mejores enfoques que he o¨ªdo. Voy a tratar de detallar esto. Adoptamos en 1991 reglas sobre disciplina y fidelidad partidaria. Esas normas proh¨ªben a los candidatos de un partido votar por otro, o hacerle campa?a. Y eso tiene una l¨®gica. De lo que se trata es de evitar este trasiego de candidatos que como picaflores chupan en todos los partidos en su beneficio. Esas normas ¨Creiteradamente lo ha dicho la jurisprudencia¨C son normas imperativas, que no pueden ser derogadas por pactos internos de los partidos. Conformamos esta coalici¨®n, que pol¨ªticamente adem¨¢s se basa en el juramento supremo de ir a la consulta y respetar el resultado.
P. Esa era la situaci¨®n en el momento en que se inscribi¨®
R. Aqu¨ª se presenta una circunstancia absolutamente ins¨®lita, in¨¦dita. En la medida en la fui avalado por el partido Verde Ox¨ªgeno, pero en el marco de una alianza, y as¨ª qued¨® registrado, esto cambia no por decisi¨®n m¨ªa, si no por conductas ajenas. Aqu¨ª hay un problema de mis derechos pol¨ªticos, porque me siento obligado a cumplir mi compromiso inicial. Soy fundador de la coalici¨®n, y no puedo cambiar de ruta. Elev¨¦ una consulta al Consejo Electoral para que examinara si en la circunstancia concreta puede haber un tratamiento distinto. Estoy a la espera, pero entretanto sigo en mi campa?a. Lo que quiero transmitir m¨¢s all¨¢ de tecnicismos es que yo sigo firme en el mensaje central, original. Si se me impide hacer campa?a por el elegido, continuar¨¦ en la coalici¨®n en el rango y la tarea que me corresponda, pero no voy a desistir porque creo que este es el camino para Colombia.
P. Usted ha dicho que la oportunidad de contar con una fuerza de centro que represente a la mayor¨ªa de los colombianos ¡°no puede depender de aventuras individuales que lejos de construir destruyen¡±. ?El nuevo escenario lo deja atado a la candidatura presidencial de Ingrid Betancourt, que nunca fue su compromiso? Para sacarlo del lenguaje t¨¦cnico, ?Se siente atrapado por esa candidatura presidencial?
R. Me siento atrapado en la circunstancia jur¨ªdica que hemos descrito. Y mi vocaci¨®n no es hacer campa?a por un individuo que no sea elegido en la consulta. Ll¨¢mese Ingrid o quien sea, no quiero personalizar esto. Mi compromiso supremo es que apoyo al que gane el 13 de marzo, dentro de esa coalici¨®n, y a nadie por fuera.
P. ?C¨®mo entender el cambio de papel de Ingrid Betancourt, que ingres¨® a la coalici¨®n como una amigable componedora?
R. Insisto en no personalizar esto. Pero lo que s¨ª me parece es que, respetando su resistencia a ese tipo de alianzas, esto debi¨® haberse tramitado sin menoscabo de la unidad de la coalici¨®n.
P. ?La coalici¨®n de centro ha dejado de representar la esperanza?
R. Yo conf¨ªo en que logremos remontar esto. Es como una especie de Cabo de Hornos, tan pronto pase la turbulencia tenemos 45 d¨ªas para recomponer nuestro mensaje y que los colombianos nos entiendan.
P. ?Los grandes ganadores son los extremos representados en el expresidente ?lvaro Uribe y el candidato Gustavo Petro?
R. No me queda ninguna duda. Y justamente eso es lo cr¨ªtico de esta situaci¨®n. Claro, deben estar burl¨¢ndose de nosotros.
P. La popularidad del presidente Duque est¨¢ por el piso. ?Estas elecciones deber¨ªan representar el fin del uribismo?
R. Yo espero que s¨ª, francamente. Me parece que el llamado Centro Democr¨¢tico, el partido fundado por Uribe, ha fracasado en temas como la seguridad. El mensaje del Centro Democr¨¢tico era que hab¨ªamos ido a La Habana a entregar el pa¨ªs a la guerrilla, una falsedad absoluta. Lo que est¨¢ ocurriendo es que despu¨¦s de la firma del acuerdo hubo un momento de paz en Colombia y nos hemos devuelto, en una situaci¨®n donde ha aflorado de nuevo una violencia absolutamente aterradora. En el 2021 tuvimos 92 masacres, m¨¢s de 300 firmantes de la paz han sido asesinados. Se roban en las ciudades 800 celulares diarios m¨¢s que la cifra del a?o 2020. Luego hay una crisis de seguridad. La tradicional de los grupos armados en el campo, y tambi¨¦n en las ciudades. Muchos colombianos temen salir a la calle. Eso contraviene la promesa del Gobierno, pero adem¨¢s es producto de haber deso¨ªdo la hoja de ruta que pactamos en La Habana. Es uno solo de los m¨²ltiples descalabros del Gobierno. El cambio es necesario.
P. ?Se ha cerrado la ventana para alcanzar la paz en Colombia que abri¨® el acuerdo que usted negoci¨® en La Habana?
R. No lo creo. Hay elementos del acuerdo que ya son inderogables. Toda esa diatriba del Gobierno contra la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) ha sido superada. El propio Gobierno finalmente ha tenido que venir diciendo ante la comunidad internacional que cumple el acuerdo, y que respeta la institucionalidad que de all¨ª se deriva. Pero hay elementos donde las omisiones del Gobierno han sido protuberantes. La reforma rural integral es un elemento clave, estrat¨¦gico para Colombia, ese no es un problema ideol¨®gico. La segunda omisi¨®n es dram¨¢tica, porque es lo que se llam¨® la reforma pol¨ªtica, que es el punto dos del acuerdo. No hay una coma de desarrollo de estas ideas. Lo que tenemos es un mensaje de odio, de pugnacidad, una resistencia muy grande del Gobierno a entender que el camino es la reconciliaci¨®n.
P. En el otro lado, justamente Alejandro Gaviria ha defendido que ¨¦l es m¨¢s progresista que Gustavo Petro, que se ha aliado incluso con pastores cristianos. ?Es la Coalici¨®n Centro Esperanza m¨¢s progresista que el Pacto Hist¨®rico?
R. Yo creo que s¨ª. Dentro del ideario de Gustavo Petro veo cosas razonables, pero tambi¨¦n con una mezcla de elementos del pasado que terminan siendo retardatarios. El problema de Gustavo Petro en mi opini¨®n no el de sus propuestas, es leg¨ªtimo discutir sus ideas en democracia, encuentro algo m¨¢s profundo, que es la incapacidad de brindar confianza a la mayor¨ªa de los colombianos. Ese es mi diagn¨®stico.
P. ?El discurso de la anti pol¨ªtica ha terminado por hacer da?o a la democracia colombiana?
R. De alguna manera s¨ª. Yo entiendo que es muy atractivo, porque como hay una gran insatisfacci¨®n, e incluso indignaci¨®n, la que ha venido sufriendo los golpes es la democracia representativa, y no solo en Colombia sino en el mundo. Esto distorsiona el discurso y la gente en su desespero se deja llevar por estos cantos de sirena de personas que, como ocurri¨® en Estados Unidos, lo que ofrecen es odio y emociones. Hay un grado de insatisfacci¨®n, agravado por la pandemia, que es razonable. Tenemos que lograr salir de esto sin esos desbordamientos populistas.
P. ?Cu¨¢l es su prop¨®sito en el Senado?
R. Fundamentalmente servir de muro de contenci¨®n, tratar de evitar desbordamientos. Me mover¨¦ en temas de reforma pol¨ªtica, cuidado del medio ambiente, igualdad de g¨¦nero y la defensa de las libertades, que creo est¨¢n en riesgo. Soy partidario de la liberaci¨®n del aborto, de la eutanasia, de permitir que parejas del mismo sexo puedan incluso adoptar hijos. En mi caso hay una mezcla de experiencia, pero de ideas de avanzada.
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