El fiscal denuncia una ¡°Gestapo¡± en el Gobierno colombiano por la interceptaci¨®n ilegal de tel¨¦fonos
La ni?era y la limpiadora de la jefa de Gabinete de Petro, Laura Sarabia, fueron escuchadas ilegalmente haci¨¦ndolas pasar por miembros del Clan del Golfo despu¨¦s de un robo en casa de la funcionaria
El robo de un malet¨ªn con 7.000 d¨®lares en casa de la n¨²mero 2 de Gustavo Petro, Laura Sarabia, ha acabado convirti¨¦ndose en un asunto de Estado. El fiscal general de la Naci¨®n, Francisco Barbosa, ha asegurado este jueves que las dos empleadas de la vivienda de Sarabia, sospechosas del robo, fueron escuchadas ilegalmente por la polic¨ªa. Para autorizar los pinchazos, las hicieron pasar por miembros del cartel del Clan del Golfo. Barbosa ha asegurado que los implicados han actuado como ¡°la Gestapo colombiana¡±. ¡°Se han utilizado los medios m¨¢s sucios¡±, insisti¨®.
La fiscal¨ªa va a llamar a declarar a todos los implicados, incluido el embajador en Caracas, Armando Benedetti, a quien Sarabia acusa de haber dado a conocer el caso a los medios y provocar esta investigaci¨®n. Petro ha tenido que mediar entre ellos, al tratarse de dos de sus personas de m¨¢s confianza en el Gobierno. La guerra interna ha sido aprovechada por el fiscal Barbosa -elegido por Duque y que ejerce de opositor a Petro- para asegurar que estamos ante un caso de ¡°parajusticia¡±, la justicia al margen de la ley. ¡°Esta es la construcci¨®n miserable de un informe judicial¡±, ha clamado Barbosa.
Mientras el fiscal daba la rueda de prensa para informar de estos hechos, el presidente ten¨ªa previsto encontrarse con Benedetti para tratar de frenar un esc¨¢ndalo que no deja de crecer. De hecho, fue el propio embajador el que este mi¨¦rcoles desliz¨® que Sarabia podr¨ªa haber interceptado alg¨²n tel¨¦fono y lanz¨® un manto de sospecha sobre la cantidad de dinero que se mov¨ªa en su casa. Esas pistas pusieron sobreaviso a Barbosa, que ha llegado a asegurar que este era ¡°el asunto m¨¢s grave que se ha producido en los ¨²ltimos a?os contra los derechos humanos y la justicia en Colombia¡±.
La Fiscal¨ªa tambi¨¦n investigar¨¢ si someter al pol¨ªgrafo a la ni?era, Marelbys Meza, fue un abuso de poder. La seguridad de Sarabia recogi¨® un d¨ªa a la empleada y la traslad¨® a una dependencia de la Casa de Nari?o, la residencia presidencial, donde le practicaron la prueba. Dio negativo, es decir, arroj¨® que ella era la culpable del robo, y poco despu¨¦s fue despedida. La mujer sali¨® el s¨¢bado pasado en la prensa asegurando que hab¨ªa pasado miedo y que se hab¨ªa sentido secuestrada. Ella tambi¨¦n denunci¨® a la fiscal¨ªa, que inmediatamente le puso protecci¨®n.
La primera en denunciar en enero fue Sarabia, alarmada por el robo en su casa. Los polic¨ªas que se encargaron del caso, cree el fiscal, se extralimitaron en la investigaci¨®n. La pregunta es si la jefa de gabinete estaba enterada. Esos agentes pincharon los tel¨¦fonos de las empleadas del hogar como si se trataran de dos peligrosas delincuentes. Seg¨²n la ni?era, le hicieron seguimientos por la ciudad a ella y a su hermano taxista. Esta misma trabajadora ya hab¨ªa sido empleada de Benedetti, ah¨ª es donde comienza a enredarse la historia.
Tras ser despedida por Sarabia, fue contratada de nuevo por Benedetti, que se la llev¨® una semana a Caracas con su familia. Por esos d¨ªas, el embajador, seg¨²n fuentes oficiales, quer¨ªa regresar a Bogot¨¢ como ministro. ?l quer¨ªa tener la cartera de Defensa, pero Petro no se la concedi¨®. En cambio, le ofreci¨® ser coordinador de ministros, en una figura que se llama superministro. ¡°Quiero que te encargues de la eficiencia de los ministros¡±, le dijo. Cuando iba a formalizarse su nombramiento, Sarabia le dijo a Benedetti que ostentar¨ªa ese cargo, pero que tendr¨ªa como jefe a Carlos Ram¨®n Gonz¨¢lez, director del Dapre, quien administra el presupuesto de la presidencia. El embajador dijo que bajo ning¨²n concepto, que solo estar¨ªa debajo de ella. Seg¨²n estas fuentes oficiales, Sarabia temi¨® que Benedetti le quitara sus funciones y se neg¨®. Entonces empez¨® una guerra sorda entre ellos. Sarabia, antes de ser nombrada por el presidente como su mano derecha, hab¨ªa trabajado siete a?os para ¨¦l.
Al volver de su estancia de una semana en Caracas, fue cuando la empleada cont¨® a Semana que se hab¨ªa sentido maltratada por haber sido sometida al pol¨ªgrafo. Sarabia cree que fue Benedetti quien le ofreci¨® la historia a la prensa. El embajador, en cambio, asegura que intent¨® ayudarla hablando con Vicky D¨¢vila, la directora de la revista. Ah¨ª fue cuando le envi¨® este mensaje: ¡°Acabo de hablar con Vicky (sic) despu¨¦s de lo que me dijiste sobre la Mari (¡) Ten¨ªas raz¨®n. Es posible que se pueda evitar esa circunstancia (sic)¡ ojal¨¢ entiendas el sentido de este mensaje!¡±. Sarabia lo interpret¨® como un chantaje y se lo cont¨® a Petro.
As¨ª es como un tema personal ha removido los cimientos del Gobierno. Le sobreviene a Petro en el momento m¨¢s dif¨ªcil desde que lleg¨® al poder. Despu¨¦s de haber hecho una profunda transformaci¨®n de su gabinete, hace un mes, el Gobierno no acaba de encontrarse. Las reformas se atascan en un Congreso a medio gas y la grilla general lo opaca todo. Petro buscaba aligerar la acci¨®n del Ejecutivo libr¨¢ndose de los conservadores y moderados de los que se rode¨® al principio, pero la jugada hasta ahora no le ha salido bien. A la espera de la reacci¨®n del presidente, uno de sus mayores enemigos pol¨ªticos, el fiscal Barbosa, se frota las manos con esta historia.
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