¡°Vivimos como secuestrados¡±: Choc¨® padece el recrudecimiento de su crisis humanitaria
El hambre, los confinamientos, los paros armados y los enfrentamientos acechan al departamento, que para muchos de sus habitantes ha sido abandonado por el Gobierno
En Sip¨ª, en el sur de Choc¨®, el silencio del despojo es ensordecedor. Lo ¨²nico que interrumpe la aparente calma son los disparos o los botes que bajan por el r¨ªo, aunque cada vez son menos. Las comunidades de Barranconcito, San Agust¨ªn y Buenas Brisas est¨¢n deshabitadas. Solo quedan casas vac¨ªas y cosechas abandonadas. Todos sus habitantes huyeron como pudieron. En otros corregimientos, como Lomas de Chupey, no superan las 50 personas. Las ¨®rdenes de los actores armados para quienes no han logrado huir son claras: no salen de sus casas, no cruzan el r¨ªo y no se hace ruido. As¨ª, con miedo, hambre y zozobra han vivido por a?os los chocoanos. Una crisis humanitaria que en los ¨²ltimos meses se agudiz¨® por cuenta de la disputa territorial entre la guerrilla del ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Seg¨²n la Defensor¨ªa del Pueblo, Choc¨® representa el 79% de los confinamientos en el pa¨ªs en lo corrido del 2023 y es el segundo departamento con m¨¢s desplazamientos forzados.
Entre los confinados est¨¢ Luc¨ªa, quien pidi¨® cambiar su nombre por seguridad. Por su ejercicio como presidenta del Consejo Comunitario, pens¨® que quedarse era la mejor opci¨®n. No ten¨ªa suficiente dinero para moverse y sinti¨® que ser¨ªa ¨²til a su gente. Sus hijos escaparon y ella est¨¢ sola, enfrentando las inclemencias del paro armado que decret¨® el ELN el pasado 4 de julio en N¨®vita, Sip¨ª, Istmina, Litoral del San Juan y Medio San Juan. Durante los 10 d¨ªas que dur¨® el paro armado, las ayudas humanitarias que llegaron fueron m¨ªnimas y el hambre, angustiosa. Oeneg¨¦s denunciaron que alrededor de 9.000 personas resultaron afectadas por el paro impuesto por el frente de Guerra Occidental Omar G¨®mez. El conflicto en la zona es de tal magnitud que las lanchas que intentaron llevar provisiones no tuvieron ¨¦xito, pues quedaron atrapadas en medio de enfrentamientos.
En muchos lugares de Choc¨® la gente prefiere confinarse que desplazarse, porque no tiene c¨®mo irse, o en otros casos, se niega a abandonar lo que ha conseguido con a?os de trabajo duro: sus cosechas y sus ranchitos. La situaci¨®n empeora por una suerte de desidia estatal con los desplazados, pues, seg¨²n cuenta Luc¨ªa, llegan a otras ciudades sin tener condiciones dignas para vivir.
El ¨²ltimo paro armado confin¨® a 52 comunidades en cinco municipios de la subregi¨®n del San Juan. Pero no es el primer evento de ese tipo en la zona: solo este a?o se han impuesto cinco paros armados que han afectado a unas 23.000 personas, en su mayor¨ªa poblaci¨®n afro e ind¨ªgena. Desde 2018, la Defensor¨ªa del Pueblo ha emitido un centenar de alertas tempranas para 27 de los 31 municipios que componen el departamento de Choc¨®.
La punta del iceberg
Uno de los hijos de Luc¨ªa quiere dedicarse al deporte, busca ser jugador de f¨²tbol. Los otros dos desean terminar el colegio. Su madre, asustada por el peligro de que sean reclutados, les pidi¨® irse a la cabecera urbana de Itsmina. La lideresa se encarga de la manutenci¨®n de los tres. Cuando puede, les env¨ªa lo que consigue y, aunque los extra?a, explica que prefiere que est¨¦n a salvo.
En Choc¨®, la pugna por el control territorial de zonas donde hay cultivos de coca o miner¨ªa ilegal no solo ha ocasionado desplazamientos y confinamientos masivos; tambi¨¦n ha aumentado el riesgo de reclutamiento de ni?as, ni?os y adolescentes. Si bien el fen¨®meno ha ido creciendo en un 23% a escala nacional, este departamento, junto con Cauca y Antioquia, es de los m¨¢s afectados, y las principales v¨ªctimas son los j¨®venes ind¨ªgenas y afros. En consecuencia, se ha generado una epidemia de suicidios en las comunidades ind¨ªgenas ember¨¢, como reci¨¦n lo alert¨® una comisi¨®n especial de la Procuradur¨ªa.
La oeneg¨¦ M¨¦dicos Sin Fronteras es una de las pocas que ha logrado hacer presencia constante en la zona. Ante el panorama desolador, decidi¨® concentrar gran parte de sus esfuerzos, en el Alto y Medio Baud¨®, en el cuidado de la salud mental. ¡°Los confinamientos forzosos tienen un profundo impacto psicol¨®gico en la poblaci¨®n. El miedo y la violencia a los que est¨¢n expuestos provocan traumas y estr¨¦s generalizados. Los ni?os y j¨®venes se ven privados de su derecho a la educaci¨®n y se pone en peligro sus perspectivas del futuro¡±, se?ala Mario Fumo, coordinador del proyecto Atenci¨®n en Salud Comunitaria, a EL PA?S.
La Secretar¨ªa Departamental de Educaci¨®n inform¨® que ha habido un incremento en la deserci¨®n escolar: solo en 2022, 6.019 estudiantes abandonaron sus los colegios, y m¨¢s de la mitad de ellos pertenecen a la zona de San Juan. Las razones suelen estar ligadas al miedo por el reclutamiento y el desplazamiento. Adem¨¢s, el subregistro en todo el pa¨ªs, en lo que se refiere al reclutamiento forzado, es significativo, ya que el temor lleva a que las familias de los j¨®venes no denuncien.
A la ya preocupante situaci¨®n de reclutamiento se le suman otros problemas como extorsiones, da?os medioambientales y amenazas. Estas ¨²ltimas han escalado tanto, que los alcaldes de San Jos¨¦ del Palmar, Bagad¨®, Llor¨® y Santa Rita de Ir¨® salieron exiliados y ahora deben despachar desde otros municipios.
Una paz lejana
A trav¨¦s de una llamada entrecortada en la casa donde ha estado confinada, Luc¨ªa cuenta que desde 2007 en su comunidad no saben qu¨¦ es la tranquilidad. Para ella y sus coterr¨¢neos, la paz de la que tanto se habla en las grandes ciudades resulta ajena. Mientras la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) dialog¨® con el Gobierno en Cuba, los habitantes de Choc¨® han pasado hambre y otros han muerto porque los grupos ilegales no les permiten llegar hasta la cabecera municipal, de acuerdo con testimonios de la Red de Derechos Humanos del Pac¨ªfico.
El gobernador de Choc¨® ha expresado en varios medios nacionales que es necesario que se incluya al Clan del Golfo en la apuesta de paz total. ¡°Se lo hemos solicitado al presidente Petro, que dentro de la propuesta de paz total sea incluido el Clan del Golfo. El cese de hostilidades que se firma con el ELN lo deja por fuera¡±, dijo. Muchos temen que la historia se repita y que el vac¨ªo que eventualmente puede dejar alguna banda lo ocupe otra, o que el conflicto siga escalando y los di¨¢logos en Cuba no lleguen a buen t¨¦rmino. Asimismo, las Fuerzas Revolucionarias Mexicanas y las Fuerzas Armadas RPS-Cartel del Norte, dos de las bandas que operan en Quibd¨®, capital del departamento, anunciaron a finales del a?o pasado su intenci¨®n de iniciar un cese el fuego. Sin embargo, el proceso qued¨® apenas en los acercamientos.
De igual forma, las autoridades ind¨ªgenas del departamento y los consejos comunitarios de comunidades negras le han solicitado a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz que su voz sea escuchada en la construcci¨®n de la paz total. Las organizaciones sociales de base de la regi¨®n tienen un extenso recorrido y experiencia, que esperan que sea tenida en cuenta a la hora de negociar en sus territorios, m¨¢s si son las principales v¨ªctimas del conflicto armado en la zona. Ejemplo de ello fue el Acuerdo Humanitario Ya, un documento con 11 exigencias de car¨¢cter humanitario construido colectivamente en 2017 y presentado en las negociaciones que entonces se adelantaron con el ELN en Quito (Ecuador), durante la administraci¨®n de Juan Manuel Santos.
Por su parte, Luc¨ªa se ha llenado de valor y ha rogado a los diferentes actores armados no involucrar a la poblaci¨®n civil. ¡°Aqu¨ª nos dijeron que, si llegaba otro grupo armado y decidimos quedarnos, pagamos. Entonces yo les dije: ¡®No, nosotros no tenemos culpa de nada, no somos de un lado, ni del otro¡±. Sus exigencias se extienden al Gobierno Nacional, del que sienten un abandono hacia el Choc¨® que cumple ya varias d¨¦cadas: ¡°No necesitamos m¨¢s ej¨¦rcito, necesitamos alimento¡±. Luego, guarda silencio, y la se?al vuelve a irse, pero se alcanza a o¨ªr antes de colgar: ¡°El Choc¨® no aguanta m¨¢s¡±. Ella tampoco.
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