Botero extraordinario
Es posible decir, y sin exageraci¨®n, que es el artista que m¨¢s ha contribuido al campo del arte desde sus donaciones y sus aportes a la gesti¨®n de la cultura en este pa¨ªs
Un 15 de septiembre, antes de este 2023, Fernando Botero Angulo despert¨® y ya sab¨ªa que ir¨ªa al estudio a trabajar, donde fuera que estuviera. No hab¨ªa destino, casa, hogar, habitaci¨®n, en la que no se acompa?ara de su profesi¨®n de artista, de la que dijo que esperaba ejercer hasta su ¨²ltima exhalaci¨®n. Seguramente, en un d¨ªa como hoy ley¨® las noticias de su amada Colombia, con detalle y un poco de incredulidad, cruzar¨ªa mensajes de inter¨¦s con la gente m¨¢s diversa: coleccionistas, galeristas, periodistas, gentes de la alta sociedad, pero tambi¨¦n con personas que desde la sencillez y humidad se le acercaban. Posiblemente, por estos d¨ªas recibi¨® la carta de la comunidad de San Crist¨®bal, un corregimiento de Medell¨ªn que le pidi¨® una escultura como regalo para inaugurar la nueva Biblioteca. Lo grandioso y lo extraordinario suced¨ªan en su vida con la m¨¢s grande naturalidad.
El arte lo es todo, lo era todo para ¨¦l. Su gran motor, su obsesi¨®n, su manera de mirar la vida y redimir el dolor. A pesar de ser un hombre que acarici¨® el ¨¦xito como lo conocemos en la actualidad, su lado humano siempre estuvo presente y por ello dej¨® saber que, aun en medio de todas las luces y flashes rutilantes, un pedazo de vac¨ªo a¨²n estaba en su interior. Por ello nunca dej¨® de conquistar nuevas tierras, renovados espectadores, investigadores y, sobre todo, seguidores, de esos simples y espont¨¢neos que tienen una foto junto a una de sus esculturas, que hacen fila en los museos para entender su magia y preguntarse si es volumen y sensualidad lo que tanto les atrae. Para el maestro Botero la cercan¨ªa era una clave, una manera de hacer y de ser. Y esto est¨¢ presente en la Plaza que lleva su nombre, en la manera en que camin¨® las calles de su querida Medell¨ªn, en las obras que realiz¨® y sobre las cuales no dej¨® ninguna duda cuando habl¨® de ser un colombiano comprometido.
Este 15 de septiembre de 2023, el d¨ªa en que ya no est¨¢, su ausencia est¨¢ llena de todas esas personas que su presencia s¨ª toc¨®. En Medell¨ªn, desde el Museo de Antioquia, se ha sentido que ¨¦l ha sido, por sobre todo, el artista de la gente, el artista del cari?o, de la belleza, de la aparente simplicidad. Que, as¨ª como ante su presencia no hab¨ªa lugar para sentirse inc¨®modo, ante sus obras tampoco. Que fue y es un anfitri¨®n de la fiesta del arte, que ¨¦l mantiene vivas las conversaciones con los artistas del pasado, con sus queridos maestros y activa en cada obra esas largas reflexiones en torno al color, la figura, la vida.
La filantrop¨ªa y la b¨²squeda de la paz fueron su sello como ciudadano de Colombia. Es posible decir, y sin exageraci¨®n, que es el artista que m¨¢s ha contribuido al campo del arte, desde sus donaciones y sus aportes, a la gesti¨®n de la cultura en este pa¨ªs. Su voz se levant¨® firme cuando se hizo necesario, sin duda, con criterio, marcando una sana distancia con aquellos que hacen del arte un instrumento para intereses particulares. Su voz fue c¨¢lida y di¨¢fana cuando se trat¨® de proteger, de cuidar, de consolidar. Hizo de la distancia un atributo, pues era apenas una cifra de kil¨®metros o de horas de vuelo, era el m¨¢s presente, el mejor escritor de cartas y mensajes. Cuando llegaban sus mensajes, se inauguraba una nueva lecci¨®n para todos.
Un artista de estas dimensiones es un privilegio para un pa¨ªs, para una ciudad como Medell¨ªn. Sin complejos, con mirada amplia, trascendi¨®, cumpli¨® el sue?o que se acuna en estas monta?as: progresar. Lo hizo a¨²n m¨¢s all¨¢ de lo que esta cultura antioque?a dicta, lo cumpli¨® dejando tras de s¨ª un camino para recorrer y ojal¨¢ renovar nuestros propios principios desde esas constantes suyas: cercan¨ªa, integridad, coraje, generosidad. Gracias, maestro Fernando Botero.
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