Marta Ruiz: ¡°El di¨¢logo nacional nos transformar¨¢ a todos si hay alguien que lo lidere¡±
La periodista y analista, miembro de la Comisi¨®n de la Verdad, cree que Colombia tiene que hacer un pacto a 50 a?os que garantice su futuro
Prepara un t¨¦ verde en los fogones de una cocina americana. El apartamento se eleva sobre unos ¨¢rboles a?osos. La ma?ana es clara, luminosa. El sal¨®n de la casa se divide en dos ambientes. Uno da a los ventanales de la calle, con un sof¨¢ y una chimenea que no se ha usado en mucho tiempo. El otro es su oficina, con un escritorio y una bicicleta est¨¢tica. La anfitriona, Marta Ruiz, una de las analistas m¨¢s respetadas de la actualidad colombiana, parece haber llegado a un punto de quiebre en su vida, a sus 57 a?os. Acabado su tiempo como integrante de la Comisi¨®n de la Verdad, una inmersi¨®n en la violencia del pa¨ªs, se pregunta qu¨¦ sigue, qu¨¦ hay despu¨¦s.
¡ªUno pasa por momentos de crisis existencial a lo largo de su vida ¡ªdice mientras echa panela en la tetera¡ª. Estoy en un momento de tr¨¢nsito, de cambio. Y te preguntas, ?a d¨®nde voy? ?He hecho algo ¨²til? ?Qu¨¦ me queda? ?A qu¨¦ fue que vine ac¨¢? Lo bueno es que aprendes a vivir con la imperfecci¨®n. Rita Levi-Montalcini, la neurocient¨ªfica italiana, tiene ese texto sobre la teor¨ªa de la imperfecci¨®n y dice algo hermoso: la imperfecci¨®n es lo que nos hace avanzar. Lo que nos activa, lo que nos tiene permanentemente luchando para superar algo.
Su casa est¨¢ perfectamente ordenada, pero seg¨²n ella solo se trata de la superficie: ¡°Hay gente que es an¨¢rquica, como yo. Y tendemos a ser m¨¢s infelices¡±.
Ruiz ¡ªperiodista, autora del libro Esta ciudad no me quiere¡ª escribe un art¨ªculo semanal en La Silla Vac¨ªa.
Pregunta. Su madre era peluquera de barrio.
Respuesta. Crec¨ª en un barrio que despu¨¦s se hizo famoso por la violencia. Se llama San Javier, en la Comuna 13 de Medell¨ªn. Mi madre ten¨ªa otro empleo, pero cuando llegaba por las noches abr¨ªa la peluquer¨ªa en casa. Lo bueno de una peluquer¨ªa es que todo el barrio pasa por all¨ª, conoces el mundo. Vimos llegar el narcotr¨¢fico. Al lado de donde viv¨ªamos hab¨ªa un lugar que llamaban las caballerizas, donde los narcos iban a montar caballos de paso. El narcotr¨¢fico impregn¨® la juventud. Los muchachos pasaron de consumir marihuana a consumir coca. El tema de las bandas parad¨®jicamente ocurri¨® con un proceso de paz. El M-19 ¡ªla guerrilla en la que milit¨® Gustavo Petro¡ª empez¨® conversaciones con el Gobierno de Belisario Betancur y cuando acordaron una tregua se crearon campamentos de paz en las ciudades. Ocurri¨® en Medell¨ªn, Bogot¨¢, Cali. Se reclutaron muchos muchachos y se entrenaron militarmente. Esos muchachos no ten¨ªan ning¨²n planteamiento pol¨ªtico y muy r¨¢pido los cogi¨® el narcotr¨¢fico y los convirti¨® en afiebrados por las armas, afiebrados por la plata. Mataban por unos tenis.
P. Hay un hueco en su vida, nunca le he o¨ªdo hablar de su padre.
R. Es que no estaba, se fue cuando yo era ni?a. Lo busqu¨¦ a mis 33 a?os, cuando ¨¦l ten¨ªa otra familia, otros hijos. Desde entonces tenemos una buena relaci¨®n, pero m¨¢s de amigos que otra cosa.
P. ?C¨®mo le marc¨® ese abandono?
R. Marc¨® definitivamente el resto de mi vida, mucho. Te genera un sentimiento de desprotecci¨®n. Es una historia muy com¨²n en Colombia, la de los padres que abandonan a sus hijos. Tenemos familias disfuncionales y esos vac¨ªos los llenan otros. En mi caso, la familia extensa: ten¨ªa cinco t¨ªos muy presentes en mi vida.
P. Esos t¨ªos colgaban en el dormitorio retratos de Mao, de Marx, de Engels.
R. Mis t¨ªos eran militantes del MOIR (Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario), una izquierda mao¨ªsta que nunca tom¨® las armas. Esos movimientos ten¨ªan muchos v¨ªnculos con Pek¨ªn y la revoluci¨®n. En casa se le¨ªan ese tipo de textos. Pero a m¨ª nunca me gust¨® el MOIR, me parec¨ªan muy panfletarios.
P. Usted se involucr¨® en otro tipo de movimientos m¨¢s radicales.
R. Estuve dos a?os en algunos clandestinos y muy radicales, aunque muy te¨®ricos, no de pasar a la acci¨®n. Ten¨ªamos la idea de que hab¨ªa una represi¨®n muy grande. Ve¨ªamos al ej¨¦rcito en las calles, hab¨ªa desaparecidos, torturas. Al final termin¨¦ en el ELN.
P. Cre¨ªa en la lucha armada.
R. En ese momento s¨ª. Lo que me marc¨® m¨¢s fue la revoluci¨®n de Nicaragua. Hab¨ªa muchas emociones. Hab¨ªa todo un movimiento cultural alrededor de la revoluci¨®n. Heredamos toda esa literatura del Cono Sur, de Eduardo Galeano, de Mario Benedetti, lo que alimentaba nuestros sue?os. Me cree una matriz muy latinoamericanista y antiimperialista.
P. Entonces se fue al monte.
R. Estaba en grupos urbanos de la guerrilla, y cuando conoc¨ª a Le¨®n Valencia (analista, polit¨®logo, escritor), nos fuimos.
P. Dice que regres¨® de all¨ª siendo otra persona.
R. All¨ª aprend¨ª la inutilidad de la guerra. Entend¨ª que las guerrillas estaban profundamente aisladas, lejos de la realidad. El campo estaba muy separado de lo que estaba ocurriendo en la ciudad. No vi claro c¨®mo se pod¨ªa hacer una revoluci¨®n con lo que est¨¢bamos haciendo. Cuando me levantaba por las ma?anas me preguntaba si eso que hac¨ªa iba a producir una revoluci¨®n y mi respuesta era que no. No vi que hici¨¦ramos nada importante. No vi un pueblo alzado en armas. Era una gente que voluntaristamente quer¨ªa hacer la tarea de concientizar a cada persona para lograr expandir una chispa por toda la pradera, pero no funcionaba. Colombia nunca ha estado al borde de la revoluci¨®n.
P. Durante un tiempo le dio verg¨¹enza que alguien le dijera que hab¨ªa sido guerrillera.
R. He tratado de reconciliarme con esa persona que yo era. ?Realmente est¨¢ uno dispuesto a matar por algo? Siento pena de haber empu?ado un arma, me parece tonto. Hab¨ªa otras opciones, y la gente que realmente m¨¢s ayud¨® a transformar este pa¨ªs no lo hizo desde las armas. Los grandes cambios se le deben a la gente que enfrent¨® la guerra desde otro lugar ¨¦tico y pol¨ªtico.
R. Olvid¨® ese pasado y empez¨® de cero a los 30. ?C¨®mo se hace eso?
R. Cambiando de ciudad. El primero que me dio un trabajo sin conocerme fue Ram¨®n Jimeno (escritor, periodista, guionista), sin yo tener experiencia. Luego Mar¨ªa Jimena Duz¨¢n. Empec¨¦ a trabajar historias humanas, de pa¨ªs, de personajes. Recuerdo una cr¨®nica bonita sobre un boxeador que se qued¨® ciego porque desde una tribuna le lanzaron una lata de cerveza en la frente. Luego se volvi¨® entrenador. Fue muy tarde, como en 2003, cuando empec¨¦ a cubrir el conflicto. Me toc¨® todo el Gobierno de Uribe. Si haces periodismo en Colombia te arrastra la corriente hacia el conflicto.
P. ?Qu¨¦ impronta dejar¨¢ Uribe en la historia?
R. Uribe va a pasar en la historia m¨¢s por sus errores que por sus aciertos. Uribe fue la respuesta a un momento del pa¨ªs, no fue que ¨¦l se impusiera, sino que interpret¨® al pa¨ªs. Pero creo que no ha sido capaz de entender que Colombia ya no es como ¨¦l, se qued¨® atr¨¢s. El pa¨ªs empieza a ver la guerra tambi¨¦n con verg¨¹enza y como que no es algo heroico, sino algo que es tr¨¢gico. Creo que Uribe todav¨ªa sigue sintiendo que es un h¨¦roe de guerra. Le espera tambi¨¦n un legado de corrupci¨®n muy alto.
P. Ha estado sumergida los ¨²ltimos a?os en la violencia m¨¢s profunda de este pa¨ªs como comisionada de La Comisi¨®n de la Verdad. ?C¨®mo ha sido esa experiencia?
R. Me sumerg¨ª en la guerra porque yo tengo esa cosa que es que me sumerjo en las cosas hasta casi destrozarme, no tengo l¨ªmites en la entrega. Cubr¨ª el conflicto 15 a?os como periodista y quise unir todos los fragmentos para entender mejor. Los periodistas estamos acostumbrados a escuchar versiones muy distintas de las cosas, en general somos muy epid¨¦rmicos, nos falta profundizar en las personas y sus motivaciones. Entonces, el paso por la Comisi¨®n fue una experiencia multidimensional, le entr¨¦ al conflicto desde muchas orillas, como la comprensi¨®n racional, la hist¨®rica, la social, la pol¨ªtica, pero sobre todo la humana. Signific¨® sentir el coraz¨®n de la guerra palpitando con todo su dolor y toda su maldad. Fue un acercamiento carnal, no fue investigar algo con frialdad y distancia. Nos metimos en el lodo a escarbar.
P. ?C¨®mo se va a leer en el futuro?
R. Tuvimos muchas discusiones sobre eso. Como periodista, quer¨ªa un informe que se leyera hoy. En general, mis colegas aspiraban a un informe que fuera le¨ªdo en el futuro. El informe es muy valioso, sin duda, pero yo creo que lo que deja la Comisi¨®n no es tanto el informe, porque al final en Colombia se ha escrito mucho sobre el conflicto. Generamos una gran conversaci¨®n sobre la herida, permiti¨® llegar a ella y tocarla. Se contribuy¨® a un proceso de sanaci¨®n. La verdad est¨¢ cambiando este pa¨ªs. La Comisi¨®n hizo de la verdad un valor. Colombia le tiene que perder el miedo a la verdad. Hay mucho miedo porque la verdad desacomoda. La verdad rompe el statu quo, que se basa en creencias que no son necesariamente ciertas. Se necesita, sobre todo, una verdad sanadora.
P. Trabaj¨® de la mano de Francisco de Roux, sacerdote y fil¨®sofo.
R. Pacho es un ser humano muy elaborado. No creo que nadie conozca Colombia mejor que ¨¦l, que haya reflexionado tanto.
P. Una especie de santo.
R. Un sabio, mejor dicho. Posee una sabidur¨ªa alejada de cualquier modelo intelectual, tiene la que se necesita: la de dolerse con el otro. La sabidur¨ªa de mantener viva la esperanza en el ser humano. La sabidur¨ªa de poder ser puente entre visiones, pero tambi¨¦n de tener el car¨¢cter de decir la verdad por encima de todo para reconstruirnos. Lo m¨¢s valioso de Pacho es que es un hombre parado en el ser humano. Y desde ah¨ª todo su saber sociol¨®gico, teol¨®gico y econ¨®mico contribuye. ?l est¨¢ parado en donde nadie m¨¢s est¨¢ parado en Colombia, que es en el ser humano.
P. Hablemos del enigma Gustavo Petro. ?Qui¨¦n es el presidente?
R. Es dif¨ªcil de leer. Lo primero es que es un gran luchador, un hombre que inspira mucho, que te pone a so?ar con el futuro. Es un l¨ªder, pero al mismo tiempo es alguien inescrutable. Su personalidad es indescifrable. Hay una parte silenciosa de ¨¦l, reprimida. Es tambi¨¦n un l¨ªder visionario, pero no un estratega. Necesita estrategas a su lado y no los tiene. Al mismo tiempo es la gran oportunidad que tiene este pa¨ªs. Nunca he visto en mi vida una oportunidad como esta. Le rezamos a los dioses para que le vaya bien, para que cumpla lo que se propone. Si lo logra, este pa¨ªs va a cambiar para siempre. Es el presidente correcto para este momento hist¨®rico.
P. ?Qu¨¦ le preocupa?
R. Me preocupa que Petro est¨¦ habitando espejismos. Por ejemplo, que sienta que llenar la plaza de Bol¨ªvar es tener el respaldo del pueblo. ?l tiene que revitalizar mucho sus v¨ªnculos con la sociedad. Tiene que unir al pa¨ªs. Este pa¨ªs est¨¢ roto por dentro. No es mentira que estemos al pie del volc¨¢n, directamente est¨¢ roto. Hay que hacer los cambios, pero se necesita una estrategia para lograr un mayor consenso. Sin eso es dif¨ªcil, porque este pa¨ªs tiene una herida muy grande en su coraz¨®n. Se desliza muy f¨¢cil hacia la violencia.
P. El proyecto de Petro es tan ambicioso que dif¨ªcilmente se puede cumplir en cuatro a?os. ?Solo podr¨¢ continuarlo si logra colocar a alguien de su confianza en la sucesi¨®n?
R. La experiencia latinoamericana nos ha demostrado que poner un continuador no garantiza nada. Mira Ecuador, lo acabamos de ver. Me parece m¨¢s importante el Acuerdo Nacional. Hagamos un acuerdo alrededor de unos ejes. El Acuerdo Nacional es el futuro del pa¨ªs, eso garantizar¨ªa que cualquiera que fuera el Gobierno tuviera unos b¨¢sicos que cumplir. Pero hay algo importante, este acuerdo es pol¨ªtico. ?Qu¨¦ pas¨® en La Habana (el acuerdo de paz entre las extintas FARC y el Gobierno de Juan Manuel Santos)? Se hizo todo jur¨ªdico. Y Petro, como buen colombiano, cree que las leyes van a cambiar el pa¨ªs. Hay que hacer un acuerdo a 30, 40, 50 a?os, sobre unos b¨¢sicos de supervivencia de la naci¨®n. Hay territorios que sencillamente no forman parte de la naci¨®n, est¨¢n en manos de piratas. No rige all¨ª el estado de derecho, no rige la democracia. Rigen dictaduras que han impuesto los grupos criminales. El acuerdo b¨¢sico de la paz es integrar esos territorios a una supuesta democracia como la que vivimos ac¨¢ en Bogot¨¢.
P. ?Cree que el ELN est¨¢ maduro para llegar a un acuerdo con el Gobierno de Petro?
R. Pues toca madurarlo como los aguacates, a punta de papel peri¨®dico. La mitad de la voluntad de la paz de una guerrilla, e incluso de un gobierno, se construye en la mesa. El ELN no es que est¨¦ maduro, el ELN est¨¢ madurando en el proceso. Ya uno nota los cambios, de c¨®mo entraron, a c¨®mo van a salir. Son otros. Le ocurre tambi¨¦n al Gobierno. El Gobierno de Santos dijo en La Habana que era una negociaci¨®n de meses, no de a?os; dur¨® cinco a?os. Todos cambian en el camino y eso es lo brillante y lo bonito. Igual que el di¨¢logo nacional nos transformar¨¢ a todos si hay alguien que lo lidere. La pol¨ªtica est¨¢ en una crisis profunda y as¨ª es muy dif¨ªcil cambiar un pa¨ªs. No hay liderazgos, no hay nadie por la derecha.
P. ?Podr¨ªa ser Jos¨¦ F¨¦lix Lafaurie, el presidente de los ganaderos?
R. Yo s¨ª lo veo como un l¨ªder.
P. ?Y un posible candidato?
R. Lo es para el sector de la derecha.
P. ?No entrar¨ªa en conflicto con su esposa, Mar¨ªa Fernanda Cabal?
R. No necesariamente. No me parecer¨ªa extra?o que ella recoja la parte m¨¢s radical, la m¨¢s opositora, el uribismo, y luego la entregue a una campa?a articulada que maneje ¨¦l. O sea, no descartar¨ªa que ya est¨¦ trabajando para ¨¦l. Jos¨¦ F¨¦lix tiene mucha energ¨ªa, mucho conocimiento, es muy s¨®lido ideol¨®gicamente, es un tipo respetable. En general tiende a ser sincero. Tiene todos los defectos de los pol¨ªticos y de las ¨¦lites de este pa¨ªs, todos, pero creo que en general es muy valiente en el sentido de que participa en el di¨¢logo (es negociador con el ELN) y que est¨¦ dentro de este acuerdo nacional. ?l tambi¨¦n se ha transformado por el camino.
P. No le gusta que los medios est¨¦n en manos de banqueros.
R. Es un problema mundial. El poder en Colombia es promiscuo. Hay mucho amancebamiento entre el poder econ¨®mico y el pol¨ªtico. El poder est¨¢ muy concentrado en unas cuantas familias o empresas y ese poder es abusivo. No me gusta que los medios est¨¦n en manos de quien cometen esos abusos de poder.
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