Petro, Milei y Roosevelt
El presidente Petro deber¨ªa hacer un alto en el camino, evaluar con cabeza fr¨ªa los resultados de la elecci¨®n presidencial Argentina y entender que los pueblos ya no quieren discursos edulcorados con promesas de cambio absoluto, sino resultados efectivos que se reflejen m¨ªnimamente en el d¨ªa a d¨ªa
Con una econom¨ªa en desaceleraci¨®n. Con el sistema de salud pendiendo de un hilo. Con los precios del combustible en inevitable alza. Con la preocupaci¨®n por las finanzas p¨²blicas que andan descuadradas. Con la deuda externa haciendo presi¨®n. Con los proyectos viales en suspenso. Con la construcci¨®n de vivienda en el congelador. Con la expectativa de la paz. Con la renovada relaci¨®n con la dictadura vecina. Con la inflaci¨®n que apenas empieza a ceder. Con los interminables enfrentamientos con unos y otros. Con el narcotr¨¢fico que sigue y seguir¨¢. Con tantos y tantos l¨ªos, el presidente Petro deber¨ªa hacer un alto en el camino, evaluar con cabeza fr¨ªa los resultados de la elecci¨®n presidencial Argentina y entender que los pueblos ya no quieren discursos edulcorados con promesas de cambio absoluto, sino resultados efectivos que se reflejen m¨ªnimamente en el d¨ªa a d¨ªa. Por eso, la elecci¨®n de Javier Milei debe servir de llamado de atenci¨®n al presidente en varios sentidos.
Por un lado, aunque eso seguro lo sabe Petro, si su gobierno de izquierda fracasa, pasar¨¢n d¨¦cadas antes de que Colombia vuelva a tener un jefe de estado promotor de grandes ideas progresistas. Las grietas dentro de la coalici¨®n del Pacto Hist¨®rico y las m¨ªnimas disputas de poder que se est¨¢n dando dentro de esos movimientos hace que resulte muy dif¨ªcil cuajar un candidato que de manera contundente pueda considerarse heredero de Gustavo Petro. El Pacto est¨¢ lleno de ¡®oompa loompas¡¯ de Petro, mas ninguno de ellos ha hecho lo suficiente para convertirse en una opci¨®n viable de sucesi¨®n.
Pero el l¨ªo no est¨¢ en el qui¨¦n sino en el porqu¨¦. ?Por qu¨¦ votar por el candidato de un partido que prometi¨® el gran cambio, pero m¨¢s que cambio termin¨® sumiendo al pa¨ªs en un mar de incertidumbres a¨²n mayor que en el que ya nos ven¨ªamos ahogando?
La f¨®rmula de enfrentar a unos contra otros, inspirada en rancias ideas comunistas, no es la salida para mejorar la salud de un pa¨ªs. No hay unos par¨¢sitos que deben ser eliminados. Eso no es democracia. Es m¨¢s, en un hombre que habla de paz resulta absurdo vivir de enfrentamiento en enfrentamiento como si no fuera capaz de aplicar lo que pregona.
Tampoco hay que quebrar al pa¨ªs para cumplir con sus metas. Simplemente hay que buscar aliados que ayuden a avanzar con solidez en el sentido deseado, pero para esto se necesita concertaci¨®n.
Hace casi noventa a?os, el presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt lo logr¨® con un pa¨ªs sumido en la pobreza tras la crisis de 1929 y a pesar de los se?alamientos seg¨²n los cuales ¨¦l era un comunista. FDR se sent¨® a hablar y a hacer planes en conjunto con los grandes empresarios de ese pa¨ªs. La meta: reactivar la econom¨ªa, generar empleo y riqueza.
Mientras hac¨ªa equipo con los empresarios, convirti¨® en ley desde el salario m¨ªnimo obligatorio hasta el seguro de desempleo (que aqu¨ª la oposici¨®n llama ¡°el mill¨®n de pesos para que los j¨®venes no roben¡±). Esos goles no gustaron a sus aliados, pero ya eran equipo, no pod¨ªan darle la espalda.
Petro elige: ?quiere ser un Kirchner o un FDR? (Este ¨²ltimo muri¨® y le segu¨ªan diciendo comunista aunque hoy es un h¨¦roe).
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