Cinco masacres y dos asesinatos de l¨ªderes sociales en 48 horas: una radiograf¨ªa del aumento de la violencia en Colombia
El Instituto de estudios para el desarrollo y la paz, Indepaz, ha registrado al menos 20 asesinatos en diferentes lugares del pa¨ªs a manos de distintos grupos armados
Entre el lunes y el mi¨¦rcoles de esta semana cinco masacres y dos asesinatos de l¨ªderes sociales han enlutado a Colombia. Las muertes se han registrado en todos los puntos cardinales. No se trata de una arremetida definida, sino de una muestra del aumento de la violencia, ejecutada por diferentes actores, y del deterioro general de la seguridad.
En la madrugada del lunes, en Jamund¨ª, Valle del Cauca, al occidente del pa¨ªs, cuatro j¨®venes fueron sacados a la fuerza de una celebraci¨®n y posteriormente encontraron sus cuerpos en distintas zonas rurales. Un poco m¨¢s al sur, en la v¨ªa entre Ipiales y Aldana (Nari?o), cerca a la frontera con Ecuador, un tiroteo dej¨® tres muertos. Ese mismo d¨ªa, horas despu¨¦s, fue asesinado un l¨ªder de un programa de sustituci¨®n de cultivos il¨ªcitos: Hugo Arley Mu?oz Palacio, en Brice?o, en el norte del departamento de Antioquia. Y esa misma noche fueron asesinadas cuatro personas que iban en un bus en Puerto Berr¨ªo, en el coraz¨®n de la regi¨®n conocida como el Magdalena Medio.
El martes fue el turno del nororiente, pues fue asesinado Jhair Fernando Rivera P¨¦rez, un reconocido l¨ªder social en Tib¨² (Norte de Santander), el municipio con m¨¢s coca del planeta. Ese mismo d¨ªa, en la ma?ana, la muerte lleg¨® al sur: asesinaron a cuatro personas en la vereda El Silencio de Algeciras, Huila. Y a inicios de la tarde del mismo d¨ªa fue en el oriente, cuando en Villanueva, Casanare, las v¨ªctimas fueron dos hombres y una mujer migrantes.
Los brotes de violencia aislada, en siete lugares apartados entre s¨ª, reflejan las disputas por el control territorial. Mientras el Gobierno busca avanzar en ocho negociaciones simult¨¢neas con grupos armados de distinta naturaleza en su pol¨ªtica de paz total, en las regiones persiste una violencia que afecta especialmente a la sociedad civil.
Carlos Espitia, investigador de Indepaz, se?ala que a¨²n no hay una certeza absoluta sobre los autores de cada una de estas masacres, en las que no hay un patr¨®n en t¨¦rminos espaciales o territoriales. ¡°Es una situaci¨®n muy preocupante porque estamos viendo una violencia en varias zonas del pa¨ªs, en la cual pueden confluir muchas explicaciones. Por supuesto, vemos acciones para amedrentar la poblaci¨®n civil, pero tambi¨¦n ajustes de cuentas, disputas y reacomodos por el control de poderes y econom¨ªas locales¡±, se?ala.
Para Espitia, cada brote de violencia tiene una explicaci¨®n diferente. En Brice?o, Antioquia, informaci¨®n preliminar indica que ¡°aproximadamente 200 hombres armados de las AGC [Autodefensas Gaitanistas de Colombia] llegaron a la vereda, lo retuvieron y posteriormente lo asesinaron dejando dos menores hu¨¦rfanos¡±, se?ala Indepaz con respecto a la muerte de Hugo Arley Mu?oz Palacio. Con ¨¦l, son 147 los l¨ªderes que han sido asesinados en 2023; y 1561 desde la firma del acuerdo de paz.
En esa zona del norte antioque?o, cerca de C¨®rdoba, hay un enfrentamiento entre el ej¨¦rcito narco llamado Clan del Golfo (que se autodenomina Autodefensas Gaitanistas de Colombia o AGC) y el frente 36 de las extintas FARC, situaci¨®n que lleva al confinamiento de las comunidades, al uso de poblaci¨®n civil como escudo, a la retenci¨®n y asesinato de civiles y tambi¨¦n a la muerte de combatientes.
¡°La lectura que tenemos es que desde el gobierno de [Iv¨¢n] Duque se dio un fuerte reacomodo de los poderes ilegales en los territorios. Esto signific¨® la expansi¨®n de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia en el departamento del Choc¨®, en sentido norte-sur, y la afectaci¨®n de varios municipios del norte del pa¨ªs (...) Esa intenci¨®n de expansi¨®n de las AGC se ha dado hacia el oriente del pa¨ªs, particularmente en el departamento del Casanare, algo de Meta y algo del Vichada¡±, explica Espitia.
El otro fen¨®meno lo protagoniza el llamado Estado Mayor Central, la mayor sombrilla de grupos de disidencias de la extinta guerrilla de las FARC y que encabeza Iv¨¢n Mordisco. El experto comenta que hay una nueva din¨¢mica de violencia: si antes muchas de esas estructuras se enfrentaban entre s¨ª, ahora tienen acuerdos de coordinaci¨®n para distribuirse los territorios y la apropiaci¨®n de rentas ilegales; llegaron a acuerdos para lograr tener una postura unificada y fuerte frente a la propuesta de paz del Gobierno de Gustavo Petro.
¡°Tenemos una clara avanzada del Estado Mayor Central, sobre todo en la zona de Huila, Tolima y Caquet¨¢. Eso puede explicar la masacre de Algeciras¡±, dice. Jamund¨ª, en cambio, obedece a otra l¨®gica: ¡°Est¨¢ inmerso en la din¨¢mica de disputas del norte del Cauca¡±, mientras que ¡°lo de Ipiales se puede tratar de ajustes de cuentas o temas de contrabando o de din¨¢micas de tr¨¢fico que se dan en la frontera¡±.
Un tercer elemento ser¨ªa la violencia urbana. No es nueva dentro del conflicto armado colombiano, pero s¨ª ha venido cobrando relevancia. ¡°Muchas de las confrontaciones que antes del 2016 ¡ªprevio a la firma de paz con las extintas FARC¡ª se ve¨ªan en las zonas rurales empezaron a tener un efecto en las zonas urbanas, porque se inicia o se fortalece una estrategia de tercerizaci¨®n y subcontrataci¨®n de las bandas locales que inicialmente ten¨ªan poderes barriales¡±, explica Espitia. Con los flujos de dineros de los negocios il¨ªcitos, mayormente de la extorsi¨®n y el narcotr¨¢fico, aument¨® el poder de estas bandas y se generaron nuevas din¨¢micas de violencia.
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