Mancuso y Uribe, una vieja historia de acusaciones con riesgo de subir de tono
El exjefe paramilitar asegura ante la justicia transicional que tiene c¨®mo demostrar que el expresidente estuvo involucrado en una masacre y en el homicidio de un defensor de derechos humanos
A comienzos de siglo, ?lvaro Uribe y Salvatore Mancuso viv¨ªan su c¨²spide medi¨¢tica y de poder. El primero hab¨ªa ganado las elecciones presidenciales de 2002 con el 54,5% de los votos ¡ªhasta entonces r¨¦cord sin precedentes, que ¨¦l mismo superar¨ªa cuatro a?os despu¨¦s¡ª bajo la promesa de pacificar el pa¨ªs, que entre 2001 y 2002 registr¨® 3.896 secuestros extorsivos. Y el segundo era comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), un grupo paramilitar compuesto por m¨¢s de 15.000 hombres, que se relacionaba con empresarios, ganaderos y pol¨ªticos. La actualidad de ambos es diferente. Tras dos d¨¦cadas de m¨²ltiples acontecimientos, su imagen contrasta con un en¨¦rgico pasado, en el que acaparaban titulares de prensa y sus nombres estaban en boca de millones. No obstante, la justicia transicional volvi¨® a ubicarlos en la agenda, en un episodio que puede pasar a la historia, por cuenta de unas declaraciones del exjefe paramilitar.
El pasado 17 de noviembre, Salvatore Mancuso logr¨® ser admitido por la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), tribunal creado por los acuerdos de paz firmados en 2016 entre el Gobierno y las extintas FARC para procesar casos graves que ocurrieron durante el conflicto armado. El exjefe paramilitar fue recibido en condici¨®n de ¡°sujeto incorporado funcional y materialmente a la fuerza p¨²blica¡±, por lo que se espera que sus testimonios y pruebas se enfoquen en demostrar c¨®mo las AUC operaron conjuntamente con la institucionalidad en su guerra contra la guerrilla. El tribunal se?al¨® que Mancuso, en sesiones previas a su admisi¨®n, aport¨® ¡°elementos presentes, efectivos, suficientes y novedosos respecto a hechos que ya se conoc¨ªan o han sido investigados por la justicia colombiana¡±.
Mancuso ha mencionado a Uribe en varias ocasiones, pero no con la contundencia de ahora. Su ingreso a la JEP da la apariencia de que cuenta con material probatorio para sustentar sus acusaciones, lo que ser¨ªa una diferencia sustancial con sus declaraciones del pasado. En 2012, ante jueces de Justicia y Paz, el sistema alternativo de penas que se cre¨® con la desmovilizaci¨®n de las AUC siete a?os antes, el excomandante admiti¨® que el grupo armado simpatizaba ¡°con los planteamientos ideol¨®gicos y las pol¨ªticas de Uribe¡±. En mayo de ese a?o, siendo entrevistado por Caracol Radio, manifest¨® que dineros de la insurgencia financiaron la reelecci¨®n del entonces presidente en 2006.
Previamente, en una diligencia frente a la Corte Suprema de Justicia, en 2010, confes¨® que tambi¨¦n lo apoyaron en su primera aspiraci¨®n presidencial. ¡°Nosotros para ese momento, el a?o 2002 e incluso desde 2001, hicimos una conferencia nacional de autodefensas donde acordamos, dentro de esa reuni¨®n de comandantes, cesar acciones con objetivos m¨²ltiples porque eso perjudicaba la campa?a del presidente Uribe¡±. M¨¢s adelante, agreg¨®: ¡°Recib¨ª directamente ¨®rdenes de mis comandantes de apoyar al presidente Uribe, candidato a la Presidencia en ese momento¡±. Sus palabras fueron rechazadas por el exmandatario, aunque coinciden con las declaraciones que realiz¨® el exjefe paramilitar Freddy Rend¨®n Herrera, alias El Alem¨¢n, en 2009 ante la emisora La FM.
Pese a que las incriminaciones de Mancuso no han sido validadas a¨²n por la justicia, en la JEP han tomado otro calibre. El excomandante de las AUC vincul¨® directamente a Uribe con la masacre de El Aro, perpetrada en octubre de 1997, y con el homicidio del abogado Jes¨²s Mar¨ªa Valle, que tuvo lugar en febrero de 1998.
El Aro es un corregimiento en Ituango (Antioquia) y la cruel matanza ocurri¨® a lo largo de cuatro d¨ªas mientras Uribe era gobernador de ese departamento. Quince campesinos fueron asesinados. Mancuso se refiri¨® sobre este suceso ante los magistrados de la JEP, seg¨²n revelaron los portales Vor¨¢gine y Cambio. Dijo que la masacre ¡°fue un pedido directamente tambi¨¦n desde el gobernador Uribe, a trav¨¦s de Pedro Juan Moreno¡±, quien era su secretario de Gobierno, y que se ejecut¨® para desatar el miedo entre la poblaci¨®n civil de la zona, que estaba bajo control de la guerrilla. ¡°Uno pone en pr¨¢ctica no solamente un teatro de operaciones, sino la puesta en escena de un teatro de terror, as¨ª de horrible como suena (¡). Usted tiene que atemorizarlos tanto que, o dejan de apoyar a la guerrilla, o se van de la zona o se enfusilan. As¨ª de crudo como suena, entonces por eso esas operaciones eran de castigo, se impon¨ªa un terror y luego sal¨ªamos de la zona¡±, coment¨®.
Record¨® Mancuso que la incursi¨®n militar se ejecut¨® conjuntamente entre las AUC y el Ej¨¦rcito, cuyos uniformados se encargaron de cercar el corregimiento para impedir el ingreso de la Cruz Roja y otras instituciones. La Gobernaci¨®n de Antioquia, asegura, prest¨® apoyo log¨ªstico con un helic¨®ptero. Asever¨® que visit¨® El Ub¨¦rrimo, una finca del expresidente, en donde lo vio cara a cara. ¡°Uribe se ha reunido conmigo. Yo me reun¨ª con el coronel Ra¨²l Suarez, comandante de la Polic¨ªa de C¨®rdoba, y me llev¨® a reunirme a la finca de Uribe, con el gobernador Uribe para aquel momento. Uribe siempre tuvo conocimiento de la operaci¨®n de El Aro¡±.
Aquella barbarie fue la principal causa del asesinato de Jes¨²s Mar¨ªa Valle, cuatro meses despu¨¦s, cuando Uribe hab¨ªa completado su periodo como gobernador. Valle, oriundo de Ituango, era defensor de derechos humanos y antes de la masacre solicit¨® a las autoridades, incluyendo a la Gobernaci¨®n y el Ej¨¦rcito, que protegieran a los habitantes de la zona. Mancuso sostuvo que el expresidente estuvo involucrado en el crimen. ¡°Pedro Juan [Moreno] pidi¨® b¨¢sicamente que se ejecutara esta acci¨®n porque el defensor de derechos humanos estaba atacando de manera frontal tanto a Uribe como a ¨¦l, y al general Carlos Alberto Ospina y a otro general que no me acuerdo en este momento¡±.
El homicidio, cont¨® Mancuso, se coordin¨® entre Carlos Casta?o, el m¨¢ximo l¨ªder de las AUC en esa ¨¦poca, y Moreno. Las denuncias p¨²blicas de Valle, que responsabilizaban al saliente gobernador y su mano derecha por lo acontecido en El Aro, posiblemente fueron su sentencia de muerte. El ajusticiamiento se le encomend¨® a tres sicarios. ¡°Pedro Juan [Moreno] llega justamente de parte de Uribe y de los generales que le estoy contando, justamente porque los estaba atacando directamente a ellos, incluso los hab¨ªa denunciado judicial y p¨²blicamente¡±. En 2006, distanciado de su antiguo jefe, Moreno falleci¨® en un accidente a¨¦reo junto con su hijo, mientras promov¨ªan su candidatura al Senado por el Partido Conservador.
Mancuso volvi¨® a referirse a la financiaci¨®n del paramilitarismo a la aspiraci¨®n electoral de Uribe en 2002. Relat¨® que se reuni¨® con un directivo de la campa?a en C¨®rdoba para entregarle dinero. ¡°Le entregu¨¦ 2.000 millones de pesos para la campa?a directamente. Esto no se ha contado, son cosas nuevas, peligrosas¡±. Y reiter¨® que cesaron actividades militares para no afectar a las posibilidades del entonces candidato en los comicios: ¡°Pedro Juan Moreno llega a donde nosotros antes de las elecciones para pedirnos que no se ejecutaran acciones m¨²ltiples, masacres, porque eso estaba perjudicando a la campa?a del presidente, candidato Uribe para ese momento¡±.
Ante las revelaciones, Uribe solicit¨® a la Fiscal¨ªa que se le permita dar una versi¨®n libre sobre la masacre de El Aro y el homicidio de Valle. La diligencia se program¨® para este lunes. En su cuenta de X ¡ªantes Twitter¡ª, el expresidente calific¨® a Mancuso como un ¡°bandido¡± y lo acus¨® de modificar sus ¡°versiones sobre El Aro para justificar el beneficio de la creaci¨®n dolosa de la teor¨ªa bisagra de la JEP-FARC¡±.
Lo dicho por Mancuso puede ser el punto de inflexi¨®n en la supuesta relaci¨®n de Uribe con los paramilitares o puro humo. El exjefe paramilitar ahond¨® en sus incriminaciones y su admisi¨®n en la JEP es un indicio de seriedad, pero falta ver qu¨¦ tan convincentes son las pruebas que entregue.
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