La invasi¨®n de Gaza abre una brecha entre Petro y Gilinski
El banquero ha sentido como un ataque personal que el presidente, con el que manten¨ªa una buena relaci¨®n, comparase la intervenci¨®n militar de Israel con el Holocausto
La invasi¨®n de Gaza por parte de Israel ha abierto una brecha entre dos de los hombres m¨¢s poderosos de Colombia. El banquero Jaime Gilinski, de origen jud¨ªo, ha sentido casi como un ataque personal la postura que ha tomado sobre el conflicto Gustavo Petro, que ha llegado a comparar la ofensiva israel¨ª con el Holocausto. Gilinski, en un claro desaire, se ausent¨® la semana pasada de la reuni¨®n que el presidente celebr¨® con los empresarios de las compa?¨ªas con mayor peso econ¨®mico en la producci¨®n nacional. Su ausencia en la foto de grupo que se hizo tras el encuentro era llamativa.
¡°Gilinski est¨¢ realmente molesto e inc¨®modo con el papel del presidente en todo este asunto¡±, cuenta una fuente del mundo de la empresa al tanto de lo ocurrido. Una segunda fuente cercana al banquero confirma este distanciamiento, cuyas consecuencias son dif¨ªciles de prever. Defensor ac¨¦rrimo del Estado jud¨ªo, el empresario ha asistido estupefacto a las cr¨ªticas que Petro ha vertido sobre Israel por su respuesta a los ataques de Ham¨¢s del 7 de octubre. Sin duda, Petro ha sido el presidente latinoamericano m¨¢s enf¨¢tico a la hora de denunciar la muerte de civiles en la Franja.
El d¨ªa de la ofensiva terrorista en territorio israel¨ª, no se aline¨® con la mayor¨ªa de los l¨ªderes mundiales. Esa noche no conden¨® directamente el ataque y reiter¨® su postura de que Israel ejerce una ocupaci¨®n sobre territorio palestino. De paso invit¨® a la comunidad internacional a celebrar una conferencia de paz que medie en este conflicto que lleva vivo d¨¦cadas. Al comparar la situaci¨®n de la Franja de Gaza con el campo de concentraci¨®n de Auschwitz toc¨® un nervio en la comunidad jud¨ªa, y m¨¢s concretamente en Gilinski, cuyos antepasados fueron v¨ªctimas del Holocausto. Israel, en respuesta, anunci¨® el 15 de octubre que suspend¨ªa las exportaciones de armamento a Colombia y convoc¨® a la embajadora colombiana, a la que asegur¨® que las declaraciones de Petro avivaban el antisemitismo y amenazaban la seguridad de la comunidad jud¨ªa en su pa¨ªs.
Petro respondi¨® con vehemencia: ¡°Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos. No apoyamos genocidios. Al presidente de Colombia no se le insulta¡±. D¨ªas despu¨¦s se rebaj¨® la tensi¨®n con la reuni¨®n que celebr¨® el presidente con los embajadores de Israel y Palestina; eso s¨ª, por separado. La tregua dur¨® unas semanas. El 31 de octubre, el presidente llam¨® a consultas a su embajadora en Israel, Margarita Manjarrez Herrera, y escribi¨® en X: ¡°Si Israel no detiene la masacre del pueblo palestino, no podemos estar all¨¢¡±.
La oposici¨®n y algunos comentaristas pol¨ªticos le han pedido al presidente que act¨²e de manera m¨¢s diplom¨¢tica, pero ¨¦l ha sido fiel a su ideas y no ha retrocedido ni un mil¨ªmetro de sus posturas iniciales. Uno de los efectos colaterales ha sido darle un disgusto a Gilinski, un magnate con el que mantiene una buena relaci¨®n desde hace 13 a?os. En 2010, cuando era congresista, Petro critic¨® que, seg¨²n ¨¦l, las autoridades favorecieran al GEA ¨Dun conglomerado de empresas de Antioquia¨D en su pelea con el Banco Industrial Colombiano, propiedad de los Gilinski. La propia campa?a de Petro al Congreso fue financiada por el Banco Sudameris, tambi¨¦n propiedad del banquero. Ocurri¨® lo mismo en 2018, la primera vez que Petro intent¨® asaltar la presidencia. En esa ocasi¨®n, Petro pag¨® la mitad de los gastos con un cr¨¦dito de 5.000 millones de pesos (1,2 millones de d¨®lares) del banco de los Gilinski.
Todo esto acerc¨® a dos personas que no pueden venir de mundos m¨¢s diferentes. Petro proviene de una familia humilde y en su juventud se enrol¨® en una guerrilla. Jaime Gilinski es hijo de Isaac Gilinski Sragowicz, quien hizo una fortuna en Colombia con la empresa de sillas Rimax y las patatas Yupi. Los padres de Isaac eran unos inmigrantes lituanos jud¨ªos que huyeron de Europa por la persecuci¨®n a su comunidad en los a?os veinte. Sin embargo, hay algo que el pol¨ªtico y el banquero tienen en com¨²n: durante toda su vida han sido outsiders. Petro, un gobernante muy particular, se ha situado en este siglo a la izquierda en un pa¨ªs donde ha gobernado la derecha de forma abrumadora, mientras que Gilinski, que ha pasado mucho tiempo en Estados Unidos, no pertenece a la nobleza empresarial colombiana.
Ha sido en estos ¨²ltimos a?os cuando los Gilinski, Jaime y su hijo Gabriel, han entrado de lleno en el mercado colombiano. Lanzaron siete opas hostiles contra el GEA, un pleito que finalmente se ha resuelto con la repartici¨®n de las empresas. Y han hecho una incursi¨®n en el mundo de los medios de comunicaci¨®n con la compra de Semana y otros peri¨®dicos regionales en quiebra. Semana, que administra directamente Gabriel y no Jaime, apoy¨® sin matices al rival de Petro a la presidencia, Rodolfo Hern¨¢ndez. Se hizo famosa una portada de la publicaci¨®n en la que aparec¨ªan los dos con un titular poco ecu¨¢nime: ¡°?Exguerrillero o empresario?¡±. Parec¨ªa un asunto de Gabriel, por lo que Jaime pod¨ªa seguir manteniendo su amistad con Petro.
Sin embargo, un asunto hizo tambalear esa sana convivencia. Semana, con solo una fuente reservada, acus¨® a Petro de haber ocultado en casa de su n¨²mero dos, Laura Sarabia, 750.000 d¨®lares. El presidente lo neg¨® rotundamente e hizo p¨²blica una carta en la que ped¨ªa cuentas a los Gilinski: ¡°He tenido una amistad con los due?os de la revista Semana, quienes han participado en diferentes negocios del pa¨ªs, de los que ni como congresista ni como presidente he sacado ning¨²n tipo de provecho. Los mismos propietarios de la revista son testigos de primer orden de mi honorabilidad y as¨ª tambi¨¦n se los he demostrado, por ejemplo, durante mi debate como joven parlamentario sobre la fusi¨®n entre el Banco de Colombia y el Banco Industrial Colombiano. Tampoco saqu¨¦ provecho durante las negociaciones del Grupo Gilinski y el Grupo Empresarial Antioque?o, en donde, por el contrario, siempre ped¨ª que se llegara a un acuerdo con transparencia¡±.
Se public¨® entonces que la revista vivi¨® una crisis interna a ra¨ªz de esta revelaci¨®n que solo se sustentaba en una fuente an¨®nima y ni siquiera lleg¨® a la edici¨®n impresa. La directora, Vicky D¨¢vila, siempre muy activa en redes sociales, estuvo tres d¨ªas sin tuitear. Petro pens¨® que le estaban haciendo una guerra sucia por un flanco que cre¨ªa cubierto. Esa crisis entre los Gilinski y Petro se solvent¨®, aunque algo inc¨®modo se qued¨® flotando en el aire. Gente cercana a Jaime Gilinski asegura que no fue a la reuni¨®n del presidente con los grandes empresarios porque ese d¨ªa una revista lo reconoc¨ªa con un galard¨®n.
Para entonces, el cisma por Israel ya exist¨ªa, y los Gilinski no lo han ocultado en conversaciones de mesa y mantel con otros empresarios. En su opini¨®n, las posturas del presidente han sido radicales y han criminalizado a los jud¨ªos. Petro no ha hecho caso de nadie y ha sido fiel a las convicciones que lo acompa?an desde su juventud, entre las que se encuentra defender la causa palestina. Eso ha distanciado al banquero y al pol¨ªtico que un d¨ªa fueron amigos. Ahora mismo no pasan por su mejor momento.
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