Para Colombia el problema (no) es China
China puede ser un socio que nos cambie la vida. Pero no podemos olvidar que Colombia y Estados Unidos tienen una relaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ del comercio
¡°Pero hombre, qui¨¦nes van a leer esas estupideces¡±, dijo el embajador de China en Colombia, Zhu Jingyang, en su cuenta de Twitter respecto al art¨ªculo que publiqu¨¦ en este mismo espacio la semana anterior. Supongo que no se refer¨ªa al cierre del escrito en donde claramente puse que ¡°acercanos a la China no necesariamente ha de verse como algo negativo. Tal vez ellos puedan ayudar al desarrollo que tanto necesita Colombia¡±. O tal vez s¨ª, cosa que lo har¨ªa quedar como un diplom¨¢tico bastante torpe, pues ataca un texto que en su conclusi¨®n pondera aquello que China ha logrado en varios pa¨ªses donde ha aterrizado con su inmenso proyecto global de la Franja y la Ruta, tambi¨¦n conocido como la Nueva Ruta de la Seda. Sin embargo, su comentario sirve para ilustrar la molestia que tanto en Estados Unidos como en China genera ser puestos en el mismo nivel, cuando cada uno considera ser superior y mejor que el otro en aquella b¨²squeda de influencia y alcance mundial.
Estados Unidos se cree irremplazable. China cree que lo tiene todo para ser acogido sin miramiento alguno por todo pa¨ªs al que se acerca. Si se pone uno y otro en una balanza, la verdad es que China est¨¢ haciendo mejor la tarea, y, si el actual Gobierno de Colombia piensa en los chinos para sacar adelante proyectos tan atractivos como el ferrocarril que conectar¨ªa la altillanura con el centro del pa¨ªs, un nuevo megapuerto en la cuenca del Pac¨ªfico o un renovado ferrocarril que conecte a Buenaventura con los puertos del Caribe, es porque, a diferencia de Estados Unidos, ellos s¨ª hacen apuestas al desarrollo de sus socios, yendo m¨¢s all¨¢ de asuntos de seguridad o discretos programas de cooperaci¨®n internacional.
La revista The Economist lo destaca en la edici¨®n que circula desde ayer: el nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, va a encontrarse con una Am¨¦rica Latina en donde es muy dif¨ªcil superar lo que est¨¢ haciendo China. Asimismo, la edici¨®n de The New York Times de hace un par de d¨ªas destacaba la frase del exembajador de Estados Unidos en Panam¨¢ John Feeley, seg¨²n la cual no es que su pa¨ªs est¨¦ perdiendo influencia en Am¨¦rica Latina por cuenta de China, sino que sencillamente Estados Unidos ni siquiera parece interesado en profundizar su relaci¨®n con los pa¨ªses de Centro y Sudam¨¦rica.
Basta con ver la participaci¨®n de grandes empresas de infraestructura estadounidenses en licitaciones de grandes obras p¨²blicas en Colombia. Sencillamente, no existen. Mientras que los chinos poco a poco van mostrando m¨¢s inter¨¦s en hacer presencia y conseguir contratos de la mayor importancia. Por eso lo que puede anunciarse en este aniversario 45¡ã de las relaciones Colombia¨CChina tal vez resulte sorprendente y esperanzador para un pa¨ªs atrapado en el atraso vial, reh¨¦n de los camioneros y condenado a operadores portuarios poco ambiciosos.
China puede ser un socio que nos cambie la vida. Pero (y seguro esto no le gustar¨¢ al embajador Zhu) no podemos olvidar que Colombia y Estados Unidos tienen una relaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ del comercio. De hecho, por encima de los negocios, Colombia es para ese pa¨ªs sin¨®nimo de un problema llamado narcotr¨¢fico y, por culpa del nefasto desempe?o que ha tenido el actual Gobierno en las labores de disminuci¨®n de cultivos de coca y lucha contra grupos ilegales, la respuesta a un acercamiento con el que parece ser el enemigo n¨²mero uno de Trump podr¨ªa resultar por lo menos delicada. Es eso lo que el Gobierno debe tener en cuenta. As¨ª al embajador de la China le parezca una estupidez.
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