Alonso Salazar: ¡°Si Pablo Escobar hubiera tenido una bomba at¨®mica nos la habr¨ªa tirado¡±
El escritor de ¡®La Par¨¢bola de Pablo¡¯, el libro de referencia sobre la vida del c¨¦lebre narcotraficante, recuerda su vida cuando se cumplen 30 a?os de su muerte
En la era de las comunicaciones instant¨¢neas, Alonso Salazar (Pensilvania, Caldas, 63 a?os) no contesta al tel¨¦fono durante d¨ªas. Se deja ver poco por Medell¨ªn y son escasas las entrevistas que da. Hay algo misterioso en ¨¦l. Lleg¨® a ser alcalde de la ciudad y a?os despu¨¦s se present¨® a una reelecci¨®n que perdi¨®, lo que le quit¨® las ganas de socializar en exceso. Durante a?os se ha negado a decir una palabra sobre los miembros del cartel de Medell¨ªn. Sin embargo, el fantasma de Pablo Escobar le persigue y le perseguir¨¢ para siempre por haber escrito hace m¨¢s de veinte a?os el libro de referencia sobre el narcotraficante, La Par¨¢bola de Pablo, que se ha convertido a estas alturas en un cl¨¢sico de la literatura colombiana. En ¨¦l se han basado las series y los podcast que se han hecho sobre el bandido m¨¢s universal. Esta ma?ana soleada, en un caf¨¦ moderno en el que venden cafeteras chemex y bolsas de tela, se muestra relajado y hablador, en contra de la fama que le precede. Cinco minutos despu¨¦s de despedirnos, lo llamo por tel¨¦fono, una pregunta se ha quedado en el tintero. Salazar no responde, se lo ha vuelto a tragar la bruma.
Pregunta. Se cumplen 30 a?os de la muerte de Pablo Escobar. ?C¨®mo transform¨® la sociedad?
Respuesta. Nos entr¨® a una modernizaci¨®n violenta. Nos meti¨® de sopet¨®n a un tema de violencia urbana extraordinaria, la que ¨¦l generaba, pero tambi¨¦n la que se fue tejiendo alrededor de esa cultura narco. Fue un fen¨®meno muy masivo, que influy¨® a las clases populares y tambi¨¦n a las clases medias. El narcotr¨¢fico es un negocio muy redistributivo, da oportunidad a mucha gente. Se afianz¨® aqu¨ª una mentalidad muy ilegal, muy usurera, muy extrema. Medell¨ªn fue el primer lugar en el que esto fue muy visible y despu¨¦s perme¨® a otras regiones de Colombia. Ahora lo veo como el anticipo de lo que es un fen¨®meno mundial.
P. ?Por qu¨¦ perdura 30 a?os despu¨¦s el mito de Escobar?
R. A diferencia de Al Capone o de Bonnie y Clyde, a ¨¦l le toc¨® la globalizaci¨®n. Desde 1984 cada d¨ªa se report¨® lo que hac¨ªa al mundo entero. Era, adem¨¢s, extremadamente violento, eso le ayuda a sobresalir en Internet sobre el resto de bandidos. Y tampoco es que sea nada com¨²n que un delincuente desaf¨ªe a un Estado y lo someta.
P. ?Le incomoda el culto alrededor de Escobar?
R. A m¨ª no. Pienso que eso es un fantasma y es in¨²til pelear con los fantasmas. Creo que hay unas l¨®gicas que se han armado alrededor de eso, por ejemplo la idea de que todo es producto de las narcoseries y los libros. La realidad es que todo lo peor sucedi¨® antes de cualquier serie o libro. Lo que pasa es que despu¨¦s vienen los procesos de seducci¨®n que provoca un personaje de estos, algunos genuinos, algunos interesados. Un ejemplo t¨ªpico es el barrio Pablo Escobar. Cuando uno iba all¨¢ hace unos a?os se encontraba alguna que otra familia que ten¨ªa un altarcito en su honor. Y ahora uno va y encuentra un mural en la entrada y una tienda de souvenirs. Ahora es un negocio. Hay un fen¨®meno de turismo y mercadotecnia alrededor de Escobar que mueve cifras muy importantes. El hijo intent¨® patentar a Pablo Escobar y le dijeron que no, que estaba un poquito loco. Mi razonamiento es que si todos los sufrimos, es patrimonio de todos.
P. Usted fue alcalde de Medell¨ªn entre 2008 y 2012. ?La ciudad segu¨ªa bajo el embrujo de Escobar?
R. Sin duda. Lo que pas¨® en Medell¨ªn despu¨¦s de la muerte de Escobar es que los Pepes [Perseguidos por Pablo Escobar, un grupo paramilitar creado para asesinarlo] heredaron el control criminal de la ciudad. Las autoridades le dieron impunidad total a Casta?o, que se fue a abrir los frentes paramilitares, y a don Berna, que se qued¨® manejando la delincuencia de esta ciudad. Se cre¨® lo que se llam¨® La Oficina, una estructura de delincuencia realmente organizada. Me toc¨® la reinserci¨®n de ese paramilitarismo, pero esa reinserci¨®n fue una farsa. Ellos siguieron delinquiendo mucho. Hasta que no haya una estabilidad institucional y un control m¨ªnimo territorial del Estado, esos fantasmas se crecen, se multiplican con mucha facilidad.
P. Usted ha pasado muchas horas pensando en Escobar, ?qu¨¦ retrato psicol¨®gico le hace?
R. Su mujer, Victoria Eugenia Henao, ha publicado un libro en el que lo pone de psic¨®pata para arriba y dice que era un abusador. El relato de Victoria Eugenia viene tambi¨¦n a desmoronar que ten¨ªa una vida dom¨¦stica tranquila.
P. Concluye que no era buen padre, en contra de lo que se suele pensar de ¨¦l.
R. No lo era, todos los que vivieron con ¨¦l dicen que declaraba muchos amores, pero que en realidad no pensaba en ellos. Tuvo la oportunidad de someterse a la justicia y no lo hizo. Eso puso en riesgo a su familia.
P. Lleg¨® a ser el hombre m¨¢s rico del mundo, pero nunca se sinti¨® aceptado. Hab¨ªa en ¨¦l una especie de ansiedad por formar parte de la ¨¦lite del pa¨ªs.
R. Era un personaje que quer¨ªa figurar mucho. Por eso ten¨ªa un peri¨®dico, Medell¨ªn C¨ªvico y ten¨ªa quien le escribiera los discursos cuando fue un personaje p¨²blico. No era un buen orador y ¨¦l lo sab¨ªa. Llevaba a todas partes a un capell¨¢n como asesor espiritual que le daba la bendici¨®n. La primera programadora regional de televisi¨®n que existi¨® en Colombia la mont¨® ¨¦l. Ten¨ªa clara su agenda y a d¨®nde quer¨ªa llegar. Se le ocurri¨® la locura de que a¨²n teniendo su expediente criminal pod¨ªa llegar a ser presidente. Esa fue una convicci¨®n real que tuvo.
P. ?Qu¨¦ se lo impidi¨® ?
R. Empez¨® a dar pasos hacia la presidencia. Los primeros fueron f¨¢ciles, como ser concejal de Envigado y sentirse all¨ª el rey y se?or. Pero luego vino la elecci¨®n a la C¨¢mara y la adhesi¨®n suya al candidato Luis Carlos Gal¨¢n en 1982. Es raro, porque apoy¨® al m¨¢s moralista de los candidatos. Ese movimiento c¨ªvico de Gal¨¢n era antinarco porque muchos de sus activistas hab¨ªan muerto en la costa Atl¨¢ntica por los narcos de la marimba [traficantes de marihuana]. Cuando se enteraron de que Escobar los apoyaba se encendieron las alarmas y decidieron excluirlo de manera muy r¨¢pida. Lo hicieron en un evento p¨²blico en Medell¨ªn, fue como una excomuni¨®n p¨²blica, y eso desat¨® una ira de largo plazo. Escobar nunca perdon¨® eso y acab¨® mandando matar a Gal¨¢n.
P. Era un hombre sin escr¨²pulos. ?D¨®nde estaban sus l¨ªmites morales?
R. No ten¨ªa ning¨²n l¨ªmite. Si hubiera tenido una bomba at¨®mica nos la habr¨ªa tirado.
P. ?C¨®mo era el Escobar de joven, ese que robaba l¨¢pidas y las revend¨ªa?
R. Nunca fue buen estudiante. Inteligente s¨ª, pero sus logros acad¨¦micos no eran buenos y empez¨® a invertir mucho tiempo en comprar y vender cigarrillos de contrabando. Adquiri¨® una moto y contrabandeaba con su primo, su socio el resto de la vida, Gustavo Gaviria. Creo que Pablo vino a ascender r¨¢pido porque decidi¨® ser disparador. En esa ¨¦poca hubo algo que se conoci¨® como la guerra del Marlboro y esa fue su primera escuela, su primer empleo como sicario. Lo hac¨ªa de una manera tan cruda que eso lo hizo reconocido. Cuando empez¨® con los primeros kilos de coca¨ªna ya ten¨ªa una fama de mat¨®n, los otros narcotraficantes lo miraban con respeto. Empez¨® a hacerse superior a ellos por esa capacidad de exterminio y los tuvo sometidos y asustados el resto de la vida.
P. ?Qu¨¦ importancia tuvo su madre, do?a Hermilda Gaviria, en su desarrollo? ?C¨®mo lo molde¨® de ni?o y despu¨¦s le influy¨® de adulto? ?Fue una relaci¨®n t¨®xica, como se dice ahora?
R. Fue muy relaci¨®n ed¨ªpica, con las consecuencias que tiene eso. El ed¨ªpico tiende a no respetar ninguna norma, no interioriza la ley. Hab¨ªa una tolerancia maternal y cultural al delito, un sistema de justificaciones. Varios miembros de su familia, como su esposa y su suegra, se distanciaron de ¨¦l. Do?a Hermilda, en cambio, justific¨® siempre lo que hac¨ªa.
P. ?En ese vac¨ªo de valores tiene que ver algo que no exista para ¨¦l la figura del padre?
R. Tuvo un padre muy invisible, inexistente en alguna manera. El viejo intencionalmente se fue de la influencia de Pablo Escobar. Solo acept¨® tener una finca mediana con algo de ganado. El hombre era sereno, vigilante nocturno del barrio, frente a do?a Hermilda, que era maestra de escuela. El pap¨¢ era de perfil bajo, silencioso, m¨¢s bien t¨ªmido, al contrario de ella, que ten¨ªa capacidad de liderazgo. No s¨¦ en qu¨¦ momento el padre se va, me imagino que cuando le regalaron el trozo de tierra. Vivi¨® sin nada de lujo. Ten¨ªa una casa humilde, no frecuentaba la sociedad ni su familia. No soy psicoanalista, pero aprend¨ª que el padre es muy importante para romper el Edipo. Esa ausencia de padre y esa hipermadre son muy notorias.
P. Escobar ascendi¨® r¨¢pido y se las apa?¨® para hacer contactos en Cuba, en Panam¨¢. ?Era el traficante que m¨¢s coca¨ªna enviaba a Estados Unidos?
R. Al inicio iban ¨¦l y su primo a Bolivia a comprar coca para poderla exportar. Despu¨¦s fueron aprendiendo a cocinar. Al principio se sumaban varios narcos para hacer env¨ªos, en un sistema que se llamaba natillera. Despu¨¦s Escobar le meti¨® un aditivo: aseguraba los cargamentos. Si los decomisaban, igual pagaba ¨¦l. Probablemente, en vol¨²menes, el que m¨¢s coca¨ªna movi¨® haya sido Carlos Lehder [miembro del cartel de Medell¨ªn, admirador de Hitler, detenido en 1987 y cumpli¨® una condena de 34 a?os en Estados Unidos].
P. Se dice a menudo que Escobar era un hombre de izquierdas, ?qu¨¦ tanta verdad hay en esto?
R. Dio se?as de ser de izquierdas. Hab¨ªa aprendido en el Liceo Antioque?o, donde estudi¨® y hab¨ªa agite revolucionario, frases antiimperialistas, antiolig¨¢rquicas, que le quedaron resonando toda la vida. Luego en sus discursos met¨ªa algo de esa saz¨®n. Es cierto que tuvo buenos nexos con el M-19 [una guerrilla en la que milit¨® Gustavo Petro], que le gustaba estar con esos guerreros. Creo que apoy¨® la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19. En alg¨²n momento ya no le interes¨® izquierda o derecha, sino su propio rol de poder.
P. Era un hombre muy pulcro, se lavaba los dientes una hora, se cortaba el pelo a diario.
R. Esa es otra de las caracter¨ªsticas de los psic¨®patas, el narcisismo. Era un tipo muy narcisista, cre¨ªa que ese peinado rococ¨® que ten¨ªa era muy lindo y se lo peinaba. Se motilaba diario.
P. No era hombre de profundidad intelectual.
R. Pero ten¨ªa mucha inteligencia natural. Manejaba unos niveles de informaci¨®n bastante amplios y procuraba conocer. Si uno lee el pr¨®logo que firma en un libro de caricaturas suyas, conoce el tema de las drogas y las ra¨ªces del prohibicionismo. Tiene conciencia de que solo la legalizaci¨®n pod¨ªa acabar con el negocio. Le daba mucha c¨¢tedra a sus abogados, algo que era in¨²til porque terminaba matando a los jueces. En ese aspecto era un tipo ansioso que quer¨ªa tener el panorama completo de las cosas.
P. Un aspecto de ¨¦l que no es tan conocido es que se dedic¨® a extorsionar a otros narcos, amigos y enemigos. Cobraba el rescate a la familia, pero mataba al secuestrado y le robaba todos sus bienes. ?Lo hac¨ªa por dinero o hab¨ªa un placer oculto en secuestrar y matar, en manejar la vida de los dem¨¢s como si fuera Dios?
R. El mayor ejemplo de eso fue la muerte de los Pablos. Pablo Correa, un narcotraficante, le pidi¨® que matara a otro Pablo Correa, un dirigente deportivo, para simular su propia muerte. Escobar lo hace, le cobra por el asesinato, pero no pas¨® mucho tiempo hasta que asesin¨® al Pablo narcotraficante para quedarse enterito con sus bienes. Escobar asesin¨® al amigo de un piloto de esta manera. El piloto investig¨® hasta descubrir que Escobar era el responsable y desde ese momento empez¨® una guerra entre ellos. Habl¨¦ con ¨¦l y me dijo que ten¨ªa un plan para bombardear la Catedral [la c¨¢rcel donde se recluy¨® Escobar durante un tiempo] desde el aire con cantinas de dinamita arrojadas desde un avi¨®n al que se le pod¨ªa abrir la panza. No alcanz¨® a hacerlo.
P. Hablando de La Catedral, es un hecho ¨²nico en la historia que un bandido se construya su propia c¨¢rcel y el Estado acepte eso.
R. Se quedan cortas las palabras para decir la farsa que era La Catedral. Pudo seleccionar a los guardas, todas gentes de Envigado reclutadas por ¨¦l. Corrompi¨® el ej¨¦rcito que hac¨ªa el anillo segundo de seguridad y a los funcionarios que supuestamente deb¨ªan vigilar la c¨¢rcel. Se habla de la fuga de La Catedral y no, Pablo sencillamente sali¨® por la puerta.
P. Usted escribi¨® el libro No nacimos pa¡¯ semilla, donde muestra el mundo de los j¨®venes delincuentes ?El fen¨®meno de los ni?os sicarios surge indirectamente por Escobar?
R. S¨ª. En ese ambiente en el que crecieron muchos pelaos el desprendimiento de la vida fue relativamente normal. El poder de Escobar estuvo en eso, en gobernar gente audaz e intr¨¦pida, a la que no hab¨ªa cosa que los limitara.
P. En su libro sobre Escobar un experto define a estos ni?os sicarios como soci¨®patas.
R. As¨ª como algunos van al convento otros van yendo al crimen. Escobar ten¨ªa la capacidad de captar a j¨®venes con ese potencial. Eran hijos sin padre, muy precarios socialmente, a los que les seduc¨ªa el dinero.
P. ?Tambi¨¦n se le puede atribuir a Escobar el nacimiento del paramilitarismo en Colombia?
R. El nacimiento s¨ª, la propagaci¨®n no. Cre¨® el movimiento Muerte a Secuestradores (MAS) cuando ocurri¨® el secuestro de la hija de los Ochoa [una familia de narcotraficantes, socia de Escobar]. Escobar, los propios Ochoa y Carlos Lehder se propusieron rescatarla con este grupo conjunto de sicarios, polic¨ªas y militares que deten¨ªan gente y la llevaban a bodegas industriales donde las torturaban y las mataban para obtener informaci¨®n. Esa figura del MAS se fue extendiendo despu¨¦s por todo el pa¨ªs. El presidente L¨®pez Michelsen dijo alguna vez que eso no era una organizaci¨®n sino una raz¨®n social. Esa alianza de narcos y ganaderos empez¨® a propagarse por todo el pa¨ªs para enfrentar a las guerrillas.
P. Para acabar con Escobar se cre¨® el Bloque de b¨²squeda, una unidad de operaciones especiales de la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito, con el que colaboraron narcotraficantes rivales que tambi¨¦n lo quer¨ªan muerto. ?Cu¨¢nto dur¨® esa cacer¨ªa?
R. Eso dur¨® unos meses. Los Casta?o [dos hermanos paramilitares] empezaron a liderar la cosa. Hist¨®ricamente ellos ten¨ªan mucho entronque con las fuerzas armadas. Dispusieron de toda la capacidad del Estado para montar una milicia. Eso se uni¨® a la guerra que Escobar ten¨ªa con el cartel de Cali, con el que no quiso negociar. Todos esos juntos utilizaron las mismas herramientas de Escobar para buscarlo: asesinar y torturar gente, perseguir a su familia, dinamitar sus propiedades. Fue fundamental la muerte de El Chopo, el rey de los bandidos, sicario clave de Escobar. A ¨¦l llegaron por la delaci¨®n de uno de sus novios. Muchos de los matones de Pablo eran bisexuales. Muchos de ellos corrieron a entregarse a las autoridades por miedo a que los mataran.
P. Escobar siempre se neg¨® a entregarse.
R. Siempre. Empez¨® a sufrir de verdad, porque antes realmente nunca hab¨ªa sufrido, al tener que arrastrarse por caminos, y bajar por monta?as. En esa ¨¦poca ya lograban rastrear sus comunicaciones y decidi¨® no volver a salir de la parte urbana. Hay un h¨¦roe de la lucha contra Pablo Escobar que ya se muri¨®, el que lo ubic¨®. Era el teniente Mart¨ªnez Bol¨ªvar. Era un pelao en ese tiempo al que le entregaron un sistema de interceptaci¨®n que nadie sab¨ªa manejar. Estuvo un a?o ensayando y fue el que dio la ubicaci¨®n exacta de d¨®nde estaba escondido Escobar.
P. A esas alturas hab¨ªa perdido el ej¨¦rcito que le rodeaba y simplemente iba escoltado por un sicario llamado Lim¨®n y por una prima, Luzmila.
R. Lo condenaron a la soledad y el hombre tuvo un deterioro mental fuerte.
P. Y f¨ªsico, engord¨® mucho.
R. Perdi¨® la gracia de ali?ado que ten¨ªa y perdi¨® noci¨®n de la realidad. Me recuerda a la etapa final de Hitler. Frente a circunstancias realmente adversas no tuvo mucha capacidad de decidir correctamente. El asedio era brutal, sobre todo contra su propia familia. No ten¨ªa salida en ese momento y hasta ¨²ltima instancia dijo que se iba a ir a un frente del ELN. Sab¨ªa que no ten¨ªa chance porque tampoco lo iban a dejar vivo.
P. Acab¨® huyendo por el tejado de una casa cuando estuvo rodeado.
R. En esa casa estuvo 15 o 20 d¨ªas. Esa casa ten¨ªa un frente que daba sobre una quebrada en el sector de Los Olivos. Ten¨ªa una ventana trasera y otra lateral. Es muy torpe pensar que ah¨ª pod¨ªa tener alg¨²n plan de fuga. Rodear esa casa era facil¨ªsimo. Lo ¨²nico que pod¨ªa salvarlo es que no lo detectaran. Una vez detectado no ten¨ªa manera de escaparse. Lo cercaron r¨¢pidamente.
P. Varias personas reivindican haber dado el disparo de gracia a Pablo.
R. Hugo Aguilar, el paramilitar que despu¨¦s fue gobernador de Santander, dice que fue ¨¦l. Don Berna dice que Aguilar no estaba ah¨ª en ese momento, que hab¨ªa salido a almorzar. Don Berna dice que fue un primo de ¨¦l al que le dicen Semilla. El general Naranjo se lo atribuye a un patrullero relativamente an¨®nimo. No se sabe con certeza.
P. ?No le da credibilidad a la versi¨®n de la familia de que fue ¨¦l mismo el que se dispar¨® detr¨¢s de la oreja?
R. No, el director de Medicina Legal de ese tiempo dijo que las heridas no ten¨ªan las caracter¨ªsticas que deja la huella de una bala en un suicidio.
P. Usted entrevist¨® al al muchacho que le hizo la tanatopraxia.
R. El hombre estaba muy nervioso. Pensaba que el cad¨¢ver se iba a volver a levantar. Quer¨ªa lucirse, era un hecho hist¨®rico. Cuenta que le tapon¨® los o¨ªdos, los orificios, y habla del asombro que le produjo la ropa que le dio do?a Hermilda para despedirlo: un jean, una camiseta que le quedaba peque?a, sin zapatos. La madre dec¨ªa que lo enterraba as¨ª porque hab¨ªa sido una persona humilde. Despu¨¦s, en Jardines de Monte Sacro, donde est¨¢ enterrado, una ola humana se llev¨® de paseo el ata¨²d.
P. La familia perdi¨® el control del cad¨¢ver.
R. Totalmente. El hijo y la esposa estuvieron ah¨ª, pero ten¨ªan demasiado miedo y se fueron. Lo enterraron en una tumbita a ras de tierra, una muy elemental, sin muchas pretensiones.
P. ?Se extinguir¨¢ alg¨²n d¨ªa el mito de Escobar?
R. No lo creo. El hombre va a perdurar en el mundo de las leyendas.
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