El tiempo de un a?o nuevo

?Qu¨¦ trae consigo la idea del cambio de a?o? ?Cu¨¢l es nuestra idea del tiempo? ?A qu¨¦ rendimos tributo en esta ¨¦poca? Propongo que meditemos sobre el sentido de estos d¨ªas de celebraci¨®n y de nuevos comienzos.

Estamos por comenzar un nuevo a?o de acuerdo con el calendario gregoriano que, m¨¢s all¨¢ de rodear una fecha relevante en los ciclos de la naturaleza, como es el solsticio de invierno -la noche m¨¢s larga del a?o-, no tiene mayor significado hist¨®rico o espiritual. La celebraci¨®n del a?o nuevo es una maravillosa creaci¨®n cultural que nos condiciona a construir balances, cerrar ciclos y dar paso a nuevos prop¨®sitos.

Esta festividad a la que le damos tanta importancia porque nos permite abrirnos a la gratitud y tambi¨¦n nos llena de esperanza, definitivamente tiene magia: se trata de creer en el poder sobrenatural de un cambio de fecha.

Todos nos alistamos con rituales que convocan el poder del futuro. Un ma?ana que queremos que nos nutra en el cambio, en el cultivo de nuevos h¨¢bitos, esos que no pudimos adquirir el a?o anterior y que, adem¨¢s, pongan fin a las malas vivencias.

Seguramente ese a?o nuevo no podr¨¢ con tantas expectativas, pero es una oportunidad para renovar el esp¨ªritu de la cultura que nos re¨²ne, como seres sociales que somos, alrededor de la celebraci¨®n y la fiesta; que nos invita a danzar con la vida y nos recuerda que somos c¨ªclicos como la naturaleza, que los ritmos son esenciales, que hay tiempo para el trabajo y tambi¨¦n para el ocio; que hay tiempo para agradecer y tambi¨¦n para proyectar y so?ar.

Estos d¨ªas nos recuerdan, adem¨¢s, que es vital honrar al gran maestro que es el tiempo. Los griegos hablaban de tres dioses para representarlo: Cronos, como el tiempo lineal, lo cronol¨®gico, el calendario, el horario; Kair¨®s, que es el que crea la oportunidad, es inestable, lo conocemos como el tiempo perfecto, que aparece y luego se va, el momento propicio; y Ai¨®n que es el tiempo circular, el de los ciclos, el del aprendizaje, el del eterno retorno. As¨ª que conjuremos a estos dioses, que son tambi¨¦n tres ideas sobre el valor de la vida, que transcurre y es impermanente, pero que tambi¨¦n se nos da llena de oportunidades y aprendizajes.

Ofrezcamos tributos para el a?o nuevo, que se conviertan en deseos del coraz¨®n. En mi caso, convoco para todos ¡°la vida buena¡± que no es otra cosa que la vivida con cuidado y cultivada en el humanismo; ¡°el mundo¡± con el que podemos conectar en armon¨ªa; ¡°el amor¡± que es el sentimiento que nos permite abrazar al otro y lo otro. Que estemos en el lugar que queremos y en el que merecemos estar, con fluidez y brillo; y que vibremos de manera aut¨¦ntica con nuestro prop¨®sito.

Que el tiempo de un a?o nuevo nos encuentre con esp¨ªritu alegre, y que la valent¨ªa y la dulzura que nos habitan encuentren refugio en un a?o lleno de vitalidad y compasi¨®n con nosotros mismos; para que la guerra y la estupidez que tambi¨¦n vivimos no le ganen a la prudencia y a la sensatez que construyen tiempos de civilidad y humanidad.

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