Del sem¨ªramis a Gaza: las v¨ªctimas de ayer y de hoy
La patente de corso que occidente le ha entregado a Israel durante los ¨²ltimos 75 a?os no s¨®lo dej¨® hechos como la voladura del Hotel Sem¨ªramis en impunidad, sino que tiene a Gaza convertida en un cementerio con m¨¢s de 20.000 palestinos asesinados en s¨®lo tres meses
La imagen de miles de madrile?os ondeando banderas palestinas al son de ¡°Israel asesina, Europa patrocina¡±, el pasado dos de diciembre, bien podr¨ªa tratarse de una postal m¨¢s de las multitudinarias muestras de apoyo a Gaza, si no fuera por la carga simb¨®lica que implica el que esta marcha haya terminado frente al Palacio de Santa Cruz. En la sede del Ministerio de Exteriores, en la llamada escalera de la muerte, como se conoce a la veintena de pelda?os que conectan la entrada principal con la primera planta, ocho placas recuerdan a funcionarios ca¨ªdos en el cumplimiento del deber. La primera loza de granito est¨¢ dedicada, en solitario, a Manuel Allendesalazar y Travesedo, un joven diplom¨¢tico espa?ol asesinado por el movimiento sionista en su plan de ocupar Palestina.
Vizconde de Tapia, miembro de la aristocracia madrile?a, -¡±con m¨¢s de doce t¨ªtulos ducales y otros grandes de Espa?a en la familia¡±- Manolo, como le llamaban sus allegados, parti¨® a Palestina en calidad de c¨®nsul adjunto de Espa?a en Jerusal¨¦n a finales de enero de 1947. En compa?¨ªa del c¨®nsul Juan Manuel de Ar¨ªstegui -reci¨¦n nombrado- y su amigo Juan Ram¨®n Masoliver, corresponsal de La Vanguardia, atraves¨® el Mediterr¨¢neo a bordo del buque Benicasim. Durante los primeros meses de su estad¨ªa en la convulsa ciudad tres veces santa comparti¨® con Masoliver un chalet tras alambradas, caballos de Frisia y centinelas en la Zona de Seguridad A, donde resid¨ªan ingleses y diplom¨¢ticos. Para entonces, Londres hab¨ªa decido poner fin a su ocupaci¨®n de Palestina luego de d¨¦cadas de apoyar el proyecto sionista representado en el terreno por la Agencia Jud¨ªa y de traicionar a los palestinos a quienes hab¨ªa prometido su independencia. Jerusal¨¦n, sede del Mandato Brit¨¢nico -en cabeza del Alto Comisionado Sir Alan Cunningham- como el bot¨ªn m¨¢s codiciado por los sionistas, se tornaba cada vez m¨¢s insegura.
Los esfuerzos del gobierno de Franco para recabar apoyos en los pa¨ªses ¨¢rabes, llevaron al c¨®nsul y su adjunto a viajar frecuentemente a Amman al encuentro del Rey Abdullah I de Jordania. All¨ª, Manolo conoce a su hijo, el Emir Talal, quien le recomienda mudarse al tranquilo Hotel Sem¨ªramis en el jerosolimitano barrio ¨¢rabe de Qatam¨®n. ¡°Villa Sem¨ªramis era un hotelito de dos plantas, con habitaciones para veinticinco o treinta personas, un jardincillo de verano y un bar frecuentado por oficiales brit¨¢nicos y personalidades ¨¢rabes. Nos dieron lo mejor de la casa: una habitaci¨®n para dormitorio de ambos; y en la contigua, con dos ventanales y una terrazuela que daba a Oriente, instalamos un remedo de sal¨®n y estudio. En la terraza paraba ¡°D?bban¡± nuestro cachorro de lobo y mast¨ªn¡±, escribi¨® del lugar Masoliver.
Administrado por Ra¨²f Lorenzo -palestino cat¨®lico, ex dragom¨¢n del consulado espa?ol, quien se mud¨® all¨ª junto a su familia- el lugar hacia finales de a?o estaba repleto de civiles que buscaban un barrio m¨¢s seguro d¨®nde vivir, alejado de la ciudad vieja. Lo que ellos ignoraban era que la Haganah, el ¨®rgano paramilitar de la Agencia Jud¨ªa y precursor de las actuales Fuerzas de Defensa Israel¨ªes, hab¨ªa decidido aterrorizar a los palestinos de Qatam¨®n para provocar un ¨¦xodo. ¡°Entrar¨ªamos primero con la gente de guerra psicol¨®gica y tratar¨ªamos de asustarlos. Esto no funcionar¨ªa para la mayor¨ªa de ellos, aunque conseguir¨ªamos que algunos se fueran. Entonces, enviar¨ªamos un grupo de asalto en la noche para volar una casa y dispararle al lugar lo m¨¢s que pudi¨¦ramos. Y luego de hacer esto una o dos veces, consegu¨ªamos que los ¨¢rabes se fueran.¡± As¨ª describi¨® Israel Amir, comandante de la Haganah en Jerusal¨¦n, la estrategia de expulsi¨®n de los palestinos en una entrevista con Larry Collins, autor del libro Oh Jerusal¨¦n.
La madrugada del lunes cinco de enero de 1948 una tormenta sacud¨ªa Jerusal¨¦n; camuflados entre truenos y centellas, dos carros entraron desapercibidos al barrio indefenso. Confiados en que esa noche la lluvia desalentar¨ªa cualquier ataque de los jud¨ªos, los residentes que se turnaban para hacer guardia hab¨ªan abandonado las barricadas. Los hombres encargados de prestar cubierta dispararon a las luces de las casas vecinas y rodearon el Sem¨ªramis. Bajo el amparo de las sombras, el escuadr¨®n de demolici¨®n vol¨® la puerta principal con una granada. Bajaron al s¨®tano y depositaron 70 kilos de dinamita en el pilar principal del edificio debajo del ala oeste, donde estaba la habitaci¨®n de Manolo, quien para entonces se encontraba solo pues Masoliver hab¨ªa retornado a Espa?a. Detonada la carga, la mitad del edificio colaps¨® en un estruendo que se escuch¨® por toda la ciudad. La explosi¨®n ilumin¨® el cielo sobre el barrio por varios minutos. El cuerpo de Manuel Alledensalazar fue el primero en ser sacado por los zapadores de los Ingenieros Reales guiados por los ladridos del fiel D?bban. Seis horas despu¨¦s, de los escombros segu¨ªan saliendo los gritos de los heridos, entre ellos los de una mujer palestina de Jaffa atrapada en su cama con su hijo muerto al lado. Veinte personas fueron asesinadas por los terroristas; en su mayor¨ªa miembros de las familias Lorenzo y Aboussouan.
La Haganah pretendi¨® justificar la atrocidad declarando que se trataba de un centro de reuni¨®n de grupos armados ¨¢rabes y que, si entre las v¨ªctimas se encontraba alg¨²n extranjero no-¨¢rabe, deb¨ªa tratarse de un colaborador. El Alto Comisionado Brit¨¢nico, como rara vez lo hac¨ªa, fue enf¨¢tico en desmentirlos y condenar el ¡°asesinato cobarde y generalizado de personas inocentes¡± por parte de una organizaci¨®n que el gobierno del mandato consideraba ilegal, pero con la que siempre fue permisivo. Tan solo quince d¨ªas antes, en un telegrama ultra secreto, Cunninghan informaba al secretario de Estado para las Colonias del comportamiento de los grupos jud¨ªos que indiscriminadamente asesinaban civiles ¨¢rabes y presentaban esos cr¨ªmenes como actos de ¡°defensa agresiva¡± cuando ¡°pr¨¢cticamente todos hab¨ªan sido contra buses o en centros civiles¡±. Frente al reclamo, David Ben Guri¨®n, presidente de la Agencia Jud¨ªa, ofreci¨® disculpas en privado al alto comisionado de lo que calific¨® como un ¡°error¡±. Sin embargo, las acciones violentas contra los palestinos continuaron cada d¨ªa con mayor sevicia: Deir Yassin, Al-Dawayima y Tantura, por mencionar s¨®lo algunas de las masacres que siguieron.
El modus operandi del sionismo no ha cambiado desde el 48. La patente de corso que occidente le ha entregado a Israel durante los ¨²ltimos 75 a?os, en los que el irrespeto al derecho internacional ha sido una constante, no s¨®lo dej¨® hechos como la voladura del Hotel Sem¨ªramis en impunidad, sino que tiene a Gaza convertida en un cementerio con m¨¢s de 20.000 palestinos asesinados en s¨®lo tres meses.
*Afif Siman Slebi es miembro de la Fundaci¨®n Cultural Colombo-Palestina de Barranquilla, ciudad de la que fue secretario de Cultura
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