El caso del feminicida que se entreg¨® y un mes despu¨¦s contin¨²a en libertad
La negligencia de entidades judiciales mantiene libre a Juan Esteban D¨ªaz Ossa, quien tiene antecedentes por violencia de g¨¦nero y asesin¨® a sangre fr¨ªa a su novia en Medell¨ªn
El velorio de Leidy Tatiana Mart¨ªnez estuvo a rebosar. Para Astrid, esa fue la muestra viva de c¨®mo era su hermana menor: querida por cualquiera que la conoc¨ªa. A¨²n se refiere a ella como ¡°la ni?a¡± aunque ya ten¨ªa 33 a?os y un hijo de 14, que desde el pasado 27 de noviembre es hu¨¦rfano porque Juan Esteban D¨ªaz Ossa asesin¨® a su mam¨¢. El que era su pareja, la apu?al¨® y se fug¨®. A los dos d¨ªas, el hombre confes¨® el crimen con la idea de buscar beneficios judiciales. Los encontr¨®. Por presentarte ante las autoridades, qued¨® en libertad y as¨ª lleva seis semanas. Desde entonces, la familia de Leidy vive en zozobra y teme que, mientras la burocracia del sistema penal act¨²a, el hombre violente a otra mujer.
Apenas supo de la tragedia, Astrid entr¨® en negaci¨®n. Recuerda que correg¨ªa a su hijo cuando este le dec¨ªa que hab¨ªan matado a su t¨ªa. ¡°No, no pod¨ªa estar muerta¡±, repet¨ªa. Entre las dos, Leidy era la de car¨¢cter fuerte, la m¨¢s sociable. Ahora, con la claridad que le ha dado el tiempo, se ha dado cuenta de que desde que inici¨® la relaci¨®n con D¨ªaz Ossa, esa luz se apag¨®. Sal¨ªa menos, ve¨ªa poco a su familia, se le notaba ensimismada y acongojada. Gloria Garc¨ªa, la madre, lo vaticin¨®. ¡°No me gusta ese tipo para usted. Deje a ese hombre que no le conviene¡±, le dijo una y otra vez a su hija menor.
Las semanas siguientes al feminicidio que enlut¨® al barrio Doce de Octubre, en el noroccidente de Medell¨ªn, y que se sum¨® a la cruel cifra de 410 que se registraron en Colombia en 2023, salieron a flote testimonios de amigas de Leidy que refuerzan lo que su madre siempre presinti¨®. Astrid, quien se ha dado a la tarea de recopilar cualquier detalle que pueda servir para empujar el caso, ha dado con historias dolorosas que su hermana nunca les confi¨®. Entre ellas, descubri¨® que el c¨ªrculo amistoso m¨¢s ¨ªntimo hab¨ªa tomado distancia para evitar conflictos con D¨ªaz Ossa, que se molestaba cuando familiares iban a visitarles. Incluso, compa?eras del trabajo de Leidy, en un almac¨¦n de ropa en el centro de la ciudad, le han detallado que en varias ocasiones la mujer lleg¨® con lo que parec¨ªan golpes.
Esa misma violencia fue la antesala al crimen. Seg¨²n la versi¨®n de varios testigos, el hombre lleg¨® alterado a buscar a Leidy, que hab¨ªa llegado de su empleo y estaba compartiendo con algunas vecinas. Las mismas sostienen que ese d¨ªa en privado les mencion¨® que ten¨ªa miedo de irse con ¨¦l y les pidi¨® que no la dejaran sola. El relato apunta a que las amigas consiguieron que la situaci¨®n se calmara un par de horas y animaron a la pareja a quedarse con el grupo viendo un partido de f¨²tbol.
Pasaron unas horas, lleg¨® la medianoche y ambos decidieron marcharse a las 12.15 aproximadamente. La Fiscal¨ªa determin¨® que el crimen ocurri¨® entre las 12.30 y 12.45 en el peque?o apartamento que compart¨ªan. La hermana de Leidy considera que el homicidio fue premeditado. ¡°No pas¨® una hora desde que hab¨ªan llegado a la vivienda y en cuesti¨®n de minutos el tipo la mat¨® y se fue, eso parece planeado¡±, asegura. Adem¨¢s, fue ella quien identific¨® el cuerpo y destaca que hubo sevicia. ¡°Perdi¨® un dedo, ten¨ªa varios cortes en las manos. Se nota que forceje¨® para defenderse¡±, revela.
Otros datos que ha podido recabar Astrid con conocidos en la zona donde viv¨ªan y donde ¨¦l trabajaba supuestamente como alba?il, indican que no era la primera vez que D¨ªaz Ossa atacaba a sus parejas. La mujer sostiene que la novia anterior del hombre fue brutalmente golpeada por ¨¦l, pero no habr¨ªa denunciado por miedo a represalias. EL PA?S pudo establecer que, en efecto, el feminicida s¨ª tiene antecedentes por violencia de g¨¦nero.
Una demora riesgosa
A las 48 horas de matar a Leidy con dos pu?aladas en el pecho y escaparse con cosas de valor de ella, el feminicida se entreg¨®. Al enterarse, la familia sinti¨® un leve alivio. Uno que result¨® muy ef¨ªmero, pues se estrellaron con los vac¨ªos y la burocracia del sistema penal. Como el asesino confes¨® el crimen y se present¨® ante las autoridades, qued¨® libre. Lo que segu¨ªa era que la Fiscal¨ªa emitiera una orden de captura. La entidad decidi¨® pedir una audiencia de imputaci¨®n de medida de aseguramiento, y lo hizo el 29 de noviembre.
La tarea de programar urgente tal audiencia quedaba en manos del Centro de Servicios Judiciales del Sistema Penal Acusatorio de Medell¨ªn. Pero un mes y medio despu¨¦s, eso no se ha pasado. ¡°La frustraci¨®n es muy grande. La frustraci¨®n es total. Ma?ana mata a otra muchacha y no pasa nada. No queremos que otra pase por lo que sufri¨® la ni?a¡±, reclama Astrid. Su madre comparte ese desespero: ¡°Para m¨ª la justicia es solo para algunos. ?l no es apto para vivir en sociedad y sigue libre. No puede ser¡±, manifiesta Gloria.
La incertidumbre que atraviesan Astrid y Gloria suele ser una constante para las v¨ªctimas, que entre los vac¨ªos legales y una severa congesti¨®n judicial, pasan a?os sin ver un ¨¢pice de justicia. EL PA?S consult¨® a varios abogados penalistas que coinciden en que un proceso penal as¨ª, en tiempos ordinarios y sin obst¨¢culos, puede llegar a tardar al menos un a?o hasta alcanzar una sentencia en firme. Para la familia Mart¨ªnez Garc¨ªa podr¨ªa complicarse m¨¢s gracias a la lentitud del Centro de Servicios y a que, conforme pudo establecer este diario, parte de la estrategia de D¨ªaz Ossa ser¨¢ alegar que fue homicidio simple.
Esa decisi¨®n se explica porque el sistema judicial colombiano no contempla preacuerdos en los asesinatos calificados como feminicidios, en ellos aplican solo la mitad de beneficios ordinarios por aceptar cargos y se aceptan rebajas de penas de un cuarto del total de lo impuesto. Por el contrario, en un homicidio, las ventajas son completas. Es decir, en un homicidio la pena podr¨ªa llegar a disminuirse hasta la mitad de la condena. Tales prebendas las pretende conseguir el asesino de Leidy.
Este jueves los juzgados del pa¨ªs volvieron de un mes de receso, lo que genera a¨²n m¨¢s retrasos en los procesos penales, mientras que el tormento que atraviesan las v¨ªctimas no toma vacaciones. As¨ª lo subraya Gloria, quien intenta contener las l¨¢grimas, pero al final se quiebra y ruega porque la muerte de su ¡°ni?a¡± no quede impune. ¡°Dicen que el tiempo cura las heridas... yo creo que este dolor no lo va a curar nadie. Y empeora si recuerdo la forma en la que muri¨®. Por favor, por favor, ay¨²denme¡±, suplica.
Su hija Astrid se aperson¨® del caso e intenta ser un ejemplo de fortaleza para su mam¨¢ que ya es mayor, vive sola y se ha sumido en depresi¨®n desde que mataron a Leidy. Siente la necesidad de ser faro de temple y todos los d¨ªas, cuenta, se convence de que debe aprender a vivir con el dolor. Bajo esa m¨¢xima se ha motivado para seguir hasta d¨®nde le toque. Tiene un objetivo claro: vencer a la impunidad.
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