Cincuenta a?os despu¨¦s del robo de la espada de Sim¨®n Bol¨ªvar
La elecci¨®n de Gustavo Petro confirm¨® que el camino de los cambios no pasa por las armas y que una Constituci¨®n, si se usa bien, puede ser m¨¢s eficaz que una espada para lograrlos
Este 17 de enero de 2024 se cumplen 50 a?os del robo de la espada de Sim¨®n Bol¨ªvar por parte del grupo guerrillero M-19. La espada volvi¨® a cobrar importancia en el Gobierno del presidente Gustavo Petro. Su primera orden, al jurar el cargo, fue pedir el traslado de la espada como un s¨ªmbolo especial en su ceremonia de posesi¨®n despu¨¦s de que el Gobierno saliente neg¨® la solicitud para tenerla en el acto en la Plaza de Bol¨ªvar. Una espada cargada de simbolismo que ya merece descansar.
Buscando informaci¨®n para esta columna intent¨¦ hablar con una persona que particip¨® en el robo de la espada. Ni siquiera pude hablar con ella. Me mand¨® a decir que ya hab¨ªa dicho todo lo que ten¨ªa para decir sobre ese episodio y no hablar¨ªa m¨¢s sobre eso. Me qued¨¦ con el deseo de tener m¨¢s detalles de lo ocurrido al final de esa tarde de jueves de enero hace medio siglo. Aunque es un episodio muy contado y relatado, quer¨ªa pedir a alguien que particip¨® que lo viera con ojos de hoy, detr¨¢s del filtro que dan los a?os. Creo que la negativa a volver sobre ese pasado me dijo m¨¢s de lo que pens¨¦ en un primer momento. Entiendo ahora que hay una gran dosis de raz¨®n en el deseo de dejar ese episodio en lo que fue y cu¨¢ndo fue.
El pasado nos ronda todo el tiempo y es normal porque las sociedades est¨¢n hechas de su historia. Lo importante es saber c¨®mo se enfrenta ese pasado para que el presente y el futuro no se estanquen. La espada de Bol¨ªvar es un s¨ªmbolo de la independencia de Colombia desde hace m¨¢s de 200 a?os y, desde hace 50, se convirti¨® tambi¨¦n en s¨ªmbolo de un grupo que intent¨® tomarse el poder por la v¨ªa armada y fracas¨® en el intento. Entendi¨® el M-19 que ese no era el camino y dej¨® las armas en marzo de 1990 para sumarse a la vida civil y desde all¨ª hacer pol¨ªtica.
Muchos de sus militantes participaron activamente en la redacci¨®n de la Constituci¨®n de 1991 como protagonistas porque el movimiento que surgi¨® tras la desmovilizaci¨®n logr¨® en las urnas la tercera parte de los esca?os en la Asamblea Constituyente. Si hablamos de s¨ªmbolos importantes en el ¨²ltimo medio siglo para Colombia, la Constituci¨®n, con todos sus aciertos y defectos, ha significado m¨¢s en la vida de los ciudadanos en estos ¨²ltimos 33 a?os que una espada robada, perdida, entregada, que ha sido motivo de disputas y buen pretexto para contar historias y leyendas.
La Constituci¨®n de 1991, que ayudaron a redactar algunos de esos guerrilleros desmovilizados, es el acuerdo m¨¢s importante que hemos logrado los colombianos en medio de la violencia que con mayor o menor intensidad nos ha golpeado a lo largo de nuestra vida republicana y con particular ferocidad en los siglos XX y XXI. La elecci¨®n de Gustavo Petro, exmilitante del M-19, quien lleg¨® al poder con su proyecto de izquierda por la v¨ªa de unas elecciones democr¨¢ticas, confirm¨® que el camino de los cambios no pasa por las armas y que una Constituci¨®n, si se usa bien, puede ser m¨¢s eficaz que una espada para lograrlos.
Por eso llama la atenci¨®n el culto a una espada que, por hist¨®rica y famosa que sea, no deja de ser un arma. Los s¨ªmbolos lo son porque resumen el esp¨ªritu de momentos, de grupos, o de episodios que para algunas personas, muchas o pocas, marcan puntos de quiebre. En ese sentido, para los exmilitantes del M-19 esa espada signific¨® el nacimiento de un movimiento guerrillero y algunos la siguen reivindicando a pesar de que dejaron las armas y han conseguido mucho m¨¢s haciendo pol¨ªtica dentro de la ley. La Constituci¨®n representa un pacto democr¨¢tico para buscar hacer realidad lo que pregona en su primer art¨ªculo: que Colombia es un Estado Social de Derecho. Todav¨ªa falta mucho para que se haga realidad lo que dice esa Constituci¨®n, pero tenerlo como declaraci¨®n fundamental es un logro.
Es complicado para un presidente en ejercicio que hace m¨¢s de 30 a?os dej¨® las armas tener ese cord¨®n umbilical que lo liga a un pasado guerrillero porque pareciera a ratos que es algo que no acaba de pasar y que muchos de sus antiguos compa?eros le reclaman tener presente. ?No ser¨¢ el momento de envainar la espada? ?No ser¨¢ el momento de convertir en s¨ªmbolo mayor y colectivo esa Constituci¨®n que todav¨ªa hoy representa un m¨ªnimo acuerdo vital en una sociedad quebrada, dividida?
Creo que esa persona que se neg¨® a hablar conmigo de un episodio del que fue protagonista al final dijo mucho y lo leo como una importante lecci¨®n pol¨ªtica y de vida: hay que saber cu¨¢ndo callar, cu¨¢ndo avanzar, cu¨¢ndo cambiar de s¨ªmbolos y de formas. La memoria es importante, tanto como la justicia, pero tambi¨¦n se requiere entender cu¨¢ndo hay que pasar p¨¢gina para poner la mirada en el futuro. El silencio es tambi¨¦n una forma potente de hablar.
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