El aumento de las noticias falsas en los medios colombianos mina su credibilidad y destruye la confianza de las audiencias
El informe de Reuters de 2023 revela que solo el 35% de los colombianos conf¨ªa en las noticias
Algunos de los medios de comunicaci¨®n m¨¢s importantes de Colombia publicaron esta semana la falsa historia de una barranquillera que dec¨ªa haber sido ilustradora de El ni?o y la garza, la ganadora del Globo de Oro a mejor pel¨ªcula animada. El Heraldo de Barranquilla public¨®, en su edici¨®n impresa del domingo 14 de enero, una elogiosa rese?a del inexistente trabajo de Geraldine Fern¨¢ndez: El talento barranquillero que se impuso en los Globo de Oro, titul¨®. Infobae, portal con millones de lectores en Am¨¦rica Latina, fue m¨¢s all¨¢: Esta es la ilustradora colombiana que gan¨® el Globo de Oro con una pel¨ªcula de animaci¨®n. El diario El Tiempo, el m¨¢s le¨ªdo del pa¨ªs, public¨®: La ilustradora colombiana que trabaj¨® en El ni?o y la garza. La emisora Caracol Radio: Una barranquillera en la cumbre del cine animado del mundo.
Decenas de peque?os portales digitales y agregadores de contenidos publicaron la noticia. Ninguno contrast¨® el relato de Fern¨¢ndez. Fueron usuarios de redes sociales quienes horas despu¨¦s develaron la mentira que la joven reconoci¨® la ma?ana de este jueves en Caracol Radio, y con un comunicado de prensa en el que afirma que ¡°nunca existi¨® participaci¨®n en la ilustraci¨®n y dise?o de la pel¨ªcula¡±.
Hace unas semanas ocurri¨® algo similar con un supuesto estudio, replicado por muchos medios, que afirmaba que el chicharr¨®n era m¨¢s saludable que las verduras. Era falso. La investigaci¨®n cient¨ªfica ni siquiera exist¨ªa. Meses antes, muchos medios publicaron que un ni?o hab¨ªa sido reclutado por la guerrilla del ELN. El equipo de verificaci¨®n de datos de la Agencia EFE demostr¨® que el video, ¨²nica fuente de la informaci¨®n, era una actuaci¨®n coordinada por un creador de contenido digital.
En estos y otros casos la reacci¨®n de los medios al descubrir el error fue borrar los art¨ªculos. Muchas veces tambi¨¦n eliminaron las publicaciones en redes sociales que los promocionaban e incluso redireccionaron las URL hacia otros contenidos.
Ricardo Corredor, director del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de Los Andes, explica que en Colombia las noticias falsas cada vez son m¨¢s comunes, y que es m¨¢s frecuente encontrarlas en medios grandes y prestigiosos: ¡°En los ¨²ltimos a?os se ha evidenciado un aumento en las fallas de procesos editoriales de muchos medios¡±.
Para Corredor, el problema proviene de la crisis econ¨®mica de los medios de comunicaci¨®n. ¡°Han tenido que reducir mucho su planta de personal, sus equipos y el nivel de los profesionales. Las redacciones son cada vez m¨¢s peque?as y m¨¢s j¨®venes¡±. Antes, dice, una nota pod¨ªa pasar por un editor, un periodista e incluso un fact checker. Ahora, en muchos casos, un redactor escribe, corrige y publica. Debe hacer muchas m¨¢s notas en poco tiempo, y no solo en texto, sino en video y audio. ¡°Eso ha hecho que se reduzca la calidad de los procesos editoriales. Eso genera que se cometan m¨¢s errores¡±.
Jonathan Bock, director de la Fundaci¨®n para la Libertad de Prensa (FLIP), afirma a EL PA?S que, ante la crisis, muchos medios han elegido un modelo de negocio que refuerza la din¨¢mica que describe Corredor. Le apuestan a publicar ¡°un n¨²mero alt¨ªsimo de noticias diarias¡± para posicionarse en redes sociales y en las b¨²squedas de Google, tener m¨¢s usuarios y clics, y con eso negociar la publicidad. ¡°Es frecuente encontrar muchas m¨¢s notas con errores menores, como faltas de ortograf¨ªa, de fechas o de datos. Pero tambi¨¦n se publica mucha informaci¨®n sin confirmar, sin contrastar¡±.
Las informaciones erradas terminan ¡°impactando la confianza de la ciudadan¨ªa en los medios de comunicaci¨®n¡±, dice Bock. Si se van acumulando noticias que no son ciertas, las personas no encuentran motivos para diferenciar entre el contenido de redes y el de medios de comunicaci¨®n serios. De hecho, el informe del Instituto Reuters, centro de pensamiento de referencia en temas period¨ªsticos, de 2023, revela que solo el 35% de las personas en Colombia conf¨ªa en las noticias, una cifra que ha venido cayendo desde el 40% de 2021, el primer a?o en que ese reporte incluy¨® al pa¨ªs.
Yolanda Ruiz, miembro del consultorio ¨¦tico de la Fundaci¨®n Gabo, cree que el problema trasciende los medios de comunicaci¨®n e incluye a toda la sociedad. ¡°Hay un mercado muy grande para la desinformaci¨®n. Hay audiencias ¨¢vidas de consumir informaci¨®n emocional, no rigurosa. Es una especie de c¨ªrculo vicioso en el que perdemos todos¡±. Los medios replican y amplifican las tendencias de las redes sociales, las audiencias persiguen esas historias, y los opinadores e influencers la retoman para subirse a la ola. ¡°Es como el perro que se muerde la cola, una cadena muy dif¨ªcil de quebrar. En ese camino se va perdiendo el oficio riguroso del periodismo¡±.
La b¨²squeda de sumar visitas, la dictadura del clic, como la llama Ruiz, ha hecho que el buen periodismo muchas veces quede relegado y sea poco le¨ªdo y compartido. Y los medios publican contenidos virales y de tendencias en redes sin verificar. ¡°A veces no hacemos la verificaci¨®n de las fuentes y publicamos algo porque apareci¨® en otro lado. Estamos cometiendo errores¡±. Por ello, insiste en que los lectores se tienen que preguntar ¡°sobre la veracidad de los hechos incluso si est¨¢n publicados en medios de comunicaci¨®n serios¡±. Un problema adicional, dice, es que en un mismo medio pueden estar al lado un gran reportaje, una investigaci¨®n de alt¨ªsima calidad, una informaci¨®n comercial disfrazada de contenido period¨ªstico, otra con sesgos y una falsa.
Bock lo resume as¨ª: ¡°El hecho de que los medios de comunicaci¨®n est¨¦n en esta carrera despiadada por atraer la mayor cantidad de personas desprevenidas para que les vaya mejor en los indicadores de tr¨¢fico hace que est¨¦n dejando de lado lo m¨¢s importante: el sentido esencial del periodismo de aportar informaci¨®n confiable, sustentada¡±.
Esta p¨¦rdida del sentido se ve reflejada en que la ciudadan¨ªa cada vez cuestiona m¨¢s el ejercicio de los medios. La encuesta Invamer Gallup que se realiza peri¨®dicamente en Colombia desde hace 20 a?os, refleja ese descontento. En 2019, por primera vez, la percepci¨®n negativa de los medios fue mayor que la positiva, una tendencia que ha aumentado en los ¨²ltimos a?os.
Ruiz, Bock y Corredor coinciden en que la credibilidad se afecta m¨¢s cuando los medios no reconocen los fallos de manera transparente y honesta. ¡°Todos cometemos errores, pero uno aspirar¨ªa a que hubiera protocolos para reconocerlos y corregirlos. Eso no lo hace casi ning¨²n medio en Colombia¡±, dice Corredor. Un ejemplo de autocr¨ªtica p¨²blica y abierta son los videos La redacci¨®n al desnudo en el que Fidel Cano, el director de El Espectador, reconoce y explica los errores de la semana. ¡°Eso deber¨ªa ser una pr¨¢ctica generalizada, pero no¡±, sigue Corredor. ¡°Lo que hacen muchas veces los medios es cambiar la parte en la que se equivocaron y ya¡±.
El mismo d¨ªa que estall¨® el caso de Geraldine Fern¨¢ndez, el peri¨®dico El Tiempo public¨® un art¨ªculo titulado: Fiscal¨ªa imputar¨¢ cargos al exalcalde de Medell¨ªn, Daniel Quintero, por peculado. Un par de horas despu¨¦s, ante la exigencia de Quintero porque la informaci¨®n no era cierta, cambiaron el t¨ªtulo por: As¨ª van las investigaciones contra Daniel Quintero y varias de sus fichas en Medell¨ªn. En ninguna parte se encuentra un reconocimiento del error. Esto mismo ocurre todos los d¨ªas en muchos art¨ªculos de prensa.
Para Corredor, el est¨¢ndar deber¨ªa ser corregir e incluir una fe de errores explicando el cambio y su motivo. ¡°Ojal¨¢ los medios tuvieran pol¨ªticas claras, compromisos de calidad p¨²blicos, manuales de estilos y de principios a los que los lectores pudieran acceder con facilidad, en los que estuviera claro qu¨¦ hacer despu¨¦s de cometer un error¡±.
Bock explica que antes hab¨ªa m¨¢s herramientas para la defensa de las audiencias. En los peri¨®dicos y en los canales de televisi¨®n estaba el defensor del lector, figura que ha desaparecido por la misma crisis econ¨®mica. ¡°Es importante hacer visibles los errores que se producen en los medios, es importante que respondan haciendo los correctivos. No escondiendo la mugre debajo del tapete, sino con una relaci¨®n m¨¢s directa y trasparente con las audiencias¡±, dice el director de la FLIP. Y concluye: ¡°De lo contrario, lo que vamos a ver es la din¨¢mica de los ¨²ltimos a?os: audiencias descontentas e inconformes que terminan alej¨¢ndose de los medios y buscando la informaci¨®n en otras fuentes¡±.
Adem¨¢s de la ausencia de estos protocolos internos, Bock explica que en Colombia ¡°no existe una instancia, un organismo o una colegiatura independiente de periodismo donde se puedan tratar y estudiar estos casos de desinformaci¨®n. En otros pa¨ªses s¨ª¡±. Encuentra desafortunada esa ausencia de un espacio de di¨¢logo: ¡°No digo que sea una instancia del Estado, ni p¨²blica, sino un organismo de la sociedad civil, de la academia, en el que se puedan revisar y se?alar los errores que comete el periodismo¡±.
A Ruiz le preocupa que estos errores, siempre m¨¢s visibles que los aciertos, impiden a la ciudadan¨ªa reconocer el periodismo de calidad que se hace todos los d¨ªas en muchos lugares y en muchos medios. ¡°Tiene que haber una reflexi¨®n colectiva, que comience por el gremio e incluya otras partes de la sociedad¡±. En esa reflexi¨®n, los medios no pueden evadir su responsabilidad, dice Bock. ¡°Este ejemplo de Geraldine es realmente insignificante si se le compara con un informe de inteligencia o un proceso de corrupci¨®n. Si el medio conf¨ªa solo en esa voz y no tiene un proceso de contraste, estamos en un retroceso en los m¨¦todos internos de revisi¨®n¡±.
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