Colombia, para¨ªso de las motos e infierno de los muertos en las calles
El auge de las motocicletas, que superan a los carros, se convierte en un creciente problema de salud p¨²blica
Colombia se ha convertido en el para¨ªso de las motos. El pa¨ªs est¨¢ inundado de esos veh¨ªculos de dos ruedas, pr¨¢cticos y econ¨®micos, que desde hace ya varios a?os superan en n¨²mero a los carros. Pero ese auge viene acompa?ado de su propio infierno, una pandemia de siniestralidad vial donde los motociclistas son al mismo tiempo las principales v¨ªctimas y victimarios, en la mayor¨ªa de los casos por exceder los l¨ªmites de velocidad. Una tragedia de grandes proporciones que muchas veces pasa desapercibida.
En n¨²meros gruesos, las motos superaron los 11 millones de unidades matriculadas en todo Colombia en el 2023, y sobrepasaron a los carros desde hace cinco a?os. Son m¨¢s del 60% de todos los veh¨ªculos registrados en el pa¨ªs. Ese boom se ha convertido tambi¨¦n en un problema de salud p¨²blica, enorme y silencioso. Los usuarios de motocicletas representan aproximadamente seis de cada diez personas que mueren en siniestros viales.
La cantidad de motociclistas fallecidos en Colombia pas¨® de 3.234 casos en 2017 a 5.213 en 2023. Los estudios sugieren que son el actor vial que m¨¢s excede los l¨ªmites de velocidad, lo que puede agravarse con comportamientos de alto riesgo como zigzaguear o no llevar el casco. Con mucha frecuencia, los peatones y los ciclistas mueren arrollados por motociclistas. ¡°Vivimos en un pa¨ªs de motociclistas que se matan y matan a otra gente¡±, como lo define el columnista Mauricio Garc¨ªa Villegas, quien ha escrito una larga serie de columnas y reflexiones sobre lo que describe como una ¡°tragedia colectiva¡±.
Las se?ales de alerta se acumulan. Con 15,5 por cada 100.000 habitantes, tiene la peor tasa de siniestralidad vial entre los 35 pa¨ªses que mide el reporte anual de seguridad vial del International Transport Forum. Mientras la cifra de esos fallecimientos cede en casi todos los lugares, en Colombia el incremento es dram¨¢tico. La principal explicaci¨®n son los motociclistas fallecidos, cuyo n¨²mero supera el promedio mundial. ¡°Los datos son muy preocupantes, especialmente en Colombia, donde el n¨²mero de nuevas matr¨ªculas de motocicletas aumenta constantemente¡±, subraya ese informe.
Aunque el auge de las motos es un fen¨®meno nacional, se ilustra en el ejemplo de Bogot¨¢, la capital de m¨¢s de siete millones de habitantes. La reciente encuesta de movilidad refleja un aumento de 19% en los viajes diarios en motocicleta, que pasaron de 745.000 a 887.000 en los ¨²ltimos cuatro a?os. En todos aquellos lugares donde la oferta de transporte p¨²blico es deficiente, las motocicletas han irrumpido como una alternativa. Es un veh¨ªculo que suele estar asociado a la clase media baja, hombres j¨®venes y familias con pocos hijos. Tambi¨¦n, cada vez m¨¢s, es un instrumento de trabajo para los servicios domiciliarios o el mototaxismo.
¡°La tenencia de carro y la tenencia de moto tienen factores totalmente diferentes¡±, apunta ?lvaro Rodr¨ªguez Valencia, profesor de la Universidad de Los Andes que acaba de participar en un robusto (e inusual) estudio al respecto en Bogot¨¢. Vivir cerca de una estaci¨®n de Transmilenio, explica a manera de ejemplo, no tiene un efecto positivo ni negativo en la tenencia de moto ¨Ca diferencia de lo que ocurre con el carro¨C, mientras vivir en la periferia de la ciudad s¨ª es el factor m¨¢s importante, de acuerdo con sus hallazgos. Los conductores de moto privilegian ese medio de transporte principalmente por tres factores, de acuerdo con la encuesta de percepci¨®n del riesgo vial que realiza la capital. M¨¢s del 90% considera como razones para conducir moto que no existen otras opciones para ir al trabajo o al estudio, ahorra tiempo y es m¨¢s barato que el autom¨®vil.
Las motos representan para muchas familias la posibilidad de tener mejor movilidad y calidad de vida, apunta el profesor Rodr¨ªguez Valencia. ¡°En las v¨ªas se est¨¢n muriendo principalmente los motociclistas, es una pandemia grave, cada vez lo vamos entendiendo m¨¢s¡±, a?ade, aunque coincide con los dem¨¢s expertos en que lo que mata es el exceso de velocidad. ¡°Es una realidad que las motos existen y van a seguir existiendo, entonces deber¨ªamos trabajar m¨¢s en c¨®mo organizarlas, c¨®mo hacerlas un asunto seguro y c¨®mo hacer que el Estado haga cumplir la ley para que no sean un problema de salud p¨²blica¡±, concluye. La receta infalible incluye educaci¨®n, ingenier¨ªa ¨Ces decir, infraestructura, se?alizaci¨®n y mantenimiento vial, en un sentido amplio¨C y el cumplimiento de las normas. Pero, advierte, es como una mesa de tres patas: si falta una, no se sostiene.
Los requisitos y controles para manejarlas son laxos. Las motocicletas que se siniestran son casi siempre de bajo cilindraje y con personas que llevan menos de dos a?os manejando, por lo general sin licencia y j¨®venes, de entre 15 y 35 a?os, explica Mar¨ªa Fernanda C¨¢rdenas, experta en campa?as de seguridad vial de Vital Strategies, parte de la iniciativa Bloomberg. ¡°La percepci¨®n de riesgo del motociclista, frente a la velocidad sobre todo, es casi nula. No interpretan la velocidad como un riesgo para sus vidas¡±, apunta.
M¨¢s de la mitad de los conductores de motos exceden los l¨ªmites de velocidad, hasta 60%, de acuerdo con estudios de la universidad Johns Hopkins en conjunto con Los Andes. Los cuatro principales factores de riesgos viales son el uso correcto del cintur¨®n y del casco, las sillas infantiles, el consumo de alcohol y, justamente, el exceso de velocidad, de acuerdo con la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Con los mismos escenarios, pero a velocidades m¨¢s bajas, las personas no mueren. En Bogot¨¢, donde el uso correcto del casco tiene alt¨ªsimos niveles, de m¨¢s del 90%, los limites se han reducido a 50 kil¨®metros por hora.
¡°Ese no es un n¨²mero sacado de la manga¡±, explica Andr¨¦s Vecino, profesor e investigador de la escuela de Salud P¨²blica de Johns Hopkins. ¡°La vulnerabilidad del cuerpo humano es exponencial a la energ¨ªa¡±. Con choques a 30 kil¨®metros muere el 10% de los seres humanos; a 50 kil¨®metros muere el 50%; y a 60 kil¨®metros muere el 90%, explica. Por lo tanto, con l¨ªmites de 60 kil¨®metros solo una de cada diez personas sobreviven, mientras que a 50 kil¨®metros lo hace la mitad. Aunque esos l¨ªmites necesitan estar acompa?ados de fiscalizaci¨®n, son una de las medidas necesarias. La conclusi¨®n es ineludible. Como apunta Vecino, ¡°el problema fundamental de los motociclistas es la velocidad¡±.
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