El pecado del marido de la candidata
Las redes sociales, que hace unos a?os se ve¨ªan como la panacea de la democracia, muestran su faceta desagradable con el episodio que protagoniza el esposo de una de las candidatas a ocupar el cargo de fiscal general de la Naci¨®n
Las redes sociales, que hace unos a?os se ve¨ªan como la panacea de la comunicaci¨®n y la democracia, una vez m¨¢s muestran su faceta desagradable con el episodio que protagoniza el marido de una de las candidatas a ocupar el cargo de fiscal general de la Naci¨®n.
Gregorio Oviedo, juez y fiscal ya pensionado, lleva a?os escribiendo en su an¨®nimo perfil de redes sociales aquello mismo que escriben millones de an¨®nimos humanos: loas para aquellos que le caen bien, insultos hacia aquellos que le generan disgusto, arengas sobre los temas de moda, diatribas contra lo que para ¨¦l es injusticia, en fin, convirti¨® su perfil social en un muro donde sin filtro dice lo que se le da la gana sin temor a represalias, ni juicios. Insisto: hace lo que millones de personas en el mundo entero hacen con sus redes. Unos dan la cara y dicen lo que dicen sin necesidad de ocultarse, como es el caso del se?or Oviedo. Otros siendo prominentes personajes de la vida p¨²blica optan por tener perfiles falsos o seud¨®nimos donde insultan, loan, diatriban y arengan sin exponerse, sin decir ¡°esta boca es m¨ªa¡±.
As¨ª como en otros tiempos, los pap¨¢s peleaban con la radio al escuchar a sus entrevistados y sus periodistas, el se?or Oviedo cogi¨® su perfil en X para pelear contra todo, incluso lanzando insultos a reconocidos personajes de la vida nacional. Pero mientras que a los pap¨¢s el insulto no les llegaba m¨¢s all¨¢ de la ventana de la cocina, al se?or Oviedo la pulqu¨¦rrima realidad del pa¨ªs hizo que sus trinos de caballero pensionado y convencido de nunca tener que enfrentar a la jaur¨ªa nacional se convirtieran en dinamita. Todas sus ideas, toda su maledicencia, todo su veneno se hicieron noticia nacional. De repente, de hombre en retiro pas¨® a ser el peligroso esposo de la candidata a fiscal. De un momento a otro, su casi gerontol¨®gica maldad se hizo amenaza para el pa¨ªs.
?Hay sobreactuaci¨®n en el caso de los trinos del se?or Oviedo? Aquellos que ven en ¨¦l la encarnaci¨®n misma de la maldad seguro dir¨¢n que no. Que esos mensajes son amenazas contra la institucionalidad. Que es un hombre que deber¨ªa estar vigilado. Pregunto a esas personas: ?acaso es la primera vez que leen esos mensajes en redes sociales? ?No se han dado cuenta que aquellos que no tienen nada que perder escriben lo que se les da la regalada gana porque saben que en ese territorio todo se vale porque es como una plaza p¨²blica? ?No pasa eso en aquellos perfiles falsos que administran amigos de los m¨¢s indignados?
Si hay algo que demuestra el caso del se?or Oviedo es la falta de maldad en ¨¦l y su esposa. Porque si fuesen de esos pol¨ªticos curtidos expertos en enga?arnos a todos, el perfil en redes del se?or Oviedo habr¨ªa sido borrado hace mucho y por cualquier v¨ªa se habr¨ªa evitado que cualquiera de esos mensajes se llegase a conocer. As¨ª act¨²an los pillos. As¨ª act¨²an muchos de los indignados.
Pero hay algo m¨¢s triste: muchas de las cr¨ªticas han llegado desde la orilla de mujeres muy prestantes y encumbradas que se muestran asustadas porque el se?or podr¨ªa ser quien d¨¦ las ¨®rdenes en caso de que la esposa del se?or Oviedo llegue a ser fiscal general. ?De veras eso piensan esas mujeres encumbradas y brillantes? ?O acaso hablan con base en su experiencia como exitosas profesionales, madres y esposas?
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