¡°Atrapa de inmediato¡±, ¡°placentera¡±, ¡°no es su mayor logro¡±: cuatro lectores comentan la novela p¨®stuma de Garc¨ªa M¨¢rquez
Este 6 de marzo llega a las librer¨ªas ¡®En agosto nos vemos¡¯, que algunos privilegiados ya han le¨ªdo, incluso desde que era un manuscrito

La historia de la mujer que cada 16 de agosto visita la tumba de su madre en una isla del Caribe nace al p¨²blico este 6 de marzo, el d¨ªa del cumplea?os 97 de su creador, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. La fecha es festiva o conmemorativa por todos lados: a casi un mes de su primera d¨¦cada de fallecido, volvemos a tener ¡ª20 a?os despu¨¦s de Memorias de mis putas tristes¡ª una novela nueva del premio Nobel en las estanter¨ªas del mundo, en el a?o en que tambi¨¦n se espera el estreno de la adaptaci¨®n a serie de Netflix de Cien a?os de soledad. Es el ¨²ltimo acto de prestidigitaci¨®n de un autor que se sigue leyendo, comentando y, como cab¨ªa de esperar, pirateando en archivos .pdf que han circulado en chats de WhatsApp con la obra in¨¦dita.
La trama de En agosto nos vemos tiene ese aire atemporal de los argumentos garciamarquianos: Ana Magdalena Bach acude cada a?o al cementerio donde yace sepultada su madre, en una isla del Caribe donde sigue una rutina obstinada tomando el mismo taxi, hosped¨¢ndose en el mismo hotel y compr¨¢ndole gladiolos a la misma florista. Por la noche cena el s¨¢nduche de siempre y el ¨²nico trago que bebe es una ginebra con soda y hielo. El orden se quiebra cuando despu¨¦s de visitar el camposanto decide, a sus 49 a?os, pasar la noche con un hombre que no es su esposo y que la humilla al dejarle unos d¨®lares (¡°Son de carne y hueso¡±, dir¨¢ despu¨¦s) entre las p¨¢ginas de su ejemplar de Dr¨¢cula.
El encuentro de Ana Magdalena con su madre evoca la conversaci¨®n p¨®stuma que comienza a propiciar esta novela con los lectores. Como ante sus cenizas, volvemos a visitar a Garc¨ªa M¨¢rquez, y lo encontramos muy vivo. Uno de los primeros en rese?ar p¨²blicamente la obra fue el historiador Nicol¨¢s Pernett, que visit¨® la Universidad de Texas en busca de las cajas del escritor colombiano en el archivo que tambi¨¦n atesora papeles de Virginia Woolf, James Joyce y otros autores universales. Pernett ubica a la nueva protagonista lejos de otras que hemos le¨ªdo en la obra del autor de Cien a?os de soledad (1967): ¡°Es una mujer de finales del siglo XX, distinta a la mujer de pueblo, aguerrida y resistente como ?rsula Iguar¨¢n, o la de la Cartagena del siglo XIX como Fermina Daza¡±. Ana Magdalena es ¡°m¨¢s moderna, no le teme a los viajes, es bastante liberal y muy de mundo¡±, por lo que la considera una ¡°actualizaci¨®n importante de los personajes de Garc¨ªa M¨¢rquez¡±, sin coroneles o personajes en un contexto rural.
De En agosto nos vemos se cotejaron distintas versiones, y finalmente se dio a imprenta la que estuvo al cuidado del editor Crist¨®bal Pera, que trabaj¨® con el autor obras como Vivir para contarla (2002) y Yo no vengo a dar un discurso (2010), el ¨²ltimo libro que public¨® en vida. Por si persisten las dudas, el texto est¨¢ ¨ªntegramente escrito por Garc¨ªa M¨¢rquez. ¡°La novela est¨¢ terminada y tiene un final¡±, aclara Pernett.
Otra lectora de los manuscritos, a quien el autor ley¨® por tel¨¦fono uno de los fragmentos, es la periodista y escritora Patricia Lara, que dice que el libro pudo comenzar a gestarse antes de Memorias de mis putas tristes: ¡°?l estaba con esa novela [En agosto nos vemos] entre pecho y espalda¡±. Mientras Lara afirma que la novela ¡°est¨¢ escrita en una prosa cautivadora y fascinante, como todo lo suyo¡±, la docente Nadia Celis ¡ªotra lectora temprana¡ª destaca su ¡°maestr¨ªa narrativa, esa capacidad de esbozar a un personaje con dos o tres pincelazos y dejarnos con la sensaci¨®n de que lo expuso en sus grandes fisuras¡±. Al mismo tiempo, cree que ¡°no es necesariamente representativa de sus mayores logros literarios¡±.
Orlando Oliveros, editor del Centro Gabo de la Fundaci¨®n Gabo, dice que en la obra del nobel existen muchos personajes femeninos rodeados por la muerte. ¡°No obstante, la muerte que rodea a Ana Magdalena Bach es distinta: est¨¢ m¨¢s unida a la reflexi¨®n y la memoria que a la violencia¡±. Adem¨¢s, considera que esta ficci¨®n p¨®stuma ¨Cla und¨¦cima y ¨²ltima novela¨C es una inversi¨®n de Memoria de mis putas tristes, la historia del hombre de 90 a?os enamorado de una adolescente. ¡°Ambas constituyen las dos caras de una moneda sobre los amores entre personas separadas por brechas generacionales¡±. Esa moneda tambi¨¦n ha sido vista como un tr¨ªptico, al que se a?ade Del amor y otros demonios (1994). En parte para ampliar esa exploraci¨®n decidieron publicarla, como dijo su hijo Rodrigo Garc¨ªa a EL PA?S: ¡°Por su punto de vista, el de una mujer, nos pareci¨® que iba a ensanchar el mundo de Gabo para sus lectores, y sobre todo para sus lectoras¡±.
Oliveros se pregunta: ¡°?Qui¨¦n no quisiera leer una historia in¨¦dita de Borges o Tolst¨®i, as¨ª se tratase de un borrador? ?Qui¨¦n no querr¨ªa leer lo ¨²ltimo que intent¨® escribir Garc¨ªa M¨¢rquez? Soy partidario de la curiosidad insaciable y de la escena del crimen que es un libro sin pulir¡±. Esa escena del crimen tiene sus peculiaridades. Una de ellas, dice Celis, son las ¡°tres generaciones de mujeres que lidian con el deseo¡±: la madre sepulta ¡ªde quien se revela un pasado que la ata a su hija¡ª, la hija que la visita y la hija y nieta que se enfrenta en casa a sus propios entuertos.
Para Pernett, la novela insiste en una preocupaci¨®n de la ¨²ltima etapa del autor: la m¨²sica. En la narraci¨®n se suceden los nombres de compositores y en los salones de baile se presentan famosos cantantes de bolero y diferentes orquestas. Ana Magdalena se topa con bailarines buenos y bailarines mediocres, y se leen comentarios del tipo: ¡°Se dio cuenta de que ella sab¨ªa de m¨²sica y que ¨¦l no hab¨ªa pasado del Danubio azul¡±. Lara rememora una ense?anza de Garc¨ªa M¨¢rquez, que dec¨ªa que el primer p¨¢rrafo de un texto period¨ªstico compet¨ªa con la atenci¨®n que el lector depositaba en el caf¨¦ humeante y el cruas¨¢n caliente por las ma?anas, de manera que hab¨ªa que buscar que ese lector soltara la comida y no parara hasta terminar el texto. ¡°Garc¨ªa M¨¢rquez tiene la infinita virtud de que agarra, atrapa al lector inmediatamente. Y en esta con m¨¢s raz¨®n, al ser una novela corta¡±.
A Celis le preocupa que en la narraci¨®n ¡°los conflictos de los personajes quedan m¨¢s esbozados que abordados¡±, pero le parece ¡°interesante¡± que cada quien lea y se forme su opini¨®n. Pernett dice que la obra de Garc¨ªa M¨¢rquez ¡°ya est¨¢ enmarcada en oro¡± y una novela no lo har¨¢ ¡°bajar o subir m¨¢s alto, pero es una lectura muy placentera¡±. Leyendo con atenci¨®n este libro p¨®stumo ¡°los lectores encontrar¨¢n otro camino m¨¢s sobre la visi¨®n del mundo que nos leg¨® el escritor¡±, dice Oliveros.
En Colombia, la editorial celebr¨® este martes el lanzamiento iluminando con 40.000 luces led la torre Colpatria de Bogot¨¢. La abundancia de publicaciones en medios de comunicaci¨®n, diarios internacionales y redes sociales atestiguan el entusiasmo con que se recibe una novedad del escritor en castellano con m¨¢s traducciones en el siglo XXI. Otro texto anunciado es el pr¨®logo, en el que los hijos Gonzalo y Rodrigo Garc¨ªa Barcha se?alan que la novela contiene ¡°lo m¨¢s sobresaliente de la obra de Gabo¡±. A los herederos, tal vez para liberarlos de toda culpa, el padre les dijo que hicieran lo que quisieran con ¨¦l despu¨¦s de muerto. Acaso as¨ª se aliger¨® del propio peso de su legado vivo e inagotable. O lo dej¨® como una ¡°argucia p¨®stuma¡±, semejante a la madre de Ana Magdalena Bach.
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