A Palestina nunca le toca

Las cr¨ªticas de Chuck Schumer ¡ªl¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado y el funcionario electo de mayor rango de religi¨®n jud¨ªa¡ª el pasado 14 de marzo a Netanyahu y su Gobierno de extremistas reflejan la presi¨®n del ala progresista de su partido, y de una parte del electorado, para que se detenga el genocidio que Israel est¨¢ llevando a cabo en Palestina.

Acus¨¢ndolo de, entre otras cosas, ¡°estar muy dispuesto a tolerar las bajas de civiles en Gaza para salvar su carrera pol¨ªtica¡±, el discurso lanzado en el pleno de la C¨¢mara Alta demuestra que el tefl¨®n del que ha gozado Israel para violar los derechos de los palestinos durante 75 a?os, sin alterar la incondicionalidad del apoyo que reciben de su principal aliado, ha sufrido sus primeras rayaduras. No podemos afirmar a¨²n que la mayor¨ªa del partido dem¨®crata ha equilibrado el fiel de la balanza en su tratamiento de la cuesti¨®n palestina, pero no deja de ser significativo escuchar de boca de un defensor incondicional de Israel y un pol¨ªtico muy cercano a la Casa Blanca que ¡°el mundo ha cambiado radicalmente desde entonces (7 de octubre), y el pueblo israel¨ª est¨¢ siendo asfixiado en este momento por una visi¨®n de gobierno estancada en el pasado¡±.

En una encuesta del Wall Street Journal de febrero, el 42% de los votantes preguntados afirmaron que Israel ha ido demasiado lejos en sus acciones en la Franja de Gaza, solo seguido de un 24% que opina que ha sido la respuesta adecuada. El 33% dijo que los Estados Unidos estaba haciendo poco para ayudar a los palestinos, un aumento de 7 puntos comparado con la encuesta de diciembre. Sobre el apoyo entregado a Israel, con un aumento de 8 puntos, el 30% asegur¨® que era demasiado.

Ese ¡°cambio radical¡± del que habl¨® Schumer se est¨¢ viendo reflejado en el aumento de la simpat¨ªa del pueblo norteamericano hacia los palestinos y su cuestionamiento de la ayuda excesiva que sus pol¨ªticos aprueban cada a?o a Israel, lo que tarde o temprano terminar¨¢ por ser reclamado en las urnas. Un anticipo de ello ocurri¨® el pasado febrero, cuando la casilla ¡°no declarado¡± obtuvo 101.000 votos en las primarias dem¨®cratas de Michigan ¡ªun estado bisagra que suele apostar al ganador¡ª donde Trump le gan¨® a Hillary Clinton en 2016 por un poco m¨¢s de 12.000 votos.

Resultado de una campa?a de la comunidad ¨¢rabe local y organizaciones progresistas, este equivalente al voto en blanco reclam¨® un alto al fuego inmediato y envi¨® al presidente un claro mensaje de que a pesar de haber ganado las primarias con el 80% de los votos, su apoyo a Israel podr¨ªa costarle la reelecci¨®n. Despu¨¦s de Michigan, el voto ¡°no declarado¡± alcanz¨® el 19% en Minnesota en un supermartes donde la molestia de la base progresista, especialmente los j¨®venes, tambi¨¦n se palp¨® en las primarias de Massachusetts, Colorado y Carolina del Norte.

Si bien el presidente Biden no hizo en su momento alusi¨®n a esta votaci¨®n protesta, es evidente el cambio que le ha dado, al menos en lo ret¨®rico, a su pol¨ªtica frente a la crisis humanitaria que se vive en Gaza. Respuesta tard¨ªa si tenemos en cuenta que desde noviembre del a?o pasado voces dentro de su propia administraci¨®n le han pedido hacer m¨¢s por un alto al fuego y por llevar ayuda humanitaria a la franja; como los m¨¢s de 400 funcionarios de 40 agencias del gobierno quienes le dirigieron una carta de protesta por su postura frente a las acciones contra civiles y pidi¨¦ndole que exigiera a Israel un cese al fuego inmediato. Esta misiva se sumaba a una larga lista de quejas que incluyen tres memorandos internos dirigidos al secretario Blinken por docenas de trabajadores del Departamento de Estado, as¨ª como una carta abierta firmada por m¨¢s de 1.000 empleados del USAID.

Si en aquel momento sus propios funcionarios no lograron mucho, hoy la cercan¨ªa de las elecciones y el nivel de desaprobaci¨®n que ha alcanzado en los estadounidenses las acciones militares israel¨ªes ¡ª55% en la ¨²ltima encuesta de Gallup las desaprueba¡ª tienen al presidente maniobrando entre el apoyo irrestricto a Israel y el descontento popular por no ponerle condiciones que detengan el genocidio. Este peligro electoral lo llev¨® a anunciar en su discurso del estado de la uni¨®n la construcci¨®n de un puerto en Gaza para la entrada de ayuda humanitaria y, m¨¢s recientemente, la abstenci¨®n en el Consejo de Seguridad a una resoluci¨®n que ped¨ªa un alto al fuego inmediato, lo que permiti¨® su aprobaci¨®n tras varios intentos fallidos por culpa del veto estadounidense.

Ambas medidas son de utilidad dudosa: la primera, porque los accesos m¨¢s efectivos por donde pudiera entrar la ayuda humanitaria, tan necesaria en medio de la hambruna, son los pasos terrestres controlados por Israel; la segunda porque Netanyahu, que siempre ha mostrado su desprecio por la legalidad internacional, ha continuado con los bombardeos en Rafah, uno de los cuales mat¨® a 11 miembros de una familia. Y ambas parecen m¨¢s un esfuerzo por guardar las apariencias; despu¨¦s de abstenerse en la votaci¨®n, la embajadora de EEUU ante la ONU y el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca aseguraron que la resoluci¨®n era una proposici¨®n no vinculante, provocando el rechazo de la mayor¨ªa de miembros del organismo y de numerosos expertos, para quienes el texto es de obligatorio cumplimiento.

?Qu¨¦ lectura har¨¢n esos votantes de que, ni toda esta parafernalia, ni las palabras del senador Schumer, ni los llamados a evitar una operaci¨®n terrestre en el sur de Gaza han impedido que este gobierno dem¨®crata autorizara en los ¨²ltimos d¨ªas la transferencia a Israel de miles de millones de d¨®lares en aviones de combate y bombas de 2.000 libras que, seg¨²n el Washington Post, ¡°han sido relacionadas con eventos previos con v¨ªctimas masivas a lo largo de la campa?a militar de Israel en Gaza¡±? Si el presidente Biden conf¨ªa en que aquellos temas que lo diferencian de Trump como los derechos reproductivos o la econom¨ªa y unos reclamos melifluos hacia el Gobierno extremista de Israel bastar¨¢n para convencer a sus votantes descontentos, mientras la situaci¨®n para los palestinos en Gaza solo empeora, quiz¨¢s se lleve una sorpresa en noviembre.

Si bien es cierto que con Trump no les ir¨¢ mejor a los palestinos ¡ªcomo ya pudimos ver en su primera administraci¨®n y como anticipan las palabras de su yerno Jared Kushner, al sugerir en una entrevista que Israel deber¨ªa remover a los civiles de la Franja por su inmenso potencial inmobiliario¡ª si el presidente no logra ejercer una presi¨®n efectiva sobre Netanyahu en el corto plazo y detener esta carnicer¨ªa, sus electores indignados concluir¨¢n que a Palestina no le ir¨¢ bien con ning¨²n ganador. Utilizar¨¢n, entonces, su abstenci¨®n para llevarlo a la derrota y sentar un precedente que har¨¢ que futuros candidatos dem¨®cratas miren de otra forma el problema palestino, con la esperanza de que, aunque a Palestina nunca le toca con el ganador, esta vez s¨ª le toque por cuenta del perdedor.

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