La guerra en el Cauca se perdi¨®
No hay d¨ªa en que no se produzca un episodio de guerra en que los muertos y los bloqueos los ponen los civiles. La batalla se perdi¨®
No es sino escuchar la voz angustiosa del gobernador del Cauca para entender cu¨¢l es la verdadera situaci¨®n del departamento. Muertos y heridos a tutipl¨¦n. El mandatario solicit¨® al Gobierno nacional replantear el modelo de las negociaciones con las disidencias, debido a que dicho territorio se ha visto inmerso en una escalada de violencia como nunca se hab¨ªa visto con la peligrosidad y la frecuencia de ahora. ¡°Se?or Presidente @petrogustavo¡±, dice el gobernador, ¡°lamentamos con dolor lo que ocurre en el Cauca. Hay que replantear el modelo de las negociaciones y reforzar las acciones de la Fuerza P¨²blica con m¨¢s personal y las herramientas necesarias para combatir la criminalidad¡±. La oportunidad para enfrentar a la subversi¨®n con ¨¦xito ya pas¨® de largo. Atentados, bloqueos y asesinatos se presentan por doquier y mientras tanto los subversivos ordenan a la poblaci¨®n civil que se alejen de las instalaciones militares porque, si no, recibir¨¢n el castigo de la vecindad. En varias oportunidades, la poblaci¨®n ha rechazado la presencia de la autoridad militar para evitar confrontaciones.
Las recompensas ofrecidas para buscar informaci¨®n ya no dan resultados. A la restricci¨®n en la v¨ªa Panamericana se suma el bloqueo de las comunidades de la vereda de Chontaduro, espec¨ªficamente en el municipio de Rosas, debido al incumplimiento con las ayudas de vivienda a las familias como consecuencia del desastre natural.
Por otra parte, el proceso del ciclo de di¨¢logos con el ELN contin¨²a atascado no obstante el servilismo con el cual se comporta el comisionado de Paz. Las dificultades provienen desde el 20 de febrero por cuenta de la iniciativa del Gobierno para dialogar en Nari?o con el frente Comuneros del Sur, que pidi¨® pista en las conversaciones de paz. Mientras tanto, la insurgencia se fortalece, como lo reconocen las Fuerzas Militares. El apelativo de paz armada ¨Dcomo advierte el economista Mauricio Reina¨D describe claramente el balance de los esfuerzos del Gobierno en su err¨¢tica b¨²squeda de una paz total. Las accidentadas conversaciones que ha venido sosteniendo con grupos al margen de la ley y los ins¨®litos ceses al fuego que han adornado el proceso, y que han derivado en el repliegue de la fuerza p¨²blica y el pavoneo de los delincuentes, para lo ¨²nico que han servido es para afianzar el control territorial de los grupos ilegales, fortaleciendo as¨ª el auge de sus negocios il¨ªcitos y el sometimiento de la poblaci¨®n civil.
Con las disidencias de las FARC que se autodenominan el Estado Mayor Central las complicaciones no son menores. Tanto el alto comisionado de Paz, Otty Pati?o, como el jefe de la delegaci¨®n gubernamental negociadora, Camilo Gonz¨¢lez Posso, no saben para d¨®nde va la vaina y se encuentran en la espera de saber qui¨¦n est¨¢ al mando y cu¨¢les son las estructuras que siguen bajo sus ¨®rdenes y qu¨¦ facciones ya no se muestran sometidas a una negociaci¨®n de paz. En todo caso, la iniciativa la tienen los grupos armados mientras el Gobierno se somete a las condiciones de la subversi¨®n. El Gobierno busca preservar a toda costa la mesa de dialogo con el ELN. Habr¨ªa que esperar a que sus econom¨ªas il¨ªcitas se desmoronen y transitar hacia una vida civil, o hacia unos beneficios jur¨ªdicos; ¡°les damos la mano¡±, dijo el presidente. Y, frente a las disidencias de las FARC, se habla de la posibilidad de tener dos mesas, una con cese al fuego y otra sin ¨¦l.
El peligro mayor es que la situaci¨®n grave que vive el Cauca haga met¨¢stasis a Nari?o y al Valle del Cauca. No hay d¨ªa en que no se produzca un episodio de guerra en que los muertos y los bloqueos los ponen los civiles. La batalla se perdi¨®.
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