Colombia, una sociedad que intenta romper la desconfianza
El 44% de los habitantes carece de redes sociales b¨¢sicas, seg¨²n una encuesta del DANE
Gloria Amparo Arboleda, una mujer negra de 61 a?os que naci¨® en zona rural de Buenaventura, el principal puerto de Colombia, habla sin pausa. Se siente due?a de una libertad que molde¨® a punta del comadreo, una pr¨¢ctica ancestral de la costa Pac¨ªfica para desahogar las angustias con otras mujeres. El espacio seguro para revelar la molestia que les causaba que el marido gastara el dinero de la venta de las gallinas en licor, en lugar de comida; las dificultades de la crianza, o el temor de que alg¨²n grupo armado reclutara a sus hijos. ¡°Hoy en d¨ªa la mujer puede sentirse fuerte gracias a las juntanzas, a los apoyos¡±, dice con voz firme del otro lado del m¨®vil, antes de iniciar su jornada cuando el reloj casi marca las seis de ma?ana.
Gloria y otras mujeres de territorios asediados por el conflicto han sanado heridas de la guerra ¡ªy de una cultura machista que ha sumergido a muchas en la sumisi¨®n y en el olvido¡ª compartiendo sus penas, escuch¨¢ndose mutuamente, encendiendo alguna luz con consejos en momentos de oscuridad, o simplemente abrazando la certeza de que no est¨¢n solas. ¡°Porque, adem¨¢s, a nosotras nos ha tocado llorar calladitas¡±, reflexiona la fundadora de la Asociaci¨®n de mujeres campesinas, negras e ind¨ªgenas de Buenaventura. La agrupaci¨®n ha sido un abrigo con el que sus integrantes pueden considerarse parte del 56% de los colombianos que tienen redes cercanas de confianza.
Contar con redes de apoyo es un privilegio: el 44% de los ciudadanos no las posee, seg¨²n la encuesta de cultura pol¨ªtica del Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªsticas DANE de 2023 que consult¨® a 64.770 personas de 18 a?os o m¨¢s. En la pr¨¢ctica, significa no tener a quien visitar con alguna frecuencia o que est¨¦ presente en circunstancias dif¨ªciles, no contar con alguien dispuesto a ayudar en la b¨²squeda de empleo, no poder dejar a un hijo bajo el cuidado de otro, no tener a qui¨¦n llamar en un episodio de ansiedad, enfermedad o cualquier otra emergencia, no saber a qui¨¦n pedir dinero prestado o una noche de refugio.
Conservar estas redes reduce el estr¨¦s, facilita la toma de decisiones y aumenta la motivaci¨®n personal. La falta de soporte emocional, log¨ªstico o material es una se?al de alerta, explica Sandra Milena Toro, jefe del departamento de salud mental de la facultad de Medicina de la Universidad de la Sabana. ¡°Cuando no hay apoyo familiar, de pareja, de amistades o comunitario es m¨¢s f¨¢cil estresarse, tener ansiedad, presentar s¨ªntomas de tristeza, de desilusi¨®n o desesperanza. Si se une a otros factores de riesgo, puede llevar a que alguien sufra un trastorno de ansiedad o depresivo¡±, explica la especialista en psiquiatr¨ªa.
El grupo de mujeres de Buenaventura es un espejo de c¨®mo el apoyo colectivo trae r¨¢fagas de tranquilidad. En 2003 crearon una cadena en la que se asigna un n¨²mero a cada una. Con aportes de peque?as cantidades de dinero y de productos b¨¢sicos como arroz, frutas o verduras organizaban mercados que entregaban seg¨²n el n¨²mero de la lista que rotaba. ¡°Empezamos a llevar mercado a la casa y eso da frescura, tranquilidad. Si yo no lo necesitaba, ced¨ªa el turno a alguien que s¨ª lo estuviera necesitando. Eso gener¨® una cosa incre¨ªble¡±, cuenta Gloria Amparo.
Pero no todos encuentran ese respiro. La falta de redes de apoyo ha escalado 10 puntos en tan solo cuatro a?os, pues en la encuesta de 2019, la cifra de quienes no sent¨ªan tenerlas era del 34,8%. Sin embargo, hay una leve mejor¨ªa frente a la encuesta intermedia, de 2021, cuando tras meses de pandemia, aislamiento f¨ªsico y crisis econ¨®mica, un 48,2% de los colombianos no sent¨ªan tener esas redes. En los dos a?os desde entonces la cifra se ha recuperado parcialmente.
Aunque la diferencia es peque?a, esa carencia hoy afecta m¨¢s a los hombres (45,3%) que a las mujeres (42,9%). Toro considera que la pandemia afianz¨® el imaginario de relaciones creadas a trav¨¦s de las pantallas que, con el regreso a la realidad, dejaron un vac¨ªo. Los contactos o el n¨²mero de seguidores en redes sociales, por ejemplo, no reemplazan una conversaci¨®n cercana con un amigo o el abrazo de un familiar. ¡°Quiz¨¢s eso es lo que ha hecho que se incremente la sensaci¨®n de que no contamos con apoyo, ver que hay mucha gente pero que realmente estamos solos. Hay gente que te da un like, que te hace un comentario, pero a la hora de la verdad no est¨¢¡±, a?ade.
La encuesta de cultura pol¨ªtica del DANE tambi¨¦n muestra que el grupo de personas en quienes m¨¢s conf¨ªan los colombianos es la familia con un 94%, seguido de los amigos con el 40,5%. Sin embargo, estos lazos no se estrechan de manera espont¨¢nea. ¡°Las relaciones familiares, personales, de amistad, no se construyen por el simple v¨ªnculo de sangre o porque nos dijimos que somos pareja o somos amigos, sino que requiere una construcci¨®n juiciosa de ambos lados, que se crea con compartir momentos, con escuchar al otro, con las vivencias, no solo las que se pueden tener en una foto, sino las que uno construye viviendo las alegr¨ªas y las que no son tan felices, las dificultades¡±, precisa Toro.
¡°Las redes de apoyo son consolidaciones que permiten que la vida tenga hermandad. Si uno vive para servir tiene sentido estar aqu¨ª porque si no somos unos vivos muertos¡±, apunta Gloria Amparo Arboleda, la lideresa de Buenaventura que tiene claro que el comadreo es una forma de cuidar el alma.
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