¡°Nos matan por hacer nuestro trabajo¡±: la crisis de seguridad empeora para los guardias en las c¨¢rceles colombianas
Tres meses despu¨¦s de que el Gobierno declarara la emergencia carcelaria, los trabajadores de las prisiones siguen en grave peligro por cumplir las ¨®rdenes para frenar la extorsi¨®n cometida desde de las c¨¢rceles
Imagine ser el guardi¨¢n de una prisi¨®n donde est¨¢n algunos de los m¨¢s temidos criminales del pa¨ªs. Un d¨ªa llega una orden del presidente de quitarles sus celulares ¡ªcon los que est¨¢n extorsionando a ciudadanos, aparatos que nunca debieron entrar a la c¨¢rcel¨D. Y, adem¨¢s, le piden transferir a algunos de ellos a otros centros penitenciarios, donde estar¨¢n lejos de sus familiares y de las bandas criminales de las que siguen haciendo parte. Uno de esos prisioneros le amenaza si cumple las ¨®rdenes. Pero, con ayuda de otros oficiales, logra llevar a cabo la misi¨®n. Acaba el turno laboral. Sale en auto o bus hacia su casa, con la satisfacci¨®n de hacer bien el trabajo. El criminal decide cumplir la amenaza. Dos sicarios se acercan al auto, disparan. No es una narraci¨®n de ficci¨®n, es una posibilidad que conocen bien varios guardias del INPEC, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia. A principios de a?o varios de ellos fueron atacados, y este jueves la escena le ocurri¨® a uno m¨¢s, m¨¢s visible y de mayor rango, en la capital del pa¨ªs.
¡°La situaci¨®n de las c¨¢rceles no est¨¢ fuera de control¡±, afirm¨® este viernes el ministro de Justicia, N¨¦stor Osuna, cuando el Gobierno parec¨ªa perder el control. Lo dijo 12 horas despu¨¦s de que dos sicarios asesinaran a Elmer Fern¨¢ndez, el director de una de las principales c¨¢rceles del pa¨ªs, llamada La Modelo. Razones no le faltan al ministro para llamar a la calma: no hay motines en las c¨¢rceles como en el 2020, no hay incendios como en el 2022, no hay fugas de criminales de alto perfil como aquella de Pablo Escobar en 1992. Los privados de la libertad siguen privados de la libertad. Pero el miedo de hoy lo sienten sobre todo quienes trabajan en las c¨¢rceles: este homicidio les demuestra que el control de los centros penitenciarios y de su seguridad no est¨¢ del todo en sus manos.
¡°Al director de La Modelo lo mataron porque hizo su trabajo, y es claro que a todos nosotros nos matan por hacer nuestro trabajo¡±, dice por tel¨¦fono Adolfo Le¨®n Penagos, presidente del sindicato de trabajadores penitenciarios de Colombia y quien labora en la c¨¢rcel Palogordo, en el departamento de Santander. Adem¨¢s de Fern¨¢ndez, en los ¨²ltimos meses ha habido atentados y homicidios contra miembros del INPEC en Cartagena, C¨²cuta, Medell¨ªn, La Plata (Huila) y Jamund¨ª (Valle del Cauca). Ante la violencia, en febrero, el Gobierno decret¨® la emergencia carcelaria, pero Penagos no ve que haya mejorado la situaci¨®n. ¡°El Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa llegaron a apoyarnos en algunos establecimientos, pero lo hicieron de forma muy aleatoria, en horarios espec¨ªficos, y realmente esto no aport¨® soluciones para disminuir el riesgo contra nosotros¡±, dice el dragoneante, el rango m¨¢s bajo en la jerarqu¨ªa de estilo militar que tienen los guardianes.
El ministro de Justicia ha dicho que ahora busca medidas especiales con la Unidad Nacional de Protecci¨®n para salvar la vida de los guardianes: en los ¨²ltimos dos a?os se han recibido 506 amenazas a funcionarios del INPEC, y 27 de los 125 directores de c¨¢rceles est¨¢n amenazados. ¡°Todos los funcionarios en la l¨ªnea roja deben ser defendidos¡±, orden¨® el presidente Gustavo Petro. Esos ser¨ªan especialmente los del INPEC.
Penagos est¨¢ de acuerdo con el diagn¨®stico que explica esta escalada de violencia: se agudizaron las amenazas despu¨¦s de un Plan Domin¨® del Gobierno para combatir la extorsi¨®n que se comete desde las c¨¢rceles. Los guardianes han aumentado su control de las comunicaciones y las visitas, el INPEC ha trasladado criminales de lugar para reducir su poder. En otras palabras, la violencia no aument¨® porque el Gobierno estuviera siendo laxo con los criminales, sino porque quiere ejercer m¨¢s control sobre ellos. Otros gobiernos hab¨ªan creado cierto acuerdo impl¨ªcito en el que, a costa de tener tranquilidad en las prisiones, se permit¨ªa entrar celulares, cigarrillos o drogas. Intentar romper ese acuerdo impl¨ªcito, que foment¨® la corrupci¨®n y el poder criminal, ha sido muy peligroso.
¡°El director de La Modelo ven¨ªa haciendo lo que estamos llamados a hacer todos los funcionarios del INPEC, controlar los establecimientos. ?Pero qu¨¦ pasa si presionas m¨¢s para lograrlo? Vas a tener una reacci¨®n dura. Si no hacemos nada nuevo para prevenirlo, eso solo va a seguir¡±, asegura Penagos. Para Libardo Ariza, profesor de Derecho en la Universidad de los Andes y experto en el sistema carcelario, el asesinato a Fern¨¢ndez es un paso peligroso en un problema que ya era bastante complejo. ¡°Es un hecho sin precedentes en la que hab¨ªa sido hasta ahora una suerte de guerra fr¨ªa por el control del mundo del encierro¡±, escribe en el portal 070. ¡°Es un movimiento que ataca dos posiciones hasta ahora intocables: la direcci¨®n de una c¨¢rcel y un alto oficial de la Polic¨ªa Nacional [Fern¨¢ndez era coronel retirado de esa instituci¨®n]¡±, a?ade.
¡°Yo estoy muy impactada, esperaba que esto fuera una noticia falsa¡±, cuenta Diana Velasco, dragoneante en La Modelo, sobre el homicidio ocurrido en la noche del jueves contra su jefe. Ya hab¨ªa alarma entre sus compa?eros por los asesinatos en otras partes del pa¨ªs, pero que ocurra lo mismo en Bogot¨¢ solo le demuestra que no hay seguridad para el INPEC en ninguna regi¨®n. ¡°El autocuidado es la ¨²nica forma de protegerse¡±, dice. Velasco a?ade que el ¨²nico trabajo de Fern¨¢ndez no era frenar la extorsi¨®n, sino que estaba intentando tener un enfoque m¨¢s humano dentro de la c¨¢rcel.
¡°?l lleg¨® con la mejor actitud para que el establecimiento funcionara, era muy responsable, buen administrador, cercano a la gente y a las causas de redenci¨®n con la academia¡±, cuenta Velasco. Otros directores hab¨ªan entorpecido los programas educativos, a?ade, mientras que en los apenas 40 d¨ªas que estuvo, Fern¨¢ndez intent¨® impulsar que los privados de la libertad se inscribieran en programas acad¨¦micos universitarios.
Carlos Medina fue viceministro de Justicia durante el Gobierno de Juan Manuel Santos y debi¨® lidiar con otra crisis carcelaria, la del hacinamiento en las prisiones, que sigue vigente. Cuenta que esta situaci¨®n cr¨ªtica contra el personal carcelario no es del todo nueva, aunque s¨ª es m¨¢s aguda. ¡°Las amenazas contra la guardia han sido permanentes, hist¨®ricas, pero lo que no pasaba antes es que se concretaran¡±, dice Medina. ¡°El riesgo es mayor si no se es capaz de debilitar el m¨²sculo criminal fuera de la c¨¢rcel: yo puedo ser el cabecilla de un patio, pero si no tengo m¨²sculo fuera, quedo como un charlat¨¢n [si hago una amenaza que no se cumple]. Pero si hay un m¨²sculo operativo afuera de la c¨¢rcel, al que el Estado no persigue, puede que el cabecilla no gobierne la c¨¢rcel pero s¨ª se concretan sus amenazas. Entonces ac¨¢ lo clave es: ?d¨®nde est¨¢ el Ejecutivo y, sobre todo, d¨®nde est¨¢ la Fiscal¨ªa para perseguir esas estructuras criminales?¡±, a?ade Medina.
En pocas palabras: cualquier esfuerzo del Gobierno por tener control al interior de la c¨¢rcel ser¨¢ insuficiente si las bandas criminales se siguen fortaleciendo afuera de sus muros. Y hoy en d¨ªa s¨ª tienen m¨²sculo. Cualquier esfuerzo por proteger a los guardias del INPEC tendr¨¢ que tener en cuenta que ellos, al dejar el uniforme al final de su turno, van a dormir a sus barrios. Y en muchos de ellos hoy hacen presencia las bandas criminales m¨¢s poderosas del pa¨ªs.
Aunque a¨²n no est¨¢ confirmado el autor intelectual, los indicios apuntan primero a un detenido en La Modelo que firm¨® una amenaza al director con el nombre de Pedro Pluma. ¡°Si se vuelve a meter de requisa para el patio le mato la familia. Para que vea que yo si tengo poder y si me trasladan le mato la familia¡±, dec¨ªa el mensaje amenazante. Si se confirma su autor¨ªa, explican Medina y Penagos en llamadas distintas, su poder fuera y dentro de la c¨¢rcel aumentar¨ªa: demuestra que sus amenazas tienen consecuencias. Pero tambi¨¦n existe la posibilidad de que detr¨¢s del asesinato est¨¦n grupos criminales m¨¢s grandes, el Tren de Aragua o La Inmaculada, que tambi¨¦n han amenazado al INPEC desde la captura de sus l¨ªderes. Los guardias de las c¨¢rceles tienen m¨¢s de un enemigo y el gran peligro, para todos los que quieren cumplir las ¨®rdenes del presidente de frenar la extorsi¨®n, es que esos enemigos tienen mucha fuerza fuera de la c¨¢rcel.
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