La violencia de las disidencias se desborda al Valle del Cauca y rodea a Cali
La capital del departamento necesita blindarse de cara a la COP16 que albergar¨¢ en octubre
Colombia arranc¨® esta semana con una oleada de ataques de las disidencias del autodenominado Estado Mayor Central que incluy¨® la explosi¨®n de una moto bomba, hostigamientos con r¨¢fagas de fusil y ataques a un helic¨®ptero militar, lo que sembr¨® la zozobra en el suroccidente del pa¨ªs. El presidente Gustavo Petro aterriz¨® el jueves en Morales, Cauca, uno de los epicentros de la violencia, donde murieron dos polic¨ªas, para atender en persona la delicada situaci¨®n de orden p¨²blico, y despu¨¦s celebrar un consejo de seguridad en Popay¨¢n, la capital de ese departamento.
Entretanto, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, present¨® el mi¨¦rcoles en Bogot¨¢, durante el D¨ªa Internacional de la Biodiversidad, una ambiciosa campa?a para ¡°hacer la paz con la naturaleza¡± como parte de las apuestas diplom¨¢ticas de Colombia de cara a la conferencia mundial de biodiversidad de Naciones Unidas, que se va a celebrar entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre en Cali. La COP16, un evento que moviliza a m¨¢s de 12.000 personas, ser¨¢ la gran vitrina internacional del Gobierno Petro, un ambientalista convencido. Aunque parezcan distantes, los dos episodios est¨¢n m¨¢s relacionados de lo que pueda parecer a primera vista.
Aunque el Cauca se ha llevado la mayor parte de la atenci¨®n por cuenta de los ataques de las disidencias de Iv¨¢n Mordisco que se apartaron de la mesa de di¨¢logos con el Gobierno, la violencia tambi¨¦n se desborda al vecino departamento de Valle del Cauca, en el que Cali, su capital, acelera los preparativos para albergar la COP16. El estallido de la moto bomba, sin ir demasiado lejos, fue cerca de un hotel en Jamund¨ª, a solo una hora en carretera de Cali, donde estaban hospedados un centenar de polic¨ªas que llegaron para reforzar la seguridad en la regi¨®n. No es la primera ocasi¨®n en que se producen hostigamientos en las goteras de la capital vallecaucana. Su alcalde, Alejandro Eder concibe la cumbre como una oportunidad para revitalizar a la ciudad. Pero la compleja situaci¨®n de seguridad emerge como un desaf¨ªo.
Cali tiene un gran peso simb¨®lico, pues es la capital de facto de toda la regi¨®n pac¨ªfica, destaca la analista Elizabeth Dickinson, investigadora del International Crisis Group. ¡°Para el Estado Mayor Central es una muestra de fuerza muy importante poder entrar, y hacer acciones contra el Estado, en la tercera ciudad de Colombia¡±, apunta. Hay otros puntos en el Valle del Cauca, como Buenaventura, con un valor estrat¨¦gico por su salida al mar. En el departamento confluyen los conflictos de una regi¨®n mucho m¨¢s amplia, que incluye a Cauca y Choc¨®.
Solo en abril, el Valle del Cauca sufri¨® un atentado con carrobomba en un batall¨®n del ej¨¦rcito, una masacre de cinco personas y el asesinato de dos concejales, uno en Jamund¨ª y otro en Tulu¨¢, donde el alcalde ha estado amenazado desde la campa?a por la banda criminal La Inmaculada. En Buenaventura, el principal puerto sobre el Pac¨ªfico, a dos horas y media de Cali, campean todo tipo de bandas criminales, con protagonismo de Los Shottas y Los Espartanos, adem¨¢s del ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo. Una reciente alerta temprana de la Defensor¨ªa del Pueblo se?ala que en el 82% de los barrios de Buenaventura hacen presencia grupos armados o de delincuencia.
Para terminar de activar las alarmas, la gobernadora Dilian Francisca Toro confirm¨® el mes pasado que, seg¨²n informaci¨®n de inteligencia militar, una facci¨®n del Estado Mayor Central planeaba secuestrar a los diputados del Valle, lo que agita recuerdos dolorosos del conflicto armado en una ciudad que ya sufri¨® un episodio estremecedor. El caso de los 12 diputados secuestrados en 2002 mientras sesionaban en la sede de la Asamblea Departamental en el coraz¨®n la tercera ciudad del pa¨ªs fue uno de los cr¨ªmenes m¨¢s crueles de la extinta guerrilla de las FARC, hoy desarmadas y convertidas en un partido pol¨ªtico por cuenta del acuerdo de paz.
Carlos Negret, defensor del Pueblo entre 2016 y 2020, apunta que la crisis de seguridad en Cauca y Valle del Cauca corresponde a una misma din¨¢mica. ¡°Los municipios m¨¢s afectados por este conflicto son los del sur del Valle: Florida, Pradera y ahora Jamund¨ª. Hacen parte del escenario de riesgo del Norte del Cauca, tanto as¨ª que pertenecen todos a una misma zona PDET [Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, los m¨¢s afectados por el conflicto]como lo es la de Norte del Cauca y Alto Pat¨ªa¡±, explica. Son los mismos corredores estrat¨¦gicos que se disputan los actores armados ilegales por ser fundamentales para las econom¨ªas ilegales.
¡°Lo de Cali es mucho m¨¢s complejo porque se mezcla con las problem¨¢ticas propias urbanas, donde los camuflados y brazaletes no se ven; donde las alianzas adquieren un nivel m¨¢s de complejidad, como es su articulaci¨®n o disputas con bandas que tienen tercerizadas las actividades delincuenciales de estructuras criminales m¨¢s complejas, incluso multinacionales¡±, a?ade Negret en su an¨¢lisis. En la ciudad adem¨¢s hay una herencia profunda de todos los herederos del Cartel de Cali que son redes vigentes en actividades de extorsi¨®n y microtr¨¢fico, abunda. ¡°El actual alcalde trabaja en una apuesta por la reconciliaci¨®n que podr¨ªa beneficiar la gesti¨®n de este escenario¡±, matiza.
Cali tiene problemas estructurales e hist¨®ricos de violencia desde hace mucho tiempo, con una desigualdad extrema, por lo que suele aparecer en los listados de ciudades m¨¢s violentas del mundo, recuerda Kyle Johnson, investigador de la fundaci¨®n Conflict Responses (Core). ¡°Hay muchas pandillas, pero tambi¨¦n otros actores de violencia vinculados al sicariato y otras acciones violentas porque en Cali se maneja mucha plata de econom¨ªas ilegales, no solamente la coca sino tambi¨¦n la marihuana, adem¨¢s de tr¨¢fico de armas¡±, apunta. Otras ciudades y municipios que sufren directamente las embestidas del conflicto armado son muy cercanas a Cali, tanto en el sur del Valle como en el norte del Cauca. ¡°La violencia no necesariamente se define por las l¨ªneas pol¨ªtico-administrativas¡±, coincide.
En las ciudades convergen otro tipo de din¨¢micas criminales que no suceden en las zonas rurales, advierte Catalina Miranda, coordinadora de seguridad ciudadana de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz (FIP). Coincide en que las altas tasas de homicidios, que alcanzaron 44,9 por 100.000 habitantes en 2023, son un fen¨®meno grave que Cali no ha podido resolver desde hace varios a?os. Tambi¨¦n enfrenta un problema de desacato a la autoridad que ha llevado a medidas como los patrullajes mixtos, con agentes de tr¨¢nsito acompa?ados por un militar. ¡°La administraci¨®n distrital est¨¢ haciendo esfuerzos importantes¡±, valora, pero para resolver los problemas estructurales hacen falta medidas m¨¢s ambiciosas, estrategias de inclusi¨®n social y una reforma significativa del sistema penitenciario. Por lo pronto, Cali necesita un blindaje suficiente para garantizar el ¨¦xito de la COP16. El tiempo apremia.
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