¡°A la paz hay que tenerle paciencia¡±
El jefe de la Defensor¨ªa del Pueblo de Colombia, a punto de cumplir su per¨ªodo, se?ala que los abusos de militares a ni?as ind¨ªgenas no pueden tratarse como hechos aislados
¡°No hay ninguna entidad m¨¢s importante para la sociedad excluida y vulnerable en este pa¨ªs que la Defensor¨ªa del Pueblo¡±, dice con convicci¨®n Carlos Negret (Bogot¨¢, 1962). Este abogado colombiano de una tradicional familia pol¨ªtica del Cauca se prepara para dejar, a finales de agosto, la jefatura de la Defensor¨ªa del Pueblo de Colombia, cargo que ocupa desde 2016, el mismo a?o en que se firm¨® el acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC. ¡°Esto ha sido un trabajo en terreno, y lo hacemos como lo hacen los campesinos, los ind¨ªgenas, los afro: en bote, en panga, en burro, a caballo o caminando¡±, apunta sobre una labor que decidi¨® volcar a los territorios, de manera itinerante, alejado de Bogot¨¢. El defensor, entre otras labores, acompa?a a las v¨ªctimas y alerta sobre nuevas amenazas de violencia. Su despacho desempe?a un papel clave en medio de la dif¨ªcil implementaci¨®n de los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla.
¡°La pandemia par¨® a todo el pa¨ªs, a la sociedad, a la Defensor¨ªa. Pero lo que nosotros vimos en estos casi cuatro a?os fue que la gente en las regiones se muere de hambre y se muere de miedo¡±, se?ala al referirse a los ¨²ltimos meses, marcados por las medidas de confinamiento y las restricciones para viajar. Marzo, el mes en que se decret¨® la cuarentena nacional, lo sorprendi¨® en Ginebra, Suiza, donde estaba como presidente de la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (Ganhri), que congrega a m¨¢s de cien pa¨ªses. Desde que regres¨®, ha mantenido un aislamiento disciplinado, que solo rompi¨® para la liberaci¨®n de dos auxiliares de polic¨ªa secuestrados por la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) en la convulsa regi¨®n del Catatumbo, en Norte de Santander. ¡°Estamos pr¨®ximos a salir en misiones humanitarias, porque la situaci¨®n en regi¨®n es muy grave. Las bandas criminales, las disidencias de las FARC, ELN, Caparros, Autodefensas Gaitanistas de Colombia [grupos herederos de los paramilitares], ya no se mueven de a 50 o de a 100, en bloques o columnas, se mueven sin camuflados, armados, y llegan a las veredas m¨¢s lejanas de este pa¨ªs¡±, advierte.
Negret recita los nombres de r¨ªos, municipios y veredas que ha visitado, los problemas que all¨ª se ha encontrado y las jornadas que tiene pendientes. Convirti¨® esos marat¨®nicos recorridos en su sello. Este peri¨®dico lo acompa?¨® en noviembre a tres departamentos de los Llanos Orientales, uno de tantos parajes remotos donde se juntaron las violencias y a¨²n arde la guerra que Colombia busca extinguir. ¡°Si nosotros no vamos, no podemos recaudar lo que nos cuentan para que el defensor pueda incidir en pol¨ªticas p¨²blicas¡±, se lamenta, aunque destaca que no han dejado de promover los derechos humanos y estar cerca de las comunidades de manera virtual. Atendi¨® esta entrevista presencial el pasado jueves en la nueva sede nacional de la Defensor¨ªa, un flamante edificio en la localidad de Chapinero, en Bogot¨¢, al que por ahora solo puede ir, con tapabocas y precauciones, hasta el 20 por ciento de los funcionarios p¨²blicos.
La conversaci¨®n se produce en momentos en que el pa¨ªs sigue conmocionado por dos recientes casos de ni?as ind¨ªgenas violadas por militares, una menor embera cham¨ª en Santa Cecilia, Risaralda (centro-oeste) y otra nukak mak¨² en Guaviare (sur-oeste). ¡°Hay un menosprecio por la humanidad ind¨ªgena. Nosotros hemos rechazado de todas las maneras este hecho execrable, absurdo, ignominioso. Algo no est¨¢ funcionando en la capacitaci¨®n de las fuerzas militares y la polic¨ªa nacional de la mano del ministro de Defensa, de este o del anterior o de muchos otros. No es normal. No debe haber ni una ni?a que sea abusada por un miembro de las fuerzas militares¡±, subraya.
Pregunta. ?Habr¨ªa que replantear la formaci¨®n de los militares en Colombia?
Respuesta. Hacia el interior tienen que mirar lo que ellos llaman doctrina, que yo llamar¨ªa capacitaci¨®n. Algo no est¨¢ funcionando porque las Fuerzas Militares son 500.000 hombres, pero un solo hecho le hace mucho da?o, porque alguien fall¨®. Pero son muy repetitivos. Yo celebro que el comandante del Ej¨¦rcito, el general Eduardo Zapateiro, haya salido a decir que tiene 118 casos desde el 2016. Celebro que la Fiscal¨ªa haya salido a decir que tiene m¨¢s de 40 casos en poblaci¨®n ind¨ªgena. Pero tenemos que movernos todos muy r¨¢pidamente, y en especial el ministro de Defensa [Carlos Holmes Trujillo], que es el jefe de las Fuerzas Militares, para que indague qu¨¦ est¨¢ pasando en la capacitaci¨®n y en la doctrina de los soldados, de los suboficiales, de los oficiales. Porque no puede tratarse nuevamente como un hecho aislado. Es que hay de por medio una ni?a en Santa Cecilia, una ni?a en Guaviare. No es f¨¢cil, porque la investigaci¨®n es en zonas remotas, pero hay que colocar todo el presupuesto que sea necesario para que estos eventos no vuelvan a ocurrir.
P. ?Cu¨¢l es el panorama de derechos humanos que se encontr¨® y cual es el que deja?
R. Mientras los ciudadanos de Colombia no tengan opciones de vida, trabajo, empleo formal, no vamos a tener derechos humanos en Colombia. Con esta pandemia hemos descubierto que la gran mayor¨ªa de los colombianos ¨¦ramos informales; tenemos que volvernos formales, crear m¨¢s empleo. Tenemos que trabajar con la econom¨ªa, porque de lo contrario nos trabajan las econom¨ªas ilegales del narcotr¨¢fico y del oro ilegal. Cuando nosotros llegamos ten¨ªamos la ilusi¨®n de la paz, y yo soy un convencido de la paz. Hay que tenerle paciencia, est¨¢ pactada a 15 a?os. Gracias al acuerdo con las FARC nos dimos cuenta que a los lideres y lideresas los asesinaban, porque lo que ocurr¨ªa antes era que los enterraban. Y por eso tenemos un n¨²mero X de desaparecidos. Hoy asesinan en cualquier vereda, y nos estamos enterando gracias al proceso de paz. La gente puede hablar. Pero cuando se asesina un l¨ªder se asesina la memoria, la democracia, a una vereda, a un municipio, a un barrio. Cuando asesinan a un l¨ªder lo est¨¢n asesinando porque no est¨¢ de acuerdo con el narcotr¨¢fico, con la econom¨ªa ilegal del oro o no quiere dejar seguir tumbando madera.
P. ?Qu¨¦ es el posconflicto?
R. Es la tranquilidad de los colombianos. Es el poder caminar por las veredas, por los r¨ªos, por los corregimientos, por las localidades como Chapinero, por los barrios en Cali, por las comunas de Medell¨ªn, tranquilos. Despu¨¦s de haber montado en mula 11 horas le pregunt¨¦ a los ind¨ªgenas kogui qu¨¦ quer¨ªan que le pidiera al Gobierno nacional: tranquilidad. La frase no es m¨ªa, es de ellos.
P. La sociedad colombiana no ha podido detener el asesinato de l¨ªderes sociales. Su departamento, el Cauca, es uno de los lugares m¨¢s cr¨ªticos. ?Por qu¨¦ el Estado es incapaz de llegar a estas regiones?
R. Los mismos problemas que tiene el Cauca los tiene Choc¨®, Nari?o, el Catatumbo, el sur de C¨®rdoba o el bajo cauca antioque?o. Si no nos movemos r¨¢pidamente en el sur del Meta, Guaviare y Caquet¨¢ vamos a tener los mismos problemas de atraso, de servidores p¨²blicos que no conversan con las comunidades, que no van. Hay violaci¨®n de derechos humanos cuando hay corrupci¨®n. Y hay corrupci¨®n en todos estos lugares, y por eso no llega la alimentaci¨®n escolar como tiene que llegar, no llegan las v¨ªas que est¨¢n financiadas. Necesitamos una sociedad muy fuerte. El primer respondiente de los l¨ªderes sociales es su vecino. En Colombia desafortunadamente nos falta solidaridad, empat¨ªa. Si tenemos solidaridad y empat¨ªa, vamos a tener tranquilidad. El Catatumbo, como el Cauca, Nari?o o Choc¨®, no solamente es narcotr¨¢fico, no solamente es coca. Hay c¨®mo producir palma, caf¨¦, arroz, frijol. El coraz¨®n del proceso de paz y la reincorporaci¨®n es la sustituci¨®n de cultivos. Es ah¨ª donde el pa¨ªs no se puede equivocar.
P. ?Qu¨¦ le aconsejar¨ªa a su sucesor o sucesora como defensor del pueblo?
R. Tener paciencia, prudencia, pertinencia y escuchar a la comunidad. Si uno escucha a la comunidad, sin af¨¢n, sabe qu¨¦ est¨¢ pasando en las regiones.
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