El camino hacia la nueva embajada colombiana en Ramala pasa por Jerusal¨¦n
Los Acuerdos de Oslo le cedieron a Israel el control migratorio sobre Cisjordania y la llegada de nuevas delegaciones diplom¨¢ticas depende de su aprobaci¨®n
Colombia cree que ha llegado el momento de abrir una embajada en territorio palestino en medio del peor momento en las relaciones con Israel. Una decisi¨®n que ha estado sobre la mesa en el Palacio de San Carlos, sede de la Canciller¨ªa, desde hace por lo menos un cuarto de siglo. El conflicto en Oriente Medio, sin embargo, es un asunto vidrioso y la tarea ha sido aplazada, o mirada de soslayo, por diferentes mandatarios. Con la llegada del presidente Gustavo Petro, un confeso admirador de la causa palestina, las cosas parecen haber cambiado y el proceso podr¨ªa encarrilarse.
El anuncio, sin embargo, est¨¢ revestido de un velo simb¨®lico y el proyecto de sumar una bandera colombiana a las 40 sedes diplom¨¢ticas ya existentes en Ramala, la capital administrativa de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), se antoja lejana. Lo dice Alexander Moreno, experto en relaciones internacionales y director del Centro Colombiano de Estudios ?rabes: ¡°Se debe tener en cuenta que Israel controla toda la pol¨ªtica migratoria de la zona, sea por tierra o por aire. Los Acuerdos de Oslo (1993) establecieron que les corresponde [a Israel] permitir, o no, el ingreso de las delegaciones diplom¨¢ticas que vayan para Cisjordania¡±.
Colombia es, desde 2018, uno de los 143 pa¨ªses de la ONU que reconocen el Estado palestino. Un proceso largo y tortuoso de relaciones exteriores donde cualquier movimiento diplom¨¢tico puede ser interpretado como una afrenta por cualquiera de las partes. De hecho, la gran mayor¨ªa de pa¨ªses hoy no tienen oficinas diplom¨¢ticas en Ramala y suelen gestionar sus asuntos consulares desde Jerusal¨¦n o El Cairo.
¡°En Ramala ya hay misiones diplom¨¢ticas de Brasil, M¨¦xico, Chile o Rep¨²blica Checa¡±, recuerda el experto en relaciones internacionales Mauricio Jaramillo Jassir. A rengl¨®n seguido reconoce que ser¨¢ un proceso dispendioso. ¡°Habida cuenta de que no hay relaciones diplom¨¢ticas con Israel desde principios de mayo, me parece que no va a ser f¨¢cil porque en los acuerdos de Oslo se pact¨® que Israel debe dar el aval para la llegada de embajadores en Cisjordania¡±. Y el Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu har¨¢ ¡°hasta lo imposible¡± por bloquear la llegada de nuevas misiones diplom¨¢ticas, remata.
Conviene recordar que la creaci¨®n del Estado de Israel, hace 76 a?os, supuso la partici¨®n del hasta entonces protectorado brit¨¢nico de Palestina. Desde entonces, el Ej¨¦rcito israel¨ª ha ocupado, por un motivo u otro, extensas porciones de territorios vecinos en una historia de violencia, fanatismo religioso y desconfianza geoestrat¨¦gica que ha privado de paz a la regi¨®n y de un territorio a millones de palestinos hacinados en Gaza y en Cisjordania, dos zonas separadas entre s¨ª. Para complicar m¨¢s las cosas, la milicia radical islamista de Ham¨¢s, que tiene entre sus objetivos fundacionales destruir Israel, gobierna Gaza desde 2021.
El pen¨²ltimo cap¨ªtulo en este conflicto ha eclipsado la posibilidad de avanzar hacia una negociaci¨®n. Ham¨¢s perpetr¨® el 7 de octubre del a?o pasado un ataque contra Israel que dej¨® 1.200 muertos y m¨¢s de 200 secuestrados. La respuesta militar israel¨ª se ha cobrado la vida de unos 36.000 palestinos. De poco ha servido la presi¨®n internacional para detener la operaci¨®n de las tropas israel¨ªes, que en los ¨²ltimos d¨ªas han atacado los ¨²ltimos reductos de territorio sin bombardear en Rafah, la ¨²nica salida a Egipto desde la empobrecida Franja de Gaza.
No es de extra?ar que Alexander Montero a?ada las limitaciones materiales y de infraestructura de un territorio asediado por la guerra y que depende por completo de los puertos y aeropuertos israel¨ªes a las dificultades para estrenar una representaci¨®n diplom¨¢tica en Ramala: ¡°A la ocupaci¨®n debemos sumar que, procedimentalmente, todo se canaliza a trav¨¦s de Israel. Los controles fronterizos y las autoridades migratorias. Todo¡±. Y detalla que tampoco ser¨¢ una movida con mayores efectos pr¨¢cticos, ya que el intercambio comercial entre los dos Estados es marginal: ¡°La capacidad exportadora de Colombia a Palestina es bastante reducida¡±.
La de Ramala ser¨¢ una de las diez nuevas embajadas que el Gobierno ha anunciado. De acuerdo con informaci¨®n del Ministerio de Relaciones Exteriores, el funcionamiento anual de la sede en Palestina tendr¨ªa un costo de 464.480 d¨®lares, sin contar los salarios de la plantilla (m¨¢s barata que la nueva sede en Arabia Saudita y m¨¢s costosa que la de Rumania). Por lo pronto no han sonado nombres para ocupar la legaci¨®n y a d¨ªa de hoy no se conoce el n¨²mero exacto de colombianos residentes en territorios palestinos: ¡°Es muy complejo tener el censo exacto. S¨ª sabemos que hay los suficientes para pedir asistencia consular. Hay un registro de reclamos de la comunidad colombiana porque el c¨®nsul en Tel-Aviv, por orden israel¨ª, solo tiene un d¨ªa al mes para ir a Ramala¡±, asegura Montero.
Esa visita mensual, en las condiciones actuales, no est¨¢ garantizado para los 200 o 300 ciudadanos que Montero calcula a vuelo de p¨¢jaro. El mensaje, para Jaramillo Jassir, es netamente simb¨®lico. ¡°Hay que ser muy pragm¨¢tico. Esto, al igual que el reconocimiento de Espa?a, Noruega e Irlanda, es una forma de recordar que hay dos Estados. Tambi¨¦n es una se?al de coherencia que empez¨® desde 1947, cuando Colombia se abstuvo en la votaci¨®n de la resoluci¨®n 181 de las Naciones Unidas [que defini¨® la partici¨®n en dos Estados] porque se pensaba que pod¨ªa afectar el derecho de los Estados ¨¢rabes¡±.
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