Pasar de desactivar a reactivar
En econom¨ªa y en f¨²tbol, calidad, gerencia, efectividad, eficacia y eficiencia son el nombre del juego. Un ministro, por bueno que sea, no es un empresario. Se necesita incentivar la inversi¨®n y el ahorro de privados
Somos dados entre los economistas a generalizaciones del tipo ¡°ahorro genera inversi¨®n y ambos son la clave del crecimiento¡±. La experiencia ense?a que no todo ahorro genera inversi¨®n. Por ejemplo, el ahorro debajo del colch¨®n sale de circulaci¨®n, no compra cosas y deja a muchos bienes en las estanter¨ªas y a muchos sin demanda.
Las empresas acumulan inventarios, que se cuentan como inversi¨®n. De manera que, por obligaci¨®n, el ahorro se iguala a la inversi¨®n, pero una parte de esa inversi¨®n no es buena ni deseada. Las empresas disminuir¨¢n la producci¨®n hasta salir de los inventarios no deseados. El periodo de esa correcci¨®n es lo que se conoce como ¡°recesi¨®n¡±.
Parece mera y aburrida contabilidad, pero las recesiones tienen consecuencias may¨²sculas en la vida social, desactivan el ¨¢nimo de los empresarios, van acompa?adas de despidos y desempleo, carcomen los ingresos y los activos familiares, disuelven proyectos personales y lazos afectivos.
En contraste, si hay inversi¨®n ¡°productiva¡±, pareciera que todo se soluciona. El ahorro compra maquinaria y equipo, las empresas producen m¨¢s y emplean m¨¢s gente, que demanda m¨¢s bienes y servicios y activan un c¨ªrculo virtuoso.
No tan r¨¢pido. Las inversiones tienen que hacer realidad su promesa de valor y lograr rentabilidad. No necesariamente una nueva m¨¢quina y contrataciones adicionales de personal se traducen en rendimientos positivos y crecimiento. Varios eslabones adicionales deben cumplirse. Se debe poder vender consistentemente a trav¨¦s de un periodo largo la nueva mercanc¨ªa a los precios esperados, para recuperar el valor invertido y obtener una ganancia. Muchos lo logran. Muchos no.
La vida del empresario est¨¢ llena de sinsabores y reveses. La gesti¨®n es muy exigente y requiere atender muchos frentes en los cuales se puede malograr el nuevo negocio y la nueva inversi¨®n. Adem¨¢s, la competencia es feroz, y pueden aparecer productos a menor precio o de mejor calidad. Con lo cual se invalidan las expectativas y se malogra la inversi¨®n. Es posible que esa competencia venga de afuera.
En suma, no toda inversi¨®n genera crecimiento. Algunos est¨¢n persuadidos de que cuando el sector privado no lo logra, el Gobierno puede gastar e invertir y evitar la recesi¨®n. No obstante, las inversiones del Gobierno son bastante torpes, est¨¢n sujetas a engorrosos procesos presupuestales, pugnas pol¨ªticas por el presupuesto, ineficacia en la ejecuci¨®n, deficiente conocimiento de mercados y productos y, como si fuera poco, corrupci¨®n, o m¨¢s corrupci¨®n y robos que los que se dan en el sector privado.
Pretender reemplazar la inversi¨®n privada con la p¨²blica equivale a creer que se puede alinear en la Selecci¨®n Colombia a las inferiores de equipos locales y da igual, pues todos son futbolistas. No sucede as¨ª. En econom¨ªa y en f¨²tbol, calidad, gerencia, efectividad, eficacia y eficiencia son el nombre del juego. Un ministro, por bueno que sea, no es un empresario.
Tampoco es su rol, no saben de eso. En buena medida porque ¡°no se juegan el pellejo¡± - ¡°skin in the game¡±, nombre de un excelente libro de Nassim Nicholas Taleb-. Sin tener la carne en el asador, el empleado p¨²blico no est¨¢ suficientemente atento al sinn¨²mero de variables que separan el ¨¦xito del fracaso. Es distinto ejecutar un presupuesto anual, que otro extrajo de los contribuyentes, que tener que producir cada peso vendiendo, comprando y gerenciado con inteligencia y sagacidad.
Cabe un comentario sobre las grandes ¡°misiones¡± de trabajo conjunto privado y p¨²blico que la profesora Mariana Mazzucato propuso al inicio del Gobierno Petro. Los grandes ejemplos de un exitoso trabajo conjunto estado-empresas-universidad vienen de los Estados Unidos, y fueron motivadas por un riesgo de supervivencia: 1) el aparato log¨ªstico-productivo que gan¨® la Segunda Guerra Mundial en Europa; 2) el Proyecto Manhattan de la bomba at¨®mica, que derrot¨® a Jap¨®n y abri¨® la Guerra Fr¨ªa; 3) la idea de Kennedy de poner en diez a?os un hombre en la Luna; 4) el surgimiento de internet y las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. Ese tipo de mega proyectos no se replica f¨¢cilmente. Menos a¨²n con un Gobierno como el de Petro, con poca capacidad de coordinaci¨®n interna, y ni qu¨¦ decir con las empresas y las universidades.
Hechas estas aclaraciones, si bien el ahorro es condici¨®n necesaria (no suficiente) para que haya inversi¨®n, y la inversi¨®n es condici¨®n necesaria (no suficiente) para el crecimiento, es innegable que sin ahorro y sin inversi¨®n no habr¨¢ crecimiento.
?Qu¨¦ pas¨® con el ahorro y la inversi¨®n en Colombia? Ambos se marchitaron en pocos trimestres. El gr¨¢fico muestra que la inversi¨®n es casi la mitad de lo que era en 2022 y el ahorro es 80% menos de lo que era antes de la pandemia. Esta es la pregunta econ¨®mica m¨¢s dif¨ªcil de la actualidad.
Aun si supi¨¦ramos la verdadera causa y c¨®mo enmendarla, tomar¨¢ unos a?os en curar y retornar al paciente al estado de salud de 2022. Lo cierto es que el paciente econom¨ªa colombiana padece hoy de una seria enfermedad: deficiencia de ahorro, deficiencia de inversi¨®n y deficiencia de crecimiento. ?Por qu¨¦ ni las familias ni las empresas est¨¢n ahorrando?
?La inflaci¨®n consume m¨¢s ingreso para los mismos bienes? ?Las altas tasas de inter¨¦s desalientan los proyectos? ?El par de tributarias de 2021 y 2022 se llevaron el ahorro a las arcas del estado y dejaron con menos caja disponible a las familias y las empresas? ?Con esa plata el Gobierno ni fu ni fa, ni raja ni presta el hacha? ?Unas y otras ven el futuro incierto y deciden no apostarle? ?Muchos han emigrado y sacan de circulaci¨®n mucho dinero? ?Las remesas del exterior son s¨®lo para el consumo de las familias? ?Todas las anteriores y alguna m¨¢s?
Se puede enumerar m¨¢s causas para el des¨¢nimo de ahorrar e invertir: la par¨¢lisis en vivienda, la zozobra en infraestructura, la duda sobre el futuro de las pensiones, el posible caos de la salud en manos estatales, la incertidumbre en la miner¨ªa del petr¨®leo, el gas, el carb¨®n y dem¨¢s, los elevados precios de la energ¨ªa el¨¦ctrica, los problemas de caja y ejecuci¨®n del Estado, la corrupci¨®n rampante ante la vista gorda del Gobierno, la carta blanca para que organizaciones ind¨ªgenas y campesinos asolen la propiedad rural, entre otras muchas cosas que circulan a diario.
El desaliento para ahorrar e invertir no es una dolencia pasajera. No pasar¨¢ con un par de anuncios o un ¡°paquete¡± del Ministerio de Hacienda. Ojal¨¢ fuera as¨ª de f¨¢cil. Es una enfermedad que reviste gravedad y tiene profundas consecuencias. Hay que darle respuesta r¨¢pida.
Reactivar implica dejar de hacer lo que es perjudicial: el Banco de la Rep¨²blica debe bajar tasas tan r¨¢pido como pueda; el Presidente dejar el antojo de una nueva Constituci¨®n, incluido el articulito que tanto quiere; el ministro de Hacienda dejar la incertidumbre sobre la regla fiscal; el ministro de Salud, parar el desmonte de la salud que funciona y enfocarse en arreglar lo que no funciona; la ministra de Vivienda, volver a lo que funcionaba; y as¨ª sucesivamente.
Eso parar¨ªa el da?o. Adem¨¢s, hay que poner en pr¨¢ctica una visi¨®n esperanzadora de los pr¨®ximos dos a?os e inclusive los siguientes diez, para que la gente quiera volver a ahorrar e invertir. La visi¨®n de un pa¨ªs en el que se recupera la seguridad en los 450 municipios tomados por las fuerzas del mal. Un pa¨ªs que se sube de lleno en atraer empresas que quieren localizarse cerca de EE. UU. Dejar atr¨¢s un Gobierno bogotano torpe y desinteresado, y ponerlo a crear condiciones para la inversi¨®n por todas partes.
Se necesita sentido de urgencia, en lugar de la abulia actual y el botadero de babas sobre el espejismo enga?a bobos de una constituyente.
Los economistas somos el taller de mec¨¢nica de la econom¨ªa. Hay mec¨¢nicos para carros averiados; que es lo que necesitan de inmediato la econom¨ªa y las pol¨ªticas de Gustavo Petro. Hay otros mec¨¢nicos para la puesta a punto, para competir en las carreras; ser¨ªan para dentro de dos o tres a?os, una vez el carro est¨¦ funcionando. Claro est¨¢, tambi¨¦n hay mec¨¢nicos que no saben de eso, y se tiran los carros.
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