El museo m¨®vil que promueve la paz de Colombia en zonas marcadas por la guerra
La Defensor¨ªa del Pueblo he llevado su exhibici¨®n itinerante de derechos humanos a Antioquia, Choc¨® y Meta, departamentos asolados por el conflicto armado. M¨¢s de 6.000 personas la han visitado
Andr¨¦s Felipe Ardila ten¨ªa cuatro a?os cuando la guerra en Colombia lo convirti¨® en desplazado. Ahora, a los 27, lucha para que su historia familiar deje de repetirse. Con sopas de letras en pantallas t¨¢ctiles y mapas interactivos, da lecciones sobre los derechos humanos y c¨®mo defenderlos. ¡°La educaci¨®n es el principio del cambio¡±, sostiene el aspirante a abogado mientras camina con una docena de ni?os por un sal¨®n de la biblioteca Germ¨¢n Arciniegas, en la ciudad de Villavicencio.
El recinto alberga, temporalmente, el primer museo itinerante de derechos humanos en Colombia. Un espacio de la Defensor¨ªa del Pueblo que ha pasado por los departamentos de Antioquia y Choc¨®, y que, seg¨²n el defensor delegado para los grupos ¨¦tnicos, Julio Balanta, pretende que muchas personas se conviertan en ¡°embajadores y promotores de los derechos humanos¡±.
La tarea empieza con los mediadores del museo, como Ardila. Son j¨®venes entre los 18 y 30 a?os, vinculados a trabajos sociales, a quienes la Defensor¨ªa capacita para guiar los recorridos de la exposici¨®n. La financiaci¨®n corre por cuenta del Banco Interamericano de Desarrollo, que busca ayudar a la Defensor¨ªa a atender a las comunidades m¨¢s necesitadas. El museo, que inaugur¨® el entonces defensor Carlos Camargo en Bogot¨¢, en septiembre de 2023, desde abril de 2024 comenz¨® a desplazarse en cami¨®n hacia otras regiones del pa¨ªs.
En el mes que ha pasado la exposici¨®n en Antioquia, el Pac¨ªfico y los Llanos orientales, m¨¢s de 6.000 j¨®venes han sido formados para servir de apoyo en sus comunidades. La metodolog¨ªa es lo m¨¢s novedoso, pues se centra en ser l¨²dica. ¡°De donde yo vengo, mucha gente no sabe que tiene derechos¡±, lamenta Ingrid Roca, mediadora del museo en Villavicencio y originaria de Mapirip¨¢n, un pueblo del Meta que en 1997 vivi¨® una de las m¨¢s sangrientas masacres de los paramilitares, que dej¨® alrededor de 49 muertos y el desplazamiento de m¨¢s de 500 familias.
Ante la crueldad de ese pasado, el ¨²nico presente posible es el cambio. Al igual que Ardila, Roca cree que la educaci¨®n es un buen pilar para trasformar la violencia y cambiar las creencias en su regi¨®n y en toda Colombia. ¡°La informaci¨®n que compartimos aqu¨ª le da herramientas a la gente para defenderse y ayudar a otros¡±, se?ala la mujer de 29 a?os, tras realizar un juego con estudiantes de sexto grado, en el que les ha explicado para qu¨¦ sirven una acci¨®n de tutela, una acci¨®n popular o un habeas corpus.
Lo hizo mediante una actividad con un tablero interactivo que empareja por colores los conceptos con sus definiciones. Es un recurso tecnol¨®gico posible gracias a la curadur¨ªa realizada por Maloka, el primer museo interactivo de Colombia, ubicado en Bogot¨¢. La intenci¨®n es llevar una experiencia sorprendente para territorios en los que rara vez se puede disfrutar de cualquier tipo de museo.
¡°Nos sentimos privilegiados porque en nuestro diario vivir no ten¨ªamos espacios as¨ª¡±, comenta Lanny Rojas sobre su experiencia como mediadora en Quibd¨®, donde el museo estuvo durante el mes de mayo. Personas como ella, Roca y Ardila, explican a los visitantes las luchas de personajes internacionales, como Malala, Martin Luther King o Nelson Mandela, para defender a sus pueblos.
Estos j¨®venes, por medio de juegos, ense?an a estudiantes de escuelas las bases de los derechos fundamentales y la historia del Estado Social de Derecho en Colombia. Son mediadores que comparten los mecanismos de protecci¨®n que se pueden usar: ense?an a una madre sobre el derecho al descanso, a un anciano el proceso de un derecho de petici¨®n, a un ni?o la sentencia que convirti¨® al R¨ªo Atrato en un sujeto de derechos, o a cualquier ciudadano las situaciones en las que pueden ampararse de la Defensor¨ªa del Pueblo para exigir justicia. Sobre todo en esos territorios en los que m¨¢s se vulneran los derechos.
No es coincidencia que el museo empezara su andadura en abril en Caucasia, Antioquia, en una zona asolada por el crimen organizado y la miner¨ªa ilegal. Tampoco es extra?o que en mayo se trasladara a Quibd¨®, capital del departamento del Choc¨®, en el que, seg¨²n la Defensor¨ªa, m¨¢s de 14.000 personas de 71 comunidades han sido confinadas en sus territorios por grupos armados en lo que va de 2024. Y menos que este mes se exhiba en el Meta, una regi¨®n marcada por la barbarie de grupos como las extintas Autodefensas Unidas de Colombia. Seg¨²n el defensor Balanta, ni siquiera la capital del departamento se libra del recrudecimiento de la violencia en el pa¨ªs. ¡°En Villavicencio hay una expansi¨®n desmesurada de las disidencias de las FARC¡±, sentencia.
El funcionario espera que en lo que resta de 2024 el museo pueda trasladarse a zonas cr¨ªticas del conflicto como Cauca, Arauca y Nari?o. Adem¨¢s, los habitantes de Bogot¨¢ pueden disfrutar, de forma permanente, de gran parte de la exhibici¨®n en la sede de la Defensor¨ªa del Pueblo de la capital. Incluso si la exhibici¨®n no pudiese llegar a lugares como Cauca, el mensaje de protecci¨®n de Derechos Humanos podr¨ªa resultar pertinente en cualquiera de los 430 municipios que actualmente la Defensor¨ªa tiene fichados bajo amenazas de conflicto en el pa¨ªs. Una realidad que, seg¨²n el Defensor del Pueblo, necesita ser atendida con m¨¢s que pedagog¨ªa.
¡°El panorama de orden p¨²blico en el pa¨ªs es cr¨ªtico. Estamos reclamando mucha m¨¢s presencia del Estado en el territorio para que se pueda vivir en paz¡±, advierte Balanta, con un tono de urgencia. Al igual que ¨¦l, Juan Kamilo Mart¨ªnez, de 12 a?os, tiene una sugerencia que hacerle a Colombia despu¨¦s de una breve lecci¨®n de Derechos Humanos: ¡°Todos tenemos que respetar y respetarnos para dejar de cometer los mismos errores¡±, se?ala el preadolescente desde una biblioteca en el centro del pa¨ªs.
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